Secretariado de la Cuarta Internacional
París, 29 de junio de 2015
El anuncio realizado por Alexis Tsipras de llevar a cabo un referéndum el próximo 5 de julio, en el que pedirá al pueblo griego rechazar el proyecto de acuerdo que le planteo la Troika, constituye una buena noticia para el pueblo griego y todas y todos que combatimos las políticas de austeridad en Europa. Esperamos que el próximo domingo el NO a las imposiciones de las instituciones europeas se ganen por amplia mayoría en las urnas griegas.
Haciendo todo lo posible por imponer un acuerdo vergonzoso, los dirigentes de la Unión europea han demostrado una vez más su voluntad de cargarse los derechos fundamentales del pueblo griego. Además, tienen la desfachatez de decir que es el gobierno griego quien se ha pasado de la línea roja con el anuncio de una consulta democrática -mediante referéndum- al pueblo griego. Los días que vienen nos enfrentamos a un reto importantísimo, tanto para Grecia como para Europa. Todas las fuerzas del movimiento obrero y popular tienen que movilizarse en solidaridad con el pueblo griego frente al ataque frontal que está sufriendo. Con el objetivo de salvar a las instituciones reaccionarias europeas y a la banca, los dirigentes europeos de derechas y los socialdemócratas van a hacer lo imposible para tratar de impedir la victoria del NO del pueblo griego y así forzar a la capitulación o la dimisión del gobierno de Tsipras.
Desde hace seis meses el objetivo de la UE y del FMI estaba claro: no podían aceptar que el gobierno griego no se plegara a sus exigencias, que no capitulara ni aplicase nuevos recortes sociales (una nueva reforma de las pensiones y un incremento del IVA sobre los bienes de consumo básicos y la energía) al pueblo griego. Los dirigentes europeos no aceptan que ningún país escape a la política impulsada por los capitalistas, la banca y los gobiernos que imponen una austeridad sin límite a sus poblaciones. Para Merkel, Hollande, Lagarde y Junker es muy importante mostrar al resto de los pueblo de Europa que no hay margen para una política alternativa; que, cualquiera que sea la opción por la que voten democráticamente en las elecciones, los límites de la democracia terminan allí donde empieza el todopoderoso sistema capitalista. También quieren hacer comprender al pueblo griego que el apoyo mayoritario a un partido que rechaza la austeridad no puede llevar mas que a la capitulación o al fracaso y que Tsipras debería dimitir o aceptar acuerdos vergonzosos, incluso escindiendo su partido y aliándose con la socialdemocracia y la derecha.
Votando mayoritariamente por Syriza en las elecciones del 25 de enero, el pueblo griego manifestó de forma clara su rechazo al aumento de la miseria y el paro que vienen padeciendo desde el año 2010.
Un tercio de la población y dos tercios de las y los pensionistas viven bajo el umbral de la pobreza; el 28 % de trabajadores y trabajadoras, 60 % entre la juventud, está en paro. Ese es el resultado de las políticas impuestas por los memorándum de la Troika. El 25 de enero la población griega quiso poner fin a esta opción insostenible, rechazando a los partidos que le llevaron a ese desastre.
Desde hace 6 meses, Tsipras perseguía un objetivo imposible: tratar de llegar a un acuerdo con la UE, el BCE y el FMI que no implicara nuevos sufrimientos para el pueblo griego; cumplir con los pagos de la deuda a su vencimiento sin incrementar las políticas de austeridad; respetar los compromisos que adquirió Syriza ante su electorado al mismo tiempo que los adquiridos por los gobiernos precedentes con la Troika. El 20 de febrero los dirigentes del Eurogrupo creyeron haber ganado la partida cuando Tsipras aceptó un acuerdo que le comprometía a nuevas medidas de austeridad, después de que declarara que cumpliría con todos los plazos para el pago de la deuda tanto al BCE como al FMI.
Desde entonces el gobierno griego ha maniobrado a través de decisiones contradictorias: pospuso el restablecimiento del salario mínimo de 750 € y de los convenios colectivos, y decidió continuar con la privatización del puerto del Pireo, pero, al mismo tiempo, el gobierno reabrió la televisión pública ERT, cuyo cierre bajo el gobierno de Samaras (Nueva Democracia) simbolizó la humillación impuesta por los bancos europeos y la UE. En marzo, el Parlamento votó una ley para hacer frente a la crisis humanitaria y otra sobre los impuestos impagados. Ahora bien, ante la creciente arrogancia de los dirigentes europeos y tomando nota de la presión popular y la resistencia de los electos y electas así como de la militancia de Syriza, Tsipras no ha aceptado las exigencias de la Troika; sobretodo, en lo que respecta a los recortes en pensiones y el aumento del IVA.
Al final, no se ha llegado a ningún acuerdo entre el gobierno griego y sus «acreedores». Tras las numerosas negociaciones abortadas, el 5 de junio, por primera vez, el gobierno decidió no cumplir con el pago de 300 millones de euros al FMI que vencían en esa fecha, amenazando también de no pagar el conjunto de las deudas que tendría que pagar a finales de junio (1,6 mil millones de euros). Se fijó el 30 de junio como la fecha límite tanto para el pago al FMI como para liberar el último tramo del plan de «rescate» de 7,2 mil millones de euros que debía recibir Grecia y que el BCE lo tenía bloqueado desde hace 9 meses.
Finalmente, Tsipras no ha tenido otra alternativa que la ruptura si no quería capitular totalmente ante las imposiciones que trataban de imponerle Lagarde, Hollande, Merkel y Junker
El anuncio del referéndum constituye un desafío a la cara a los gobiernos y a las instituciones de la Unión europea. En noviembre de 2011, Sarkozy, Merkel y Barroso pusieron veto al intento de Papandreu, entonces primer ministro, de organizar un referéndum para tratar de obtener un apoyo político a su capitulación ante las exigencias de la UE.
Ahora mismo, los dirigentes europeos no tienen ningún medio para impedir esta consulta democrática que tiene que concluir con un rechazo de las nuevas imposiciones de la Troika.
Se abre la puerta a un segundo acto
En Grecia y en Europa, las fuerzas políticas liberales de derecha y de izquierda van a unirse para que este referéndum no abra una nueva situación política en Grecia. El gobierno griego estaba dispuesto a numerosos compromisos para no llegar a la suspensión de pagos y a la ruptura. El objetivo de la Troika era, sobretodo, que el acuerdo tuviera un carácter de capitulación de Grecia ante sus acreedores. La dinámica que se avecina para el futuro inmediato puede abrir una nueva vía: la de la ruptura con las exigencias de la Troika, la del no pago de la deuda, la del compromiso radical con una policía alternativa que aplique el programa gracias al cual Syriza logró la mayoría.
Para ello será necesaria una gran movilización unitaria de las fuerzas del movimiento obrero griego con el fin de bloquear lo antes posible los intentos de sabotaje que ya han comenzado. La presión sobre el gobierno y el sistema bancaria griego se van a acentuar a medida que se acerca la fecha del referéndum. Hace pocos días, el director del Banco Central griego, antiguo ministro con Samaras, ya hizo público un informe alarmista con el único objetivo de provocar la fuga de capitales de los bancos griegos, cuando entre noviembre de 2014 y marzo de 2015 ya se retiraron más de 30 mil millones de euros y cuando los fondos de las grandes fortunas depositados en el extranjero se estiman actualmente en más de 400 mil millones. Aún cuando siga sin querer mencionar la nacionalización del sistema bancario, el gobierno griego ya ha establecido el control de capitales.
La Comisión por la auditoría de la deuda griega puesta en pie por el Parlamento hizo público su informe el 18 de junio, probando el carácter ilegítimo y odioso de esta deuda insostenible; mostró que menos del 10 % de los préstamos para el «rescate» de Grecia fue dedicado a los gastos corrientes y que lo fundamental de los mismos sirvió para que los bancos alemanes y franceses se desprendieran de los créditos que habían otorgado los años precedentes. Tras la publicación de este informe, 49 diputados y diputadas de Syriza, plantearon realizar un debate parlamentario en torno al mismo con el fin aprobar el repudio de la mayor parte de esa deuda odiosa e ilegítima.
Los días que vienen son fundamentales para la población griega y para todos aquellos y aquellas que sufren las políticas de austeridad en Europa.
Es necesario que en todo Europa construyamos un frente de solidaridad con el pueblo griego. Todos nuestros esfuerzos tienen que dirigirse contra los dirigentes de la Unión Europea y sus gobiernos que, con el quinto sentido de los intereses de los capitalistas temen que el pueblo griego condene su política de desprecio y austeritaria y que eso constituye un ejemplo para todas las clases trabajadoras de la Unión europea. También temen que este contexto se traduzca en una recuperación de la movilización popular en Grecia que haga aún más difíciles las maniobras para conducir el gobierno de Tsipras a un callejón sin salida o a su derrocamiento. Al igual que el éxito reciente de Podemos en el Estado español con la elección de alcaldes y alcaldesas contra la austeridad en varias y muy importantes ciudades, la situación griega muestra que la exasperación social puede encontrar en Europa otra respuesta política que las innobles soluciones xenófobas y fascistizantes que plantea la extrema derecha europea.
NO masivo a las exigencias de la Troika el próximo domingo
Todos y todas con el pueblo griego