Caso Lockerbie: punto y seguido
Nación Árabe
El fin del caso Lockerbie no ha llegado con el veredicto de los tres
jueces holandeses en el que se declara a Abdel Baset Ali Mohamed al-Megrahi
culpable de la explosión del avión de la Pan Am en
1989 y se le condena a cadena perpetua, mientras que al otro acusado libio,
al-Amin Califa Fhimah, se le declara "no culpable", es decir que
no se le considera inocente pero tampoco existen pruebas que demuestren
su implicación en el atentado. El fallo de los jueces escoceses de
la corte de Camp Zeist (Holanda) no ha contentado a nadie a pesar, o precisamente
por ser un veredicto a medio camino entre las exigencias de ambas partes.
El presidente estadounidense ha declarado que no descansará hasta
que se reconozca la responsabilidad del gobierno libio en el atentado y
éste pague una indemnización a las familias de las víctimas.
Ambos extremos parecen improbables ya que según declaraciones de
un alto mando del ejército libio a la revista Al-Wasat se
confirma la reunión a cuatro bandas que se realizó en la sede
de Naciones Unidas (NNUU) antes de que Libia entregase a los dos acusados
entre los representantes ante este organismo de Libia, Gran Bretaña
y Estados Unidos, con un representante de Kofi Anan para pactar los límites
del juicio que acaba de concluir. Según los rumores, siempre desmentidos
por las cancillerías occidentales, pero confirmados por el fallo
de Camp Zeist, la principal condición para que Gaddafi entregase
a los dos acusados era precisamente que no se involucrase a ningún
estamento de la Yamahiriya [Estado] libia. Aún en el caso de que
Libia aceptase pagar una indemnización (como ha ocurrido en el caso
del avión francés de la UTA que explotó sobre
Níger en 1989) la parte norteamericana de este pago quedaría
bloqueada debido a la exigencia libia de que EEUU pague por los daños
(37 muertos civiles) de los bombardeos de cazas norteamericanos sobre Trípoli
y Bengahazi en 1986.
Por su parte los abogados libios han recurrido el veredicto, puesto en
duda por varios juristas de prestigio internacional. El caso más
llamativo es el informe de Hans Koeckler, el observador nombrado por Kofi
Anan para representar a NNUU en el juicio. Según citan varios periódicos
escoceses Koeckler describe el veredicto de culpabilidad de Megrahi como
arbitrario, irracional o "basado exclusivamente en pruebas
circunstanciales". No son las únicas acusaciones sobre el cariz
político de esta decisión judicial: datos ocultados por los
fiscales, testigos cruciales de dudosa credibilidad, identificaciones "no
absolutas" sobre las que se basa el veredicto de culpabilidad, pruebas
técnicas confusas o líneas de investigación fulminantemente
cerradas que apuntaban hacia grupos de resistencia palestinos apoyados por
Irán como los posibles autores. Otro caso donde Libia es acosada
políticamente a través de un juicio poco claro es en el caso
del avión francés de la UTA en el que murieron 170
personas en 1989 (1).
A pesar de que la apelación se espera para septiembre de este
año, las relaciones libias con Europa ya han empezado a normalizarse
totalmente. A corto plazo parece probable que la suspensión de las
sanciones sobre Libia se eliminen definitivamente ya que es EEUU el único
país que sigue beligerante con el tema. Las prioridades libias una
vez queden atrás estos dos juicios han sido definidas por su líder
Muammar el-Gaddafi durante el último Congreso General del Pueblo
(o Parlamento) celebrado a finales de marzo. En él se ha nombrado
nuevo ministro de Economía, que es supone va a incentivar la participación
privada y la inversión extranjera; se va a apostar por el desarrollo
interno volviendo a la construcción de grandes obras de infraestructuras;
y en el plano internacional afianzar su relación con la Unión
Europea (el último escollo, amén de Inglaterra que una vez
más está más en la onda norteamericana que europea,
era Francia y hace unas semanas accedió a levantar las sanciones
tras aceptar Libia a pagar la indemnización por el suceso del avión
de la UTA, y, según rumores, que la multinacional francesa
Vivendi sea la adjudicataria de la última fase de la macroobra
"El Gran Río Artificial"), por otra parte Gaddafi seguirá
buscando apoyos para crear su versión de la Unidad Africana.
1 Ver "Las
pruebas montadas sobre el terrorismo libio", Le Monde Diplomatique
versión española de marzo, 2001. |