Mundo Árabe


El 21 de noviembre de 2001 el periodista marroquí Ali Lmrabet fue condenado por un tribunal de Rabat a cuatro meses de prisión y 30.000 dirhams de multa (más de medio millón de pesetas) por "difundir informaciones falsas que podrían alterar el orden público". La revista Demain Magazine, surgida tras el cierre gubernativo de Demain, había publicado el pasado 20 de octubre una información referida a la posible venta del palacio real de Skhirat a una cadena hotelera extranjera. Esta condena se enmarca dentro de una campaña emprendida contra la prensa independiente (Demain, Le Journal y Al-Sahifa) destinada a coartar la libertad de expresión de los escasos medios de comunicación críticos con el régimen.

Para hacer frente al pago de la multa se ha abierto una cuenta de apoyo en Caja Madrid: 2038 11530 99 3000197677. Todos los interesados en conocer más detalles sobre esta iniciativa pueden ponerse en contacto en el siguiente e-Mail: angeles.ramirez@uam.es donde pueden enviar sus mensajes de adhesión.

Lmrabet participó en el Segundo Curso de Verano del CSCA celebrado en Málaga el pasado verano con la ponencia "Libertad de expresión en los países árabes". [CSCAweb]


Mundo Árabe: Marruecos

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Entrevista a Ali Lmrabet,
director de Demain Magazine

"Voy a prisión por defender la libertad de expresión en Marruecos"

Pierre Cherruau, Courrier International, 24-11-2001
Traducción de Ignacio Álvarez-Ossorio para CSCAweb (www.nodo50.org/csca)

Director de la publicación Demain Magazine, semanario satírico de Rabat, Ali Lmrabet ha sido condenado, el 21 de noviembre de 2001, a cuatro meses de prisión por "difundir informaciones falsas que alteran o podrían alterar el orden público". Lmrabet rechaza presentar un recurso porque "no se puede cuestionar una justicia que viene de arriba". Le Courrier International le entrevistó unos minutos después de conocerse el veredicto el 21 de noviembre.

Pregunta. ¿Por qué el director de Demain Magazine es perseguido por la justicia marroquí?
Respuesta.
He sido condenado sobre la base del artículo 42 del Código de la prensa por haber publicado, el pasado 20 de octubre, una información sobre la probable venta del palacio real de Skhirat. Las autoridades judiciales me acusan de "difundir informaciones falsas que alteran o podrían alterar el orden público".

P. ¿A qué penas se enfrentaba?
R.
Increíble, pero posible en Marruecos. El artículo 42 del Código de prensa establece penas de hasta cinco años de prisión y de multas entre los 1.000 y 100.000 dirhams [de 17.000 a 1.700.000 ptas. aproximadamente]. En el Marruecos del siglo XXI, los periodistas se arriesgan a ser encarcelados por haber escrito que una de las numerosas residencias del rey podría ser puesta en venta. En lo sucesivo no es sólo la persona del rey la que es sagrada, sino incluso las piedras [de sus residencias]. Durante el juicio, el fiscal segundo mostró a la Corte una piedra diciendo "¡Veis esta piedra! Si permanece así carece de importancia, pero si se transforma en material de construcción en el muro de una mezquita o en el de un palacio real entonces adquiere una nueva dimensión". Con claridad, nuestro fiscal segundo, que parece no tener miedo de la burla, quería convencer a los jueces de que, al escribir que el palacio de Skhirat estaba en venta sin tener en cuenta la "sacralidad" del lugar que era comparable a una mezquita, yo habría cometido un delito o, aún peor, un crimen.

P. ¿Le ha sorprendido la severidad del veredicto? [cuatro meses de prisión y 30.000 dirhams de multa]
R.
No del todo ya que la justicia está a las órdenes del poder. Es un proceso ridículo y prefabricado. Hemos aportado pruebas evidentes. Retornamos a la época del general Oufkir, el peor período de la represión. Por eso he decidido no recurrir la sentencia. No queremos "jugar" con esta justicia. Estoy dispuesto a ir a prisión. En dos semanas según parece. Demain Magazine se detendrá. Es mejor así. Hace falta que ciertas personas comprendan que hay periodistas que están dispuestos a ir a prisión para defender la libertad de expresión y su profesión.

P. ¿Existen otras razones para hacer callar a Demain Magazine además del artículo señalado?
R.
Evidentemente. Nuestra línea editorial no es la que ellos desearían: escapamos del control del Majzen [sistema de poder tradicional] y no practicamos la autocensura. Además Demain Magazine [con una tirada de 20.000 ejemplares] es la única publicación francófona que se mantiene gracias a sus ventas por lo que estamos al margen de las presiones. Por otra parte somos la única publicación francófona que ha sido privada de publicidad lo que supone un hecho completamente insoportable.

P. Cuando su anterior publicación fue prohibida la decisión fue atribuida al primer ministro Abderrahman Yusufi. ¿Quién es el responsable ahora?
R
. En su alegato el fiscal segundo afirmó que la ley permitía al tribunal emprender diligencias. Pero que si este fuera el caso, el tribunal debería emprender diligencias de cientos de casos al día, porque existen cientos de "informaciones falsas que alteran o podrían alterar el orden público". Para acentuar el ridículo hemos dado ejemplos diversos: el anuncio, en mayo de 2000, del "descubrimiento" del petróleo por personajes próximos al poder, y el "gobierno de alternancia" del socialista Abderrahman Yusufi. Estos dos acontecimientos generaron una inmensa esperanza que después resultó frustrada. En realidad queríamos denunciar esta corriente de opinión diligente con el poder. El tribunal no habría actuado de no haber recibido instrucciones del ministro de Justicia y éste último no lo habría hecho sin haber recibido órdenes de arriba. En este país es imposible que el Estado persiga al director de una publicación importante sin contar con la luz verde de arriba, de Palacio.

P. Después de haberse hablado de la primavera marroquí, ¿podemos ahora hablar de un endurecimiento del régimen?
R.
En Demain no se ha creído jamás en esta famosa "primavera marroquí". Hubo promesas vanas, algunos signos, pero nunca hubo un proyecto político. El único proyecto pasa por la redefinición del papel de la monarquía en Marruecos, pero aquellos que deben hablar -los partidos políticos- consideran este asunto como un tabú.

P. En su libro El último rey [Paris, Ediciones Grasset, 2001], el periodista Jean-Pierre Tuquoi hace un balance contrastado de los dos primeros años del reinado de Mohamed VI. ¿Es su análisis demasiado severo?
R.
Podría serlo, pero no lo es. Como el libro había sido acusado antes de su publicación sin ningún motivo de haber violado la vida privada del rey, el autor se ha moderado. Sólo en las entrevistas concedidas a la prensa el autor ha podido desquitarse. El libro es un grito de alarma. He tenido la ocasión de hablar con el autor sobre la situación de Marruecos y comparto, en parte, sus aprehensiones.

P. ¿La multiplicación de las críticas y el deterioro de la imagen del régimen explican el endurecimiento del régimen?
R
. Si, asociados a una cierta pusilanimidad. El poder da la impresión de no estar seguro de sí mismo. Como carece de un proyecto político, entonces navega a ojo. Lo hemos visto con el asunto de los ulemas [el 18 de septiembre de 2001, los ulemas, representantes del islam oficial, han condenado la política marroquí de respaldo a Washington en su política de "guerra contra el terrorismo" ­un acto de desafío sin precedentes], también el príncipe Mulay Hicham [que acusó a los servicios secretos de haber intentado comprometerle en una broma con tintes antisemitas basada en el envío de sobres simulados de antrax], la paranoia que ha rodeado la publicación del libro de Tuquoi [no presente en las librerías marroquíes], el llamamiento del embajador de Marruecos en Madrid, y, por último, mi proceso judicial.

P. ¿Cómo puede evolucionar el régimen y la libertad de prensa?
R.
Hace un año el director de una gran publicación [sobre el cual se guarda el anonimato] que había publicado una caricatura del rey recibió una llamada telefónica de un consejero real vociferando: "Ya verás: volverán los tiempos de Oufkir". Unos meses más tarde, este joven consejero se convirtió en uno de los más cálidos defensores de las reformas en Marruecos. El poder cambia los hombres y Marruecos no es ninguna excepción. En este país, en materia de libertades, creo que vamos a peor porque el entorno del rey no está a la altura de los retos que Marruecos debe afrontar.



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