Por Ángeles Espinosa
Entre 25 y 40 feministas fueron detenidas ayer ante el tribunal revolucionario de Teherán, según informó la agencia semioficial Isna. Las mujeres se habían concentrado para apoyar a otro grupo de activistas que estaban siendo juzgadas por haber participado en una manifestación en defensa de sus derechos el pasado junio. Ante la desigualdad que sufren en la legislación iraní, las feministas han lanzado una campaña de recogida de firmas que respalda la premio Nobel de la Paz Shirín Ebadí.
Es un trabajo silencioso, pero tenaz. "Estamos recogiendo firmas contra las leyes que discriminan a la mujer en Irán", declaró recientemente Ebadí a esta corresponsal. Su objetivo, juntar dos millones de rúbricas para demostrar que las iraníes no están contentas con su situación en la República Islámica. La idea surgió el 12 de junio del año pasado tras una manifestación en favor de los derechos de las mujeres que la policía disolvió sin contemplaciones y terminó con 70 detenidos, entre ellos, 42 mujeres. Decidieron entonces lanzar una campaña pacífica para denunciar su situación.
En contra de la imagen simplista que suele tenerse en Occidente, su problema no es el pañuelo, sino las leyes. "La vida de una mujer vale la mitad que la de un varón", explicaba Ebadí. Literalmente. En caso de accidente de tráfico, a iguales lesiones, un hombre recibe el doble de indemnización. Y ese principio se extiende a todos los terrenos, desde el divorcio (más difícil de conseguir para las mujeres) hasta la custodia de los hijos (que automáticamente van al padre a partir de los siete años), pasando por la necesidad de autorización del marido o el padre para poder viajar al extranjero. Discriminación
A la premio Nobel le resulta irritante que el testimonio de un hombre ante un tribunal equivalga al de dos mujeres. Y eso cuando ellas constituyen el 65% de los universitarios iraníes. "Así que yo, que soy abogada y juez desde hace 35 años, profesora de Derecho, autora de 15 libros especializados y premio Nobel, necesito la concurrencia de otra mujer para que mi testimonio sea tenido en cuenta. Sin embargo, al hombre al que pago para limpiar esta oficina, que es analfabeto, le aceptan por sí mismo", exponía, sin mencionar que la República Islámica la apartó de la judicatura por su condición de mujer. No es la única que se queja; por eso, la recogida de firmas.
Varios centenares de voluntarias, especialmente capacitadas para esta tarea, recorren el país desde hace cuatro meses para explicar a las mujeres las injusticias del sistema legal iraní y solicitar su firma pidiendo cambios. También hay una web donde los usuarios pueden firmar (www.we-change.org). De momento, calculan que han recogido 100.000 firmas.
La iniciativa no está exenta de riesgos. Aunque Irán ha firmado convenciones internacionales de derechos humanos que requieren la adecuación de su código legal, tres de esas voluntarias fueron detenidas en enero acusadas de atentar contra la seguridad nacional.
Fuente: El País
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