Utopía // 11 de octubre de 2004

Venezuela

La Intervención Imperialista, ¿Viene?

La estrategia de seguridad norteamericana en años recientes ha dado un viraje importante que se refleja en distintos documentos (como los de Santa Fe) que emanan del sector de derecha más recalcitrante de la sociedad estadounidense: El Partido Republicano.

Las invasiones a Afganistán, a Irak, el Plan Colombia, El Plan Puebla-Panamá y el ALCA son claras muestras de la escalada imperialista que a raíz de los atentados del 11 de septiembre ha desplegado el gobierno estadounidense, el Pentágono y la CIA orientados por esa nueva estrategia, teniendo como escenario el planeta entero y como objetivo el total control del petróleo, la biodiversidad y la población (elementos centrales de la política internacional hoy día), especialmente en nuestra América Latina, en la que actualmente se desarrolla un conjunto de mecanismos de reestructuración integral, a fin de adaptar la región a las necesidades del Estado y del gran capital estadounidenses.

En ese sentido, el imperialismo norteamericano requiere del dominio de nuestros recursos energéticos y de biodiversidad, no sólo en el ámbito jurídico a través de tratados y acuerdos, sino a través de la ocupación militar de los territorios para afianzar ese control y exterminar la resistencia que nuestros pueblos están llevando a cabo, cada vez mas intensamente, en Ecuador, Bolivia, Perú, Argentina, Haití, Brasil y Venezuela. América está vuelta un polvorín que la bota yanqui pronto tratará de pisar: ¡La Intervención viene!

¿Cómo y cuando viene la Intervención?

Existen varios elementos que condicionan estas interrogantes. Por un lado, pronto habrá elecciones en Estados Unidos y, después de la guerra que aún se libra en Irak, el partido de gobierno ha perdido mucha popularidad y no soportaría perder más con una acción similar, razones por la que no se prevé en nuestro país una situación del mismo corte que en Irak, a lo que se suman todos los procesos burocráticos que se deben efectuar ante los distintos organismos internacionales para poder efectuar una acción de la misma naturaleza. Por otra parte, si el gobierno de Estados Unidos, luego de las elecciones, quede en manos del Partido “Demócrata” el único cambio será que todos los planes imperiales existentes se postergarán un poco.

Todo ello indica que una invasión directa sería una herramienta de última instancia, sin embargo, aún existen herramientas de invasión indirecta, que consisten en fomentar los conflictos fronterizos con Colombia, a fin de justificar la entrada del ejercito invasor (constituido por sectores armados colombianos y estadounidenses), por la zona sur-occidental de nuestro país, y de allí dar la avanzada militar hacia el resto del territorio.

De igual modo, ya existen planes de bloqueo petrolero por parte de EEUU que, ya teniendo sus reservas llenas, podría prescindir momentáneamente del suministro de crudo venezolano a pesar de las concesiones que el gobierno les está haciendo en materia energética y, más aún, fomentar el bloqueo impulsando una matriz de opinión internacional que ya ha comenzado y que persigue elevar el riesgo país, según la cual Venezuela es un país de terroristas, guerrilleros, narcotraficantes, cuyas instituciones están sumidas en la corrupción y el fraude gracias al presidente Chávez, y que por ello el mundo debe defender la democracia y la libertad apoyando acciones como ésta, orientadas a exterminar la revolución bolivariana.

¿Cómo resistir esta invasión?

El pueblo venezolano tiene una oportunidad histórica como nunca ha tenido en siglos: la de construir un proceso verdaderamente revolucionario en nuestro país y fomentar la lucha continental contra el imperialismo y sus diversas herramientas de dominación, pariendo desde todos los rincones de nuestro pueblo una propuesta societal con preeminencia en la Igualdad, Justicia social y Solidaridad como valores de una verdadera cultura de la vida, que sea alternativa a la anacrónica existente hoy día.

Además, contamos con las únicas Fuerzas Armadas antiimperialistas del continente, conformadas por militares revolucionarios, patriotas, e incluso de derecha nacionalista, quienes no tolerarán una intervención estadounidense en nuestro país y están prestos a resistir en armas junto al pueblo organizado en ejército popular por la defensa de nuestra soberanía y por la consolidación de la revolución.

Por otra parte, estamos en la obligación de combatir irrestrictamente a los sectores serviles y negociadores que aún están enquistados en el gobierno, cuyas acciones pueden sacrificar nuestro proceso latinoamericano de lucha contra el imperio y hacer perder criminalmente la oportunidad de construir una revolución patriótica, soberana y popular en nuestro país.

Por ello debemos asumir el papel protagónico que la historia nos brinda en el proceso de construcción de la revolución, librando la batalla desde cada uno de nuestros espacios para erigir una nueva sociedad y luchar junto a las Fuerzas Armadas en contra del invasor y de los sectores contrarrevolucionarios y serviles de nuestro país, cuya bota imperialista, pintada de barras rojiblancas y estrellas, viene pronto a tratar de vencernos.


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