Elecciones parlamentarias en Venezuela

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. 27 de septiembre de 2010

 

 

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Actualizado: 7 de octubre de 2010

La Alianza Patriótica, integrada por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Partido Comunista de Venezuela (PCV), Unidad Popular Venezolana (UPV), Movimiento Electoral del Pueblo (MEP) y Movimiento Tupamaro (apoyada por 8 organizaciones de carácter regional), ha consolidado la mayoría absoluta en las elecciones a la Asamblea Nacional celebradas el  26 de septiembre.

Active sobre la imagen para ampliarlaSegún los resultados definitivos publicados por el Consejo Nacional Electoral en su sitio web,  la Alianza Patriótica consiguió 96 de los 165 escaños de la Asamblea, mientras que la Mesa por la Unidad Democrática (que agrupa a 22 partidos de oposición de carácter nacional con el apoyo puntual de otras 85 organizaciones tanto nacionales como regionales) ha conseguido 64 escaños y 2 Patria Para Todos (PPT); los otros tres escaños corresponden a la representación indígena y fueron conseguidos por el Consejo Nacional Indio de Venezuela (CONIVE) y el Movimiento Indígena Autónomo del estado Zulia.

Si sumamos a los escaños de la Alianza Patriótica los obtenidos por CONIVE, organización aliada, las fuerzas partidarias del Proceso Proceso Bolivariano han quedado a un escaño de obtener la mayoría cualificada de 3/5, necesaria para las decisiones revocatorias de una acto de la Asamblea Nacional y para autorizar al Ejecutivo a gobernar por decreto mediante ley habilitante en las materias que especifique dicha ley. Están lejos de los 2/3 necesarios para admitir a trámite o modificar leyes orgánicas, sin contar con la oposición.

El análisis en profundidad de estas elecciones lo abordaremos más adelante; no obstante, podemos avanzar una primera aproximación de las mismas, comparando estos resultados con los obtenidos en las elecciones parlamentarias del 2000 y las elecciones regionales de los años 2004 y 2008. La comparación de resultados ha de hacerse sobre procesos homogéneos: elección de representantes a los órganos legislativos (municipales, estadales o nacionales), tomando como fuente sólo los votos recibidos a través de lista, por las diversas asociaciones de electores. No podemos considerar las elecciones parlamentarias de 2005, porque a las mismas no se presentó la oposición, en un fallido intento de deslegitimarlas.

El PSUV mantiene en términos relativos su fuerza con respecto a las elecciones regionales de 2008 y lo incrementa 135 mil votos en términos absolutos; sin embargo, el bloque bolivariano, visto en su conjunto, perdió tanto en términos absolutos como relativos (6,15 puntos) con respecto a las elecciones de 2008, pérdida que no se explica ni siquiera con el abandono del bloque por parte de Patria Para Todos (PPT), pues este partido sólo ha restado 3 puntos a la Alianza Patriótica.

Por consiguiente, el peso del conjunto de los partidos contrarios al Proceso Bolivariano, agrupados en la MUD, ha crecido tanto en términos absolutos como relativos; aunque debemos tener presente que de los partidos nacionales con cierto peso, sólo han crecido en estas elecciones cuatro y de ellos, sólo el ultraderechista Primero Justicia (MPJ) casi alcanza los 3 puntos, quedando el resto sin llegar a 1 punto de crecimiento.

Los partidos de la MUD iniciaron su campaña de deslegitimación del proceso electoral desde el mismo momento en que conocieron los primeros resultados, facilitados por el Consejo Nacional Electoral: En la red se dispararon los span que interrogaban cómo era posible conseguir casi el 60% de los escaños con sólo el 48% de los votos. Esta táctica de deslegitimación, utilizada también por prácticamente todos los medios de manipulación españoles, encierra una trampa en la que quedan atrapados quienes desconocen las particularidades del proceso electoral venezolano; particularidades que fueron aprobadas por el Congreso Nacional venezolano en 1989 y puestas en práctica paulatinamente y en diversos procesos, desde el momento de su aprobación hasta 1998, es decir, antes de que Hugo Chávez asumiera la presidencia de la República.

En Venezuela se elige de forma directa y por mayoría simple de votos a los responsables de los órganos ejecutivos en todos sus niveles: alcaldes, gobernadores y Presidente de la República. En los órganos legislativos: concejos municipales, asambleas legislativas estadales y Asamblea Nacional, la elección es mixta: una parte de los representantes son elegidos de forma directa y el resto se eligen por listas de partidos, de forma proporcional y aplicando la Ley D'Hont.

El número de diputados a elegir equivale al 1,1% de la población. Las circunscripciones electorales se establecen con base en la población y  varían en número en cada estado: por ejemplo, en el estado Amazonas sólo hubo una circunscripción electoral, mientras que en el Distrito Capital (que se corresponde con el Municipio Libertador) hubieron cinco circunscripciones. En términos generales, cada circunscripción elije a un diputado o diputada de forma directa, en algunos casos y en función de su población, se eligen dos y, excepcionalmente pueden ser elegidos tres diputados.

El número de diputados por lista debe corresponder al 30% de la cámara, eligiéndose 2 diputados en cada uno de los estados que en total elijan 9 o menos representantes y 3 cuando el número total de representantes del estado sea de 10 o más. En este proceso fueron elegidos elegidos 52 diputados (31,5%) por lista de partidos y 113 diputados (68,5%) de forma nominal, incluyendo a los 3 representantes indígenas. Los representantes indígenas son elegidos por los habitantes de los núcleos poblacionales originarios, uno por cada una de las tres zonas supra-estadales: Oriente, Sur y Occidente.

El estado que menos diputados aporta a la Asamblea es Amazonas, con tres representantes; el que más aporta es Zulia, con 15 representantes.

Por lista de partidos la Alianza Patriótica consiguió el 48,8% de los votos y 25 diputados, que representan un 48,1% de los destinados a ser asignados de forma proporcional, luego la proporción entre votos y escaños en términos globales es bastante exacta, a pesar de que en algunos estados se puedan observar diferencias derivadas de la polarización de los votantes.

El resto de los escaños, como en Estados Unidos, el Reino Unido o en España para el Senado, al ser asignados por mayoría corresponden a quienes consigan más votos, aunque sea uno y aquí vuelve a intervenir la polarización en el electorado venezolano. Por ejemplo: en el estado Zulia la Alianza consiguió 730.974 votos y 2 diputados directos, mientras que la MUD, con 832.822 votos, consiguió 10 diputados directos. De forma análoga, en el Distrito Capital la Alianza consiguió 6 diputados directos con 489.106 votos, mientras que con 503.510 votos la MUD sólo obtuvo un diputado directo. Los diputados directos se obtienen circunscripción a circunscripción y por mayoría simple, por lo que no pueden extrapolarse los resultados en cómputos estadales o nacionales.

Es innegable el triunfo del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y su consolidación como fuerza hegemónica en la sociedad venezolana, situándose a más de 30 puntos por encima del siguiente partido en número de votantes. Si tomamos como referencia a su embrión, el Movimiento V República, desde las elecciones de 2000 el peso específico del PSUV viene creciendo en cada proceso, tanto en términos absolutos como relativos y el resto de los partidos, sean aliados o adversarios del Proceso Bolivariano, se encuentran a una considerable e inusual diferencia, efectivamente, para encontrar algo similar nos tenemos que remontar a las elecciones de 1958, en las que el partido AD obtuvo el 49,2%, seguido de COPEI con el 15,2% de los votos.

Sin embargo y a pesar de la innegable victoria, estas elecciones han dejado un mal sabor de boca, pues no se alcanzó el objetivo de los 2/3 de la Asamblea, tan necesarios para profundizar el socialismo, e incluso falta un diputado para controlar los 3/5 de los escaños de la Asamblea. Aunque el PSUV obtiene mayoría absoluta gracias a que la Ley Electoral (cuyas fórmulas de reparto se establecieron en la IV República) favorece a los partidos mayoritarios,  se abre un periodo legislativo difícil pues la oposición tiene suficientes representantes en la Asamblea como para lograr su objetivo fundamental: el boicot de la actividad parlamentaria y dar marcha atrás en los logros políticos, económicos y sociales alcanzados con el Proceso Bolivariano.

Las fuerzas de la oposición agrupadas en la MUD han sabido polarizar en su favor un porcentaje importante del pueblo, con un programa electoral cuyo objetivo es el retorno al poder del régimen partidocrártico de la IV República, acabando con la democracia participativa  y el empoderamiento del pueblo. Para ello ha contado con la financiación y asesoría pro imperialista, a través de agencias tales como las norteamericanas USAID, NED o CIA, y con la imprescindible colaboración de los medios de manipulación nacionales e internacionales (incluidos los españoles), que han utilizado su control sobre la opinión pública para difundir el miedo, la mentira y la confusión. Pero también han favorecido este crecimiento de la oposición las propias contradicciones del Proceso Bolivariano, sus fallos y en muchos casos, sus errores imperdonables, que han abonado el descontento en parte de quienes hasta ayer lo defendían.


Fuente: Consejo Nacional Electoral