Mientras Rusia y Francia exigen
a EEUU mayores concesiones en las negociaciones sobre una nueva
resolución del CS sobre Iraq, Bush afirma que dirigirá
'una alianza militar internacional' contra Bagdad
27 de octubre de 2002. Nota informativa CSCAweb
(www.nodo50.org/csca)
Entre bastidores, la deuda
externa rusa y las concesiones del crudo iraquí a Francia
son las claves en la negociación del respaldo final de
Rusia y Francia a EEUU en una nueva resolución del Consejo
de Seguridad sobre Iraq que legitime la intervención militar
contra este país. A costa de Iraq, EEUU, Francia y Rusia
regatean, unos hegemonía belicista mundial -la indiscutida
de EEUU- y otros -Rusia y Francia- sus privilegios como grandes
potencias.
A pesar de las presiones, EEUU no consiguió el respaldo
de Francia y Rusia al borrador del texto presentado la semana
pasada para aprobar una nueva resolución contra Iraq [1].
La negativa francesa y rusa -que está obligando al Pentágono
a retrasar sus planes militares contra Iraq- forzó a EEUU,
el pasado 23 de octubre, a presentar formalmente ante los 15
miembros del Consejo de Seguridad (CS) permanentes y no permanentes
el borrador de resolución que incluye la amenaza de acción
militar contra Iraq de no cumplir este país las expectativas
de Washington respecto a las inspecciones de armamento. A falta
de un texto consensuado entre los cinco miembros permanentes,
EEUU ha hecho uso del mecanismo del CS que prevé la vía
de someter un texto no pactado previamente a la votación
de los restantes 10 miembros no permanentes con el fin de obtener
una mayoría que, de no mediar el uso improbable del derecho
de veto de Rusia y/o Francia, significaría la aprobación
inmediata de la resolución propuesta por EEUU. Intensificando
la presión ante Francia y Rusia, la diplomacia estadounidense
ha reforzado desde la semana pasada las presiones políticas
y diplomáticas ante los miembros no permanentes reacios
a respaldar la propuesta de EEUU -México, Irlanda, Camerún,
Guinea, Isla Mauricio, Singapur y Siria- a fin de alcanzar los
nueve votos que necesita para que su texto sea aprobado.
Ante la perspectiva de verse sometidos a mayores presiones
por parte de EEUU, Francia y Rusia, los 10 países miembros
no permanentes ya solicitaron a comienzos de la semana pasada
que no se hiciera descansar sobre ellos la decisión de
aprobar o no un texto de resolución y que fueran los cinco
miembros permanentes quienes acuerden un borrador final para
someterlo a la votación formal del CS [2].
Rusia presenta un texto alternativo
La táctica estadounidense ha sido respondida no solo
por Francia (que sigue manteniendo su propuesta de emitir dos
resoluciones, una sobre inspecciones y otra posterior sobre las
consecuencias a aplicar a Iraq en caso de que no cumpla los requisitos
exigidos por la primera resolución) sino por Rusia que,
considerando que el texto de la Administración Bush "es
anti-iraquí y tiene como objetivo la acción militaren
caso de que se produzca cualquier omisión o mal entendido
por parte de Iraq" [3], ha presentado el pasado 25
de octubre un nuevo texto de resolución que demanda
que Iraq coopere con los inspectores de armamento de NNUU, excluyendo
los términos más estrictos que pretende imponer
EEUU en el proceso y forma de las inspecciones, y que no contempla
amenaza de consecuencias de ningún tipo si Iraq rechaza
cumplir con las inspecciones. Esta propuesta que está
basada en la invariada posición mantenida oficialmente
por Rusia, que niega que Iraq tenga armas nucleares o tenga capacidad
de desarrollarlas, ha sido igualmente respondida por la diplomacia
estadounidense que alega que los intereses reales de Moscú
con esta propuesta son, al igual que en el caso francés,
retrasar la aprobación de cualquier resolución
con vistas a apurar hasta el último momento las negociaciones
que permitan adquirir más concesiones por parte de EEUU.
El negocio de la guerra, contra Iraq
Ciertamente, mientras lo que trasciende ante los medios de
comunicación al respecto de las negociaciones entre EEUU,
por una parte, y Francia y Rusia, por otra, se presenta como
una encontrada diferencia de posiciones políticas -frente
a la determinación belicista y unilateral de EEUU contra
Iraq, Francia y Rusia oponen el referente de NNUU matizando el
mecanismo de las inspecciones y rebajando la respuesta militar
que debería darse a Iraq- el trasfondo negociador entre
los tres países abarca mucho más que los fundamentos
y principios políticos que tanto Francia como Rusia declaran
defender respecto a la crisis iraquí.
Así, frente a la tajante oposición pública
del gobierno ruso a aceptar la redacción del texto de
EEUU abriendo un nuevo punto de discusión sobre la capacidad
de Iraq de tener o poder desarrollar armamento de destrucción
masiva [4], representantes políticos rusos no ocultan
que uno de los objetivos fundamentales de Moscú en esta
crisis es defender los intereses de sus compañías
petroleras en Iraq y de exigir garantías al respecto del
pago de la deuda contraída por Iraq en la época
soviética (ocho mil millones de dólares).
De acuerdo con uno de los dirigentes del sector petrolero
ruso, "[...] si EEUU quiere que Rusia participe, entonces
habrá que pensar en algunos beneficios económicos.
Es difícil decir qué es lo que influencia la posición
rusa en el CS, pero puedo afirmar con toda exactitud que los
intereses de Rusia en Iraq son económicos y no políticos"
[5]. Sin embargo, en el proceso negociador impulsado por
EEUU y Rusia desde los últimos meses, las contrapartidas
económicas no han sido satisfechas para Rusia. Según
afirma Alexei Pocuhkov, miembro del Consejo ruso de Política
Exterior y de Defensa "los estadounidenses ya nos han dicho
claramente que no nos garantizan nada. [...]. Debemos 145 mil
millones de dólares a Occidente. Si EEUU ayudase a la
condonación de una parte de nuestra deuda externa, eso
sería una ayuda concreta". El encuentro de Putin
y Bush en México con ocasión del Foro Asia-Pacífico
que se celebra este fin de semana está previsto como
un último intento para cerrar un acuerdo en materia económica.
Por su parte, la formal oposición francesa a aceptar
una intervención militar directa por parte de EEUU contra
Iraq también está tejida por algo más que
principios políticos y por su defensa de preservar el
papel de NNUU -y de su privilegio como miembro del CS. Los contratos
iraco-franceses en materia de petróleo que garantizan
a las multinacionales francesas la explotación de parte
del crudo iraquí cuando el régimen de sanciones
se levante están amenazados ante la previsión de
la invasión y ocupación de Iraq por parte de EEUU.
Francia negocia desde hace meses una garantía por parte
de EEUU para que sus negocios petrolíferos en Iraq no
se diluyan frente al monopolio estadounidense. Ya en el mes de
septiembre, la prense estadounidense filtró que la diplomacia
de la Administración Bush estaba pujando fuerte ante Francia
y Rusia afirmando que los contratos establecidos con el gobierno
iraquí actual quedarían sin vigor una vez que EEUU
invadiera y ocupara Iraq y que únicamente, de resultar
positivo el respaldo de ambos países a la guerra contra
este país, EEUU evaluaría la posibilidad de ceder
alguna explotación del crudo iraquí a compañías
francesas y rusas [6].
Por su parte, Bush ya ha vuelto a señalar (esta vez
en presencia del presidente chino de visita en EEUU) que EEUU
"liderará una coalición" aunque el CS
fracase en la adopción de una resolución que garantice
el respaldo de NNUU para lanzar la guerra contra Iraq [7]
Al igual que ocurriera durante la Guerra del Golfo de 1991,
el marco de NNUU está siendo utilizado como cortina de
las grandes potencias occidentales, cortina detrás de
la cual se negocian, en nombre de los intereses nacionales, bienes
y espacios ajenos. A costa de Iraq, EEUU, Francia y Rusia regatean,
unos hegemonía belicista mundial -la indiscutida de EEUU-
y otros -Rusia y Francia- sus privilegios como grandes potencias,
a fin de obtener, bajo el pretexto de la legitimidad internacional,
las máximas contrapartidas en lo que cada vez se define
más como el expolio de Iraq tras su devastación
final en beneficio de intereses exteriores y que no son solo
estadounidenses. El orden internacional de NNUU, nuevamente,
sirve a los intereses de quienes lo gestaron, mientras se niega
a quienes lo asumieron como una garantía de preservación
de su soberanía.
Notas:
1. Véase
en CSCAweb el texto analizado críticamente por Philis
Bennis: Phillys
Bennis: El nuevo borrador de resolución de EEUU sobre
Iraq: negociar para legitimar la guerra
2. Véase
en CSCAweb: Rebajando
el contenido de su anterior propuesta de resolución, EEUU
intenta forzar un acuerdo en el Consejo de Seguridad que legitime
su intervención contra Iraq
3. Gennadi M. Gatilov, embajador Ruso ante NNUU, en The Washington
Post, 26 de octubre de 2002.
4. The Washington Post, 26 de octubre de 2002
5. Mikhail Khodorkovsky en Le Monde, 23 de octubre de
2002
6. Véase en CSCAweb: Tras el anuncio de Iraq de permitir
el regreso incondicional de las inspecciones de desarme, EEUU
confirma que el objetivo de la guerra es acabar con el régimen
iraquí
7. The Washington Post, 26 de octubre de 2002
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