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Navahondilla

Cabeza de Caballo: caballo de Troya para el Valle del Tiétar

Viernes 19 de marzo de 2010, por sods

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Así, de sopetón, ¿qué dirían ustedes? En Navahondilla, con apenas 300 habitantes y una dispersión urbanística ejemplar (ejemplo de lo que no hay que hacer); en Navahondilla, decimos, pongamos que a 45 minutos de Madrid (a 160 km/h, claro), por una autovía desplegada sólo para usted por la Comunidad de Madrid (obra que se ha pasado la ley de evaluación ambiental y el Tribunal Superior de Justicia por donde ya sabe); en Navahondilla, ¡1.116 chalés!, ¡ohhhh!, urbanización que cuenta con un maravilloso espacio para golfear y con una agüita buena que llegará hasta su grifo cortesía del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, con la graciosa colaboración de la Confederación Hidrográfica del Tajo, institución archi-cornuda donde las ‘haiga’…

No importa que esté endeudado hasta las trancas, hombre (lo que importa es el crecimiento económico, por supuesto). No importa que los bancos, después de subvencionarlos nosotras a fondo perdido, no presten un duro. No importa que Enrique Ventero, imputado en la Operación Malaya contra la corrupción urbanística, trame la construcción de 3.500 viviendas y zona náutica en Cebreros (ay, mi pobre Alberche), a escasos diez kilómetros lineales de Navahondilla; no importa que para regar su parcela haya que degollar las gargantas de pueblos vecinos… No importa tampoco, en fin, que existan decenas de carteles de “se vende”; carteles que palidecen, mes tras mes, expuestos al sol desde hace años en este municipio.

Así, de sopetón, 1.116 viviendas a cargo del arquitecto de los kakás, los ronaldos y otros esforzados y ejemplares trabajadores, ¡1.116!, ¿no les parece una oferta increíble? Porque increíble es en verdad que en estos momentos se retome un proyecto como éste, de enormes consecuencias para todo el Valle del Tiétar.

Ahí están (por sus obras los conoceréis, nunca mejor dicho): representantes municipales, autoridades provinciales y de diversas comunidades, constructores e inmobiliarias, ingenieros, técnicos… Ya los tenemos por aquí, hociqueando el suelo, hozando, olisqueando posibles beneficios, exprimiendo hasta la última gota un modelo de subdesarrollo que nos ha llevado a la crisis (cuidado: esta bicha está apenas asomando la patita: habrá que apretar los dientes de aquí al futuro y organizar muy bien la indignación y la rabia). Autovía M-501 hasta el límite de la provincia de Madrid y más allá, Plan Hidrológico Nacional y desarrollos urbanísticos, todos de la mano en la lucha final. O están locos quienes diseñan y consienten estas políticas urbanísticas, o seguimos la misma inercia económica del que cae de un séptimo piso. Como el chiste aquel recordado en la película (imprescindible) La Haine, escuchamos mientras caemos: “por ahora toda va bien”.

Por resumir, en fin, como decía esa alegre cancioncilla: “Hijo de puta hay que decirlo más” (contamos con el beneplácito de nuestra inefable Espe, defensora de las tradiciones lingüísticas populares, el ladrillo a ultranza y la tortura como cultura).

P.-S.