La injerencia
imperialista en Líbano
'Dejad a los libaneses
resolver sus problemas'
Dr. Mohammed T.
al-Rasheed
Arab
News
/ CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 9 de marzo de 2005
Traducido por Natalia Litvina para CSCAweb
"Lo
que queda son algunos rostros familiares, que deberían
comprender que sus conciudadanos y todo el pueblo árabe
los juzgarán con dureza si no consiguen traer la paz y
prosperidad que necesita Líbano. El papel de Siria en
Líbano ha sido bueno en ocasiones, malo en otras. Lo que
se ha conseguido hasta ahora no debería caer en el olvido.
Pero Líbano ya es suficientemente adulto como para cuidar
de sí mismo sin tutelas"
A aquellos que no están
al corriente de la política libanesa, puede parecer que
en Líbano hay una cierta "voluntad de morir".
En realidad, Líbano vibra de ganas de vivir. Los metodos
de hacer patente este deseo de vida pueden ser crueles, violentos,
cínicos o incluso ofensivos, pero el principio básico
que los alimenta no varía.
La muerte del ex-primer ministro
Hariri unió a los libaneses a pesar de que, desgraciadamente,
su mandato en el cargo les había dividido. Cuando su gobierno
quebró hace más de cuatro meses las calles de Líbano
se llenaron de júbilo. El ministro de Finanzas de su
gabinete, Fouad Sinyora, fue -quizas- la figura más impopular
en la historia del país. Fue él quien introdujo
medidas fiscales como el impuesto sobre el valor añadido
en una economía sobrecargada e hizo la vista gorda respecto
a algunos escándalos financieros, como el asunto del Banco
de Medina.
El cierre de la cadena de televisión
MTV se produjo durante el mandato de Hariri. El caso criminal
del general Aoun, el archivo de gastos falsificados y la encarcelación
de Samir Gagea se deben añadir a la lista de logros de
los sucesivos gobiernos de Hariri.
Entonces Siria arriesgó
mucho al insistir en prolongar el mandato del presidente Emile
Lahoud y en fabricar un gobierno a su gusto. Esto podría
haber pasado sin demasiado ruido, como tantos otros incidentes
en la política libanesa, pero el brutal asesinato de Hariri
llevó la situación al punto de ebullición.
Tal incidente se ha convertido en un referéndum popular
sobre la presencia siria en Líbano.
Voluble como toda la política
de la zona, la escena libanesa se agita, y en el panorama aparecen
extraños compañeros de viaje. Y esto no se limita
a Líbano. Por ejemplo, a Walid Yumblat, el otrora aliado
de Hariri, el Departamento de Estado de EEUU le negó el
visado durante varios meses tras declarar públicamente
que deseaba que los misiles dirigidos contra oficiales estadounidenses
en un hotel de Bagdad hubieran alcanzado su objetivo. El lunes
1 de marzo David Sutterfield, del Departamento de Estado, le
visitó en su ciudad natal de la montaña. Obviamente,
si Walid no va a América, América irá a
Walid.
El mundo observa, Líbano
palpita. Para ser político, uno ha de carecer de escrúpulos
y de vergüenza. En Líbano estas cualidades se magnifican.
Y esto se hereda de una larga tradición democrática
que es deficiente en muchos casos; si bien es un rayo de luz
en la penumbra del mundo árabe. El legado de Hariri queda
para la Historia. Ocupará su lugar entre la larga lista
de funcionarios masacrados en la historia del país.
Lo que queda son algunos rostros
familiares, que deberían comprender que sus conciudadanos
y todo el pueblo árabe los juzgarán con dureza
si no consiguen traer la paz y prosperidad que necesita Líbano.
El papel de Siria en Líbano ha sido bueno en ocasiones,
malo en otras. Lo que se ha conseguido hasta ahora no debería
caer en el olvido. Pero Líbano ya es suficientemente adulto
como para cuidar de sí mismo sin tutelas.
El resto debería saber
que Líbano no es un campo de batalla. Si Amércia
desea "cazar" a Siria, que no lo haga en Líbano.
Israel no debería firmar la paz con los palestinos sólo
por incendiar a su vecino del norte. El presidente Chirac no
debería emplear sus contactos personales para desestabilizar
el país, y la Unión Europea no debería limitarse
a posiciones políticamente miopes. En otras palabras:
dejad a los libaneses resolver sólos sus problemas. Pueden
hacerlo y lo harán si se les da la oportunidad.
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