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Paremos la guerra contra Iraq


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Porqué las elecciones al Congreso de EEUU de noviembre no son un mandato para la guerra

8 de noviembre de 2002. International Action Center
Traducción: Lolés Oliván CSCAweb (www.nodo50.org/csca)

"Si la Casa Blanca y el Congreso rechazan la voluntad popular, si los estados miembros de NNUU se doblegan a la presión de EEUU en lugar de escuchar a sus propios pueblos -si los dirigentes de los gobiernos hacen trizas el Derecho Internacional- entonces los pueblos deben actuar por si mismos. Esa ha sido siempre la vía para una genuina transformación".

Los promotores de la guerra querrían que creyésemos que las elecciones del pasado 5 de noviembre son un mandato para la guerra. Bush aprovechó rápidamente el ascenso republicano en el Congreso y el Senado para reivindicar una incrementada autoridad en su campaña militar. El líder demócrata del Senado Tom Daschle declaró: "Creo que esto [el resultado electoral] significa que el presidente tiene una oportunidad para promulgar y proceder con el plan [sobre la guerra contra Iraq] tal y como lo ha articulado". Daschle dijo en la NBC "Creo el pueblo estadounidense parece haberle concedido el beneficio de la duda".

Nosotros retamos a Bush y a las afirmaciones de Daschle sobre que ahora la Administración tiene un mandato para cometer asesinatos masivos en una guerra ilegal.

Las elecciones podrían haber sido un referéndum de facto sobre la cuestión de la guerra pero esa posibilidad se eliminó cuando la mayoría del Congreso débilmente aprobó con carácter oficial los planes de guerra de Bush a comienzos de octubre esperando excluir la cuestión de la guerra del debate político. Tras abdicar el Congreso de su responsabilidad ante el pueblo estadounidense, los comentarios del senador Daschle son un anuncio no solo de la capitulación general sino de la adhesión a la deriva de la guerra global de Bush.

No es sorprendente que los votantes tengan una dificultad extrema en diferenciar entre el programa pro-belicista de los republicanos y del definido por la dirección del Partido Demócrata. Dos tercios de los votantes registrados se quedaron en casa el día de las elecciones. La descripción del número de votos como 'mera apatía de los electores' obvia el punto principal. De hecho, la gente de este país ha armonizado notablemente con la política especialmente el año pasado. La baja participación electoral refleja el punto de vista de muchos votantes decepcionados porque el Congreso de EEUU no representa la voluntad popular sino que sirve a los intereses de otros electores: a las grandes corporaciones multinacionales del petróleo, al complejo de la industria militar y una limitada elite bien situada.

El presidente y el Congreso deben sentir la tensión de la gente. La democracia 'formal' ha sido secuestrada por los señores de la guerra. Pero estamos en lucha de nuevo. La gente está justificadamente enfadada y asqueada. Cientos de organizaciones alrededor del país están construyendo con energía un movimiento de base popular. Bush, Cheney, Daschle y los generales y ejecutivos de las corporaciones no son quienes luchan en las guerras y quienes arriesgan sus vidas, ni es su trabajo el que hace funcionar la maquinaria de la guerra. El movimiento contra la guerra está organizando a la gente sin cuya sangre y trabajo la maquinaria de la guerra no puede funcionar.

El Congreso no paró la guerra de Vietnam; fue el pueblo estadounidense quien la paró. Sabemos que el sentimiento mayoritario en EEUU se opone a una nueva guerra contra Iraq. A escala global, el sentimiento contra la guerra es casi un consenso universal. Si la Casa Blanca y el Congreso rechazan la voluntad popular, si los estados miembros de NNUU se doblegan a la presión de EEUU en lugar de escuchar a sus propios pueblos -si los dirigentes de los gobiernos hacen trizas el Derecho Internacional- entonces los pueblos deben actuar por si mismos. Esa ha sido siempre la vía para una genuina transformación.

Para comienzos de enero de 2003 un gran número de personas habrá votado en el Referéndum de los Pueblos Contra la Guerra [1]. Los comités locales del voto contra la guerra en las ciudades, pueblos, universidades e institutos irán de puerta en puerta recogiendo votos contra la guerra. Los resultados de ese referéndum serán un pilar de la campaña de organización popular programada para coincidir con el retorno del nuevo Congreso de EEUU. El 18 y 19 de enero de 2003 se celebrará una protesta masiva de calle en Washington DC al mismo tiempo que se convoca un Congreso Popular por la Paz.


Nota CSCAweb:

1. Referéndum popular contra la guerra en Iraq



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