Utopía // 14 de noviembre de 2004

Sobre la resistencia histórica del pueblo Iraquí

Los Golpes que Faltan

No encontramos palabras para describir los sentimientos que nos atraviesan cuando pensamos que un Pueblo indefenso esta siendo bombardeado y sometido a la más brutal agresión imperialista de los últimos tiempos. Estos hombres, que llaman terroristas por defender su dignidad, están resistiendo la colosal e inevitable muerte que les impone el imperio. Imperio que no es otra cosa que la cobertura legal de los intereses de las transnacionales energéticas.

Este Pueblo, sin comida, ni agua, ni tecnología satelital o nocturna, ni electricidad, ni médicos, sino solo con su convicción de defender su suelo y su dignidad, han establecido tan feroz resistencia que aún hoy, con sus bombas inteligentes y de Uranio empobrecido (que ya tiene consecuencias espantosas en cientos de recién nacidos), con sus “juegos de guerra”, no han podido aplastarlos.

Son ellos, los héroes de Irak, contra el imperio que nos oprime a todos alrededor del mundo. Son ellos contra las cadenas transnacionales de comunicación, contra la bajeza de un enemigo que lucha en un país que no es el suyo y que por tanto no le duele las consecuencias de la destrucción. Son ellos contra un enemigo infinitamente superior en recursos, pero escaso en valores.

Pero lo peor de todo, es que es un Pueblo hecho puño “luchando solo compañeros, solo… ha luchado solo compañeros, solo…” Y han luchado solos contra el mismo enemigo que nos tiene oprimidos alrededor del mundo a nosotros, los pobres, al “tercer mundo”, “a la periferia de la América Libre y de sus lame botas”. Han luchado día y noche solos mientras nosotros nos acordamos de ellos con el noticiero de la radio, o con la prensa matutina, que ya de por sí nos llega censurada. Han luchado solos contra la ignominia, contra el cinismo sin límite del imperio y sus cadenas televisivas, contra la ambición infinita del Capital, pero además de luchar por ellos, nos han dado una hermosa y gran lección a todos los oprimidos alrededor del mundo: Si se puede resistir al imperio, no ha acabado la historia.

Estos héroes nos han recordado que cuando un Pueblo está decidido a ser libre nadie lo puede dominar. Si, es cierto, usan explosivos ¿y como equilibrar el poder de fuego con el imperio invasor si no es con estos? Que arda pues el invasor en las calles de Irak con los explosivos, las piedras, las balas, las maldiciones y todo lo que tenga el Pueblo Iraquí para defenderse.

Que ardan los oleoductos, los tanques, los helicópteros, los mercenarios, las estaciones de policía, el Gobierno Interino (títere) y que estos sirvan de combustible para que se mantenga encendida la llama de la dignidad, no solo la de los Iraquíes, sino la de todos nosotros, porque estos héroes luchan, solos, por todos nosotros. Que arda la llama “hasta que nuestra conciencia dispare…” y comience a encender llamas en todas nuestras latitudes, no para gritar un cómodo “No a la Guerra”, sino para alzar militantemente las banderas de la resistencia global, de los cien Vietnam que nos habló el Ché. Sólo allí cesarán las bombas de los héroes de Irak, de Colombia, de Afganistán, para darle paso a las miles de voces hechas puños a lo largo y ancho de nuestra tierra.

Entonces, que ardan los invasores hasta que los que aún creemos en el hombre, dejemos a un lado la alienante rutina, echemos al suelo nuestras posiciones socialdemócratas y hagamos de nuestro entorno inmediato, con mucho ingenio, un lugar de resistencia, golpeando al enemigo donde más le duele, en sus intereses económicos, esparcidos alrededor del mundo y que nos rodean a todos. Es allí donde hay que golpear.

Utopía


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