Kofi Anan suspende el programa
'petróleo por alimentos' y condena a Iraq a la ayuda
humanitaria internacional
26 de marzo de 2003. Nota informativa CSCAweb
(www.nodo50.org/csca)
La interrupción
del programa "petróleo por alimentos" en el
marco de esta guerra ilegal que ha lanzado EEUU contra Iraq constituye
una nueva vuelta en la tuerca del asedio trágico impuesto
a este país y a su población. Indignamente, esta
medida trata de camuflarse ante la opinión pública
internacional difundiendo el mensaje asociado al discurso de
la "ayuda humanitaria", hermano menor de todos los
planes de las guerras modernas que el intervencionismo estadounidense
viene imponiendo desde 1991 en todos los escenarios donde actúa
y al que apadrinan, por los pingües beneficios que genera,
terceros Estados y grandes ONG.
Solo la indecencia de quienes actúan como delincuentes
y perversos cómplices del horror, tiene la osadía
de utilizar la ayuda humanitaria como elemento de presión
para imponer su dictado después de lanzar misiles.
Suspensión del programa 'petróleo
por alimentos'
Mientras Iraq ha visto como el gobierno jordano, a cambio
de retrasar los plazos para el pago de su deuda externa con EEUU,
ejecutaba la exigencia de la Administración Bush para
cerrar sus fronteras al paso de un cargamento de productos alimenticios
y medicinas por valor de 21 mil millones de dólares asignados
a Iraq por el Consejo de Seguridad (CS) ---y ya pagados por su
gobierno--- en el marco de la resolución "petróleo
por alimentos"; privando con ello al gobierno iraquí
de poder seguir manteniendo la distribución a la población
de la cartilla de racionamiento que ha funcionado eficazmente
en Iraq desde que en 1991 se impusiera el embargo contra este
país, el secretario general de Naciones Unidas Kofi Anan
ha decidido unilateralmente y sin que mediara acuerdo de los
miembros del CS suspender dicho programa quebrando con ello la
propia legalidad que impone la resolución 986 del CS y
privando a Iraq de la única garantía de que pueda
seguir comprando y recibiendo, aun limitadamente, productos básicos
para la población, precisamente cuando el asedio al país
requeriría doblar los suministros de medicinas y alimentos.
En las semanas anteriores a la invasión de Iraq, el
gobierno había adelantado el reparto entre los ciudadanos
iraquíes de cartillas de racionamiento correspondientes
a seis meses para poder garantizar el almacenamiento de alimentos
y productos básicos de higiene en el periodo de la invasión
de EEUU. Según fuentes de NNUU, en seis semanas se acabarán
los alimentos de que dispone Iraq para atender las necesidades
de su población. El gobierno iraquí ha denunciado
públicamente a través de su ministro de Comercio,
Muhamad Mehdi Saleh, la interrupción del programa "petróleo
por alimentos" que se impuso en 1996 a Iraq para paliar
la crisis humanitaria creada por el embargo de NNUU entre su
población y ha rechazado, como viene haciéndolo
oficialmente desde 1991, la imposición a Iraq, un país
rico en recursos, de un sistema de ayuda humanitaria como mecanismo
de control estratégico en el marco de la injerencia exterior
asociada, hasta el inicio de la invasión estadounidense
al embargo y, desde ahora, además, a la guerra ilegal
y a la ocupación que se pretende implantar en el país.
Ayuda humanitaria a un país rico en petróleo
La interrupción del programa "petróleo
por alimentos" en el marco de esta guerra ilegal que ha
lanzado EEUU contra Iraq constituye una nueva vuelta en la tuerca
del asedio trágico impuesto a este país y a su
población. Indignamente, esta medida trata de camuflarse
ante la opinión pública internacional difundiendo
el mensaje asociado al discurso de la "ayuda humanitaria",
hermano menor de todos los planes de las guerras modernas que
el intervencionismo estadounidense viene imponiendo desde 1991
en todos los escenarios donde actúa y al que apadrinan,
por los pingües beneficios que genera, terceros Estados
y grandes ONG.
A cambio de anular el programa de NNUU "petróleo
por alimentos", el propio Kofi Anan ha asumido implícitamente
el plan establecido de antemano por la Administración
Bush de someter a Iraq también a través de la "ayuda
humanitaria" internacional; una "ayuda" cuya planificación,
gestión y ejecución forma parte de las diversas
facetas de esta guerra de agresión y control sobre Iraq.
Tras doce años de secuestro de los recursos de Iraq y
de su soberanía para gestionarlos, se trata ahora de sumir
a este país en la dependencia del falso humanitarismo
para que, en combinación con la invasión militar
primero, y con la ocupación directa después, Estado
y población queden sujetos al control estratégico
absoluto de una eufemísticamente llamada "administración
internacional" que, a través de las agencias humanitarias
y de las grandes ONG internacionales, permitan asegurar la dependencia
iraquí del exterior y capitalizarla.
El negocio del humanitarismo a
la sombra de la guerra
A los 2.400 millones de dólares ya solicitados por
la Administración Bush al Congreso de EEUU para costear
los gastos derivados de la "ayuda humanitaria" para
Iraq se suman otros 3.500 millones expedidos por el Departamento
de Defensa para cubrir la misma partida además de otra
asociada a la denominada "reconstrucción" del
país. En total las cifras oficiales internacionales presupuestadas
por diversas agencias de NNUU para cubrir la "ayuda humanitaria"
destinada a Iraq alcanzan los dos millones de dólares
en lo que significa el mayor presupuesto destinado nunca a esta
modalidad del intervencionismo moderno [1].
La financiación de estos recursos debe proceder de
los Estados mediante contribuciones a las agencias internacionales
de NNUU y de ONG. Pero su desembolso solo es rentable para los
Estados, y he aquí la hipocresía del discurso de
la "ayuda humanitaria", si su gestión económica
recae sobre instituciones dependientes o afines a cada Estado
y si la dependencia que genera para el país de destino
permite obtener beneficios a corto o medio plazo. Ello explica
que, a pesar de que Estados como Francia, Rusia y Alemania, que
mantienen con su posición ante el CS de NNUU la ilegalidad
de la invasión estadounidense y británica contra
Iraq, estén reclamando desde que se iniciara la guerra
contra este país que la administración de la "ayuda
humanitaria" recaiga en las NNUU y no en EEUU y Gran Bretaña
exclusivamente. Igualmente, y pese a haber violado el marco de
NNUU con su apoyo a la guerra, la ministra de Asuntos Exteriores
del gobierno español De Palacio, ya se ha apresurado a
manifestar ante el secretario general de NNUU su apoyo y la plena
disposición de su gobierno para colaborar activamente
en la aplicación y gestión de la "ayuda humanitaria"
para el pueblo iraquí.
Mientras las bombas caen sobre las ciudades y el pueblo de
Iraq, la sangre iraquí cotiza al alza en el mercadeo inmoral
de la "ayuda humanitaria".
Notas:
1.- The New York Times, 25 de marzo de 2003
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