Conversando con Samir Amin*:
El imperio del caos, desafiado
Al Ahram Weekly,
24 a 30 de octubre de 2002
Traducción Beatriz Morales. CSCAweb (www.nodo50.org/csca)
"La situación
actual del mundo no es una cuestión de cultura, de identidad
nacional y de religión, sino de imperialismo, de desarrollo
capitalista, de subdesarrollo y, en última instancia,
de clase"
Mientras el mundo se prepara para un inminente
ataque militar a Iraq por parte de EEUU y de Gran Bretaña,
continúa prevaleciendo el paradigma del "choque de
civilizaciones". Ya se trate de Samuel Huntington o del
discurso islamista predominante, el mensaje es el de un conflicto
inevitable entre árabes y musulmanes, por un lado, y Occidente
por otro. El 11 de septiembre, la brutal ocupación israelí
y la represión de Palestina, el caos en Afganistán
que se ha extendido al sur y al este de Asia, la devastación
que se está llevando a cabo de Iraq y la prometida destrucción
de este país, el ascenso del Islam político y la
derecha cristiana fundamentalista, todo ello desempeñan
un papel en el conflicto.
Todo es un sin sentido y el profesor Samir Amin
explica detalladamente el cómo y el por qué; la
situación actual del mundo no es una cuestión de
cultura, de identidad nacional y de religión, sino de
imperialismo, desarrollo capitalista y subdesarrollo, y en última
instancia, de clase.
Amin, junto con otros nombres igualmente reputados
como Emmanuel Walerstein, Giovanni Arrighi, Gunder Franck y otros,
es considerado uno de los fundadores de la escuela de pensamiento
de los "sistemas mundiales", que tuvo una enorme influencia
a finales de los sesenta y en los setenta, no sólo en
el ámbito académico sino también como un
marco de referencia para el activismo de izquierda que proliferó
en los campus de todo el mundo en aquellos años. Para
ellos, el marco analítico básico para los problemas
políticos, económicos y sociales de cualquier sociedad
es el sistema mundial.
Destacado escritor y pensador que ha centrado el
trabajo de su vida en teorizar la creciente polarización
entre el mundo desarrollado y el mundo en vías de desarrollo,
Amin es, por su gran prestigio internacional, un elemento raro
en Egipto. Nacido en Port Said, pertenece a una generación
de pensadores y escritores egipcios que estudiaron en París
durante los años cuarenta -entre esos escritores se encuentran
Anwar Abdel-Malek e Ismail Sabri Abadía. Pero desde 1960
ha vivido en un exilio autoimpuesto al abandonar su país
después de la fuerte represión de Naser contra
el movimiento comunista en Egipto; sólo ha regresado en
visitas ocasionales que empezaron en 1982.
Y así fuimos a visitar al hombre entre cuyas
obras se incluyen el temprano L´Egypte Nasserienne
(1961), sus obras mas famosas, Accumulation on a World Scale(1970),
y Unequal Development (1973); Delinking: Towards a
Polycentric World (1989), Maldevelopment (1990) y
The Crises of the Arab Society (1985). Entre otros cargos
ha desempeñado los de director del Forum del Tercer Mundo
y del Instituto Africano para el Desarrollo y la Planificación.
Delgado, de largo pelo cano peinado hacia atrás,
Amin saca sus cigarrillos Gauloise mientras su mujer francesa
nos prepara café. "Estoy totalmente en contra de
Huntington y de los fundamentalistas religiosos. No creo en absoluto
en la guerra de civilizaciones. Las guerras de las últimas
cuatro o cinco centurias no han sido guerras de civilizaciones
sino guerras dentro de las civilizaciones", afirma Amin
y añade la desdeñosa frase: "las guerras coloniales
fueron marginales".
Así pues, ¿por dónde empezar
a considerar los caóticos acontecimientos del mundo de
hoy? Mirando hacia atrás en la historia, Amin explica
que "con la Segunda Guerra Mundial las principales potencias
parecían estar totalmente unificadas con un dirigente:
EEUU. El argumento era que habían conseguido crear un
frente común contra el comunismo. Parecía razonable.
Pero después de la guerra, EEUU tenía demasiado
peso en términos de poder. En 1945 la producción
industrial de EEUU era el 50% de la producción global
industrial global, lo que le proporcionaba una gran ventaja económica
sobre el resto del mundo. También tenían el monopolio
del armamento nuclear -armamento que utilizaron -no como Sadam
Husein que, si lo tiene, no lo ha utilizado."
"Sin embargo, a lo largo del tiempo esta ventaja
fue eliminada por el gigantesco progreso hecho por Europa y Japón
a mediados de los sesenta, y así el problema de la competición
volvió a saltar a primera plana. Las primeras crisis del
capitalismo en el nivel de cultura política ocurrieron
en 1968. Pero el primer golpe para la economía se produjo
en 1979 cuando se abandonó la relación entre el
dólar norteamericano y el oro. Cuando revisamos la bibliografía
vemos que ese fue el momento del declive de EEUU."
"De pronto ahora, en los ochenta y en los
noventa, EEUU vuelve con un estilo muy agresivo y arrogante.
Y la tríada de Europa -Alemania, Francia y Gran Bretaña-,
Japón y EEUU parece seguir funcionando tanto en el nivel
económico como geo-político; todos aceptan las
pautas neo-liberales de desarrollo económico, todos suscriben
el Banco Mundial -al que yo llamo Ministerio de Propaganda-,
el Fondo Monetario Internacional -la Agencia Monetaria Colonial-,
y la Organización Mundial de Comercio -Club Económico
de Trasnacionales. Después de la primera guerra de Yugoslavia
en abril de 1998, los europeos han aceptado la OTAN, dirigida
arrogantemente por EEUU, como un instrumento para asegurar el
gobierno a nivel global".
A Amin no le sorprende la naturaleza cada vez más
militarista y agresiva del sistema mundial dirigido por EEUU.
"La caída de la Unión Soviética y
la victoria del capitalismo a escala global marca el comienzo
de un discurso en la línea de que democracia equivale
a mercado. Esto es una completa estupidez, y no tiene nada que
ver con análisis históricos o científicos
de los hechos".
"No me sorprende que la victoria del capitalismo
no lleve a la paz sino a más guerras y a un retroceso
de la democracia, incluso dentro del propio EEUU donde actualmente
se está asistiendo a un nuevo McCarthismo"
Amin se refiere a su Imperio del caos de
1991, "cuyo material fue preparado incluso antes de que
cayera la Unión Soviética. Mi punto de vista, que
explicaba en ese libro, es que durante los muchos años
de expansión global capitalista el imperialismo siempre
ha sido un componente del desarrollo capitalista - y no, como
afirmaba Lenin, una fase. Pero lo que ha cambiado es el carácter
de cada fase del imperialismo. Siempre ha habido una tendencia
hacia una polarización mayor. Esta tendencia ha adoptado
diferentes formas: la Guerra Fría, el norte contra el
sur, etc. Y a fin de cuentas, lo esencial es, sin embargo, que
continúa habiendo una brecha creciente entre los centros
y las periferias".
Lo nuevo de esta fase, explica Amin, no se resume con las muy
cacareadas revoluciones tecnológica y de las comunicaciones,
ni siquiera con el control empresarial de la economía
global. "Este es un discurso del que se derivan tanto la
idea de que el estado-nación está perdiendo su
poder y legitimidad como las ideas relacionadas con nuestra necesidad
de fortalecimiento de la sociedad civil, ONGs, etc. Todo lo antes
mencionado son sólo aspectos. El problema es que estos
aspectos se combinan de una manera que ignora el problema real,
es decir, cómo funciona todo el sistema".
Y, ¿cómo funciona?. "Mi razonamiento
es que hay un mayor grado de concentración de capital
y las trasnacionales son incapaces de desarrollarse dentro de
un solo mercado aunque sea un mercado muy amplio como el
de EEUU o incluso Europa. Necesitan un mercado global. Antes,
en oligarquías o monopolios, había básicamente
zonas de nacionales de influencia: zonas coloniales o semi-coloniales
. Pero en la actualidad ya no basta con competir y generar beneficios".
Y aquí es donde entra en escena la hegemonía de
EEUU. "El sistema mundial se basa en un creciente conflicto
entre un centro unificado y el resto del mundo, e incluso hay
una creciente contradicción -un nuevo imperialismo, si
lo prefiere. Importantes zonas de la periferia, como gran parte
de América del Sur, han entrado en la industrialización.
Y así el conflicto se centra en quién tiene el
control, que no está necesariamente unido a propiedad.
El mensaje es: puedes cooperar o puedes ser bombardeado. Y este
es un sistema que por definición no avanzará hacia
el desarme sino en la dirección contraria. Así
pues, el poder necesita poder militar para mantener el orden
global y la verdadera ventaja de EEUU sobre sus socios es el
poder militar".
Amin afirma categóricamente que, de hecho,
la naturaleza agresiva y militar del imperialismo dirigido por
EEUU está en función de la relativa debilidad de
EEUU dentro del centro. "Se suele decir que EEUU ha tenido
un milagroso resurgir en todos los campos. Es totalmente incorrecto.
El "milagro económico" norteamericano de los
noventa es una estupidez. Ha habido crecimiento en el sector
financiero, pero en los sectores de servicios, comercio y en
el social los índices de crecimiento no han sido mejores
que en Europa y la balanza comercial se ha inclinado hacia un
déficit creciente.
La economía de EEUU está en desventaja, afirma
Amin, y esa es la razón por la que la carta militar es
fundamental para asegurar la transferencia de activos a EEUU.
"¿Quién paga la agresión militar norteamericana?
Los ricos del mundo y los pobres del mundo, incluso Burundi.
Así, en realidad EEUU está utilizando su habilidad
militar para financiar el déficit y enmascarar su declive.
La elección militar no es resultado de la fuerza sino
una medida para contrarrestar una debilidad".
Según Amin, EEUU está recurriendo
a la fuerza militar para movilizar a sus socios y aterrorizar
al resto del mundo; y éste es la razón de la guerra
contra el terrorismo. Los acontecimientos del 11 de septiembre
no son más que una coyuntura útil para el propósito
actual. "A veces me pregunto si todo el asunto del 11 de
septiembre no fue inventado. Quiero decir, el hecho de que el
FBI no quiera proporcionar información a la Comisión
del Congreso Norteamericana es un indicio de que hay muchos aspectos
que no están claros. Y entonces, considerando el grado
de estupidez de la gente como Ben Laden, éste fue explotado
satisfactoriamente dentro del plan estadounidense del escenario
de control militar norteamericano".
Parte de este escenario es también el control
de los recursos petrolíferos no sólo en Oriente
Medio, sino también, y quizá más importante,
en Asia Central. "EEUU también quiere situarse en
una situación de ventaja al controlar los recursos petrolíferos
de los que dependen Europa y Japón -sus competidores en
el centro. De este modo EEUU puede presionar continuamente sobre
ambos. Iraq es la puerta de acceso a Irán y a Asia Central,
y ésta es una decisión estratégica que ya
fue tomada por el gobierno de EEUU en fecha tan temprana como
1990".
A Amin le resulta frustrante que muchos intelectuales
árabes no sean capaces de ver lo que significa realmente
la guerra. "Asia Central es musulmana, pero ésta
no es una guerra contra el Islam, sin que es una guerra por la
dominación económica, por el beneficio y por mejorar
la competitividad. Ben Laden no es el objetivo, lo es el petróleo
de Asia Central. Los países árabes tampoco son
el objetivo. Todo esa palabrería de que se desea controlar
el mercado egipcio no es realista". Amin continúa
explicando que "la política de identidad cultural
desvía la atención de la gente de los problemas
reales. La solidaridad no debería ser esgrimida desde
las filas musulmanas o árabes en particular, sino desde
las filas de los árabes, de los africanos, desde Asia
Central, etc. Desde las filas de los pueblos de la periferia.
De otra manera, la política de identidad cultural es una
justa compensación para los pueblos desesperados. Funciona
en contra de lo que más necesitamos".
Los árabes son el objetivo no porque sean
árabes o musulmanes, sino porque son débiles."La
zona está formada por países débiles. Cada
día se nos recuerda esto en Palestina", afirma Amin.
Sin embargo, no tiene que ser así. "Si
me pregunta si éste es un sistema viable, le responderé
con un no rotundo. Es muy destructivo y es un sistema que no
caerá por sí mismo, y que en el futuro parecerá
durante cierto todopoderoso. Bombardearán Iraq y matarán
a miles de personas. Continuará el genocidio en la Palestina
ocupada. No soy optimista respecto al futuro a corto plazo y
visible. Pero, ¿a dónde lleva todo esto? Al final,
esta forma de actuación no compensará el declive
dentro del sistema norteamericano".
Es un escenario funesto, aunque sólo sea
"a corto plazo". Amin, sin embargo, prefiere afrontar
los hechos venideros. Enciende otro cigarro y añade: "Veo
en el futuro inmediato el fracaso de la política estadounidense
respecto a Iraq. Para controlar Iraq [EEUU] tiene que invadirlo.
Y aunque el pueblo iraquí no va a luchar para proteger
a Sadam -por razones muy obvias y legítimas- no se van
a quedar sentados esperando el dominio de EEUU. ¿Qué
opciones hay?, ¿un títere del tipo Karazi que sea
asesinado tarde o temprano? Todo el sistema se romperá
ya que estas medidas son sólo medidas cosméticas".
Por último, Amin considera que se están
creando nuevas alianzas. Por ejemplo, relaciones más estrechas
entre Rusia y Europa. "Tres cuartas partes del comercio
de Rusia es con Europa y Europa es la mejor salida para el petróleo
ruso. También Rusia, China e India se están acercando
para resistir a la presión geo-política de la presencia
de EEUU en Asia Central".
También , respecto a la situación
en Europa - en la que Amin distingue entre gobiernos y pueblos-
explica que "EEUU se basa en dos valores: libertad y propiedad.
Si se juntan los dos, tenemos un cowboy. Los europeos
también tienen dos valores: libertad e igualdad, pero
estos entran en conflicto. Y así creo que un amplio sector
de la izquierda europea se va a organizar en torno al creciente
antiamericanismo".
Esta tendencia ya se ha manifestado en el creciente
movimiento antiglobalización y en contra de la guerra.
A Amin no le gusta la etiqueta. "Personalmente no me gusta
calificar el movimiento de antiglobalización que,
desafortunadamente, es el término utilizado porque es
corto y atractivo. En realidad es una etiqueta muy peligrosa.
No estamos en contra de la globalización sino en contra
del modelo de la actual globalización . Después
de todo, somos universalistas tanto en el aspecto político
como en el cultural. La globalización es tan vieja como
el género humano. A lo que nos oponemos es a la forma
neocapitalista hegemonizada militarmente":
Amin ha estado muy implicado en el movimiento desde
1998, cuando éste confluyó con el encuentro del
Foro Económico Mundial de Davos, Suiza. "En ese momento
reivindicamos el hecho de que nosotros representamos el mundo
real. Estamos en contra de la globalización capitalista
liberal y estamos en contra de la militarización. Más
allá de eso, las opiniones son diversas. Hay socialistas
y religiosos progresistas. Habrá que ver".
Amin sabe que el movimiento "es débil
en Egipto y en toda la región. Desde luego, se trata de
una región que tiene gobiernos que son menos democráticos
que otros gobiernos del mundo, como India, por ejemplo. También
se trata de una región que se ha polarizado por la cuestión
palestina y, desde luego, existe la ideología política
islámica. La combinación de todos estos factores
no ayuda a crear alianzas. Pero eso es responsabilidad de la
izquierda egipcia."
Con todo, Amin está más que preparado
para asumir su parte de responsabilidad tanto a nivel local como
global. Es una persona tenaz. "Otro mundo es posible",
incluso de forma más urgente hoy de lo que lo era en los
setenta cuando el entonces mucho más joven estudiante
y activista egipcio estaba en Paris escribiendo libros que iban
a ser traducidos a la mayoría de las lenguas del mundo
y a proporcionar inspiración y guía intelectual
a miles de activistas del mundo.

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