Mundo Árabe

 

Publicado en Nación Árabe, núm. 44, Primavera de 2001

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Caso Lockerbie: punto y seguido

Nación Árabe

El fin del caso Lockerbie no ha llegado con el veredicto de los tres jueces holandeses en el que se declara a Abdel Baset Ali Mohamed al-Megrahi culpable de la explosión del avión de la Pan Am en 1989 y se le condena a cadena perpetua, mientras que al otro acusado libio, al-Amin Califa Fhimah, se le declara "no culpable", es decir que no se le considera inocente pero tampoco existen pruebas que demuestren su implicación en el atentado. El fallo de los jueces escoceses de la corte de Camp Zeist (Holanda) no ha contentado a nadie a pesar, o precisamente por ser un veredicto a medio camino entre las exigencias de ambas partes. El presidente estadounidense ha declarado que no descansará hasta que se reconozca la responsabilidad del gobierno libio en el atentado y éste pague una indemnización a las familias de las víctimas. Ambos extremos parecen improbables ya que según declaraciones de un alto mando del ejército libio a la revista Al-Wasat se confirma la reunión a cuatro bandas que se realizó en la sede de Naciones Unidas (NNUU) antes de que Libia entregase a los dos acusados entre los representantes ante este organismo de Libia, Gran Bretaña y Estados Unidos, con un representante de Kofi Anan para pactar los límites del juicio que acaba de concluir. Según los rumores, siempre desmentidos por las cancillerías occidentales, pero confirmados por el fallo de Camp Zeist, la principal condición para que Gaddafi entregase a los dos acusados era precisamente que no se involucrase a ningún estamento de la Yamahiriya [Estado] libia. Aún en el caso de que Libia aceptase pagar una indemnización (como ha ocurrido en el caso del avión francés de la UTA que explotó sobre Níger en 1989) la parte norteamericana de este pago quedaría bloqueada debido a la exigencia libia de que EEUU pague por los daños (37 muertos civiles) de los bombardeos de cazas norteamericanos sobre Trípoli y Bengahazi en 1986.

Por su parte los abogados libios han recurrido el veredicto, puesto en duda por varios juristas de prestigio internacional. El caso más llamativo es el informe de Hans Koeckler, el observador nombrado por Kofi Anan para representar a NNUU en el juicio. Según citan varios periódicos escoceses Koeckler describe el veredicto de culpabilidad de Megrahi como arbitrario, irracional o "basado exclusivamente en pruebas circunstanciales". No son las únicas acusaciones sobre el cariz político de esta decisión judicial: datos ocultados por los fiscales, testigos cruciales de dudosa credibilidad, identificaciones "no absolutas" sobre las que se basa el veredicto de culpabilidad, pruebas técnicas confusas o líneas de investigación fulminantemente cerradas que apuntaban hacia grupos de resistencia palestinos apoyados por Irán como los posibles autores. Otro caso donde Libia es acosada políticamente a través de un juicio poco claro es en el caso del avión francés de la UTA en el que murieron 170 personas en 1989 (1).

A pesar de que la apelación se espera para septiembre de este año, las relaciones libias con Europa ya han empezado a normalizarse totalmente. A corto plazo parece probable que la suspensión de las sanciones sobre Libia se eliminen definitivamente ya que es EEUU el único país que sigue beligerante con el tema. Las prioridades libias una vez queden atrás estos dos juicios han sido definidas por su líder Muammar el-Gaddafi durante el último Congreso General del Pueblo (o Parlamento) celebrado a finales de marzo. En él se ha nombrado nuevo ministro de Economía, que es supone va a incentivar la participación privada y la inversión extranjera; se va a apostar por el desarrollo interno volviendo a la construcción de grandes obras de infraestructuras; y en el plano internacional afianzar su relación con la Unión Europea (el último escollo, amén de Inglaterra que una vez más está más en la onda norteamericana que europea, era Francia y hace unas semanas accedió a levantar las sanciones tras aceptar Libia a pagar la indemnización por el suceso del avión de la UTA, y, según rumores, que la multinacional francesa Vivendi sea la adjudicataria de la última fase de la macroobra "El Gran Río Artificial"), por otra parte Gaddafi seguirá buscando apoyos para crear su versión de la Unidad Africana.


1 Ver "Las pruebas montadas sobre el terrorismo libio", Le Monde Diplomatique versión española de marzo, 2001.