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Informe de la Inspección General de Educación Nacional - Francia

La verdad sobre el Islam en la escuela

Las niñas y las jóvenes, especialmente presionadas

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Hace pocos meses se filtró a los medios de comunicación un informe elaborado por la Inspección General de Educación Nacional Francesa y remitido al Ministro de Educación sobre la situación de las escuelas francesas en relación al islam. Mi escuela y el mundo. Educación en valores ha traducido al español los estractos del informe publicados en los medios de comunicación franceses, en los que se habla especialmente de la situación de las niñas y las jóvenes.

La web de Mi escuela y el Mundo. Educación en valores: http://www.miescuelayelmundo.org


Estos son los principales extractos del informe de la Inspección General de la Educación Nacional de Francia enviado a François Fillon, Ministro de Educación Nacional, de la Enseñanza Superior y la Investigación en Francia.

El retroceso de la situación femenina

Es sin duda el aspecto más grave, el más escandaloso y al mismo tiempo el más espectacular de la evolución de algunos barrios.

Mientras se observa una existencia cada vez más numerosa de chicas jóvenes con velo, las adolescentes son víctima de una vigilancia rigurosa, ejercida más por los hermanos que por los padres. Un hermano incluso más joven puede ser a la vez vigilante y protector de sus hermanas. No tener hermanos puede convertir a la chica joven en una persona especialmente vulnerable. Junto a las cuestiones de comportamiento y compañías, el vestuario es a menudo objeto de prescripciones rigurosas: el maquillaje, la fada y los vestidos están prohibidos, el pantalón es oscuro, amplio, estilo “jogging”, la túnica debe ser lo suficientemente larga para esconder toda redondez. En una ciudad (se omite el nombre) nos han dicho que las chicas deben permanecer todo el fin de semana en pijama para evitar que salgan caminando del edificio donde viven.

En cierta escuela (se omite el nombre) las chicas se ponen el abrigo antes de levantarse para salir a la pizarra para no despertar la concupiscencia. Casi en todas partes se denuncia y se persigue la mezcla de chicos y chicas y los espacios mixtos como cines, centros sociales y centros deportivos están prohibidos para ellas. En diversas ocasiones nos han hablado del aumento de los matrimonios tradicionales “forzados” o “arreglados” desde los 14 o 15 años. Muchas de las jóvenes se quejan del orden moral impuesto por “los hermanos mayores” y pocas se atreven a hablar de los castigos que les imponen en caso de transgresión y que pueden tener las formas más brutales.

Las escuelas primarias

Los inspectores de la academia señalan pocos casos referidos al comportamiento del alumnado. Parece, por el contrario, que las tensiones con los padres se convierten en frecuentes. La mayoría se producen por la vestimenta “religiosa” de las madres. El conflicto llega en casos cada vez más frecuentes, en los que la persona que lleva el velo no puede ser identificada (por ir totalmente cubierta). Una escuela ha tenido que organizar un “sas” sin ventana donde la directora puede dos veces al día reconocer a las madres antes de entregarles a sus hijos. Los padres van poco a las escuelas pero cuando esto ocurre puede provocar otro tipo de incidentes como el rechazo de estrechar la mano a las mujeres o incluso de dirigirles la palabra.

La obsesión por la pureza es sin límite: como ejemplo, el alumnado de una escuela primaria que había establecido la utilización exclusiva de dos grifos de lavabo, uno reservado a los “musulmanes” y otro a los “franceses”.

Los signos y vestuario

Puede esperarse de la aplicación de la ley del velo que termine con confusiones y rumores y sobre todo que ponga fin a las polémicas que poco han contribuido a hacer comprender y aceptar por las poblaciones surgidas de la inmigración uno de los principios fundadores de la República: el laicismo.

Algún tipo de “discusiones” y compromisos han resultado realmente confusos sobre todo si teniendo en cuenta que se han desarrollado en presencia de representantes de las autoridades académicas: en un lugar se ha negociado el color del pañuelo, su tamaño, en otro se trata de descubrir el lóbulo de la oreja, allá, de dejar ver un mechón de cabello, más allá se le ha prohibido ir a clase, sin mencionar la escuela donde las clases se han organizado separando al profesorado que estaba a favor y al que estaba en contra del velo.

La comida

Las personas responsables de la cocina en los centros escolares se encuentran cada vez más con un nueva dificultad: el rechazo por un número creciente de alumnos de consumir toda carne de animales que no han muerto según el rito religioso.

Este movimiento ha aparecido hace poco tiempo pero se ha extendido con rapidez, a menudo con el impulso de los chicos más jóvenes que llegan a sexto a la escuela, en secundaria del liceo.

Los responsables de los centros educativos y los gestores reaccionan de manera diferente. Hay quienes no han modificado nada y tiran la carne no consumida. Algunos confeccionan un menú vegetariano y otros proponen para comer de manera sistemática pescado. Un proveedor ha estimado adecuado imponer el consumo de carne “halal” (de animales sacrificados de acuerdo con los preceptos de la religión musulmana) a todo el comedor escolar provocando la dimisión del responsable del centro.

Finalmente en otros establecimientos escolares se ha instituido una segregación entre “musulmanes” y “no-musulmanes” planteado menús diferentes a cada categoría: aquí, por ejemplo, el cordero está “prohibido a los no-musulmanes”, allá los tomates estan “reservados a los musulmanes”.

El calendario de fiestas

La primera manera de manifestar una pertenencia religiosa es la de contestar el calendario o las fiestas escolares. La fiesta de navidad es desde este punto de vista la más contestada por algunos alumnos y padres. En más de un lugar se nos ha informado de la petición de suprimir el “árbol de Navidad” y la fiesta escolar tradicionalmente organizada para esta ocasión por parte de la escuela, algo que en algunas ocasiones se ha logrado.

Las fiestas religiosas musulmanas, principalmente las dos grandes fiestas tradicionales del Maghreb, la “gran fiesta” (aïd el-kébir) celebrando el sacrificio de Abraham y la “pequeña fiesta” (aïd el-seghir) que marca el fin del ramadán son ocasión de un absentismo cada vez mayor por parte del alumnado. Los centros escolares reaccionan de manera diversa: algunos no cambian en nada las actividades previstas, otros cierran y dan vacaciones a su personal.

El mes de ramadán es igualmente una ocasión de tensión en muchos centros escolares. Masivamente seguido, practicado por niños cada vez más jóvenes, la observancia del ayuno es manifiestamente objeto de competencia entre organizaciones religiosas que se derivan en la difusión de prescripciones cada vez más draconianas y de prácticas cada vez más penosas para el alumnado, por ejemplo, la prohibición de tragar cualquier líquido incluida su propia saliva lo que implica llenar el suelo de escupitajos y el rechazo a la piscina.

El proselitismo

En algunas escuelas se ha convertido en imposible por parte de alumnos cuyas familias son originarias de países considerados musulmanes no plegarse al rito. Lo testimonian los escritos que frecuentemente llenan los baños, las dimisiones de los alumnos, y más dramático, el intento de suicidio de un alumno sometido a malos tratos por parte de sus compañeros.

Bajo esta presión o simplemente para adaptarse a las normas del grupo, algunos alumnos de origen europeo hacen también ayuno sin que su familia esté forzosamente informada. Es para algunos, chicas y chicos, el comienzo de una dinámica de conversión. Resulta claro que la práctica de los establecimientos escolares no permiten hoy en día proteger la libertad de elección espiritual de las familias para sus hijos menores.

El personal de las escuelas que en particular es de origen magrebí está cada vez más interpelado por sus alumnos sobre la observancia del ayuno en el ramadán y en alguna ocasión, por lo que se refiere a vigilantes y asistentes de educación, han sido apartados por no practicarlo. Parece por otro lado que en más de un lugar para “comprar” la paz social o escolar se ha, imprudentemente, reclutado algunos “grandes hermanos” con notorio celo proselitista como “empleados-jóvenes”. Así en una escuela los alumnos a los que se les localizó un documento del Tabligh que defendía explícitamente el castigo corporal de las mujeres, estos respondieron que el texto había sido distribuido por un vigilante.

El antisemitismo y el racismo

Se observa la banalización, en algunas ocasiones desde la edad más temprana, de los insultos de carácter antisemita. La palabra “judío” en si misma y su equivalente “feuj” parecen haberse convertido para un importante número de niños y adolescentes en un insulto indiferenciado, emitido por cualquiera en cualquier lugar.

Esta banalización parece en general inquietar poco al personal y los responsables.

Estas agresiones, en algunas ocasiones persecuciones, reviven recuerdos particularmente dolorosos en las familias cuyos hijos son víctima de ellas. El efecto en algunas zonas donde es factible y donde la oferta escolar y los transportes lo facilitan es la del reagrupamiento de alumnado de origen judío en centros privados, cuya seguridad no puede ser asegurada en centros públicos.

Se trata en efecto, bajo nuestra perspectiva, de una estupefacta y cruel realidad: en Francia los niños y niñas judíos -y son los únicos en este caso- ya no pueden, a día de hoy, ser escolarizados en cualquier establecimiento.

La contestación político-religiosa

Muchos de los alumnos interrogados sobre su nacionalidad responden que “musulmana”. Si se les informa de que son franceses, como ha ocurrido en una escuela de la periferia de París, ellos replican que es imposible porque son musulmanes.

Sus héroes son a la vez los adolescentes palestinos que afrontan con sus manos desnudas los blindados israelíes y cuyas imágenes de cuerpos ensangrentados son frecuentes en las cadenas de televisión por satélite de los países árabes, y los jefes “djihadistas” responsables de los atentados de Nueva York y Madrid.

En la mayoría de los establecimientos visitados, los momentos de recogimiento nacional organizados a raíz de estos trágicos atentados han sido contestados o perturbados desde el interior, algunas veces desde el exterior, o bien no han podido celebrarse, o su objetivo oficial ha sido modificado por parte de los responsables de los establecimientos escolares temerosos de que no pudieran transcurrir con calma (por ejemplo invitando al alumnado a un momento de recogimiento por “todos los muertos de todas las guerras”). Como en la mayoría de países musulmanes, Ossama ben Laden se está convirtiendo en los jóvenes de nuestros “barrios de exilio” en la figura emblemática de un Islam conquistador, rechazando en bloque los valores de nuestra civilización.

Las letras y la filosofía

Existe, de entrada, el rechazo o la contestación de manera bastante frecuente, a ciertas obras y ciertos autores. Los filósofos de las Luces, especialmente Voltaire y Rousseau, y los textos que someten la religión al examen de la razón son particularmente cuestionados: “Rousseau es contrario a mi religión”, explica por ejemplo a su profesor este alumno de un liceo profesional dejando la clase. Moliere y en particular Tartufo son igualmente rechazados para estudiar o para interpretar la obra de teatro cuando no, boicoteados durante su representación. Existen también las obras consideradas licenciosas (ejemplo: Cyrano de Bergerac), “libertinas” o favorables a la libertad de la mujer como Madame Bovary, o incluso los autores de los que se cree son estudiados para promocionar la religión cristiana (Chrétien de Troyes.)

Existe dificultad para enseñar el hecho religioso y específicamente los textos de los fundadores de las grandes religiones del Libro. Algunos contestan esta facultad a la escuela y al profesorado (“Yo les prohíbo hablar de Jesús a mi hijo” acaba de decir un padre a su profesor). Surgen otras dificultades en torno al carácter sagrado del Libro: numerosos rechazos, que el profesor toque o lea el Corán, rechazo de leer así mismo la Biblia.

La historia es objeto de una acusación de conjunto por parte de algunos alumnos y de aquellos a quienes influencian: consideran que es objeto globalmente de mentiras y que a nivel parcial muestran una visión “judeocristiana” y deformada del mundo.

Todo lo que se refiere a la historia del cristianismo, del judaísmo, de la cristiandad o del pueblo judío puede ser motivo de contestación. Los ejemplos abundan, como el rechazo de estudiar la edificación de las catedrales o incluso a admitir la existencia de religiones preislámicas en Egipto o el origen sumerio de la escritura. Esta contestación se convierte en casi la norma y puede incluso radicalizarse y politizarse cuando se aborda cuestiones más sensibles, entre ellas las cruzadas, el genocidio de los judíos (los argumentos que lo niegan son frecuentes), la guerra de Argelia, las guerras arabo-israelíes y la cuestión palestina. En educación cívica el laicismo es igualmente contestado como anti-religioso. La reacción más habitual entre el profesorado es sin duda la autocensura.

Hay quien tras una mala experiencia de un primer año de enseñanza ha decidido no volver a abordar los temas sensibles del programa. Esta actitud es sin duda ampliamente subestimada, puesto que las personas que la asumen hablan difícilmente de ella; pero no constituye una sorpresa. Existe también una segunda reacción: ante la abundancia de contestación de los alumnos apoyándose en el Corán, algunos profesores recurren al libro sagrado para intentar legitimar la enseñanza.

Así encontramos al profesor que declara con todo candor que se apoya en los alumnos inscritos en la escuela coránica (“Mis buenos alumnos” dice), que garantizan la ortodoxia musulmana con el fin de invalidar las contestaciones que provienen de otros alumnos. El colmo ya resulta el profesor que da las clases con el Corán en su mesa.

Las matemáticas

La sola dificultad mencionada por el profesorado en esta disciplina en distintos y alejados puntos del país, lo que denota la misma obsesión o el mismo adoctrinamiento, es el rechazo a utilizar todo símbolo, o trazar toda figura (angulo derecho, etc.) que pueda parecerse de cerca o de lejos a una cruz.

Fuente: Artículo aparecido en Valeurs Actuelles nº 3558 del 4 de febrero de 2005

Traducción al español: Mi escuela y el Mundo. Solidaridad, educación en valores y ciudadanía. / http://www.miescuelayelmundo.org



2005-06


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