Utopía // 17 de febrero de 2004

¿Es el conocimiento un poder?

¿Educación pública o de la burguesía?

Hoy el imperialismo perfecciona sus formas de dominación, pretendiendo imponer su tesis del pensamiento único y el fin de las ideologías, aprovechando la caída del bloque socialista, generando en sectores de la sociedad concepciones tan absurdas, que luego nos encontramos con que estos sectores avalan las atrocidades más repugnantes en nombre de las patrañas que ellos son capaces de inventar, para de esta forma mantener la dominación por medio de la fuerza en aquellos pueblos que se encuentran inmersos en procesos reformistas que le permitirían en un futuro no muy lejano la identidad necesaria para emprender el camino hacia su emancipación hasta un nivel social más elevado, desplazando de esta manera y en forma definitiva de la dirección del estado las tribus que durante años han sido los ciervos serviles al imperio, que nunca se han identificado con las luchas sociales libradas por sus pueblos emanadas de las más fieras contradicciones antagónicas.

Ante el poder mediático que poseen, vale la pena preguntarse, ¿cómo lo lograron?, ya que no se pretende asumir con esto verdades absolutas, sino contribuir de alguna forma a dar respuesta a esta interrogante. Se piensa que el imperio, más allá de todo su poder bélico, ha entendido que el conocimiento es un poder, por lo tanto, se ha dado a la tarea de mermar, de una u otra forma, la manera de enseñanza en los países que controla de forma indirecta y convertir a las universidades de dichos países en centro de élites burguesas que se encuentran en una constante reproducción de patrones y modelos, es decir, copiando sus recetas, para de esta manera, asegurar la continuidad del sistema y generar sociedades consumistas.

Con este accionar llevado adelante, se ha excluido de forma contundente al sector de la mayoría popular, aquellos hombres y mujeres, jóvenes y niños, cuyo único delito es haber nacido en lugares humildes, carentes de servicios básicos: los excluidos de un sistema representativo que sólo los necesita para explotarlos y despojarlos de lo único que les pertenece, su fuerza de trabajo; y más aún, son víctimas del proceso de desgaste en la enseñanza en todos sus niveles que se está llevando a cabo en todos los países neocoloniales, a los que sólo un pequeño porcentaje de esta población pudo acceder, (y esto gracias a que el sistema no funciona cien por ciento), debido a la gran cantidad de trabas excluyentes que presentan los institutos de educación, principalmente a nivel universitario.

Estas individualidades que logran entrar, comienzan a ser víctimas de un proceso de adoctrinamiento social, pero de una forma tan sutil, que para ellos es imperceptible, llevándolos a un punto tal, incluso de la negación de sus orígenes humildes, y de cualquier identidad que los implique directamente con el comportamiento propio de los pueblos, pasan de ser dominados a "dominantes", de “ignorantes” a “intelectuales”, no hay nada que los identifique con las necesidades y padeceres de sus pueblos, pues, ya no se sienten del pueblo; pero, lo más grave de todo esto, es que se convierten en los lacayos más agresivos a la hora de defender el sistema, ese que siempre se encargó de excluirlos desde el primer momento de su integración como ciudadanos, y que solo los ha utilizado como bobos útiles para preservar un poder que les es ajeno pero que lo necesitan para continuar sus fechorías, en función de saquear cual piratas modernos aquellos pueblos que posean las riquezas necesarias para mantener la hegemonía económica y militar del imperio.

Analicémoslo desde otro punto de vista, nos encontramos en un estado burgués, cuyos medios de dominación se han multiplicado, desde los clásicos órganos represivos del estado y la iglesia, los medios de comunicación y la educación; el estado debe velar por mantener su estructura, para esto usará los medios que estén a su alcance. El estado burgués es un estado donde la clase dominante es la burguesía, donde todos los medios de dominación están en manos de la burguesía, la que los utilizará sin ningún reparo para preservar sus poderes y privilegios.

¿Acaso la educación formal va a escapar de esta realidad? Debemos sincerarnos con nosotros mismos, el sistema educativo que tenemos en un estado burgués es un sistema educativo burgués, donde se educa a los que más adelante se convertirán en el relevo de la burguesía dominante y de esta manera, el poder seguirá estando en manos de la burguesía; ahora la pregunta debe modificarse y debe ser: ¿qué debemos hacer para transformar el sistema de educación formal burgués de nuestro pueblo a un sistema más cónsono con sus necesidades, a un sistema social de educación? Esta debe ser una de las muchas preguntas que debemos hacernos todos aquellos que sabemos lo que se esconde detrás de lo que se han atrevido a llamar el pensamiento único, todos aquellos que creemos en la pluralidad y libertad del pensamiento.

Tomando en cuenta que uno de los factores más importantes que influyen en la dominación del hombre por el hombre es la alienación, ¿qué se debe hacer con esos medios que nos carcomen, nos destruyen el espíritu, que nos alienan? o, ¿estamos tan alienados como para atacar a los factores que nos hunden en definitiva?... Tantas preguntas por hacer; lo único que se tiene claro es que mientras pensemos que las soluciones definitivas se pueden dar con simples modificaciones del sistema de estudio actual como un fin último y no como una táctica de transformación social en la parte de educación, vista esta como una pequeña y fundamental parte del problema, no seremos más que simples reformistas y no habremos entendido el problema en su verdadera magnitud.

Hasta la victoria siempre.


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