Por Alejandro C. Manjarrez
Lydia Cacho, la defensora de las mujeres violadas, sufrió una violación a sus derechos ordenada por mujeres.
La mejor justicia no siempre
es la mejor política.
Abraham Lincoln
Buena es la justicia si
no la doblara la malicia.
Dicho popular
Qué pena que Puebla haya sido escenario, cuna o matriz de una “aberrante” paradoja: Lydia Cacho Ribeiro, la periodista escritora, activista y presidenta del Centro Integral de Atención a la Mujer (CIAM), fue detenida en cumplimiento a la orden de aprehensión librada por otra mujer, la juez Rosa Celia Pérez González. Y digo paradoja porque mientras una dama -la periodista- lucha por atender a las mujeres víctimas de violencia, la otra -la juez- comete lo que podría ser una injusticia basada en el estricto cumplimiento del deber que, en su caso, se sustenta en la “verdad jurídica”, o sea la denuncia de un ciudadano “ejemplar”.
A estos hechos hay que agregar que otra mujer, la procuradora de justicia del estado de Puebla, Blanca Laura Villeda Martínez, firmó y ordenó la inmediata ejecución de la orden girada por su ex colega del poder Judicial, práctica que se llevó a cabo en otra entidad, la más lejana de Puebla.
Estas tres mujeres, que curiosamente tienen la misma vocación (la búsqueda de la justicia), podrían ser “víctimas” de la estrategia jurídica urdida por el abogado del caballero Kamel Nacif Borge, “rey de la mezclilla” y quizás uno de los pocos empresarios cuyo nombre es muy popular en los buscadores de Internet. Y aquí tenemos lo que, según los defensores y defensoras de la periodista, forma parte de la persecución “aberrante” en contra de la activista y presidenta del CIAM:
Es obvio que el licenciado que defiende la integridad moral de Kamel Nacif, no midió las consecuencias de su eficaz acción que, entre otras cosas, muestra su habilidad para preparar e impulsar la detención de la periodista. Esto porque demostró que es de los pocos especialistas en derecho capaz de abreviar los trámites de un proceso judicial que comúnmente tarda entre cinco y siete meses, siempre y cuando, que conste, se trate de un delito perpetrado en el estado de Puebla y de un delincuente con residencia en la entidad poblana (este proceso tardó dos meses).
Como le lector sabe, primero hay que presentar y ratificar la denuncia correspondiente ante el ministerio público. Después de este paso es necesario apurar el desarrollo de la averiguación previa (pruebas testimoniales y documentales y en algunos casos la emisión de citatorios para que comparezca el denunciado). Una vez cumplido lo anterior, que por cierto se lleva varias semanas, viene la consignación del expediente al juez. Y éste por ser el encargado de impartir justicia, tiene la obligación de darse tiempo para analizar a fondo el procedimiento antes de obsequiar la orden de aprehensión, sobre todo cuando el asunto es delicado y/o trascendente ya sea por el tipo de delito que se ha cometido o bien por su impacto social. Todo ello, insisto, basándose en la “verdad jurídica” pero también aplicando el criterio que nace de la experiencia, el género, la dirección colegiada y las lecturas jurídicas que incluyen las jurisprudencias.
De ahí que para que la juez actuara como lo hizo, necesariamente debe haberse dado tiempo para leer el libro Los Demonios del Edén, más que por curiosidad por obligación procesal, requerimiento que también tuvo que cumplir el ministerio público que a lo mejor es mujer. Si lo hicieron es obvio que ambos se enteraron de que lo dicho por la periodista no se trata de una opinión personal sino de citas y documentos que avalan su investigación. Y de esas lecturas lo que pudo haber sustentado la denuncia, fue el supuesto de que en el mes de junio de 1975, Kamel Nacif Borge utilizó sus influencias en los servicios de Migración del aeropuerto mexicano para detener la deportación al Líbano del pederasta Succar Kuri, a quien por cierto no conocía pero que, en un acto de solidaridad libanesa, lo ayudó porque carecía de permiso para trabajar en México: "Kamel miró a Succar y le preguntó de dónde era -escribió Lydia-; charlaron un momento y Nacif les dijo: "Suelten al paisano, yo me encargo de arreglarle los papeles".
Cacho asegura asimismo que desde entonces ambos se hicieron "compadres" y socios, relación que nada tiene que ver con la pederastía de Surcar. Lo demás es digamos que relleno porque se apoya en las declaraciones del ex administrador de Surcar; por ejemplo: que "Nacif ponía el dinero y Kuri el nombre" para amortiguar las cargas fiscales.
La otra “ofensa, calumnia o difamación” de la periodista, podría ser lo que apunta en su libro sobre las amistades que Succar entabló en Acapulco, gracias precisamente a las recomendaciones de Kamel Nacif. Una de ellas Joe Rank, dueño del emporio de ropa Aca Joe.
La verdad, respetado lector, el asunto no debió trascender más allá de una carta aclaratoria dirigida a la periodista conforme lo determina la ley en la materia. Es lo que le convenía a Kamel Nacif quien, como todos sabemos, representa al empresario triunfador en los negocios, éxito que, no sobra decirlo, también le ha ganado la “amistad” de otros empresarios que le proponen desde sociedades financieras hasta préstamos garantizados con las acciones de sus negocios. No es creíble, pues, que una persona como Nacif quiera asociarse o hacerse cómplice de alguien destinado al fracaso social o incluso a la cárcel, como es el caso del tal Succar. De ello podrían dar cuenta varios industriales y empresarios poblanos a quienes Kamel les hizo el feo.
Que “el rey de la mezclilla” es enojón e impulsivo, puede ser. Que a veces es solidario con sus paisanos, está más que demostrado. Que sus abogados temen a sus exabruptos, también es posible. Que es como el personaje JR de la serie Dallas, si no lo fuera nunca habría triunfado. En fin, que es uno de los causantes del fisco más asediados, nada más pregúntenle a Paco Gil y verán por qué. Tenemos, pues, que en Kamel Nacif Borge todo es posible debido a su carácter, estilo, dinero e influencia; todo incluso el ordenar que se llevara a cabo lo que resultó ser la paradoja que produjo la detención de Lydia Cacho. Y esto, respetado lector, podría generar una de las peores reacciones en contra de él y de la justicia en Puebla...
acmanjarrez@hotmail.com
amanjarrez@replicaycontrareplica.com.mx
fuente: Réplica
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