Aprobada en la IV Asamblea Nacional (Aragua, del 23 al 25/07/04)

En el contexto de una sociedad desigual, donde cada vez menos personas acumulan mayor cantidad de riqueza material de los pueblos, apropiándose ilegítimamente de ella; donde miles de millones de personas viven en condiciones infrahumanas; donde el hambre es parte de la vida de los niños y niñas; donde las guerras son herramientas de activación y sustentación de este sistema económico; donde el equilibrio ecológico del planeta sucumbe ante los intereses mercantilistas del capital mundial; donde la educación, la salud y la justicia son inalcanzables para quienes no las puedan pagar; donde pueblos enteros de la Tierra padecen y mueren por enfermedades que tienen comunes curas y que por intereses mezquinos no han logrado ser erradicadas; donde el terrorismo de Estado es un mecanismo común de defensa del capital; donde religiones, sectas y diferencias étnicas, son usadas para dividirnos y mantener subyugados nuestros pueblos; donde los aparatos de reproducción ideológica de este sistema voraz, como la escuela, la universidad, la iglesia y medios de comunicación, pretenden destruir la cultura propia de los pueblos para imponer un pensamiento único; los Estados nacionales y los Estados imperiales directa e indirectamente son los aparatos de represión, control y ejecución de un sistema depredador: El Capitalismo.

Ante esta realidad innegable, que evidencia la confrontación entre opresores y oprimidos, nosotras y nosotros, mujeres y hombres del pueblo, decidimos conformar una organización política nacional con conciencia de clase, que reivindica la lucha de clases como motor de la historia, comprometida con un proceso de lucha revolucionaria que nos permita construir el socialismo. Creemos en la creciente corriente antiimperialista y latinoamericanista que favorece la comprensión del socialismo científico como camino inexorable para la construcción de una sociedad sin clases, en la que el bienestar colectivo, la equidad y la justicia social hagan realidad nuestra UTOPÍA.

Utopía es una organización con vocación de poder, entendiéndolo no como un fin en sí mismo, sino como una herramienta necesaria para su ejercicio en la superación y sustitución del Estado por el poder popular, hacia la construcción de una sociedad sin clases. La edificación de esta sociedad, no la concebimos como tarea exclusiva de nuestra organización, por el contrario, debe ser resultado del desarrollo de los procesos de conquista de justicia de nuestros Pueblos, procesos en donde deben interactuar diversas organizaciones y tendencias ideológicas, como los llamados a enriquecer y encauzar las luchas populares, siempre como resultado de procesos de participación y protagonismo social que legitimen y construyan las direcciones trazadas.

Combinaremos estratégicamente las formas de lucha que sean necesarias para la transformación de la sociedad, aceptando la crítica responsable y siendo flexibles en la discusión y análisis de diversas tendencias ideológicas, revolucionarias y populares, aceptando los aportes que puedan contribuir a nuestra lucha desde diversas perspectivas, sin dar concesiones teóricas que vayan en contra de la lucha revolucionaria. No somos leales a individualidades ni estructuras transitorias, sino a las ideas y principios que rigen nuestra acción y que son parte de nuestras convicciones.

Nuestra organización, como parte del pueblo, hace vida en todos los sectores de la sociedad, contribuyendo a la organización y a la construcción de sus programas de lucha.