"Buen provecho para Irán"
No hay que consolar a los árabes
Abdel Bari Atwan*
Al-Quds
al-Árabi,
23 de septiembre de 2005
CSCAweb, 30 de septiembre de 2005
Traducción del árabe de Jamal Halawa
"La
próxima guerra contra Irán sería una guerra
por el interés de Israel, al igual que su última
guerra contra Iraq, porque los misiles iraníes, ya sean
convencionales ó nucleares, no irían dirigidos
hacia El Cairo, Riad o Damasco. El programa nuclear iraní,
no representa ninguna amenaza para los árabes, al menos
hasta ahora, tampoco existe ningún indicio para pensar
que lo va a ser en un futuro próximo. Aquellos que mantuvieron
silencio ante el programa nuclear israelí y abrieron las
embajadas de Tel Aviv en sus capitales, no tienen derecho a levantar
la voz ante el programa nuclear iraní"
Estoy de acuerdo con el príncipe
Saud al-Faisal, ministro de Asuntos Exteriores Saudí,
en el sentido de que la política estadounidense profundiza
las divisiones confesionales en Iráq hasta tal punto que
entrega en bandeja el país árabe a Irán.
Sin embargo, estamos obligados a recordarle al ministro, que
su gobierno fue el principal sostén de dicha política
americana que ahora está criticando y, que asuma gran
responsabilidad por lo que ha ocurrido en Iraq de división,
partición y guerra civil. Durante quince años,
más precisamente desde la ocupación iraquí
de Kuwait, la política oficial saudí adoptó
un programa de cambios en Iraq, empezando por apoyar el asfixiante
embargo sobre el país, instando al gobierno iraquí
a acatar las resoluciones de la legitimidad internacional y a
destruir sus armas de destrucción masiva. Cuando Iraq
accedió a las demandas saudíes y permitió
a los equipos de inspección regresar a Iraq, a revolver
cada piedra, a reabrir cada zanja, a inspeccionar todos los dormitorios
de los palacios presidenciales, el gobierno saudí, abrió
sus bases para las tropas norteamericanas que luego ocuparon
Bagdad. Lo que aún es peor, los medios de comunicación
saudíes jugaron el mayor papel para justificar la invasión
y emperifollarla, adoptando el discurso de la oposición
iraquí, a sabiendas, de la orientación confesional
de esa gente y su fuerte vinculación al proyecto iraní.
Es paradójico que la
política saudí haya adoptado el proyecto norteamericano
para transformar a Iraq en un ejemplo de democracia y respeto
a los derechos humanos, y dado luz verde, para que sus canales
que emiten vía satélite, dejasen a los jinetes
del nuevo Iraq hablar con detalle sobre la dictadura y las fosas
comunes, cuando al mismo tiempo, Arabia Saudí considera
la democracia una blasfemia y una invención occidental,
ocupando su reinado, un lugar avanzado en la lista de Estados
que más violan los derechos humanos. Sí, así
es, EEUU ha entregado Iraq a Irán con la bendición
de los miopes gobiernos árabes, es más, Irán
ha conseguido realizar los dos logros estratégicos mayores
de su historia sin tener que disparar una sola bala: El primero,
la caída del régimen talibán en Afganistán,
ese régimen suní, extremista y enemigo de Irán.
El segundo, fue debilitar a Iraq (su enemigo histórico)
y entregarlo a los hombres leales a Irán que fueron entrenados,
armados, y apoyados por el régimen iraní y, cuyo
terrorismo, fue financiado por Irán para derribar al régimen
baasista de Bagdad y vengarse así de su guerra sangrienta.
Ambos logros estratégicos, no habrían podido realizarse
sin la estupidez de la administración norteamericana y
el humillante sometimiento de los regimenes árabes a sus
dictados.
Irán es un Estado de
instituciones, se apoya sobre expertos y cerebros distinguidos
y estrategas para preservar su soberanía y la independencia
de sus decisiones; por eso ha desarrollado unas políticas
regionales inteligentes, una industria armamentística
grande, un programa nuclear avanzado y ha empezado a desafiar
a EEUU desde una posición de fuerza, basándose
en jugar unas cartas efectivas para presionar a la gran potencia.
La intromisión iraní
en los asuntos internos iraquíes, es un asunto lógico
y esperado, puesto que Irán es una potencia regional que
posee intereses estratégicos, a los que aspira preservar
y fortalecer, entre los más destacados, está el
de ejercer su dominio sobre Iraq y entregar las riendas del país
a los hombres leales al régimen. En este sentido, Irán
ha logrado un éxito que debemos felicitarle por él,
ya que, el presidente de la república iraquí, el
Sr. Yalal Al-Talabani es su aliado más fiel en el Kurdistán
iraquí. El primer ministro, Dr. Ibrahim Al-Yáafari,
salió junto al partido de Al-Daawa (La Invocación),
de la misma matriz de la revolución iraní y vivió
en Teherán más tiempo que en Iraq. El Sr. Ali Al-Sistani,
la autoridad religiosa suprema, mantiene su nacionalidad iraní,
y el Sr. Abdel-Aziz Al-Hakim, jefe del Consejo Supremo de Revolución
Islámica y de las brigadas Badr, seguía pagando
hasta hace poco, los salarios de sus milicias, gracias a las
subvenciones de la tesorería iraní.
EEUU, se ha colocado a merced
del gobierno iraní y vive una crisis estratégica
sin precedentes. Su proyecto en Iraq cayó completamente
y ya no habla de la democracia iraquí como ejemplo a exportar
a los países de la zona. Su aliado Tony Blair, ya no repite
el discurso de que la situación en Iraq es ahora mejor
de cómo estaba antes de la invasión; los ideólogos
de la invasión y la ocupación iraquíes ya
no fanfarronean, diciendo que el nuevo Iraq es un oasis de estabilidad
y prosperidad económica e impecable transparencia, precisamente
ahora, cuando se desenmascaró el asunto de los ladrones
del nuevo Iraq y su saqueo de las riquezas del país. Millones
de dólares han sido robados de la tesorería iraquí,
transfiriéndolos a Amman, Beirut y Dubai por parte de
los gobernantes del nuevo Iraq, mientras, el pueblo iraquí
carece del agua, la electricidad y la seguridad; hasta carecen
de los sudarios para enterrar a sus mártires que caen
por decenas y a diario, bien a través del bombardeo americano,
o de los coches bomba.
Las sorprendentes declaraciones
del príncipe Saud Al-Faisal, tal vez puedan tener sus
raíces en una de éstas dos probabilidades: La primera:
que la paciencia del gobierno saudí haya acabado, decidiendo
alejarse de las nefastas políticas estadounidenses. La
segunda es que haya sido Washington (donde fueron hechas las
declaraciones) quien dio luz verde para efectuar dichas declaraciones.
La segunda probabilidad, a mi entender, es la más cercana
a la realidad, ya que, es poco probable que la familia real gobernante
en Arabia Saudí, pueda chocar con la administración
norteamericana y salir indemne, precisamente, por sus políticas
en Iraq, y más en este preciso momento. Lo que fortalece
esta tesis, es que el presidente Bush, vive una auténtica
crisis con Irán y con su programa nuclear y requiere de
la instigación árabe en contra de Irán,
más la instigación de sus aliados que gobiernan
en Iraq.
La Administración de
EEUU es fabulosa a la hora de utilizar a los árabes y
domarlos para servir a sus fines. En el pasado, ya había
recurrido a Arabia Saudí para financiar su guerra en Afganistán,
volvió a recurrir al mismo aliado para liderar una alianza
de países del Golfo Pérsico para apoyar al presidente
Saddam Husein contra la revolución de Jomeini, volvió
a hacerlo para financiar y apoyar la guerra de liberación
de Kuwait, después, para la guerra de ocupación
de Iraq y para derrocar a su régimen y seguirán
tirando de ésta cuerda hasta el infinito.
La próxima guerra contra
Irán sería una guerra por el interés de
Israel, al igual que su última guerra contra Iraq, porque
los misiles iraníes, ya sean convencionales ó nucleares,
no irían dirigidos hacia El Cairo, Riad o Damasco. El
programa nuclear iraní, no representa ninguna amenaza
para los árabes, al menos hasta ahora, tampoco existe
ningún indicio para pensar que lo va a ser en un futuro
próximo. Aquellos que mantuvieron silencio ante el programa
nuclear israelí y abrieron las embajadas de Tel Aviv en
sus capitales, no tienen derecho a levantar la voz ante el programa
nuclear iraní.
La pregunta que se tienen que
plantear los árabes, no puede ser la de: ¿Por qué
se entromete Irán en los asuntos de Iraq? Sino, ¿por
qué no han intervenido Egipto, Arabia Saudí, Siria,
Libia, Yemen y los Países del Golfo? ¿Por qué
han dejado los árabes a Iraq para Irán y EEUU,
contemplando como espectadores y conspiradores la partición
del país y la destrucción de su identidad árabe?
Así es, la partición de Iraq sobre bases confesionales,
conducirá a la partición de Arabia Saudí,
y tal vez de: Siria, Egipto, Sudán, Marruecos, Argelia
y hasta el pequeño Líbano. Pero, ¿no ha
sido ese reino (Arabia Saudí), quien posibilitó
esa partición cuando apoyó la invasión norteamericana
de Iraq?
Irán, ahora, está
en una posición estratégica fuerte, la más
fuerte de su historia, ya que no sólo controla Iraq, sino
que tiene como rehenes a unos ciento cincuenta mil soldados americanos
y británicos que están a merced de Irán
y de las milicias confesionales que le siguen. Por todo lo dicho
decimos: ¡Buen provecho Irán! ¡Enhorabuena!
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