Las tropas españolas
en Iraq son fuerzas de ocupación y se enfrentarán
a la legítima resistencia iraquí
Comunicado del CSCA de 27 de julio de 2003.
CSCAweb (www.nodo50.org/csca)
"El CSCA denuncia
la compra de voluntades que ha realizado José María
Aznar de los gobiernos de El Salvador, Honduras, Nicaragua y
la República Dominicana al ofrecer la condonación
de hasta 1.000 millones de dólares de la deuda pública
que mantienen estos países latinoamericanos con el Estado
Español, así como la renegociación de créditos
FAD como gesto para favorecer el envío de tropas dentro
de la denominada "Brigada Plus Ultra". Por ello, el
CSCA saluda la decisión del FMLN de El Salvador, el FSLN
de Nicaragua, la URNG, la ANN de Guatemala y la UD de Honduras
de hacer todo lo posible para dificultar el envío de tropas
de sus países y considerarlas como "fuerzas invasoras"."
El despliegue de tropas del Ejército español
en las tareas de ocupación de Iraq es otro paso más
en la deriva amoral, belicista y dependiente del gobierno Aznar
respecto a la estrategia de la Administración Bush: el
recurso al uso de la fuerza frente al Derecho Internacional.
Hoy está a la vista de todos, sin máscaras de ningún
tipo, que la bárbara guerra desatada contra Iraq tenía
otros objetivos de los aducidos y que sus protagonistas -EEUU,
Gran Bretaña y España- no dudaron en pasar por
encima de Naciones Unidas, del Derecho Internacional y de la
voluntad y el repudio de millones de personas de todo el mundo
que se oponían a la guerra para conseguir sus fines: controlar
el petróleo y reordenar estratégicamente el conjunto
de Oriente Medio.
El CSCA, que junto a otros colectivos y organizaciones ha
constituido la Campaña Estatal por la Soberanía
y Contra la Ocupación de Iraq (CEOSI), remitiéndose
al Derecho Internacional aún vigente considera que las
tropas españolas que serán enviadas a Iraq deben
ser consideradas estrictamente como fuerzas de ocupación,
y hace un llamamiento a la opinión pública para
que retome las movilizaciones contra la política belicista
del gobierno Aznar y exija la retirada inmediata de las tropas
españolas, que acuden a Iraq, no con criterios humanitarios,
sino para reforzar la invasión y la ocupación de
este país. En este sentido, el CSCA recuerda que diferentes
organizaciones de la resistencia iraquí han manifestado
que considerarán "objetivos bélicos"
a cualquier fuerza ocupante, sin distinción de la bandera
a la que representen. Dado que el todavía vigente Derecho
Internacional, en concreto la IV Convención de Ginebra
y sus Protocolos I y II adicionales, considera que "un pueblo
sometido a ocupación militar no tiene el deber de obediencia
al ocupante" y que dicho pueblo "está legitimado
para utilizar todo tipo de medios, incluso el uso de la fuerza
armada si no se emplea contra objetivos civiles, con el fin de
ejercer su derecho a la libre autodeterminación",
las acciones de la resistencia iraquí contra las fuerzas
ocupantes de su país son legítimas, siendo el único
responsable de las posibles muertes que puedan producirse en
el contingente español el gobierno Aznar.
Al mismo tiempo, el CSCA denuncia la compra de voluntades
que ha realizado José María Aznar de los gobiernos
de El Salvador, Honduras, Nicaragua y la República Dominicana
al ofrecer la condonación de hasta 1.000 millones de dólares
de la deuda pública que mantienen estos países
latinoamericanos con el Estado Español, así como
la renegociación de créditos FAD como gesto para
favorecer el envío de tropas dentro de la denominada "Brigada
Plus Ultra", de rancio recuerdo imperial y colonial. Por
ello, el CSCA saluda la decisión del Frente Farabundo
Martí para la Liberación Nacional (FMLN) de El
Salvador, el Frente Sandinista para la Liberación Nacional
(FSLN) de Nicaragua, la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca
(URNG), la Alianza Nueva Nación (ANN) de Guatemala y
la Unificación Democrática (UD) de Honduras de
hacer todo lo posible para dificultar el envío de tropas
de sus países y considerarlas como "fuerzas invasoras",
exigiendo la retirada inmediata de las mismas, tal y como han
expresado en la denominada Declaración de Tegucigalpa
del pasado 22 de julio.
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