Zalmay Jalilzad: la determinación
imperialista de EEUU de continuar con sus planes globales
¿Quién es Zalmay
Jalilzad? ¿Qué representa su nominación
como sustituto de John Negroponte en calidad de embajador de
EEUU en Iraq dentro de los planes de Bush para Iraq y para el
mundo?
Larry Everest
Znet
/ CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 20 de abril de 2005
Traducción para CSCAweb de Natalia Litvina
"El
envío de Jalilzad a Bagdad -a lo que se planea será
la embajada más grande de EEUU en el mundo- subraya la
continua centralidad de la conquista de Iraq en los planes globales
de EEUU. Su nominación, junto con la de los neocon
de línea dura como John Bolton (en calidad de Embajador
en NNUU) y Paul Wolfowitz (para dirigir el Banco Mundial) confirma
la determinación del gobierno norteamericano de impulsar
su esfuerzo en convertirse en un imperio mayor. El pronóstico:
mas agresiones de EEUU en todo el mundo -en numerosos frentes-
y un creciente potencial de sufrimiento y desorden económico,
social y político"
La trayectoria de Jalilzad
-de ayudante de Paul Wolfowitz en los ochenta a funcionario de
primera línea de George W. Bush, pasando por su trabajo
como ideológo "neocon" en los 90- es la historia
del surgimiento de un grupo de estrategas imperialistas, con
una historia manchada de sangre, decididos a consolidar, profundizar
y extender la dominación global de EEUU por los medios
que sean precisos. La suya es una estrategia global coherente
que en la actualidad se encuentra guiando las acciones del régimen
de Bush II. Comprender su programa es comprender los motivos
que posibilitaron la invasión de Iraq en 2003 (una pista:
el 11-S no tuvo nada que ver, ni tampoco el "terrorismo")
y el rápido desarrollo de los acontecimientos en Oriente
Medio, incluyendo las amenazas de EEUU contra Irán y Siria,
sus peticiones de "reformas" para Egipto y Arabia Saudí
y el resto de las acciones de EEUU en todo el planeta..
La elección de Jalilzad
(que debe ser todavía aprobada por el Senado) confirma
la centralidad de Iraq en tal programa, y la determinación
imperialista de los EEUU para seguir adelante con sus planes
globales, a pesar de las enormes dificultades que atraviesa en
Iraq y el potencial mayor descontrol que alberga la zona.
Jalilzad está considerado
un protegido de Wolfowitz y del vicepresidente Dick Cheney. Nacido
en Afghanistán, emigrado a los EEUU y formado en la universidad
de Chicago, un vivero de las teorias de Strauss. En 1984 comenzó
a trabajar con el Departamento de Estado durante la administración
Reagan, a las órdenes del actual Secretario de Defensa
y destacado "halcón" belicista, Wolfowitz. Durante
este periodo, ayudó a armar a los luchadores afganos incluyendo
a Osama Ben Laden- que se enfrentaban a la Unión Soviética,
el mayor aliado imperialista de EEUU por entonces, quien había
invadido Afganistán en 1979. Como resultado de la invasión
soviética y la consecuente guerra que los EEUU fomentaron,
más de un millón de afganos fueron asesinados,
un tercio de la población afgana se convirtió en
refugiada y Afganistán quedó reducido a escombros.
Visiones
de Hegemonía Global: la Guía Planificada de Defensa,
1992
Tras el colapso de la Unión
Soviética en 1991, la administración de Bush padre
comenzó a formular una estrategia global que mantuviera
para los EEUU el status de única superpotencia imperialista
mundial. Esto se hizo patente por primera vez en la llamada "Guía
Planificada de Defensa" de 1992, que fue estructurada por
Jalilzad bajo la batuta de Wolfowitz y de Dick Cheney, por entonces
Secretario de Defensa.
La Guía Planificada
de Defensa (GPD) proponía que los EEUU se aseguraran,
tal y como informó el diario New York Times de "que no pudiera emerger ninguna
superpotencia rival en Europa Occidental, Asia o cualquier territorio
de la antigua URSS" . LA GPD describía esto como
la "consideración principal que ha de guiar la estrategia
de defensa regional, y que requiere que actuemos para prevenir
que cualquier potencia hostil pueda dominar una región
cuyos recursos fueran capaces de posibilitar -bajo un control
sólido- una potencia mundial. Estas regiones incluyen
Europa Occidental, Asia Oriental, todo el territorio de la antigua
URSS y el Suroeste Asiático". El documento estratégico
daba un especial énfasis al Golfo Pérsico: "En
Oriente Medio y el Suroeste Asiático, nuestro objetivo
principal es permanecer como principal potencia extranjera en
la región y asegurar el acceso de EEUU y Occidente al
petróleo de la zona". La GPD observaba la posibilidad
de cumplir con estos objetivos de largo alcance recurriendo a
los ataques preventivos sobre los estados rivales que quisieran
desarrollar armas de destrucción masiva, fortaleciendo
el control estadounidense del petróleo del Golfo y rechazando
todo forma de intervención de coaliciones o legislaciones
internacionales que pudierna reducir la libertad de movimientos
de EEUU.
En el libro de James Mann El
nacimiento de los Volcanes; la historia del gabinete de guerra
de Bush, podemos encontrar una muestra de la clase de discusiones
que entonces tenían lugar en tales círculos de
las clases dominantes. Según Mann, Lewis Libby - entonces
funcionario del Departamento de Defensa y hoy asistente principal
del vicepresidente Dick Cheney- estimó que los planteamientos
del documento de Jalilzad no iban lo suficientemente lejos. Según
el punto de vista de Lewis, la prevención de que surgieran
rivales no era suficiente, si no que la meta debería ser
que los EEUU se hicieran tan poderosos que a nadie se le ocurriría
siquiera desafiarles (pp. 208-215).
De la 'contención'
al liderago mundial
Cuando Bill Clinton llegó
a la presidencia en 1992, Jalilzad y sus correligionarios fueron
puestos fuera de juego, pero no dejaron de hacer campaña
para que los EEUU desarrollaran una política global mucho
mas agresiva (y para lanzar una acción militar contra
Iraq). Bajo la denominación de neoconservadores o "neocons",
se pusieron a trabajar en numerosos "think tanks" de
derechas y a escribir en destacadas publicaciones como el Wall
Street Journal y el semanario Weekly Standard, del monopolio
mediático fundado por Rupert Murdoch. A lo largo de la
década, lanzaron un torrente de ensayos, artículos,
columnas, informes y libros, y ayudaron a organizar el movimiento
para desalojar a Clinton de la Casa Blanca.
Según Cheney, Wolfowitz,
Jalilzad y otros ideológos imperialistas, las cosas iban
por mal camino, y Clinton y su equipo estaban acabando con la
preponderancia norteamericana. Sentían, en palabras de
Bob Avakian, que los EEUU "no estaban sacando partido realmente
de su victoria en la Guerra Fría. No estamos en el mundo
como podríamos y deberíamos estar".
En 1995, Jalilzad expresó
estas ideas en su ensayo sobre la hegemonía global de
los EEUU, llamado "De la contención al liderazgo
global". Su trabajo se centraba en destacar que los EEUU
enfrentaban nuevas oportunidades , y también peligros,
tras la caída de la Unión Soviética, y que
por ello debería actuar decisivamente para consolidar
y extender su imperio por todo el mundo.
Entre los nuevos peligros que
el imperialismo estadounidense debería afrontar, Jalilzad
incluía el potencial de "conflictos regionales de
considerable calibre, intentos de hegemonía regional y
la proliferación de armas de destrucción masiva",
así como " el caos y la fragmentación de Estados"
y diversos escenarios posibles, como " un creciente número
de pequeñas guerras" o "la reimperalización
de Rusia o el expansionismo chino". Jalilzad destacaba que
"el crecimiento económico que se desarrolla en Asia
producirá importantes cambios en forma de un poder ecómico
de relativa importancia, con importantes implicaciones potenciales
en lo geopolítico y lo militar" y "una competencia
económica que se intensificará". Jalilzad
calificó a China como "el candidato mas plausible"
para ser un rival global. "A largo plazo, en los próximos
veinte años, existe una posibilidad real de que Rusia
o China o una coalición de Estados contrarreste y equilibre
el poder de los EEUU y sus aliados".
Jalilzad se quejaba de que
" a pesar de los esfuerzos de las administraciones de Bush
(padre) y Clinton, no se ha asegurado una estrategia adecuada
y no existe un consenso sobre cómo consolidar los objetivos
de la seguridad nacional. Parecería que el país
está todavía definiendo sus tareas estratégicas".
No existía un "concepto unificador" en la visión
global de Clinton, afirmaba Jalilzad, y su estrategia "no
se enfrenta con los asuntos más crucialesTampoco ofrece
un sentido clarificador de prioridades".
Jalilzad argumentaba que los
EEUU deberían centrarse en prevenir a otros de que obtuvieran
"una hegemonía en regiones críticas",
incluyendo el Golfo Pérsico. Concluía diciendo
que "los EEUU deberían así mismo mantener
su posición de liderzago global y abortar la consolidación
de otro rival en un futuro indefinido. Es una oportunidad que
puede que la nación jamás disfrute otra vez".
Iraq en
el punto de mira, años después del 11-S. Trabajando
para UNOCAL
Mientras demandaba una política
global más agresiva, Jalilzad y otros neocons también
solicitaban una acción mas dura contra Iraq. Por ejemplo,
en 1998, el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano publicaba
una letra abierta a Clinton advirtiéndole que la "política
de contención sobre Saddam Hussein se ha ido deteriorando"
y que "no podemos depender por mas tiempo de la voluntad
de nuestras contrapartes en la Coalición de la guerra
del Golfo para que mantengan las sanciones". El desarrollo
de estos acontecimientos ponían en peligro "a nuestros
amigos y aliados, como Israel y los Estados árabes moderados,
y a un porcentaje significativo del suministro mundial de crudo".
La carta, que hablaba del espectro de la adquisición de
"armas de destrucción masiva" por parte de Iraq,
pero no hacía mención alguna al "terrorismo",
concluía afirmando que "la única estrategia
posible" era "apartar a Saddam Hussein y su régimen
del poder. Esa debería ser ahora la meta de la política
exterior de EEUU". El documento lo firmaban Jalilzad y otros
destacados estrategas de derecha, muchos de los cuales llegarían
a ser más tarde altos funcionarios en la administración
de Bush II.
En los noventa, Jalilzad también
fue consejero de UNOCAL una de las compañías
petrolíferas más importantes del mundo- en el momento
en que ésta intentaba negociar un acuerdo con el gobierno
de los talibanes para la construcción de un oleoducto
a través de Afganistán. Durante este periodo, Jalilzad
defendió públicamente al régimen talibán.
UNOCAL es conocida por haber apoyado y hecho negocios con regímenes
reaccionarios brutales. Por ejemplo, en 1997, refugiados birmanos
demandaron a UNOCAL por los abusos cometidos por efectivos militares
birmanos contratados por UNOCAL para que protegieran sus actividades.
Una pieza
clave en el régimen de Bush II
Tan pronto como se sentó
en su despacho en el año 2000, Geroge Bush llenó
su administración con los estrategas de esta visión
hegemónica del dominio global estadounidense. Jalilzad
se convirtió en miembro del equipo del Consejo de Seguridad
Nacional de Bush, en calidad de asistente presidencial especial
para Oriente Medio, el Sudoeste Asiático y el norte de
África. Poco antes de la invasión de 2003, fue
emisario para la oposición iraquí (las fuerzas
pro-EEUU en el exilio, como el grupo de Ahmad Chalabi) que los
EEUU pretendían instalar en el poder.
En 2003, tras la invasión
de 2001, Jalilzad fue nombrado embajador en Afganistán,
donde dirigió el intento de los EEUU de consolidar su
control sobre este estratégico país, una tarea
que describió como el desarrollo de una asociación
militar y económica común a largo plazo entre países.
Esto significa exactamente, como ha descrito hace poco el general
Myers, Jefe de la Junta de Personal, que los EEUU consideran
el establecimiento a largo plazo de bases militares en Afganistán.
Durante la gestión de
Jalilzad en Afganistán, la producción de opio y
heroína se disparó (en diciembre de 2004, un informe
confidencial militar estadounidense afirmaba que la producción
de opio continuaría incrementándose, fortaleciendo
el poder de los señores de la guerra), y los EEUU orquestaron
unas elecciones que pusieran en el poder a su favorito, Hamid
Karzai. Uno de las últimas tareas de Jalilzad fue otorgar
un cargo en el gobierno al conocido señor de la guerra
Abdul Rashid Dostum. La milicia de Dostum fue la responsable
de haber asesinado a cientos de sospechosos talibanes, asfixiándoles
en contenedores de metal, y de expulsar a los Pashtunes, muchos
de los cuales apoyaban a los talibanes, de sus aldeas.
El envío de Jalilzad
a Bagdad -a lo que se planea será la embajada más
grande de EEUU en el mundo- subraya la continua centralidad de
la conquista de Iraq en los planes globales de EEUU. Su nominación,
junto con la de los neocon de línea dura como John
Bolton (en calidad de Embajador en NNUU) y Paul Wolfowitz (para
dirigir el Banco Mundial) confirma la determinación del
gobierno norteamericano de impulsar su esfuerzo en convertirse
en un imperio mayor. El pronóstico: mas agresiones de
EEUU en todo el mundo -en numerosos frentes- y un creciente potencial
de sufrimiento y desorden económico, social y político.
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