Palestina


*Mustafa Barghouthi es presidente de los Comités de la Salud de Palestina (Palestinian Medical Relief Committees) y director del Instituto de la Salud, el Desarrollo y la Información (Health, Development, Information and Policy Institute) en Ramala, Palestina.

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La crisis en los servicios sanitarios palestinos tras los ataques perpetrados por el Ejército israelí

Mustafa Barghouthi*

Fuente: The Palestine Monitor
Traducción: CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 10 de abril de 2002

Mustafa Barghouthi, presidente de los Comités de la Salud Palestina y director del Health, Development, Information and Policy Institute (HDIC) ofreció una rueda de prensa vía telefónica en la que ofreció una descripción detallada de las violaciones cometidas por Israel de las convenciones relativas a la provisión de tratamiento sanitario. Según Barghouthi, desde el pasado 29 de marzo (fecha en la que dio comienzo la actual ofensiva militar israelí contra los Territorios Ocupados), cerca de 250 palestinos han sido asesinados. El número total de personas asesinadas desde el comienzo de la Intifada ha superado ya las 1.500, mientras que el número de heridos alcanza ya las 33.000 personas

Las violaciones perpetradas por el Ejército israelí pueden ser clasificadas en las categorías siguientes:

1. Medidas que obstaculizan la provisión de tratamiento médico a enfermos y heridos

2. Ataques contra el personal médico

3. Ataques contra la infraestructura médica

4. Ataques contra los servicios públicos y otros problemas medioambientales

5. Destrucción total de la infraestructura palestina

1. Medidas que obstaculizan la provisión de tratamiento médico a enfermos y heridos

Israel prohíbe sistemáticamente la provisión de servicios médicos, con el objetivo de paralizar el sistema sanitario y obstaculizar el funcionamiento de las ambulancias. El objetivo es el de aumentar el número de víctimas mortales, dejando que los heridos se desangren hasta morir.

Las condiciones en el hospital de campaña instalado por la UPMRC en la Ciudad Antigua de Nablus en la Mezquita de Al-Baik son muy precarias. Hay 68 heridos, 10 de ellos en condiciones de extrema gravedad. En el interior hay, además, 16 cadáveres de personas fallecidas como consecuencia de no haber podido recibir el tratamiento adecuado. Durante tres días, el Ejército israelí no ha permitido que los equipos médicos se desplacen hasta el hospital. El hospital de campaña carece en la actualidad de las facilidades médicas más elementales.

Las restricciones sobre el tratamiento médico afecta también a las mujeres embarazadas, a los pacientes de diálisis, y los pacientes de cáncer que necesitan seguir un tratamiento regular. Como media, cada hora dos palestinos sufren un ataque al corazón. Muchos de estos pacientes morirán, dado que el tránsito entre las ciudades palestinas es imposible debido a la actual agresión israelí. Halima Al-Atrash, de 40 años de edad y procedente del pueblo de Al-Walajeh en las cercanías de Belén sufrió un retraso de más de una hora en el puesto de control que tenía que atravesar para llegar al hospital y dar a luz. Debido al retraso, el bebé que esperaba murió.

2. Ataques contra el personal médico

El Ejército israelí ha atacado sistemáticamente a los equipos médicos. El Ejército ha perpetrado más de un centenar de violaciones sistemáticas contra equipos médicos, ambulancias, y hospitales se acerca a las 100.

El Ejército israelí atacó el Hospital Árabe de Ramala, registrando las instalaciones con perros de rastreo. El personal médico fue retenido durante seis horas, durante las cuales los pacientes no recibieron ningún cuidado.

El Hospital de la Media Luna Roja palestina en la ciudad de Al-Bireh fue atacado y registrado. Cinco miembros del equipo médico del hospital fueron detenidos: dos doctores, dos auxiliares, y un técnico.

El Ejército israelí sigue utilizando a los equipos médicos como escudos humanos. Por ejemplo, el doctor Muhamad Iskafi, director del departamento de urgencias de la Unión de Comités de la Salud, fue detenido durante cuatro horas mientras realizaba su labor. Le amenazaron con bombardear las oficinas de la Unión si se negaba a actuar como escudo humano mientras los soldados registraban las casas de las inmediaciones.

Tres trabajadores del sector sanitario fueron objeto del mismo tratmiento en Naplusa, donde fueron utilizados como escudos humanos durante tres horas.

3. Ataques contra la infraestructura médica

Las oficinas centrales de la Unión de Comités de la Salud en Ramala fueron bombardeadas por artillería pesada.

El Centro Médico de Qalqilia fue ocupado por el Ejército israelí y utilizado como puesto militar. Los daños son considerables.

Hace dos días, soldados israelíes y francotiradores dispararon contra los depósitos de agua situados en el tejado del Hospital Al-Aatamad, en Yatta.

En todas las ciudades que han sido reocupadas, el Ejército ha disparado contra las ambulancias, sin hacer distinción alguna entre aquellas que contaban con permiso de las autoridades israelíes para viajar y las que no lo tenían.

4. Ataques contra las instalaciones y otros problemas medioambientales

En todas las ciudades invadidas por el Ejército israelí, los servicios de suministro de agua, electricidad, alcantarillado, y las redes telefónicas han sido atacados. Hospitales y hogares particulares siguen sin agua y electricidad.

El servicio de recogida de basuras ha sido interrumpido. Junto con los daños causados a la red de alcantarillado, los problemas medioambientales que se derivan de esta situación son gravísimos.

La incapacidad de las ambulancias de circular agrava el problema del traslado de los cadáveres. En la actualidad, los hospitales no pueden enterrar a los muertos y las morgues están repletas de cadáveres, que esperan a recibir sepultura en los hospitales de Ramala, Jenín y Naplusa. Algunos cuerpos han recibido sepultura en tumbas cavadas en el suelo del propio hospital, método que resulta altamente insatisfactorio y que puede contribuir a la expansión de enfermedades infecciosas.

5. Destrucción total de la infraestructura palestina

Carreteras y edificios han sido completamente destruidos.

Todas las áreas invadidas están sometidas a toques de queda de 24 horas.
Los niños no pueden acudir a las escuelas y nadie puede ir a trabajar. El resultado más inmediato es el aumento de la tasa de pobreza, que alcanza ya al 50% de la población, con todos los problemas nutricionales y de salud que acompañan a esta situación.

La economía, que ya de por sí estaba en una situación de extrema debilidad, está sufriendo daños aún mayores.



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