Iraq-CELSI

Paremos la guerra contra Iraq


Encuentro Internacional contra la Guerra
Madrid, 16 y 17 de noviembre de 2002
En solidaridad
con el pueblo iraquí

Campaña Estatal por el Levantamiento de las Sanciones a Iraq.

Paremos la guerra contra Iraq


Intervención de John Catalinotto
(International Action Center, EEUU)

Traducción: CSCAweb (www.nodo50.org/csca)
20 de noviembre de 2002

"Nosotros, el movimiento contra la guerra de Estados Unidos, queremos enviar un claro mensaje: nosotros y nosotras, estadounidenses, nos oponemos a esta guerra. Nosotros y nosotras, estadounidenses, no vamos a ser la carne de cañón que construya un imperio"

Hasta el 11 de septiembre de 2001, yo trabajaba en el piso 31 de la torre número 1 del World Trade Center (las 'Torres Gemelas').

Esa mañana del 11 de septiembre llegaba tarde al trabajo. Desde la calle, vi las torres en llamas y las vi derrumbarse. La compañía de seguros médicos donde trabajo estaba situada entre los pisos 18 al 31. Casi todos mis compañeros de trabajo -1.915 en total- sobrevivieron. Once murieron.

Considero que mis compañeros de trabajo eran un típico ejemplo de las personas que trabajaban en las torres gemelas. Somos doce personas en mi equipo. Seis son inmigrantes: tres mujeres de Filipinas; tres hombres, uno de Taiwán, uno de Ucrania, uno de Bangla Desh.

Refiero este recuerdo personal a la sala porque creo que el atentado del 11 de septiembre de 2001, su impacto sobre la población estadounidense y la reacción de Washington a ella, ha permitido a la Administración de Bush preparar el terreno para la guerra con el Iraq.

Todo el mundo en Estados Unidos vio cómo se derrumbaban las Torres; todo el mundo vio en la televisión cómo moría la gente.

Esta clase de horror sucede alrededor del mundo. A menudo causado por los bombardeos del Pentágono. Pero para la gente que vive en de los Estados Unidos fue una experiencia totalmente nueva. Tuvo un profundo efecto en ellos. La gente se sintió impotente y asustada. No entendían por qué se habían convertido, repentinamente, en "daños colaterales", como dice el Pentágono eufemísticamente.

Mientras que el pueblo de EEUU intentaba recuperarse de la horrenda destrucción de miles de vidas por los ataques del 11 de septiembre, la Administración Bush hacía horas extras en su trabajo. Utilizó el sufrimiento de las víctimas como pretexto para incitar una guerra y preparar el terreno para miles de muertes más en Oriente Medio, y para amenazar los derechos civiles de los ciudadanos de EEUU aumentando el poder represivo del aparato policial.

Tanto los representantes oficiales en Washington como los ex dirigentes del país vieron los bombardeos sobre Afganistan ­ unos bombardeos horribles contra un país pobre- como el primer paso de una campaña militar mucho más amplia.

Hubo incluso una intriga semi secreta en la Administración y fuera de ella que ocultaba un plan mucho más ambicioso. El grupo de intrigantes está formado por los antiguos guerreros de la Guerra Fría, Paul Wolfowitz, Richard Perle, Donald Rumsfeld y Henry Kissinger. Y han amenazado especialmente a Iraq.

Kissinger resumió su pensamiento sobre la situación en los siguientes términos: Este "puede ser un momento decisivo", dijo, comparable a la "derrota del comunismo en la Unión Soviética", presentando así la perspectiva de la "derrota del terrorismo a nivel mundial".

Para la jerarquía gubernamental, los términos "terror" y " anarquía" se refieren a cualquier fuerza que resiste a la dominación de las corporaciones multinacionales, de los bancos y del Pentágono.

Durante el año pasado, tal definición se extendió fácilmente a la lucha palestina contra la ocupación israelí, a los luchadores por la liberación de Colombia que tratan de liberar al pueblo de un gobierno reaccionario que permite operar a los escuadrones de la muerte; e igualmente al Nuevo Ejercito del Pueblo Filipino. La República Democrática Popular de Corea e Irán estan incluidos junto a Iraq en el denominado "eje del mal". Y Cuba, Siria y Libia también se incluyen en la lista oficial gubernamental de "terroristas". Somalia, Yemen y Sudan son sus nuevos blancos.

Actualmente la Administración Bush avanza a toda prisa con sus planes de una guerra no provocada contra Iraq, basada en acusaciones sin demostrar y tantas veces repetidas por sus portavoces. Su meta durante todo el año pasado fue transformar el susto y la indignación por el desastre del 11 de septiembre en una psicosis permanente a favor de la guerra en EEUU y en el mundo que pueda ser aprovechada para apoyar una campaña de "guerra permanente".

La Estrategia de Seguridad Nacional

La Estrategia de Seguridad Nacional de la Administración Bush pone un gran énfasis en el poder absoluto del Pentágono. En un artículo del The New York Times del 20 de septiembre se afirma: "uno de los elementos más destacados del documento de la nueva estrategia es su insistencia en que el presidente no tiene intención de permitir a potencias extranjeras que alcancen la ventajosa posición que Estados Unidos disfruta desde la caída de la Unión Soviética hace más de una década".

"Nuestras fuerzas serán lo suficientemente potentes" -indica el documento de Bush- "como para disuadir a los potenciales adversarios que quieran acrecentar sus fuerzas militares esperando superar o igualar el poder de Estados Unidos".

El documento está lleno de amenazas militares, incluyendo el derecho de atacar primero. Desde el punto de vista de los estrategas derechistas del estamento militar estadounidense, este documento es como un sueño hecho realidad.

Con su intención de lanzar una guerra "preventiva" contra Iraq, la Administración Bush tiene un objetivo mucho más amplio: una campaña unilateral para renovar toda la estructura política y legal de las relaciones internacionales en el periodo post-soviético, para plasmar la dominación absoluta del imperialismo estadounidense como superpotencia sobre el mundo entero. Esta campaña está dirigida sobretodo contra los pueblos oprimidos del mundo, pero también contra los aliados imperialistas que son a su vez rivales de Wall Street en Europa y Japón.

La Administración Bush ha admitido, dentro de su "estrategia de seguridad nacional", que el Pentágono planea la guerra para que Estados Unidos domine todas y cada una de las regiones del mundo, política, militar y económicamente.

El presidente Bush ha esgrimido muchas razones por las cuales el Pentágono debe atacar Iraq y matar a cientos de miles de iraquíes. Pero todas sus razones son falsas. La verdad es que los dirigentes de Estados Unidos quieren controlar el petróleo de Iraq. La verdad es que quieren convertir a Iraq en una colonia. La verdad es que Bush planea atacar Iraq para que sean los intereses comerciales estadounidenses los que controlen la distribución de la energía en el mundo. La verdad es que Bush planea atacar Iraq para mantener a las fuerzas militares estadounidenses en Iraq al igual que ha ocurrido durante mas que cinco décadas en Europa, Japon y Corea.

Pero mientras que la Casa Blanca, el Pentágono y los medios de comunicación monopolistas han podido crear esta psicosis en el Congreso y conseguir una capitulación total del Partido Demócrata, frente a las masas, con esta estrategia les está saliendo el tiro por la culata.

El movimiento contra la guerra ha salido de su letargo y se está movilizando. Todas las encuestas demuestran que el apoyo a la guerra se reduce. El número de sindicatos que aprueban resoluciones en contra de la guerra aumenta.

Las manifestaciones que tuvieron lugar el 6 de octubre en varias capitales de EEUU tenían como lema: "No en nuesto nombre". Igualmente, cientos de miles de personas asistieron a las manfestaciones del 26 octubre para decir: "Paremos la guerra contra Iraq antes de que empiece."

Mientras que George W. Bush, Dick Cheney, Donald Rumsfeld, Colin Powell, Paul Wolfowitz y Condoleezza Rice confeccionan amenazas imaginarias, las masas del pueblo están sufriendo amenazas reales como resultado de la crisis económica que sigue aumentando: despidos, recortes en servicios sociales, desaparición de fondos para la jubilación como consecuencia del colapso de la bolsa de valores, pérdida de seguros médicos y un incremento en los índices de la pobreza.

Por ejemplo, en mi empresa, dos mujeres -una puertorriqueña y una negra- eran las secretarias de nuestro equipo de trabajo antes del once de septiembre. Cinco semanas después del once de septiembre, despidieron a ambas secretarias. El ataque terrorista no causó los despidos. Los despidos habían sido planeados con antelación para reducir los costes salariales y aumentar beneficios. A los trabajadores restantes nos informaron que debíamos trabajar media hora adicional cada día sin ningún aumento de salario. Los despidos eran parte de la crisis económica capitalista. Eran dos de los 500.000 despidos que se produjeron en octubre de 2001 en Estados Unidos.

Conclusiones

Washington planea la guerra con el fin de construir un imperio gobernardo por el imperialismo de EEUU. Nosotros, el movimiento contra la guerra de Estados Unidos, queremos enviar un claro mensaje: nosotros y nosotras, estadounidenses, nos oponemos a esta guerra. Nosotros y nosotras, estadounidenses, no vamos a ser la carne de cañón que construya un imperio.

Hemos aprendido que no podemos depender de los políticos, ni de los gobernantes de otros países, ni de la ONU. Sólo dependemos de nosotros mismos: jóvenes, estudiantes y trabajadores de todas los pueblos y de todos los países. Nosotros y nostras, estadounidenses, somos los únicos que podemos parar la guerra desde el centro del imperio, unidos al resto de los pueblos en todo el mundo.



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