Iraq/CELSI
Paremos la guerra contra Iraq


* Lamis Andonis es periodista colaborador de Al-Ahram Weekly y de la revista Middle East International.

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Paremos la guerra contra Iraq


Al servicio del Imperio

Lamis Andonis*

Al-Ahram Weekly, núm. 616, 12/18 diciembre de 2002
Traducción: Loles Oliván, CSCAweb (www.nodo50.org/csca)

"Lewis proporciona una cobertura 'académica' a un lobby que ha estado defendiendo abiertamente la remodelación del mapa regional [de Oriente Medio] para eliminar 'la amenaza árabe a Israel'. Considera que Israel y Turquía son los únicos verdaderos Estados-naciones de la región y ha estado pronosticando el fallecimiento y la desintegración de algunos Estados árabes desde la Guerra del Golfo".

"Bernard Lewis ha situado brillantemente las relaciones y las cuestiones de Oriente Medio en su más amplio contexto, con un pensamiento verdaderamente objetivo, original y siempre independiente. Bernard nos ha enseñado a comprender la compleja e importante historia de Oriente Medio y a utilizarla para guiarnos en nuestros pasos futuros para construir un mundo mejor para las generaciones venideras".
(Paul Wolfowitz, en su intervención vía video en la ceremonia especial de homenaje al conocido orientalista celebrada en Tel Aviv en marzo pasado)

El vicesecretario de Defensa Paul Wolfowitz y el resto de los halcones de la guerra de EEUU están sin duda en deuda con el historiador de Princeton: a la edad de 86 años, Bernard Lewis no solo ha proporcionado una justificación histórica para la "guerra contra el terrorismo" de Washington sino que ha emergido como el principal ideólogo para la recolonización del mundo árabe a través de la guerra contra Iraq.

La obra de Lewis, especialmente su libro What Went Wrong: Western Impact and Middle Eastern Response, ha sido la principal fuente de lo que es prácticamente un manifiesto para quienes abogan por la intervención militar de EEUU para "establecer la democracia en Oriente Medio". Al declarar que los pueblos de Oriente Medio (es decir, los árabes y los persas) han fracasado en alcanzar la modernidad y han caído en "una espiral de odio y rabia", Lewis exculpa de un plumazo a las políticas imperiales estadounidenses y proporciona un imperativo moral a las doctrinas de los "ataques preventivos" y del "cambio de régimen" del presidente Bush.

Pero el papel de este hombre, que hace doce años acuñó el término "Choque de Civilizaciones" adoptado posteriormente por Samuel Huntington, ha ido más allá del de ser "un apologista del colonialismo", como Edward Said -su más reconocido crítico- le describe. De hecho, Lewis, de acuerdo con informes publicados y con sus propias declaraciones, ha tenido mucho que ver con el fomento, el diseño y la promoción de las políticas más duras de la Administración Bush en su apoyo a Israel contra los palestinos y del uso agresivo de la fuerza militar de EEUU en esa región.

Su influencia no es solo resultado de su altura académica y de su prolífica obra sobre el Islam, sino fundamentalmente de su condición de miembro en una alianza de neo-conservadores y sionistas de línea dura que han alcanzado puestos claves en la Administración Bush. Dirigidos por el secretario de Defensa Donald Rumself y Wolfowitz, la poderosa alianza ha estado intentando poner en práctica una visión que han estado defendiendo desde los años 90 para garantizar la supremacía sin rival de EEUU mediante la eliminación de todas las amenazas potenciales.

Justificar la guerra contra Iraq

El 19 de febrero de 2001, algunos representantes de esta alianza, incluidos Lewis, Rumsfeld, Wolfowitz y otros, firmaron una carta en la que urgían al presidente Bill Clinton a lanzar una ofensiva militar que hubiera incluido bombardeos generalizados, para destruir al régimen de Iraq. Desde que llegaron al poder, Rumself y Wolfowitz han reclamado a influyentes amigos como Lewis y a una multitud de eruditos de la línea dura, que presionen a favor de una guerra de EEUU contra Iraq.

En calidad de tal, Lewis ha asumido un papel de aparato mayor que el de algunos representantes de la Administración que no fueron incluidos en la toma de decisiones sobre Iraq. Según un informe del USA Today, Lewis participó en una reunión especial de la Junta de Asesores de Defensa, presidida por el líder de los belicistas, Richard Perle, el 19 de septiembre de 2001. En la reunión, que había sido programada antes de que se produjeran los ataques del 11 de septiembre, también participó el amigo de Lewis, Ahmed Chalabi, dirigente del Congreso Nacional Iraquí (CNI) [1]. Según varias informaciones, las reuniones de Lewis, tanto con el presidente Bush, como, especialmente, en una cena con el vicepresidente Dick Cheney, durante los días de reclusión inmediatamente después de los sucesos del 11 de septiembre, fueron cruciales para promover la agenda de Wolfowitz para reenfocar las atenciones de la Administración hacia una guerra contra Iraq.

Es esas reuniones, y en muchas otras que vendrían después, Lewis mantuvo que el 11 de septiembre demostraba el peligro al que Occidente hacia frente, especialmente si Iraq, Siria o Irán proveían de armas de destrucción masiva a "los terroristas musulmanes". Su mensaje a la Administración fue que EEUU no podía permitirse mostrar debilidad ante los árabes y musulmanes. Un representante oficial estadounidense declaró a la revista The New Yorker el pasado mes de abril que Lewis les aconsejó que no tuvieran en consideración las alarmas incendiarias de la denominada calle árabe porque "en esa parte del mundo, nada preocupa más que la voluntad de resolución y la fuerza".

Lewis cita con frecuencia la retirada de Israel del sur de Líbano (que el critica por "muy precipitada") como un ejemplo de los signos de debilidad, que inspiró a los palestinos a emular la "percibida victoria" de Hizbullah para lanzar la Intifada.

Pero por lo que Lewis es inestimable para el lobby de la guerra es por su extensa definición de la relación entre el Islam y Occidente. Las quejas de los árabes y musulmanes contra Occidente, desde el punto de vista de Lewis, son infundadas y no constituyen sino intentos desesperados de sociedades fracasadas de culpar a poderes externos, especialmente a EEUU e Israel, por su auto inflingida miseria. Lewis proporciona una cobertura académica a un lobby que ha estado defendiendo abiertamente la remodelación del mapa regional para eliminar "la amenaza árabe a Israel"[2]. Incluso, Lewis considera que Israel y Turquía son los únicos verdaderos Estados-naciones de la región y ha estado pronosticando el fallecimiento y la desintegración de algunos Estados árabes desde la Guerra del Golfo [de 1991]. "La mayoría de los Estados de Oriente Medio [...] son de reciente y artificial construcción y son vulnerables a estos procesos. Si se debilita suficientemente al poder central, no hay sociedad civil real para mantener al Estado, (ni) un sentido real de la identidad nacional común o una lealtad decisiva al Estado-nación. El Estado, entonces, se desintegra -como ocurrió en Líbano- en un caos de disputas, feudos, luchas sectarias, tribus, regiones y partidos", escribía Lewis en Foreign Affairs en 1992.

El Islam fanático y la 'visión democratizadora'

Lewis ha citado reiteradamente el ascenso del islamismo, tras el declive del panarabismo y del socialismo, como una evidencia de que todas las respuestas árabes y musulmanas a la hegemonía de Occidente -desde la resistencia palestina al discurso antiimperialista intelectual- son el resultado del irracional fanatismo religioso.

Lewis parece saborear el ascenso de Osama Bin Laden -a quien retrató en un artículo en 1998 como la voz elocuente y poética de la ira musulmana- tomando el ascendente del islamismo como una justificación de su propia falta de atención hacia las fuerzas laicas y democráticas de la región que se oponen a la dominación occidental. En la visión del mundo de Lewis, que ha sido adoptada por incontables lumbreras de los medios de comunicación, solo los tiranos, los opresores y los fanáticos se resisten a los planes de EEUU para un cambio radical en la región, mientras que los "verdaderos demócratas", como ciertas figuras de la oposición iraquí, están esperando la liberación militar de las manos de Washington.

En la inauguración de una conferencia titulada "El día después: planes para una era post Sadam", organizada por el derechista American Enterprise Institute (AEI), Lewis expuso sus opiniones en relación al contexto actual.

Según Lewis ve las cosas, la campaña militar es en realidad una "visión democratizadora" que provoca dos tipos de respuesta. "La primera podría sintetizarse así: los árabes son incapaces de [tener] gobiernos democráticos. Los árabes son diferentes de nosotros, y nosotros debemos ser más -podríamos decir- razonables tanto en lo que esperamos de ellos y en lo que ellos podrían esperar de nosotros. Hagamos lo que hagamos, esos países estarán gobernados por tiranos corruptos. El objetivo de la política exterior, por ello, debe ser asegurar que sean tiranos amigos en lugar de hostiles", mantuvo Lewis en la sesión inaugural de la conferencia del 3 de octubre.

El otro punto de vista es algo diferente. Arranca más o menos de la misma posición, que los países árabes no son democracias y que el establecimiento de las democracias dentro de las sociedades árabes será difícil. Sin embrago, los árabes son educables y el gobierno democrático tiene que ser posible para ellos, siempre que les vigilemos y les pongamos en nuestro camino, o debería decir, en su camino".

"Esta punto de vista es conocido como imperialismo. Fue el método adoptado por los imperios británico y francés en sus territorios mandatados y en algunas otras colonias donde crearon gobiernos a su semejanza. En Iraq, en Siria y en todas partes, los británicos crearon monarquías constitucionales y los franceses crearon repúblicas inestables [3]. Ninguna de ellas funcionaron muy bien. Pero la esperanza permanece", dice Lewis, mientras argumenta a favor de las virtudes de la intervención militar de EEUU como una oportunidad para que Occidente modernice el mundo árabe.

Lewis, quien trabajó para [los servicios de] inteligencia británica durante la Segunda Guerra Mundial, no solo siente una considerable nostalgia por el pasado sino que se pone a si mismo al servicio del nuevo Imperio de EEUU, esperando que alce donde los británicos y los franceses lo dejaron.


Notas:

1. Véase en CSCAweb: La oposición iraquí en el exilio
2. Véase en CSCAweb:
¿Qué es lo que realmente está en juego?: los planes de EEUU para un nuevo mapa de Oriente Medio
3. Véase en CSCAweb:
Nasser Aruri: "Redibujando Oriente Medio: ¿De quién es la guerra esta vez?" y Hassan Nafaa: Más de lo que los ojos ven


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