Elecciones
palestinas
La democracia artificial
Musa Shihadeh*
Kanaan
on Line
/ CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 31 de enero de 2005
Traducción para CSCAweb de Natalia Litvina
"Seguro
que el actual gobierno palestino será consciente, tarde
o temprano, de que las negociaciones de paz no acercarán
liberación alguna, cuando compruebe que las posturas finales
israelíes no se acercan lo mas mínimo a las aspiraciones
nacionales palestinas. Será entonces, y sólo entonces,
cuando se den cuenta que únicamente la resistencia conducirá
a los palestinos a sus derechos nacionales. Podríamos
dar una oportunidad al señor Abbas para que desentrañe
públicamente los entresijos de su plan de liberación,
pero todo lo que ha revelado sobre su agenda ha sido rechazado
por los israelíes. El mismo día de las elecciones
diversos cargos israelíes declararon que para que el señor
Abbas se cualificara para desarrollar "negociaciones de
paz" primero habría de desmantelar y eliminar todas
las organizaciones "terroristas" palestinas, una acción
que es una llamada a la guerra civil".
Uno no puede más que
preguntarse si la auténtica democracia prevaleció
en las últimas elecciones palestinas, a pesar de todo
el aparente proceso democrático y la supervisión
internacional.
La verdadera democracia demanda
que el candidato electo represente a la totalidad de los palestinos
dentro y fuera de los países ocupados. Ya que los palestinos
de la diáspora fueron excluídos del voto, a duras
penas podemos entender que las elecciones representaran a todos
los palestinos.
La nueva Autoridad Palestina
(AP) liderada por el señor Mahmoud Abbas no puede arrogarse
la representación de todos los palestinos, ya que más
de la mitad de los electores viven fuera de los territorios ocupados,
y no se les ha permitido el derecho al voto.
La objeción que alegaba
la imposibilidad física de tomar en cuenta a los palestinos
residentes en el extranjero no tiene credibilidad alguna, ya
que los palestinos podrían haber votado en diferentes
centros de varios países, incluyendo las embajadas. Al
menos se podría haber incluído sin problemas a
los palestinos que viven en los campos de refugiados situados
en los países árabes vecinos, y con ello dar una
mayor legitimidad democrática a las elecciones. Podríamos
aceptar todo el proceso si tales elecciones fueran en realidad
una votación interna previa a unas elecciones reales que
pudieran tener lugar en un periodo posterior.
Libre de toda presión
política, social, y sicológica, los palestinos
del exilio aportan cada vez que son encuestados, un entendimiento
mucho mas claro de las falsas pretensiones sionistas acerca de
la paz, y un apoyo pleno a la Intifada y a la resistencia, para
alcanzar sus aspiraciones nacionales. Las apelaciones del señor
Abbas a la desmilitarización de la Intifada para recurrir
a las negociaciones "pacíficas" se basan en
las premisas falsas y meras indirectas de Israel y de EEUU, que
aseguran que tal camino llevará a las aspiraciones nacionales
del pueblo palestino.
Opuesto a tales parodias, el
señor Sharon ha declarado una y otra vez que no aceptaría
ninguna presión internacional que pudiera desembocar en
la retirada israelí a las fronteras de 1967, o en el reblandecimiento
de su postura frente a la importante cuestión del derecho
palestino al retorno. Toda negociación de paz bajo estas
posturas inflexibles de Israel convertirá cualquier proceso
de paz en un acto teatral y naíf. Dejar que se comprueben
las intenciones israelíes, tal y como quiere el señor
Abbas, será tan sólo una pérdida de tiempo,
y el final del único medio para conseguir la liberación:
la Intifada.
Seguro que el actual gobierno
palestino será consciente, tarde o temprano, de que las
negociaciones de paz no acercarán liberación alguna,
cuando compruebe que las posturas finales israelíes no
se acercan lo mas mínimo a las aspiraciones nacionales
palestinas. Será entonces, y sólo entonces, cuando
se den cuenta que únicamente la resistencia conducirá
a los palestinos a sus derechos nacionales. Podríamos
dar una oportunidad al señor Abbas para que desentrañe
públicamente los entresijos de su plan de liberación,
pero todo lo que ha revelado sobre su agenda ha sido rechazado
por los israelíes. El mismo día de las elecciones
diversos cargos israelíes declararon que para que el señor
Abbas se cualificara para desarrollar "negociaciones de
paz" primero habría de desmantelar y eliminar todas
las organizaciones "terroristas" palestinas, una acción
que es una llamada a la guerra civil.
Con todos los pros y los contras
de tales elecciones, todavía parecemos caer en la trampa
de manipulaciones de americanos e israelíes, pues todo
el proceso electoral se construyó como mera estratagema
destinada a desviar a los palestinos de sus objetivos nacionales.
¿Autoridades?
palestinas
¿Cómo podemos
hablar de "autoridades gobernantes" cuando éstas
permanecen bajo autoridad israelí? Si el objetivo de toda
autoridad es servir a su pueblo y su tierra, que están
controlados por Israel, entonces nuestro gobierno es más
bien un simple decorado, en vez de servir a los intereses del
pueblo. Parece que andamos un poco confundidos acerca de nuestras
prioridades, pues ninguna autoridad puede existir siendo controlada
a cada paso por una autoridad superior dedicada a la ocupación
de su tierra y su pueblo. Democracia y autoridad sólo
pueden prevalecer cuando desaparezca la autoridad exterior. Por
lo tanto, el objetivo de liberarse de la autoridad opresora tiene
que ser prioritario, pasando cualquier otro deber a un segundo
plano.
Si el señor Abbas piensa
que Israel va a desmantelar el "muro de seguridad"
para contribuir a la paz, está soñando con lo imposible,
mientras que nosotros nos damos cuenta de que el muro probablemente
represente los límites definitivos de Israel y sus máximas
"concesiones" hacia la paz. Si el señor Abbas
piensa por un momento que puede convencer a Israel para que acepte
el derecho al retorno según está recogido en la
resolución 194 de las NNUU, es un soñador por partida
doble.
No nos cabe duda de que el
señor Abbas ha contado con la bendición de EEUU
e Israel para llegar a donde está, pero aún
le queda mucho para llegar a las más mínimas demandas
de liberación de los palestinos. Afortunadamente
muchas facciones de la resistencia palestina sí entienden
el actual escenario internacional y se niegan a abandonar su
derecho a la resistencia en todas sus formas. Tenemos que apoyar
tal tendencia puesto que es el único camino hacia el restablecimiento
de nuestros derechos nacionales y civiles en Palestina.
Antes de felicitar a los Sres.
Bush y Sharon por la elección del Sr.Abbas, tenemos que
advertirles de que la firme determinación de los palestinos
para conseguir sus derechos nacionales eximirá de toda
victoria puntual a los enemigos de la paz y que la victoria final
será para los oprimidos.
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