Iraq-CELSI

Paremos la guerra contra Iraq


Encuentro Internacional contra la Guerra
Madrid, 16 y 17 de noviembre de 2002
En solidaridad
con el pueblo iraquí

Campaña Estatal por el Levantamiento de las Sanciones a Iraq.

Paremos la guerra contra Iraq


Intervención de Hans von Sponeck
Ex coordinador de NNUU para Iraq

Traducción: Loles oliván, CSCAweb (www.nodo50.org/csca)

"A la valentía y la determinación de la conciencia pública internacional en pro de la justicia para el pueblo iraquí se le ha respondido con calumnias, intimidaciones, acoso, amenazas, privación de su intimidad y a veces, con detenciones. Seguir adelante a pesar de todo ello, eso sí es, creo, un precio que merece la pena pagarse"

Durante 13 años se ha luchado una batalla política a costa del pueblo iraquí. Ello fue la causa principal de mi dimisión como coordinador del Programa Humanitario Naciones Unidas para Iraq. En el transcurso de este Encuentro Internacional contra la Guerra [de Madrid], hemos escuchado, de nuevo, lo que significan las sanciones económicas y las perspectivas de guerra para el pueblo iraquí. La descripción del sufrimiento, las privaciones y las muertes que provocan las sanciones se ha efectuado con detalle. ¿Qué otra evidencia necesitamos aún? Indicaré dos de los muchos hechos dramáticos sobre la vida y la muerte en Iraq:

- En Iraq la tasa de mortalidad infantil en menores de cinco años ha aumentado entre 1990 y 1999 de 56 muertes por cada mil nacimientos a 131 por cada mil. De haberse mantenido la tendencia continuada de los años 80 a los 90, esa tasa hubiera disminuido al 25 por mil. Ello hace una diferencia de 106 niños y niñas. Y hace que Iraq sea el país con el más alto incremento de mortalidad infantil entre los 188 países estudiados por UNICEF. En España, murieron en 1999 cinco menores por cada mil nacimientos. La primera causa de la mortalidad infantil en Iraq es la falta de medicinas, la malnutrición y la contaminación del agua.

- En 1987 Iraq -su mismo gobierno de ahora- recibió el reconocimiento internacional de la UNESCO por haber rebajado el analfabetismo el 20%. Según datos de UNICEF, se estima que en el año 2002 la tasa de analfabetismo ha aumentado al 50%.

La pregunta que suele hacerse es ¿quién es responsable del sufrimiento del pueblo iraquí?, ¿qué parte de responsabilidad le corresponde a la represión interna?, ¿qué parte de responsabilidad le corresponde a la equivocada política internacional de las sanciones económicas? Esto nos hace recordar lo que ha declarado en repetidas ocasiones el profesor Noam Chomsky: "No hay modo de cuantificar nuestra responsabilidad. Cualquiera que sea el factor en lo que a nosotros concierne, es algo sobre lo que podemos influir directamente".

El Consejo de Seguridad (CS) de Naciones Unidas (NNUU) ha tenido y sigue teniendo responsabilidad para "influir en ese factor". ¿Por cuánto tiempo podremos seguir aceptando en Europa que nuestros dirigentes políticos permanezcan impasibles ante la marginalización y, peor aún, la bilateralidad del CS de NNUU?, ¿cómo puede permitir Europa la aprobación de una resolución sobre Iraq -la 1441- cuyos contenidos, por provocativos, la convierten en una profecía [de guerra]?, ¿por cuánto tiempo podremos tolerar en Europa una guerra psicológica contra todo un pueblo y permanecer impasibles ante una campaña de desinformación planificada que trata de vincular a Iraq con el terrorismo, con la producción de armas de diversos tipos y con la malversación de los fondos derivados del [programa] "petróleo por alimentos"? ¿Dónde está la alarma de Europa ante el coste humano que significará la guerra interesada contra Iraq?

No renunciar a la lucha

La conciencia pública internacional ha escrito, hablado, analizado, protestado y alertado sobre ello a pesar de la fuerza demoledora de quienes quieren que "el Gran Juego" continúe; de quienes sostienen que la muerte y la miseria son un precio que merece la pena pagar. Un precio que merece la pena, ¿por qué?, ¿por la democracia y los derechos humanos de un pueblo esclavo?, ¡Ojalá fuera así! No, ese precio a pagar es para mantener las riendas del poder en sus manos, para mantener el control de las fuentes de energía que necesitan. Como el ex secretario de Estado Henri Kissinger observó abiertamente hace muchos años, "el petróleo es algo demasiado importante como para dejarlo en las manos de los árabes".

A la valentía y la determinación de la conciencia pública internacional en pro de la justicia para el pueblo iraquí se le ha respondido con calumnias, intimidaciones, acoso, amenazas, privación de su intimidad y a veces, con detenciones. Seguir adelante a pesar de todo ello, eso sí es, creo, un precio que merece la pena pagarse.

La conciencia internacional se halla en una encrucijada: o cedemos a las contundentes presiones para tirar los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales en el cubo de la basura de la Historia, o intensificamos nuestra campaña por la humanización de la vida en nuestra comunidad global, recordándonos y recordando a otros que los iraquíes son parte de esa comunidad global.

Las sanciones y la amenaza de la guerra hacen todavía más imperativo que la conciencia internacional hable más fuerte y declare su solidaridad con el pueblo iraquí. ¿Qué significa esto? Lo primero y más importante: significa que no renunciamos a nuestra lucha por el pueblo iraquí.

La desinformación planificada es un arma poderosa. Para contestar a ella con eficacia, debemos dotarnos a nosotros mismos con datos e información y extenderla a otros, Viajar a Iraq para entender la condición humana -como la Campaña Estatal por el Levantamiento de las Sanciones a Iraq ha estado haciendo durante estos años- es otra muestra de solidaridad.

Hay que ser valientes para retar cualquier pronunciamiento político en Iraq que sea falso o inconsistente con los derechos humanos y conocer la realidad sobre el terreno.

Los protagonistas tienden a evitarse unos a otros. La solidaridad con el pueblo iraquí debe significar igualmente la búsqueda por comprometer a aquellos que apoyan las sanciones y la guerra al igual que al gran número de personas que no le preocupa en absoluto ni lo uno ni lo otro. La solidaridad significa no dejar que nuestra posición contra las sanciones y la guerra se tambalee por quienes quieren despreciar, desdeñar o marginar nuestra posición;

Recordemos las palabras de Martin Luther King: "El silencio es la traición".

"Nunca bajes la vista para probar el terreno sin haber dado el paso siguiente: solo quienes mantienen sus ojos fijos en el horizonte encontrarán el camino correcto".
(Dag Hammarskjöld, Markings, 1925-1930).

Muchas gracias



.