Utopía // 8 de abril de 2006

Debate necesario

El pensamiento pequeño burgués en nuestro movimiento

A estas alturas, cuando nuestra organización se mueve sobre condiciones revolucionarias, no sólo en Venezuela sino también en América Latina, nos encontramos en la necesidad de reflexionar sobre sus virtudes y sus defectos. En este caso nos dedicaremos a estudiar el pensamiento pequeñoburgués en nuestro movimiento.

El pensamiento pequeñoburgués en los movimientos revolucionarios es concecuencia de la guerra ideológica a la que son expuestos cada uno de los cuadros. Luego de convertirse en portadores, pudieran hacer que un movimiento revolucionario cometa las más grandes barbaridades históricas. Hemos visto tantos arrepentidos, tantas organizaciones que van camino a juntarse con la reacción y otros tantos del lado del fascismo, que se hace necesario atacar constantemente al pensamiento pequeñoburgués y a la vez reflexionar su origen y sus manifestaciones.

Marx, en el manifiesto comunista, define el socialismo pequeñoburgués como aquél donde se simpatiza con la causa obrera aunque se mantiene el ideario de la pequeña burguesía. mas adelante dice:

"Este socialismo ha analizado con una gran agudeza las contradicciones del moderno régimen de producción. Ha desenmascarado las argucias hipócritas con que pretenden justificarlas los economistas. Ha puesto de relieve de modo irrefutable, los efectos aniquiladores del maquinismo y la división del trabajo, la concentración de los capitales y la propiedad inmueble, la superproducción, las crisis, la inevitable desaparición de los pequeños burgueses y labriegos, la miseria del proletariado, la anarquía reinante en la producción, las desigualdades irritantes que claman en la distribución de la riqueza, la aniquiladora guerra industrial de unas naciones contra otras, la disolución de las costumbres antiguas, de la familia tradicional, de las viejas nacionalidades.

Pero en lo que atañe ya a sus fórmulas positivas, este socialismo no tiene más aspiración que restaurar los antiguos medios de producción y de cambio, y con ellos el régimen tradicional de propiedad y la sociedad tradicional, cuando no pretende volver a encajar por la fuerza los modernos medios de producción y de cambio dentro del marco del régimen de propiedad que hicieron y forzosamente tenían que hacer saltar. En uno y otro caso peca, a la par, de reaccionario y de utópico."

El pensamiento socialista pequeñoburgués lleva consigo la crítica al capitalismo, al imperialismo, pero sus anhelos siguen siendo un capitalismo más humano, rechazando la idea de derrocar al estado burgués y planteando un cambio gradual de condiciones hasta llegar al socialismo. Esta posición es generada por la comodidad que defiende el pequeñoburgués, pretende una sociedad más justa sin tener que arriesgar mucho, sin abandonar la casa ni el sillón. El individualismo es la materialización del pensamiento pequeñoburgués, las conquistas personales son defendidas aunque se simpatice con la idea del socialismo.

En nuestro movimiento, se ha manifestado el pensamiento pequeñoburgués de distintas maneras, a continuación podemos esbozar las principales:

El sentido común como método de análisis

El sentido común es la suma que se hace de todos los métodos de análisis, una suma de visiones de la realidad que siembran los aparatos de reproducción ideológicas a los terrícolas vivientes en el capitalismo. El sentido común se ha convertido en el instrumento de análisis, para unas cosas se aplican tal y para otras aplicamos cual. Al final parece un doble discurso pero en realidad es un doble análisis.

Es un poco el método de los científicos de la iglesia, se busca argumentos para demostrar un dogma y entonces se desechan los elementos que desmienten ese dogma y se usan sólo los elementos que confirman el dogma. Al final no se descubrió nada, simplemente se montaron unas supuestas pruebas, se desecharon otras contraproducentes y se le enseñó a la gente como un descubrimiento científico. Así funciona buena parte de la izquierda latinoamericana, con el sentido común y por eso se ven contradicciones por todos lados, para unas cosas marxismo y para otras positivismo y a las otras les aplicamos el Fen Shui. Pero al final quien manda es la viceralidad, la viceralidad es la que hace la hipótesis y el sentido común busca comprobarla. Este método es completamente opuesto al marxismo y casi en la totalidad de los casos dará respuestas contrarias a éste. El sentido común es también ideología pequeñaburguesa, porque aunque no es la ideología burguesa es la ideología diseñada por la burguesía para los dominados.

Culto a la espontaneidad de las masas y negación del partido

Cuando Lenin y Kaustki (cuando era revolucionario) lanzaron la idea de la organización selecta, lo hicieron pensando en la alienación. Los obreros, los campesinos, las comunidades pertenecen a un sistema llamado capitalismo y la organización política es necesaria para dirigir a esas capas que son atrasadas por su alto grado de alienación y que su movilización natural está enmarcada en el capitalismo, pero no tendrán oportunidad de sentarse a descubrir la necesidad de aplastar al capitalismo para construir del socialismo.

Lo mismo pasa dentro de nuestro movimiento, cada día se crece más y este crecimiento cuantitativo trae de contrabando la alienación, lo que nos obliga a que volvamos a rediscutir principios, posturas y visiones, que le contemos la historia a los nuevos integrantes. No habría problemas si estas primeras discusiones se dieran en las células del partido, pero cuando nos empeñamos en la horizontalidad absoluta, le imponemos una agenda de discusión a los órganos de dirección que fue abordada hace años y que forma parte de nuestros principios. Y esto trae como consecuencia que convertimos a los órganos de dirección en talleres y no en espacios de planificación estratégica y de discusión política. Todo partido revolucionario debe tener espacios para discutir su visión del mundo, pero los órganos de dirección no pueden ser los espacios donde los nuevos compañeros se enteren de que se trata socialismo. En las instancias de dirección deben estar las compañeras y compañeros más experimentados y sólidos en la política e ideología, sin que esto niegue el carácter democrático de las decisiones.

Esta infiltración ideológica es tan fuerte que en todo el mundo ha logrado desviar a grandes organizaciones revolucionarias, tomando la dirección de la organización y modificando las líneas planteadas anteriormente. Muchos partidos en el mundo empezaron Marxistas y ahora terminaron en la derecha. El mejor ejemplo es el movimiento antiglobalización y el Foro Social Mundial, el primero es infiltrado por los cuerpos de seguridad europeos, tanto que la desconfianza por parte de muchos al movimiento antiglobalización es enorme. El FSM en cambio no fue infiltrado por policías pero si por la ideología burguesa. Los foros no pueden ser financiados por algún estado, no pueden asistir partidos ni grupos armados, pero si puede financiarse a través de fundaciones como la Fundación Ford y la Fundación Rockefeller. Muchos se extrañan de cómo un partido o un movimiento tiende tan rápidamente hacia la derecha y es que el crecimiento trae consigo los peligros de la infiltración ideológica y lo poco que hemos avanzado puede ser revocado por nuevos militantes que traen consigo valores y prejuicios burgueses.

La formación teórica y la práctica hacen más revolucionario a un compañero que a otro. Una organización que desafía al capitalismo, el cual posee grandes aparatos de dominación física e ideológica, no puede darse el lujo de tener en su dirección a cuadros que por ser nuevos, por no tener una formación teórica sólida puedan desviar lo poco que tenemos avanzado. No significa que nuestros movimientos sean intocables, sino que debemos ir ajustando la unidad y el programa con cada vez más profundidad y claridad. Es pequeñoburgués el pensamiento que plantea la negación de la necesidad del partido, ese pensamiento pretende defender la individualidad por encima de lo colectivo.

La comodidad, se es revolucionario cuando se quiere y no cuando se necesita

En el centralismo democrático se obliga a los militantes a estar cuando se les necesita y no cuando puedan o quieran, una de las cosas que sufrimos por culpa de la comodidad es esa, es casi generalizado que cualquiera está donde quiera estar y cuando le de la gana estar y no debe ser así. Debemos estar cuando se nos necesite y donde se nos necesite, así no sea cómodo. Creemos en la disciplina consciente, pero esta no se trata de que si algún compañero no entiende alguna decisión o no la comparte, este no la cumpla. Eso es desobediencia, muy distinta a la disciplina consciente, donde el militante debe entender que así no esté de acuerdo con la decisión que toma la mayoría la debe cumplir (mayoría de la instancia a la que se pertenece o una instancia superior que representa a la mayoría), porque es un principio de la organización.

La arrogancia, el infantilismo y el amiguismo

Muchos militantes ponen por delante el personalismo. La falta de humildad los lleva a una construcción en torno a su personalidad, en donde más importa la imagen propia que el movimiento revolucionario y la revolución. La arrogancia es un vicio pequeñoburgués en tanto que se construye sobre el individualismo y no sobre el colectivo, pone al individuo por encima de la revolución. Posiciones de arrogancia traen como consecuencia que el militante no asuma las críticas y por ende no corrija las acciones y pensamientos erróneos o contrarevolucionarios.

Lo mismo sucede con el infantilismo de izquierda, muchas veces un militante plantea y defiende posiciones absurdas sólo por decir y quedar como el más radical del movimiento. El infantilismo es alimentado por el personalismo y también cuando no se asume la crítica ni se ejerce la autocrítica. Esto puede convertirlo en un militante malcriado que pone su orgullo y su personalismo por encima a la organización.

Dos maneras de asumir la democracia en nuestro movimiento

En general, existen dos maneras de asumir la democracia en nuestro movimiento, una que se encamina por la construcción de una organización revolucionaria que asuma la dirección de la revolución y la liberación de todo el pueblo, y la otra que asume que se entra a las organizaciones para ser libres y que al entrar ya lo serán. La segunda viene preñada del pensamiento pequeñoburgués, ya que los militantes deben asumir que la revolución es un proceso difícil y violento y que hasta tanto no se consolide la revolución y no se haya liberado todo el pueblo no habrá paz ni descanso para los revolucionarios.

El centralismo democrático es la base para la unidad en la acción, la minoría se subordina a la mayoría. Todos los militantes deberán asumir las tareas tomadas de manera democráticas aun cuando no se esté de acuerdo con la decisión. Los órganos inferiores deberán subordinarse a los órganos superiores, la unidad en la acción es responsabilidad de la dirección democrática de la organización y es deber de los militantes y de los órganos inferiores subordinarse a sus directrices, que no son más que las directrices de la mayoría, puesto que los organismos superiores son conformados con la voluntad de la mayoría y en cualquier momento la mayoría cambia estos órganos.

La anarquía en una organización, donde los órganos inferiores tomen decisiones distintas a los superiores, donde los militantes asuman las tareas sólo cuando les conviene, atenta contra la unidad en la acción y dispersa la lucha por la revolución. Los pequeñoburgueses defienden una organización con libertades individuales y no una organización para la revolución, atacan al centralismo democrático, acusándolo de autoritario y de burocrático, a eso trostky respondió:

"¿Qué es la democracia del partido para un pequeñoburgués "educado"? Un régimen que le permita decir y escribir todo lo que se le ocurra. ¿Qué es "burocratismo" para un pequeñoburgués "educado"? Un régimen en el que la mayoría proletaria impone, por métodos democráticos, sus decisiones y la disciplina. ¡Trabajadores, grabaros esto en la mente! "

¿Cómo combatimos el pensamiento pequeñoburgués en nuestro movimiento?

La crítica y la autocrítica es la mejor herramienta del centralismo democrático para combatir al pensamiento pequeñoburgués y su práctica cotidiana nos previene de desviaciones.

Además, un cuadro revolucionario deberá poseer conocimiento, sentimiento y locomoción. La formación es fundamental en la lucha contra el pensamiento pequeñoburgués, asumir la vida del pueblo, el contacto y el trabajo directo con las masas darán la capacidad de "sentir indignación por cualquier injusticia cometida en cualquier parte del mundo" y el partido garantizará la locomoción de sus militantes, una persona que no se subordina a un partido, pensará y actuará como a él mejor le parezca, en cambio un militante que se subordina al partido tendrá locomoción, por el programa mínimo, por el programa máximo y las tareas que le asigne el partido.

Caracas, enero de 2006


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