En toda la historia de Latinoamérica y el Caribe, el factor más influyente ha sido y sigue siendo el Imperialismo. Primero España, Inglaterra y Portugal, luego Francia, Holanda e Inglaterra, más adelante EEUU, Francia e Inglaterra y así sucesivamente. Todas nuestras fronteras fueron construidas por pugnas imperiales, incluso, países enteros se crearon para mantenernos divididos en aquellos momentos. Sería absurdo pensar que si en 500 años ha sido así, hoy sea distinto.

El imperialismo es la fase superior del sistema Capitalista. Cuando el mercado nacional no puede dar más ganancias es necesario imponer el mercado en otras naciones menos desarrolladas para seguir aumentado las ganancias. Esta es la lógica imperialista.

Por este comportamiento imperial es que EEUU (Doctrina Monroe) ha invadido directa o indirectamente a la mayoría de los países al sur del río Bravo (frontera de EEUU y México). Actualmente tenemos el imperialismo actuando directamente en Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú, Chile, Centroamérica, El Caribe y con aportes del Departamento de Estado y acciones encubiertas de la CIA, en Venezuela. Su objetivo: derrocar a todos los gobiernos y movimientos que no les sean dóciles y que promuevan la Integración Sur-Sur (Doctrina Bolivariana).

En Venezuela, reivindicando nuestra soberanía y autodeterminación, mayoritariamente hemos decidido llevar adelante un proceso revolucionario que no concuerda con el sistema capitalista y que cada vez está ganando más afectos en otros países; un proceso que incluso ha evidenciado contradicciones en el seno mismo del imperio; en conclusión, un proceso que implica una verdadera amenaza para los intereses de la potencia del norte y que podría llevar al traste proyectos intervencionistas disfrazados como el ALCA.

Nuestro país tiene un especial interés para el imperio, nuestro petróleo y nuestro gas (Energía). Por esta razón, si seguimos profundizando el Proceso, podemos estar absolutamente seguros de que el imperio irá, de acciones encubiertas de terrorismo y financiamiento de la contra, a la creación de un conflicto de baja intensidad como el caso Colombiano, y luego hasta un conflicto de mediana intensidad, tal como el caso de Irak.

Por supuesto, antes de este avance, EEUU debe crear las condiciones nacionales e internacionales como son: división interna del Pueblo, aliados internos, bloqueo económico, aislamiento internacional, legitimación internacional de la intervención, entre otras; ellos ya han iniciado sus acciones, han intentado descalabrar nuestra economía en varias ocasiones, están financiando sectores de la oposición para generar confusión y caos e intentan crear un cerco comunicacional tergiversando los hechos que día a día genera nuestra revolución.

Ahora, ante esta amenaza latente, la única razón que evitaría una intervención directa, lo único que nos queda por hacer, es ofrecer a los Yanquis una muerte segura en nuestro suelo patrio, antes de verlo pisoteado por la bota imperial. A ellos no les interesa encender a Venezuela con la situación que tienen en Colombia, Bolivia o Ecuador. Pero actualmente el Pueblo venezolano, sus organizaciones y las FAN, no representan un obstáculo imposible de vencer, pues no estamos completamente organizados y formados para la resistencia, cohesionados y armados.

La única posibilidad de vencer al enemigo en nuestro terreno es con una táctica de guerra irregular, o mejor dicho, guerra de todo el Pueblo, es decir, con una táctica de resistencia al invasor desde todos los rincones del país, desde cada barrio, cada calle, cada río, cada montaña, etc. y para esto es necesario que el sector revolucionario de las FAN se amalgame con nosotros, el Pueblo.

Ya no podemos conformarnos con gritar ¡Yanqui Go Home! sin tener el poder real para echarlos. Hay que hacer planes de “control territorial”, hay que conocer cómo opera el enemigo y cómo prepararnos para el combate. Hay que crear milicias populares, política e ideológicamente sólidas, que se encarguen de la defensa de nuestra soberanía y expulsión del invasor.

Cuando estemos organizados y articulados en milicias, a lo largo y ancho de nuestro territorio, en estructuras políticas sólidas y revolucionarias, es cuando podremos gritar con el poder de “las fuerzas telúricas del continente”: ¡Yanqui Go Home!

No existe “providencia” ni “destino” que condene a nuestro pueblo a vivir en la miseria, mucho menos en nombre de la “libertad que defiende Superman”, es tiempo de luchar por nuestra segunda y definitiva independencia.