Se cumplen 16 años
del secuestro y encarcelamiento por Israel de ingeniero nuclear
Vanunu
Nota Informativa, 30 de septiembre de 2002,
CSCAweb (www.nodo50.org/csca)
El 30 de septiembre se
cumple el decimosexto aniversario del secuestro y encarcelamiento
del ingeniero nuclear Mordechai Vanunu. Secuestrado por agentes
israelíes en Roma, Vanunu fue condenado en 1986 a 18 años
de prisión incomunicada por desvelar el programa nuclear
israelí desarrollado en Dimona.
En
el discurso de la "guerra total contra el terrorismo",
la Administración estadounidense señala a Iraq
como máxima amenaza para la seguridad internacional por
una supuesta capacidad de fabricar o almacenar armamento de destrucción
masiva. Frente a la propaganda belicista de EEUU que reclama
la desaparición de las armas de destrucción masiva
-ajenas- o la deposición de gobiernos en función
del respaldo que den a los designios occidentales, existe, también
en esta cuestión, una memoria frágil e interesada
que ignora nuevamente a Israel. En este contexto, cabe recordra
que el 30 de septiembre se cumple el décimo sexto aniversario
del secuestro y encarcelamiento del ingeniero nuclear israelí
Mordechai Vanunu.
Vanunu, 48 años, judío nacionalizado israelí
de origen marroquí, había trabajado durante años
en el la central nuclear israelí de Dimona, en el desierto
del Negev. En Dinoma, bajo la supervisión del ejército
israelí y con la asistencia de la tecnología francesa,
se desarrolló entre los años 70 y 80 el programa
nuclear israelí. La trayectoria personal de este ingeniero
de élite al servicio del Estado de Israel quedó
marcada por la política de ocupación del ejército
israelí contra la población palestina desde 1967
y por la invasión de Líbano en 1982, hasta el punto
de crearle problemas de conciencia que derivaron en su decisión
de hacer público los trabajos y el desarrollo de la capacidad
nuclear de Israel.
Un preso de conciencia
Después de documentar con fotografías el reactor
nuclear y las instalaciones secretas subterráneas de Dimona
(su cálculo estimó entonces entre 200 y 300 cabezas
nucleares en 1986), reveló al periódico londinense
Sunday Times la información relativa al desarrollo
nuclear israelí, conectando su capacidad con la asistencia
que prestaban a Israel EEUU, Francia, la Sudáfrica del
apartheid y otros gobiernos occidentales. Para justificar
su acción, Vanunu se remitió siempre a una razón
de conciencia que le impedía seguir operando al servicio
de un poder militar con capacidad nuclear y le obligaba, además,
a denunciarlo públicamente.
La filtración de esta información supuso la
orden de detención inmediata de Vanunu por parte el primer
ministro israelí, en aquel entonces, el laborista Simon
Peres. Vanunu sería finalmente secuestrado ilegalmente
por el Mossad israelí en Roma, operando al margen de la
legislación europea e italiana. El mismo día de
su secuestro, el 30 de septiembre de 1986, fue trasladado en
secreto a Israel y condenado a dieciocho años de prisión
incomunicada.
Vanunu, que siempre ha mantenido razones de conciencia para
justificar su acción, ha permanecido aislado en la prisión
israelí de máxima seguridad -y tan bien conocida
por tantos y tantos palestinos- de Ashkelon, donde tras años
de incomunicación y gracias a una extendida campaña
de apoyo a su causa, promovida por organizaciones antimilitaristas
de Israel, de EEUU y de Europa, ha podido ver revisada su condena
si bien tal revisión únicamente le ha permitido,
desde hace solo tres años, ver levantado parcialmente
su aislamiento.
La resolución 687 de 1991
Israel es una potencia nuclear. Se ha negado a firmar el Tratado
de No Proliferación Nuclear. Ha impedido reiteradamente
que la Agencia Internacional de Energía Atómica
(AIEA) inspeccione su reactor de Dimona. El secreto asociado
a su capacidad nuclear impide que se conozca el destino de los
residuos radiactivos de unas instalaciones que tienen más
de cuarenta años. En posesión de armamento de destrucción
masiva y en utilizando extendidamente armas de doble uso como
las Carterpillar, que destruyen cada día las viviendas
palestinas, Israel no es acusado por ninguna instancia internacional
ni mucho menos sancionado. La propia UE -con quien Israel tiene
en vigencia un Acuerdo Comercial Preferencial, que hace de este
Estado un socio europeo preferente- ignora sus propias condiciones
estipuladas en dicho Acuerdo: tanto el artículo 2, que
obliga a Israel a respetar los derechos humanos, como las cláusulas
relativas al compromiso de no proliferación de armas,
son incumplidas por Israel mientras la UE sigue haciendo la vista
gorda y aplicando una política declaratoria y formal contra
la violencia israelí. Igualmente, el Consejo de Seguridad
de Naciones Unidas donde gravita en el desequilibrado, injusto
y consentido veto estadounidense la comunidad internacional,
hace oídos sordos a la política sionista de aniquilación
mantenida del pueblo palestino.
Las bombas nucleares israelíes son reales y sin duda
más peligrosas que el improbable e incierto programa quimérico
iraquí ya suficientemente desmantelado [1]. La
resolución 687 de alto el fuego de la Guerra del Golfo
(1991), que impuso a Iraq como condición para el levantamiento
de las sanciones económicas -entre otras dos- el desarme
estratégico del país incluye también en
su párrafo 14 la exigencia de convertir a Oriente Medio
en zona libre de armas de destrucción masiva, es decir,
que se procede tras el desarme estratégico de Iraq al
del resto de países de la región. Pocos parecen
recordarlo -como tampoco el destino del valeroso Vanunu.
La dirección postal de Vanunu
es:
Mordehai Vanunu
Ashkelón Prison
PO Box: 17
Israel
Nota:
1. Véase en CSCAweb:
Carlos
Varea: ¿Por qué quiere EEUU ocupar Iraq? Las mentiras
de la Administración Bush sobre el rearme iraquí
que repite el presidente Aznar y El
gobierno Blair hace público un informe sobre el rearme
iraquí que confirma la falta de pruebas de EEUU y Gran
Bretaña contra Iraq
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