En materia de igualdad, si no consolidamos los logros, reforzamos las herramientas y mantenemos la guardia bien alta, el retroceso está asegurado.
Los hachazos del Gobierno del PP a la educación y a la sanidad públicas, la desaparición de las políticas activas de empleo y de los planes para fomentar las escuelas infantiles, la reforma laboral o la derogación encubierta de la ley de dependencia… afectan sobre todo a las mujeres, que son quienes en su inmensa mayoría se ocupan del cuidado familiar y soportan mayor precariedad laboral.
Pero si hay un capítulo donde la situación es de máxima gravedad es en la lucha contra la violencia de género, donde los recortes del Gobierno de Rajoy han encendido todas las alarmas de las organizaciones de mujeres, que ven con mucha preocupación que los Presupuestos Generales del Estado para 2013 reduzcan un 27% la partida destinada a la prevención integral contra la violencia de género. En el caso concreto de la Renta Activa de Inserción, que es con diferencia el recurso de apoyo económico más utilizado por las mujeres víctimas de violencia (25.512 en 2010), ha sufrido una reducción del 70%.
Este hachazo presupuestario supone el desmantelamiento progresivo de la red de apoyo social, la reducción y deterioro en atención psicológica, en el sostenimiento de los centros de acogida, en los dispositivos telemáticos, en los planes personalizados de inserción laboral, en la formación de los profesionales que las atienden… Las ONGs especializadas en la materia están viendo también cómo las ayudas para el mantenimiento de sus servicios disminuyen o incluso desaparecen.
La insensibilidad de este gobierno le ha llevado a suprimir la partida destinada a las campañas de concienciación social por considerarlas un gasto no prioritario. Este error muestra no sólo esa manifiesta insensibilidad, sino también, y lo que es peor, su desconocimiento. Parecen ignorar que la principal estrategia para concienciar a la sociedad, para dar pautas de comportamiento para proteger a las mujeres víctimas, para que éstas se sientan respaldadas a la hora de poner una denuncia y demandar apoyo para salir de la violencia… es la sensibilización y la prevención.
Al quitar el foco, el problema se tapa, pero no desaparece, sino que se agrava. Y eso es lo que está pasando en nuestro país, que el asesinato de una mujer está dejando de tener el efecto de alarma que debería seguir provocando. Hoy, vemos con satisfacción que la sociedad es capaz de movilizarse cuando una persona acaba con su vida porque va a ser desahuciada, pero asistimos al asesinato de una mujer casi cada semana sin echarnos a la calle para exigir el fin inmediato de este drama.
Con la grave crisis económica que está afectando descarnadamente a muchas familias, la visibilidad de esa violencia es mucho menor. Las mujeres no tienen recursos económicos para dar el paso ni se sienten respaldadas por el Estado para tomar esa decisión de emprender una vida autónoma y en libertad, incrementándose el riesgo para estas mujeres, para sus hijos e hijas.
La última ‘zancadilla’ que le ha puesto este gobierno a las mujeres víctimas de malos tratos ha sido la implantación de tasas judiciales. Cuando entre en vigor esta medida, solo podrán defenderse y poner fin a su relación con el agresor las que tengan dinero para hacerlo. Las que no tengan recursos, no podrán divorciarse, ni pedir que se reparta los bienes del matrimonio, ni demandar una pensión compensatoria, ni reclamar la custodia de sus hijos, ni el uso del domicilio familiar… No podrán romper definitivamente con el hombre que la maltrata
Cuando una mujer decide dar el primer paso necesitan sentirse acompañada socialmente y tener la certeza de que tiene a su disposición soportes suficientes. Ésa es una responsabilidad del gobierno, pero este gobierno ha renunciado a liderar un mensaje claro y contundente de rechazo frontal a la acción violenta y a quienes la ejercen, tal y como sería necesario.
El problema esencial es que esos recortes limitarán gravemente las opciones reales de las mujeres para salir de la violencia. Un sistema insuficiente es ineficaz. Si no hay una intervención decidida a favor de la prevención y la sensibilización, este patrón de violencia contra las mujeres continuará repitiéndose en las generaciones futuras. Es una cuestión de perseverancia, protección y reparación del daño, porque el recorte en lucha contra violencia de género es un recorte en libertad, en seguridad y también en vidas.
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