Natalia // 1ro de junio de 2006

Comunicación

La guerra de los Logos o La Nueva VTV

El nuevo emblema del canal del Estado fue inaugurado con el augurio revolucionario de un primero de mayo, pero… ¿es simplemente un logo bolivariano o es la antigua VTV la que se está relanzando? Hay un conjunto de detalles que al menos dudas nos generan, cuando no la zozobra de un mal presentimiento.

El primero fue ese programa inaugural, donde se habló tanto y tan bien sobre la vieja VTV… pero no la de los años recientes de la Revolución Bolivariana, la que progresivamente ha logrado convertirse en referencia para los bolivarianos, sino de aquella VTV de la cuarta república que, recuérdelo quien lo quiera, era un canal aburrido, soso, no sólo servil a los gobiernos de Punto Fijo sino, malamente, a la estrategia neoliberal de alienación mediática, copiando los esquemas del mero entretenimiento…

Y la primera pregunta que nos viene es ¿en realidad estaba tan mal VTV? ¿O es que aquella vieja VTV era una maravilla como para reivindicarla con tanta fuerza?

Visto a vuelo de pájaro, la mayoría de la programación se mantiene, sólo cambian las tapas, las escenografías y las musiquitas. Pero no, vuelve Nuestra Mañana y nos vuelve la duda. Vuelve el programa para las amas de casa, a quienes parece que les corresponde mantenerse en los quehaceres del hogar con el televisor prendido 3 horas seguidas para ir oyendo a la conductora-amiga dar consejos sobre el cuidado personal, recetas de cocina y manualidades… y quizá un poco de farándula no haga tanto daño. Así, la mujer venezolana que aún se queda en casa, ni por casualidad podrá escuchar, mientras plancha, un debate sobre el socialismo o la entrevista a algún dirigente de su comunidad que la convenza a organizarse y participar. No cabrá la menor posibilidad de elevar su conciencia.

Pero resulta que también reaparece por ahí el programa de los niñitos disfrazados de adultos cantando en el escenario “música a la venezolana”, pero de la Venezuela donde la tarima y los reflectores son los que le dan importancia a lo auténtico y elevan al ser en la sociedad y por eso tantas madres volverán a soñar con ver a sus chiquiticos en televisión, aunque no sea imitando a Shakira sino a Reyna Lucero.

Lo que falta es que vuelvan los concursos y los culebrones, que pueden ser bien criollos y a la vez competir con los demás canales. ¡Ah! ¿Será se quiere es volver al formato cuartorepublicano para caer en la ingenua trampa de competir con los otros canales?

¿Será por eso que también pusieron el cintillo de la participación con mensajes a 500 bolos + básico + IVA? Nueva duda sobre la pertinencia del acuerdo comercial que tuvieron que hacer para que salieran automáticamente los mensajes de quienes pudieran gastar ese dinero para verse en pantalla. El cintillo distrae, no representa la opinión de la mayoría, no permite diálogo ni mucho menos la participación en el medio. Si el medio realmente quiere más participación del pueblo, ¡que salga a la calle a buscarla!

Los detalles nos van conduciendo al posible objetivo central del vuelco de la imagen. Si ese objetivo es competir con la televisión escuálida, tendrán que hacer infinidad de concesiones más al formato de alienación mediática para poder ganarles. Y ese camino puede llegar a ser imposible y contradictorio con lo que la revolución socialista, en el campo de la cultura y de la comunicación, debe hacer. Y aunque formato suena a forma y no a fondo, en comunicación, las formas pueden ocultar totalmente el fondo y distorsionarlo. Pero si cambiamos forma y fondo… ¿hacia dónde corremos?

Si bien el logo anterior, nunca se identificó totalmente con el pueblo, sí hubo un esfuerzo de reconceptualización del mensaje, en el canal que presidió Blanca Eeckout, que apuntaba a un cambio paulatino del paradigma de la comunicación televisiva. La valoración del mensaje ideológico y el debate político frente a la simple recreación sin contenidos, aun manteniendo muchos esquemas clásicos, son puntos a favor innegables que han repercutido en este proceso.

Los logos representan ideas detrás de ellos; las ideas las impulsan grupos de personas convencidos de ellas. Si la V tricolor significa un salto más hacia una comunicación transformadora, que nos haga cambiar para siempre y para el socialismo, bienvenida sea. Pero si esa V, desiste de la lucha por romper el paradigma enajenante y crear uno nuevo y revolucionario, entonces, que se quede en el recuerdo cariñoso de sus empleados, porque el pueblo está dispuesto a dar tantos pasos como sean necesarios, pasando por logos o presidentes de canales, para alcanzar su emancipación.


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