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La soledad de Ona Janusiene

Miércoles 28 de octubre de 2009

En el día de ayer, 27 de octubre de 2.009, a las 15,30 horas en el crematorio del cementerio de Valencia ha sido incinerada Ona Janusiene. Con la presencia de su hermano y su cuñada, una intérprete muy afectada aunque no la conocía y tres mujeres que nos hemos enterado del acto, a quienes ella no conocía, ni hablábamos su idioma, ni sabíamos de sus ilusiones y afectos, ni como transmitir nuestro duelo a sus familiares. Su única opción, por cuestiones económicas ha sido la incineración para transportar las cenizas a su país y con su familia. Por todo recuerdo una foto junto al féretro antes de la incineración. Una vez más la imagen de la soledad y la desprotección total se ha hecho patente.

"El viaje de Ona desde Lituania a una fría muerte en Valencia

Ona Janusiene, de 47 años, falleció el pasado 6 de octubre en el Hospital Doctor Moliner de Serra, tres meses después de ser apaleada y violada por su novio y un amigo junto al cementerio municipal de Valencia.La familia de la mujer se personará como acusación particular en el juicio contra los dos acusados, en prisión provisional y a quienes se les imputan los delitos de homicidio y agresión sexual.

IGNACIO CABANES VALENCIA

Ona Janusiene, la novena víctima mortal de la violencia machista en la Comunitat Valenciana, dejó su pueblo natal en Lituania, Pavandené, hace ya ocho años para buscar un futuro mejor para su hija, enferma del corazón. Sin embargo, las dificultades de la inmigración y la falta de trabajo la llevaron a vivir en la indigencia los últimos días de su vida. Su familia, que le había perdido la pista desde hace un par de años, conoció su paradero actual pocos días después de la brutal paliza propinada, presuntamente, por su novio y una amigo de éste. "Nos dijeron que estaba en el hospital muy grave, que le habían violado y pegado hasta dejarla en coma", explicó Ignanas Tekorius, hermano de la mujer asesinada.

Ignanas confiesa que cuando le notificaron la noticia pensó en trabajar duro en su país durante unos meses para poder ahorrar algo de dinero y así viajar a Valencia a ver a su hermana. Sin embargo, la muerte de Ona, el pasado 6 de octubre, hizo que el sentido de este viaje cambiara de forma radical.

Cuando a principios de esta semana llegó a España, los trámites burocráticos para recuperar y repatriar los restos de su hermana habían sustituido a ese soñado encuentro familiar que jamás llegó a producirse. "Me hubiera gustado despedirme de ella", apuntó Ignanas. Ahora, sus esfuerzos se centran en poder solventar cuanto antes la repatriación del cadáver y en dejar todos los cabos judiciales atados antes de partir de nuevo a Lituania. De hecho, la familia de la víctima se va a personar como acusación particular en la causa contra los dos detenidos, que se encuentran en prisión provisional acusados de un delito de homicidio y otro de agresión sexual.

Según explicaron los familiares de Ona, querían repatriar el cadáver pero ante la falta de recursos económicos han optado por incinerar el cuerpo y trasladar sus cenizas a Lituania. "Nos han dicho que hasta que no esté el informe definitivo de la autopsia no podemos incinerar el cuerpo", apuntó Ignanas, quien espera que en breve tengan los resultados para poder regresar a su país natal con los restos de su hermana. En caso de alargarse la autopsia y no poder incinerar el cuerpo, "tendremos que enterrarla aquí", confirmó su hermano, ya que repatriar el cadáver cuesta unos 5.000 euros, "dinero que no tenemos", se lamentó.

La vida de Ona

Ona, de 47 años, creció en un pequeño pueblo de Lituania, Pavandené, junto a sus tres hermanos. Ignanas recuerda de ella que era muy buena estudiante. "A veces nos hacía los deberes del colegio, era muy lista", apuntó. En su juventud estuvo trabajando de dependienta en una tienda.

Siendo joven se casó con un hombre de su mismo pueblo. Sin embargo, Ona nunca tuvo suerte en el amor. Después de divorciarse de su marido empezó una relación sentimental con otra persona, fruto de la cual nacería su hija Gintare, que actualmente tiene 12 años. Cuando el padre de la pequeña la abandonó, la niña todavía era un bebé. Ona tenía que sacar adelante a su hija y las penurias de un país ex soviético le impedían tener una trabajo digno con el que poder mantenerla. Además, la niña padecía problemas del corazón y requería de una dedicación y medicación especial. Todo ello la llevó a tomar una importante decisión, dejar su país y a su propia hija para buscar un futuro mejor para la niña en el extranjero.

"Ona vino a España a buscar trabajo y dinero para pagar las medicinas de su hija", asegura su hermano. La niña por aquel entonces tenía apenas unos cuatro años, según recuerda Ignanas. Todos los meses mandaba dinero a Lituania para pagar los gastos de la niña, que desde entonces vive con su abuela materna y sus tíos. Su vida en España tampoco fue fácil. Según explicó a sus familiares a través de las cartas que les enviaba desde España, estuvo varios años en Huelva, donde se ganaba la vida trabajando en el campo. En una ocasión, hace unos seis años, Ignanas, que es el pequeño de los hermanos, viajó a España para visitarla. Esa fue la última vez que la vio con vida.

Viviendo en la indigencia

Hace dos años la familia de Ona dejó de recibir noticias suyas. Lo último que supieron de ella es que había roto su relación con un hombre, también lituano, que conoció en España. "Presentamos una denuncia por desaparición, ya que era raro que no nos escribiera", explicó su hermano.

Al parecer, Ona, que se había trasladado a Valencia, no quiso que su familia conociera que las esperanzas de trabajo y una vida mejor con las que llegó a España se habían vuelto en su contra y en la actualidad malvivía en las calles de la ciudad.

Fue por esas fechas cuando conoció a Bhala S., un hombre de 42 años y origen indio. Con él inició una relación sentimental que a la postre le costaría la vida. Las agresiones y vejaciones a las que éste, presuntamente, la sometía, la llevaron a abandonar el piso en el que convivían y durante los últimos meses estuvo durmiendo a la intemperie junto al Cementerio General de Valencia. Allí, en las proximidades de una caseta utilizada por indigentes, fue encontrada moribunda y agonizando, la madrugada del 18 de julio. Tres meses después su corazón dejaría de latir.

Se negó a declarar contra su agresor

I. CABANES VALENCIA

El pasado 2 de junio la policía detuvo a Bhala S., presunto homicida de Ona, al ser sorprendido agrediendo a su pareja a plena luz del día en la calle General barroso de Valencia. El Juzgado de Violencia Sobre la Mujer número 1 de Valencia dictó una orden de alejamiento contra el acusado, pero la víctima no quiso declarar contra su verdugo y la orden de protección quedó anulada.

Tres días después de que la medida cautelar fuera anulada, se produjo la brutal agresión que dejaría en coma a Ona durante casi tres meses y que finalmente le costaría la vida.

Fue precisamente en la madrugada del 17 al 18 de julio, tras conocer Bhala S. el fallo absolutorio y cuando ya no había protección alguna, el día escogido por éste para acudir a ajustar cuentas con su pareja, en compañía de un amigo.

Bhala S. y Hassan I., presuntamente, violaron y golpearon a Ona en un descampado junto al Cementerio General de Valencia. Según el informe preliminar de la autopsia la víctima presentaba varios golpes en la cabeza, uno de ellos de cuatro centímetros de ancho. Los dos presuntos agresores huyeron del lugar dejando malherida a la mujer, que cuando posteriormente fue encontrada por la policía había entrado ya en estado de shock. Ona fue trasladada al Hospital La Fe de Valencia donde ingresó en estado de coma. Después de varios meses en la Unidad de Cuidados Intensivos de este centro, la víctima fue remitida al Hospital Doctor Moliner de Serra donde falleció días después."

Fte. Levante.emv

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