Organizaciones participantes en el X Seminario Intenacional // 18 de julio de 2006

Declaración del X Seminario Internacional Problemas de la Revolución en América Latina

El objetivo del Socialismo encausa la lucha revolucionaria de los trabajadores y los pueblos del mundo

Son más de quince años desde que el imperialismo y la burguesía internacional pretendieron secuestrar la esperanza libertaria de los pueblos. Con la caída del Muro de Berlín proclamaron el nacimiento de un "nuevo orden" mundial y la consagración del capitalismo como el mayor y definitivo nivel de desarrollo económico-social al que la humanidad podía aspirar. Aquello no implicó el fracaso del socialismo sino del capitalismo restaurado en los países otrora socialistas. De ese proceso el movimiento revolucionario debe sacar conclusiones para evitar que se repita la degeneración.

El progreso y bienestar de los pueblos -se dijo-, está garantizado con la denominada revolución tecnológica-científica, que no solo habría producido cambios en la organización del trabajo, sino sobre todo en el carácter de las relaciones sociales de producción. Sin embargo, lo cierto es que la economía mundial no logra remontar los graves problemas que arrastra por años; más aún, la crisis del sistema capitalista-imperialista se agudiza y embarga todos los ámbitos de la sociedad. Los paradigmas de desarrollo presentados como ejemplo a seguir se desvanecen en medio de contradicciones irresolubles y la acción de los trabajadores y los pueblos que desbaratan los programas económicos de la burguesía.

El mundo es escenario de grandes movimientos populares que se levantan en contra de la política belicista del imperialismo que reparte tropas de ocupación en donde sus necesidades de expansión y control mundial lo exige; las huelgas obreras en Europa, los levantamientos en las barriadas pobres y de los estudiantes en Francia, la lucha inédita de los migrantes en Estados Unidos en contra de la política xenofóbica de George Bush son ejemplos del accionar de los trabajadores y la juventud que hace estremecer al monstruo imperialista desde sus entrañas; en Irak gana terreno la lucha de liberación nacional del pueblo iraquí haciendo morder el polvo de la derrota a las fuerzas de ocupación, mientras el pueblo palestino resiste al militarismo sionista. América Latina es un volcán en ebullición, en donde las políticas neoliberales han sido duramente golpeadas y los planes estadounidenses por constituir un bloque económico regional tuvo que dar pasos atrás. En todas estas acciones la clase obrera recupera su espacio de fuerza fundamental del proceso revolucionario, el campesinado, los pueblos indígenas y negros y la juventud se destacan por su combatividad y participación masiva en la lucha, negando en los hechos el discurso que pretendió prosternar la acción de la clase obrera al surgimiento de "nuevos actores sociales". El proletariado, histórica y estratégicamente, nunca perdió su papel de fuerza fundamental del proceso revolucionario.

La lucha de los pueblos en América Latina crece en amplitud, intensidad y califica sus banderas; junto a sus reivindicaciones particulares flamean las banderas antiimperialistas que se entrelazan con los anhelos de transformación social. Los esfuerzos del imperialismo por acabar con la lucha armada no han tendio éxito, y la insurgencia colombiana resiste y avanza hacia la conquista del poder. La búsqueda del cambio se expresa en las calles, en los campos y también en los procesos electorales, provocando una variación en la correlación política en la región. Los trabajadores y los pueblos no solo sufragan en contra del neoliberalismo sino esperanzados en dejar atrás este sistema de explotación y no son pequeños los sectores que miran en el socialismo la alternativa. En medio de esa corriente política han surgido gobiernos democráticos y progresistas como los de Hugo Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia, que alimentan la confianza de los pueblos en la posibilidad cierta de conquistar nuevas victorias y dejar atrás este sistema de oprobio. El rumbo al socialismo exige demarcar posiciones con las propuestas socialdemócratas, reformistas y oportunistas que plantean la posibilidad de construir el socialismo sin acabar con el capitalismo.

A pesar de que en importantes sectores de los trabajadores y los pueblos la idea del socialismo es aún difusa, lo más importante es que está presente, que plantea a los revolucionarios la posibilidad y la responsabilidad de esclarecer y afirmar, en medio del ascenso de la lucha social, los principios fundamentales que guían al socialismo científico, al socialismo revolucionario.

El socialismo como régimen económico-social superior al capitalismo es la negación de este último, y demostró esa condición cuando cobijó a un tercio de la población mundial, satisfaciendo las necesidades básicas para su bienestar. La construcción de este nuevo tipo de sociedad responde a leyes universales e implica un proceso permanente de revolucionarización de la sociedad. Es, en esencia, la sociedad de los trabajadores que se levanta sobre la base de la socialización de la propiedad de los medios de producción y la eliminación de toda forma de explotación del hombre por el hombre, en donde el trabajo será fuente para el progreso y bienestar de los trabajadores y no para la explotación y acumulación del capital.

En contraposición con la producción anárquica y dominada por la libre concurrencia de los monopolios, el socialismo erige una economía planificada, dirigida por el gobierno revolucionario, apoyado en la fuerza de los trabajadores que participan como elemento fundamental de la transformación social, en medio de un ambiente de plena y auténtica democracia, la dictadura del proletariado, que garantiza la permanencia del poder de los trabajadores y combate a las antiguas clases explotadoras y al peligro de que la vieja o una nueva burguesía tome el poder para restaurar el capitalismo.

Solo el socialismo es capaz de resolver, en un proceso, las contradicciones que los regímenes de explotación han dado origen, como son las contradicciones de clase, las que se presentan entre el trabajo intelectual y manual, entre el campo y la ciudad, las contradicciones de género, entre pueblos, naciones y nacionalidades.

Unicamente el socialismo garantiza de manera definitiva la conquista de la liberación social y nacional, defiende la vida y la salud en el trabajo de las masas, otorga plena libertad a los pueblos, soberanía e independencia a los países.

Apoyándose en todas las formas de lucha, la clase obrera y los pueblos requieren conquistar el poder para la instauración del gobierno revolucionario que dirija la construcción socialista. Mas, solo el uso de la violencia revolucionaria de las masas será capaz de echar del poder a las clases explotadoras.

Es la clase obrera la fuerza fundamental para la emancipación social; sus aliados naturales son las clases trabajadoras de las ciudades y el campo, la juventud rebelde y combativa; con ellos trabajamos en distintos frentes y organizaciones acumulando fuerzas para la revolución. Por sobre el discurso del reformismo y del anticomunismo, históricamente se ha demostrado que el proletariado no puede dirigir este proceso si no eleva su organización al plano político, si no cuenta con el partido revolucionario.

Es un hecho que en cada uno de nuestros países los procesos revolucionarios tienen y tendrán sus particularidades y formas específicas de acumular fuerzas revolucionarias y de construir el socialismo, pero los principios básicos y las leyes generales de la revolución y el socialismo permanecen inalterables y son indispensables para todos los países.

La revolución social del proletariado es internacional en su contenido y toma la forma que las condiciones de cada país exigen. No podemos reducir nuestra acción a los linderos que marcan las fronteras de cada uno de los países, nuestro espíritu internacionalista nos plantea la necesidad de trabajar por la unidad de las fuerzas revolucionarias no solo en el plano local sino internacional. La constitución de un gran frente antiimperialista de los pueblos es nuestra tarea, entendiendo su configuración en cada uno de los combates que levantamos en contra del imperialismo y la burguesía internacional.

El X Seminario Internacional Problemas de la Revolución en América Latina ha sido un importante espacio para debatir un tema de mucha actualidad para los pueblos, y lo hemos hecho recogiendo la acción práctica que en estos días tenemos las fuerzas revolucionarias y estudiando también la experiencia del pasado, para prevenirnos de posibles errores.

Los partidos y organizaciones participantes en este Seminario, comprometemos nuestros mejores esfuerzos para que los ideales del socialismo guíen la lucha de los trabajadores en América Latina y en el mundo y cumplir con la misión que la historia nos ha impuesto.

Quito, julio 14 de 2006

Partido Marxista Leninista de Alemania

Partido Comunista Revolucionario de Argentina

Partido Comunista Revolucionario de Brasil

Partido Comunista de Colombia (marxista leninista)

Partido Comunista de Colombia - Maoista

Ejército Popular de Liberación de Colombia

Ejército de Liberación Nacional de Colombia

Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo

Partido Comunista Chileno – Acción Proletaria

Partido Comunista del Trabajo de República Dominicana

Movimiento Independencia Unidad y Cambio de República Dominicana

Organización Socialista Camino de Libertad de Estados Unidos

Movimiento de Izquierda Revolucionaria de Perú

Movimiento Democrático del Perú Dignidad Nacional

Partido Comunista Revolucionario de Turquía

Gayones – Voz Proletaria de Venezuela

Organización Revolucionaria Utopía de Venezuela

Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador

Movimiento Popular Democrático

Juventud Revolucionaria del Ecuador

Unión General de Trabajadores del Ecuador

Frente Popular

Frente Vanguardia del Magisterio

Frente Revolucionario de Izquierda Universitario


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