Así, de sopetón, ¿qué dirían ustedes? En Navahondilla, con apenas 300 habitantes y una dispersión urbanística ejemplar (ejemplo de lo que no hay que hacer); en Navahondilla, decimos, pongamos que a 45 minutos de Madrid (a 160 km/h, claro), por una autovía desplegada sólo para usted por la Comunidad de Madrid (obra que se ha pasado la ley de evaluación ambiental y el Tribunal Superior de Justicia por donde ya sabe); en Navahondilla, ¡1.116 chalés!, ¡ohhhh!, urbanización que cuenta con un maravilloso espacio para golfear y con una agüita buena que llegará hasta su grifo cortesía del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, con la graciosa colaboración de la Confederación Hidrográfica del Tajo, institución archi-cornuda donde las ‘haiga’…