Redibujando Oriente Medio
¿De quién
es la guerra esta vez?
Nasser Aruri*
7 de noviembre de 2002. Jerusalem
Media & Communication Centre
Traducción: Loles Oliván, CSCAweb (www.nodo50.org/csca)
"Bajo supuestas condiciones
de paz, las tierras árabes han sido conquistadas militarmente
y por medios diplomáticos. Las campañas militares
han sido disfrazadas de misiones humanitarias planificadas para
llevar la democracia y los derechos humanos a sociedades supuestamente
ignorantes y retrasadas. De hecho, durante los últimos
dos siglos, los imperios occidentales han trazado y re-trazado
el mapa de Oriente Medio repetidamente. Ellos nombraron, promovieron,
degradaron y destronaron a dirigentes locales para acomodar sus
intereses estratégicos. Una cosa permaneció inmutable
y fue omnipresente en sus sucesivos intentos de redibujar las
fronteras y consolidar sus hegemonías: el recurso a los
"demonios locales" para justificar los frecuentes reajustes
y retrazados del mapa".
Mientras la Administración Bush toca trompetas de guerra
contra Iraq, una clara similitud puede apreciarse entre el Oriente
Medio actual y el de hace 80 años. La cuestión
fundamental es si EEUU va a tener mejores resultados al rehacer
el escenario estratégico en esta turbulenta región
del que tuvieron los británicos. Existe un legado de dominación
imperial, fraudes, promesas incumplidas y dobles discursos que
se han combinado para socavar la noción de que cualquier
progreso o transformación saludable pueda emanar alguna
vez del trato con Occidente, sea en el nivel militar, diplomático
o económico.
Bajo supuestas condiciones de paz, las tierras árabes
han sido conquistadas militarmente y por medios diplomáticos.
Las campañas militares han sido disfrazadas de misiones
humanitarias planificadas para llevar la democracia y los derechos
humanos a sociedades supuestamente ignorantes y retrasadas. De
hecho, durante los últimos dos siglos, los imperios occidentales
han trazado y re-trazado el mapa de Oriente Medio repetidamente.
Ellos nombraron, promovieron, degradaron y destronaron a dirigentes
locales para acomodar sus intereses estratégicos. Una
cosa permaneció inmutable y fue omnipresente en sus sucesivos
intentos de reajustar las fronteras y consolidar sus hegemonías:
el recurso a los "demonios locales" para justificar
los frecuentes reajustes y re-trazados del mapa.
Hace 170 años, Mohamed Ali de Egipto [1] fue
declarado una amenaza para el libre comercio y fue derrocado
a favor de sucesores más débiles. Cuatro décadas
más tarde, Ahmad Urabi [2] fue depuesto y Egipto
se convirtió en un país ocupado (1882). Una larga
línea de sucesores que siguieron un criterio de independencia,
dio al imperio el pretexto necesario para intervenir. Todo el
periodo que va desde Sa'ad Zaghlul [3] durante la Primera
Guerra Mundial a Sadam Husein, pasando por Rashid Ali Kilani
[4], Naser, Ben Bella, y Gadafi, un sentimiento de amenaza
mantuvo a Occidente ocupado en ajustar el imperio para asegurar
la perpetua dependencia de los autóctonos. Sin consideración
por su nivel de racionalidad, se declaró que los "demonios
árabes" eran una amenaza para sus propios pueblos,
para sus vecinos o para la región; para la estabilidad
del nivel de vida de EEUU o incluso para la seguridad nacional
de EEUU y hasta para el corazón de las ciudades estadounidenses.
Naser fue declarado "hombre loco empeñado en lanzar
a los judíos al mar". Reagan describió a Gadafi
como "perro loco", "terrorista" y "sonado".
George W. Bush ha descrito a Sadam Husein como "guerrero
santo nuclear".
La propaganda actual contra Iraq se entiende en el contexto
del historial de este legado imperial. Ha llegado el momento
de volver a trazar el imperio, de reubicar el poder incluyendo
"acabar con estados" en palabras de Paul Wolfowitz-
y no solo provocar un "cambio de régimen". Si
los pueblos del mundo árabe son incapaces de lograr que
sus elites circulen, nosotros lo haremos por ellos. Qué
importan los tiranos que creamos, patrocinamos o mantuvimos en
el poder para cuidar los intereses occidentales desde Nuri
al Said en el Iraq monárquico a la dinastía Saud
[en Arabia Saudí], los Hachemies [en Jordania], el Sha
de Irán, Sadat y Mubarak [en Egipto]. Los tratamos tal
y como tratamos a Marcos, Mobutu, Suharto, Pinochet y a los generales
del Vietnam. Y estamos listos para deponerlos igual que depusimos
a Noriega, Diem y amenazamos ahora con deponer a Sadam.
Podría haber llegado el momento de provocar un cambio
de régimen en nuestros países predilectos como
Arabia Saudí y puede que en Egipto, pues sus dirigentes
ya no nos resultan ventajosos y se han convertido en un lastre.
Probablemente estos dos países van a ser desestabilizados
en el caso de una guerra contra Iraq.
Ocho décadas de reajuste del
Imperio
Lanzar una guerra contra Iraq no tiene nada que ver con armas
de destrucción masiva sino con re-dibujar mapas y reubicar
recursos. Ello no es atípico en los reajustes del Imperio
que han tenido lugar durante las ocho últimas décadas.
Revisemos someramente ocho episodios principales en esos años:
1. Tras la Primera Guerra Mundial, los antiguos imperios de
Gran Bretaña y Francia se repartieron la región
en esferas de influencia contradiciendo descaradamente las solemnes
promesas de otorgar a los autóctonos la independencia.
En lugar de [devolverles] soberanía, el pueblo árabe
fue sometido a un estatuto de protectorado o de mandatos de la
Liga de las Naciones. Más aún, el trazado del mapa
de posguerra concedió legitimidad a un movimiento colonial
privando a los autóctonos palestinos del derecho a su
tierra y a su hogar ancestral.
2. Los acuerdos de la Segunda Guerra Mundial trajeron más
sufrimiento a la región por cuanto el destino de sus pueblos
quedó ligado a la competición entre las dos nuevas
superpotencias. Mientras tanto, el nuevo mapa vio desaparecer
a Palestina creándose Israel en su lugar, con la inmediata
bendición de las superpotencias.
3. Menos de una década después, los antiguos
imperios retaron la nueva realidad geo-política e intentaron
reactivar sus hegemonías. Gran Bretaña y Francia,
junto a Israel, invadieron Egipto en 1956 tratando de derrotar
al naserismo que prometía la unidad e independencia burlada
a los árabes tras la Primera Guerra Mundial. La nueva
superpotencia les ordenó salir de Egipto no por amor al
naserismo o por respecto a las aspiraciones árabes de
independencia, sino como demostración del papel imperial
de EEUU.
4. Lo que Israel -con la confabulación de Gran Bretaña
y Francia- fracasó en hacer en 1956, lo conseguiría
once años después, cuando cambió los mapas
de Egipto, Siria, Jordania y Palestina en solo seis días.
Lo que había quedado de Palestina fuera del control de
Israel en 1948 fue conquistado en 1967 haciendo de la zona que
va del Río Jordán al Mediterráneo un Estado
colonial exclusivamente judío. Entre tanto, los viejos
logros de quince años de naserismo fueron anulados de
acuerdo con los deseos de EEUU. Los tres componentes que incluían
unidad árabe, socialismo y no alineamiento, vistos como
una amenaza por Washington, fueron ampliamente suprimidos de
la agenda por la guerra "por poderes" de Israel que
anticipó la doctrina Nixon: "nosotros (EEUU) suministramos
mangueras y agua, ellos -nuestros apoderados vietnamitas, iraníes
e israelíes- ponen los bomberos".
El problema de esta estrategia fue la incapacidad del apoderado
iraní de ejecutar sus obligaciones, ni siquiera de sobrevivir.
Con el fallecimiento del Sha, EEUU concluyó que la construcción
de su imperio en Oriente Medio requiere intervención directa
para aumentar el rol del apoderado.
5. La invasión israelí de Líbano en 1982
fue una típica acción del apoderado coordinada
con EEUU, como Carter ha revelado. Los objetivos conjuntos eran:
a) re-dibujar el mapa político de Líbano; b) prevenir
la creación de un Estado palestino en formación;
c) reducir a Siria a proporciones manejables. Dos de esos objetivos
se frustraron por la determinación de la resistencia libanesa,
en tanto que el tercero, relacionado con los palestinos, resultó
en el traslado de su centro de gravedad al interior [de los TTOO]
con la Intifada de 1987.
Mientras tanto, Sadam Husein aspiraba a convertirse en un
sustituto de EEUU cuando invadió el justo castigo de EEUU
Irán- y fue reconoció con un generoso crédito
agrícola y una entrega de material biológico por
no otro que Rumsfeld. Irónicamente, hemos tenido que contar
con nuevos amigos como Robert Novak y el senador Byrd para tener
esta privilegiada información.
Para su sorpresa, el crédulo tirano iraquí no respondió
a las exigencias estadounidenses para actuar como su representante.
Su malogrado ataque sobre Kuwait produjo un doloroso recordatorio:
que de ningún modo puede la única superpotencia
puede aceptar que un ambicioso dirigente del tercer mundo marque
el paso en la estratégica región del Golfo
6. De ahí la estrategia de EEUU para dar tal golpe
demoledor a Iraq y a su potencial sin consideración a
su liderazgo con el fin no solo de reafirmar su papel imperial
en la región en relación con los árabes
y musulmanes, sino de transmitir a Israel que la seria cuestión
de la seguridad colectiva en la región pertenece a la
superpotencia. Las conversaciones políticas y el futuro
re-trazado del mapa solo podían tener lugar en una conferencia
internacional donde incluso Israel tendría que someterse
a los términos de la ocupación de 1967 y a pesar
de su alianza estratégica [con EEUU].
7. La estrategia de Bush I se descartó cuando su sucesor
Clinton adoptó la doble política de perseguir la
comedia de Oslo en Palestina y de la contención en Iraq
que, conjuntamente, se convirtió en nada más que
un interludio a la espera del segundo Bush.
8. Con Bush II en el poder, se abandonó la estrategia
de su padre para Iraq y Palestina. Se permitió que el
proceso de Oslo muriese mientras la contención y la coalición
se convirtieron en passé. En su lugar, Sharon,
el criminal de guerra y a la vez "hombre de paz" se
embarca en el tren de Bush del anti-terrorismo, en tanto que
sus expertos aliados de Washington y del stablishment
de la Defensa Civil comienzan a planear la próxima guerra
y el próximo trazado de fronteras. La única voz
de la Administración Bush I para la coalición,
Colin Powell, ha sido silenciada. Harry Belafonte le describió
como el esclavo cuyo privilegio de habitar en la casa del señor
depende de su buen comportamiento; de lo contrario, será
devuelto a la plantación.
La visión del mundo de Bush
y los objetivos reales de su guerra
El concepto de coalición de Bush I y la apariencia
del multilateralismo se han convertido en una reliquia del pasado
en la Casa Blanca de Bush II, cuyos mentores neo-conservadores
y sionistas sienten el mayor desprecio por tales restricciones.
Cuando la amenaza fue finalmente real el 11 de septiembre, el
"qué hacer" se hizo más fácil
de justificar y de ejecutar. El temor y el peligro asociado
a el qué hacer parece haber elevado el ataque preventivo
a un principio moral. En la actualidad, la contención
pertenece a una era pasada. Está passé para
los Wolfowitzs y los Perles del mundo. Su mundo y el de su "jefe"
es un mundo hobbesiano en el que el paisaje es áspero
y el diablo lo circunda, lo que reclama mano dura. De manera
que uno no espera a que ataquen los agentes del diablo: uno ataca
primero. Esta es la nueva doctrina de seguridad nacional [5]
para el siblo XXI, la doctrina de Bush inspirada, al parecer,
en las escasas lecturas que ha hecho George Bush. El presidente
recibió instrucción para su oficio en la Casa
Blanca de Robert Kaplan, autor de Eastward to Tartary,
añadiendo contenido seudo intelectual a sus inclinaciones
viscerales y desestructuradas. Esta visión del mundo
ha dado a Bush un incontestable sentido de misión que
se ha reforzado por la influencia del ex profesor Wolfowitz,
quien postula que "no es necesaria la prueba si hay duda
razonable". El énfasis debe hacerse en "la intención"
y en "la capacidad", sostiene Wolfowitz mientras hace
sonar los tambores de guerra contra Iraq. No hay necesidad de
"pruebas" si conocemos "la intención"
y "la capacidad". Uno se anticipa y actúa porque
"esto es más un estado de guerra que un procedimiento
judicial". Tal es la configuración de Wolfowitz en
el cálculo de la guerra y en el análisis de coste/beneficio
que ha sido aceptado por un circulo de halcones, ninguno de los
cuales ha luchado nunca en una guerra pero quienes parecen estar
listos a comprometer a millones de desclasados en la guerra.
A diferencia de 1991, no es de esperar que Israel se quede
quieto. Bush ha reafirmado ya para Israel un derecho de "autodefensa"
tras reunirse con Sharon en su séptima visita [a EEUU]
el 16 de octubre de 2002. De hecho, Israel ha estado presionando
para esta guerra con el fin de conseguir lo que no consiguió
alcanzar en 1948, 1956, 1967, 1978, 1982 y en los siete años
de Oslo. La guerra contra Iraq constituye para Israel una estrategia
post Oslo. En tanto que Bush II intenta completar lo que su padre
dejó sin acabar, Israel reeditará de nuevo todo
[lo que hizo en]1982. Es por ello que cuando la invasión
anglo-estadounidense de Iraq se produzca, no solo será
una continuación de la misma guerra que comenzó
en 1990-1991, sino una guerra cuya agenda más amplia incluye
reconfigurar el espacio estratégico en Oriente Medio y
Asia Central. Será la guerra de los halcones civilizados
del Pentágono y de sus aliados en un buen número
de organizaciones de extrema derecha y de expertos pro-Israel;
[organizaciones] como, entre otras, el Instituto Hudson, el Instituto
de Empresa Americano (American Enterprise Institute, AEI) y el
Instituto Judío para la Seguridad Nacional (Jewish Institute
for National Security, JINSA).
Será una guerra para crear un régimen pro estadounidense
en Iraq y que permita a Washington volver a trazar los mapas
de Oriente Medio que se trazaron en los periodos de la Primera
y Segunda Guerra Mundial. La empresa ambiciona acabar con la
influencia de Arabia Saudí sobre los precios de petróleo,
intimidar a Siria y manipular el equilibrio de poderes en Irán
con el propósito final de desmantelar la Revolución
islámica. Su propósito añadido es ajustar
el conflicto árabe-israelí desde las condiciones
globales que satisfagan al general Sharon, quien sigue sin ser
enjuiciado en su propio país por las masacres de miles
de palestinos y libaneses [cometidas] exactamente hace veinte
años.
La conexión israelí
Ninguno de estos objetivos tiene nada que ver con las preocupaciones
declaradas por el presidente Bush sobre una amenaza a la seguridad
de EEUU. Quienes respaldan a Israel -la Administración
de EEUU, los asesores, los medios de comunicación y el
Congreso- tocando trompetas de guerra ven ésta como [un
medio de] proporcionar cobertura a Israel para expulsar a los
palestinos (denominado transfer en Israel) que es por
lo que la elite político-militar en Israel quiere [la
guerra] y por lo que los papagayos de las instituciones pro israelíes
en la Administración están presionando tan duramente
en su favor.
La conexión israelí ha sido expuesta recientemente
en la prensa de Israel por un buen número de respetados
analistas israelíes. Una de estas personas es Meron Benvinisti,
el teniente alcalde de Jerusalén quien el mes pasado vinculó
en el diario Ha'aretz la defensa israelí de una
guerra de EEUU contra Iraq y el objetivo global israelí
de limpieza étnica en Cisjordania. El general israelí
Yitzhak Eitan hizo alusión a la conexión directa
entre una guerra contra Iraq y la guerra contra los palestinos
cuando afirmó que tal guerra permitiría a Israel
"ejecutar la vieja opción jordana mediante la expulsión
de cientos de miles de palestinos al otro lado del Río
Jordán". Más aún, la postura del liderazgo
de Isarel ha sido respaldada por la opinión pública
israelí: una encuesta del diario israelí de más
circulación, Maariv, del pasado agosto de 2002
revela que el 57% de los israelíes están a favor
de un ataque estadounidense contra Iraq para derrocar a Sadam
Husein.
Los defensores de la guerra en EEUU incluyen a Richard Perle,
presidente de la junta de asesores de Defensa y el miembro de
la junta del AEI, amigo cercano y aliado político en la
AEI, David Wurmser, del Instituro Hudson. La esposa del señor
Wurmser es cofundadora, junto con el Coronel Yigal Carmon, ex
miembro de la inteligencia militar israelí, del Instituto
de Investigación Mediática de Oriente Medio (Middle
East Media Research Institute), que traduce y distribuye
artículos especializados en difamar a los árabes.
Los asesores de Bush que presionan a favor de esta guerra incluyen
asimismo a Paul Wolfowitz, vicesecretario de Defensa, a Douglas
Feith, otro vicesecretario de Defensa, a Lewis Scooter
Libby, jefe de la junta de la oficina del vicepresidente Cheney,
a Michael Rubin, un experto en Irán, Iraq y Afganistán,
y que acaba de llegar de, nuevamente, otro lobby pro
Israel, el Instituto de Washington para la Política del
Cercano Oriente (Washington Institute for Near East Policy),
y amuchos otros que no pueden ser incluidos aquí por
limitaciones de espacio. Los halcones de la Administración
que presionan por esta guerra, como el vicepresidente Dick Cheney,
el secretario de Defensa Dobal Rumself y la asesora de Seguridad
Nacional, Condoleezza Rice, detentan del record de apoyo a las
medidas draconianas de Sharon en los Territorios Ocupados. Rumself
es el primer representante oficial de la Administración
de EEUU que ha utilizado la expresión "denominados
Territorios Ocupados" para describir Cisjordania y la Franja
de Gaza. Rice ha defendido la estrategia israelí de ataque
preventivo en lugar de la disuasión o la de contención
y considera tal política digna de duplicarse en Iraq y
a escala global.
Mientras EEUU y Gran Bretaña bombardean casi diariamente
Iraq y en medio de los constantes informes sobre una inminente
guerra a gran escala, el mensaje es claro: se están definiendo
nuevas reglas de conducta internacional. La guerra propuesta
que se avecina contra Iraq, los bombardeos aéreos de Yugoslavia
en 1999, y la invasión a gran escala de Afganistán
en 2002, ilustran que el teatro de operaciones para las acciones
militares de EEUU es ahora todo el mundo. Una simple guerra en
esos teatros, como la de Iraq, costaría, según
el asesor económico de la Casa Blanca, un estimado de
entre cien mil y doscientos mil millones de dólares, más
los miles de millones adicionales para la reconstrucción,
y pondría en gran peligro al sistema internacional posterior
a la Segunda Guerra Mundial. Es absolutamente falso que Iraq
sea un peligro evidente para la seguridad de EEUU. Sería
importante preguntarse: ¿de quién esta guerra realmente?
Conclusión
Sería importante preguntarse si EEUU y su principal
gendarme [Israel] pueden garantizar mejores resultados que las
anteriores empresas de colonización y re-colonización
desde la Primera Guerra mundial. Sería prudente preguntarse
si "la guerra contra el terrorismo" de Bush eliminará
o, más bien, generará terror, caos y destrucción.
¿No ha llegado el momento de que EEUU revise sus prioridades?,
¿no ha llegado el momento de reexaminar las causas del
actual desastre?, ¿no ha llegado el momento de dejar que
los pueblos del mundo vivan en libertad y dignamente, organizando
sus vidas y sociedades de acuerdo con sus necesidades y no a
medida de las inclinaciones estratégicas de las grandes
potencias?, ¿no es tiempo de reconstruir nuestras propias
ciudades, mejorar la salud, la educación, el transporte
público y desarrollar la conservación real en lugar
de usar la guerra como política de conservación?,
¿no ha llegado el momento del cambio de régimen
aquí, en Washington?
Notas:
1. Mohamed
Ali (1805-49), promovió bajo sus gobiernos la emergencia
del moderno Estado egipcio favoreciendo importantes reformas
en la administración y la judicatura egipcias todavía
dependientes del poder otomano.
2. Ahmad Urabi (18411911) militar y político egipcio
que desde 1881 lideró un incipiente movimiento nacionalista
de carácter social en Egipto opuesto a la dominación
otomana y a la expansión colonial de Gran Bretaña
y Francia. El 11 de junio de 1882 dirigió una revuelta
popular en Alejandría que culminó con la intervención
militar de Gran Bretaña y su ocupación.
3. Sa'ad Zaghlul (Egipto, 1857-1927), político nacionalista
fundador del movimiento Wafd. Hasta 1913, practicó la
moderación y colaboración con la metrópoli
pero desde su ascenso a vicepresidente de la Asamblea Legislativa
egipcia instigó el movimiento que conduciría a
la independencia de Egipto.
4. Rashid Ali Kilani, nacionalista iraquí que condujo
en 1941 una revuelta contra la presencia británica en
Iraq.
5. Véase en cscaweb: Mientras la Administración Bush
da a conocer el contenido de la nueva estrategia de seguridad
nacional de EEUU, Israel da por iniciada la guerra contra Iraq
desencadenando su ataque final contra Arafat y los palestinos
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