Mientras la Administración
Bush da a conocer el contenido de la nueva estrategia de seguridad
nacional de EEUU, Israel da por iniciada la guerra contra Iraq
desencadenando su ataque final contra Arafat y los palestinos
Nota Informativa CSCAweb, 24 de septiembre
de 2002. CSCAweb (www.nodo50.org.csca)
El presidente Bush ha dado
a conocer el 20 de septiembre el contenido de la nueva estrategia
de seguridad nacional de EEUU, un documento que revela sin matices
y sin pudor los fundamentos imperialistas de la política
exterior estadounidense. Iraq ha de ser, como muy probablemente
buena parte de la región árabe, el espacio en el
que se defina prioritariamente la actualización del poder
militar, estratégico, económico y cultural estadounidense.
Tras la presentación ante el Congreso estadounidense
el pasado 19 de septiembre de la propuesta de resolución
que ha de dar luz verde a la guerra de EEUU contra Iraq [1],
el presidente Bush ha dado a conocer el 20 de septiembre el contenido
de la nueva estrategia de seguridad nacional de EEUU, un documento
que revela sin matices y sin pudor los fundamentos imperialistas
de la política exterior estadounidense.
Superado el discurso de la amenaza vigente en los años
de la Guerra Fría que dio la cobertura al capitalismo
estadounidense y occidental frente al comunismo -y que después
ha sabido utilizarse también frente al Islam-, EEUU proclama
en la actualidad la "Doctrina de los ataques preventivos"
que asume y pone en práctica los plenos poderes del imperio
para imponer sus valores e intereses por medio de la fuerza militar.
Pese a los publicitados movimientos de la diplomacia estadounidenses,
particularmente de su secretario de Estado Colin Powell, por
intentar forzar un consenso en el seno del Consejo de Seguridad
(CS) de Naciones Unidas (NNUU) que permita emitir una nueva resolución
más expeditiva en plazos y objetivos sobre las inspecciones
de desarme en Iraq -y por lo tanto más favorable a los
objetivos de guerra estadounidenses-, la estrategia seguida por
la Administración Bush para ejecutar sus planes de invasión
y ocupación de Iraq, está decidida y es determinante
con o sin el apoyo la comunidad internacional.
En este contexto beligerante cada vez más explícito,
el objetivo de la guerra contra Iraq no deja ya resquicio a la
duda: Iraq ha de ser, como muy probablemente buena parte de la
región árabe, el espacio en el que se defina prioritariamente
la actualización del poder militar, estratégico,
económico y cultural estadounidense.
Guerra y reordenamiento regional
Como señala en su última editorial electrónica
Middle East International [2], la prensa estadounidense
viene revelando en las últimas semanas posibles escenarios
que estarían barajándose entre los influyentes
círculos de la Administración Bush para la constitución
de un nuevo Oriente Medio tras la guerra contra Iraq por parte
de EEUU. Entre ellos, se especula no solo con la instauración
en parte de lo que hoy es Iraq de un régimen acomodaticio
con las directrices hegemónicas de Washington -previa
invasión y ocupación del país por las tropas
estadounidenses- sino de una transformación regional que
podría afectar a Arabia Saudí, favoreciendo no
solo la deposición de la familia Sa'ud sino la propia
recomposición política y fronteriza del territorio
saudí; a Jordania, que podría convertirse en la
depositaria de un Estado palestino -en aplicación de la
pretensión histórica del sionismo israelí-
previa expulsión o traslado forzoso de cientos de miles
de refugiados palestinos procedentes de los Territorios Ocupados
(TTOO), que vendrían a añadirse a los cientos de
miles que ya malviven en Jordania; o a la propia monarquía
hachemí que, a cambio de ceder el territorio que se reconoce
internacionalmente como Estado jordano, podría ser recompensada
con un reconocimiento dinástico sobre un nuevo Estado
en parte de lo que hasta ahora es Iraq.
Estos posibles escenarios que resultarían fuera de
toda lógica y probabilidad atendiendo a los principios
internacionales que reconocen y asumen la inviolabilidad de las
fronteras y el derecho a la soberanía nacional, están
ciertamente operando en el circulo de expertos asociados a la
Administración Bush en la que, cabe recordar, la mayor
parte de sus miembros son, además de una perniciosa influencia
para la gran política internacional, importantes empresarios
con intereses en los sectores energéticos (como el petróleo)
y/o representantes de la más rancia derecha fundamentalista
cristiana y conservadora estadounidense. La realidad de la guerra
contra Iraq no puede escapar tampoco a estas consideraciones
básicas. Por todo ello, resulta doblemente lamentable
y patético asistir a las declaraciones impúdicas
que los representantes de la denominada oposición iraquí
siguen haciendo desde Washington reclamando la intervención
militar contra Iraq en defensa de los derechos humanos y de las
libertades.
En esta lógica de reordenamiento regional asociada
a la guerra contra Iraq hay que entender el cambio de decisión
del gobierno de Arabia Saudí respecto al uso de su territorio
por las tropas estadounidenses en la previsible invasión
de Iraq. Después de meses de distanciamiento entre EEUU
y Arabia Saudí, las especulaciones acerca de que el vigente
poder saudí ha dejado de ser operativo para Washington,
han podido forzar un cambio de actitud en su gobierno que, finalmente
ha acabado por aceptar la cesión de sus bases a EEUU aún
a pesar de que los motivos que le obligaron a negárselo
anteriormente -el rechazo y la inestabilidad interna y regional
árabe que desencadene la intervención militar-
no han variado un ápice. De nuevo, los regímenes
árabes, priorizan su supervivencia política al
lado del imperio frente a la voluntad de sus pueblos.
Israel da por comenzada la guerra
Igualmente se inserta en la lógica del reajuste regional
que se avecina la última actuación de Israel y
su ataque y destrucción militar de la Mukata, la
instalación en la que tenía su sede la Autoridad
Palestina (AP) en Ramala. La reanudación del asedio a
Arafat en esta ocasión frente a la que tuvo lugar
durante los meses de principios del 2002- deja de tener el carácter
simbólico y de advertencia que tuvo entonces y materializa
las previsiones anunciadas de un definitivo acoso y derribo contra
el pueblo palestino en el marco de los prolegómenos y
el futuro inmediato de la guerra contra Iraq.
Según informaba el diario Ha'arezt en su edición
del 18 de septiembre, un documento elaborado por Ariel Sharon
y el ministro de Defensa Simón Peres, que evalúa
la intervención militar estadounidense en Iraq, asocia
la guerra con el punto final contra la AP. El documento, que
confirma que la meta final de la guerra de EEUU contra Iraq es
"el derrocamiento del régimen iraquí sin causar
el desmembramiento del país para abrir un proceso de reconstrucción
bajo un nuevo régimen" habría sido sometido
a discusión entre los altos oficiales del ejército
israelí. Instalado en la lógica de la guerra y
acogido al renovado papel hegemónico que asigna EEUU a
Israel en esa predecible configuración regional, Sharon
y el estamento militar del que buena parte del gobierno israelí
forma parte, da por sentado que, sin haberla declarado oficialmente,
EEUU ha comenzado ya la guerra -mediante las recientes ofensivas
militares de las tropas de EEUU contra Iraq. Desde esta consideración,
el gobierno y el ejército israelí tiene vía
libre para lanzar la ofensiva militar contra Arafat, contra la
AP y contra los TTOO.
En esta dinámica impuesta por Israel con el respaldo
de EEUU, la necesidad de priorizar la defensa palestina frente
a la violencia militar israelí, ha vuelto a neutralizar
los denostados esfuerzos palestinos de las últimas semanas
por articular una estrategia unitaria [3] que permita
hacer frente a la recuperación política interna
y a la ocupación. El debate interno sobre la organización
de la resistencia vuelve a aplazarse cuando los tanques israelíes
bombardean Ramala y los TTOO se convierten una vez más
en la gran cárcel donde Israel confina a todo el pueblo
palestino hasta que la expulsión masiva pueda llevarse
a efecto. Nuevamente, Palestina tiene que resistir sin tiempo
ni lugar para definir una estrategia frente a su aniquilación.
Notas:
1. Traducida en CSCAweb: Texto de la resolución
propuesta por Bush al Congreso de los EEUU para autorizar el
ataque militar contra Iraq
2. http://meionline.com
3. Véase en CSCAweb: Graham
Usher: El imposible alto el fuego
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