Refugiados palestinos en Líbano
piden la implicación del pueblo español
Santiago González
CSCAweb,
6 de noviembre de 2006
"Es
preciso reforzar la visibilidad del problema de los refugiados
palestinos, haciendo un trabajo específico de solidaridad,
para mejorar su situación de precariedad, pero también
ejercitando presión hacia nuestros gobiernos para que
vuelvan a rehacer la agenda política de sus compromisos
y responsabilidades".
Los más de cinco millones
de refugiados palestinos viven o malviven en una situación
problemática y con pocos apoyos internacionales para resolver
definitivamente su drama. No todos ellos están reconocidos
como tal, porque la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados
palestinos (en sus siglas en inglés, UNRWA), tiene un
censo parcial de los refugiados procedentes de las expulsiones
y huidas de los pobladores de Palestina en 1948. No todos ellos
y sus descendientes se encuentran en ese censo que da acceso
a educación, sanidad y otros servicios. Pero los refugiados
procedentes de la diáspora de la ocupación sionista
de Cisjordania, incluyendo Jerusalén, o Gaza, son considerados
'desplazados' y tampoco tienen esa categoría.
Para resolver su situación,
se redactó y aprobó en las NNUU, la Resolución
194, hace ya casi 60 años, que establece el derecho al
retorno a sus hogares (donde quiera que estén, en cualquier
parte de la Palestina histórica) o ser indemnizados. Israel
la rechaza de plano y arguye que si se cumpliera Israel dejaría
de ser un Estado judío (concepción racista donde
las haya y aceptado por el mismo Occidente que nominalmente rechaza
la limpieza étnica) o que no caben. Pero, en su lugar,
mantiene y refuerza presupuestariamente su política racista
y refuerza la ley de dar un hogar aunque sea en los Territorios
Ocupados- a cualquier sionista de cualquier parte del mundo que
se considere judío.
Esa Resolución, por
supuesto, no ha sido cumplimentada, ni ha habido presiones internacionales
a Israel relevantes para ejecutarla. Todo lo contrario, la 'normalización'
de Israel con nuevos Tratados, Acuerdos tanto bilaterales como
multilaterales se han ido realizando con diversos países
y organizaciones occidentales (UE, OTAN, Eurovisión, etc.)
sin que este aspecto de la impunidad israelí haya sido
un obstáculo.
El escaso perfil informativo
del drama de los refugiados palestinos, tras tantos años
y la dejadez interesada de la comunidad internacional, hace verosímil
que no se les tenga en cuenta cuando las potencias redactoras
de planes y hojas de ruta diseñan 'soluciones' ad hoc
a los intereses sionistas.
El último ejemplo es
la Resolución 1701 por la que se avala un cese el fuego
entre Israel y El Líbano, se establece una fuerza militar
que vigile el alto el fuego, y se deja para infructuosas negociaciones
el asunto de la ocupación israelí de tierras libanesas
y de forma asimétrica nuevamente- se contempla la
posible liberaciones de soldados israelíes y de presos
durante muchos años- libaneses. Pues bien, en esa
misma Resolución se hace un recordatorio de que hay que
resolver otros asuntos que son parte y fuente de los estallidos
periódicos de violencia, el drama palestino. Y enumeran
otras Resoluciones que inciden en el problema de la ocupación
sionista y de su rechazo. Pero, y no es casualidad, se 'olvida'
de mencionar la Resolución 194 antes descrita.
El agotamiento de los donantes
y la presión de algunos de éstos hacen que la UNRWA
no tenga mandato ni capacidad de socorrer a todos los refugiados
y por lo tanto sus servicios son recortados, no cubren por ejemplo
un servicio sanitario las 24 horas, hay problemas educativos,
etc. Esto sirve para intentar que los palestinos acepten planes
de pacificación vergonzosos y desistan de sus aspiraciones.
Ese camino de desistimiento tenía un plano político
relevante: La Autoridad Nacional Palestina (ANP) 'se ocupa' de
Cisjordania y Gaza y sería la Organización para
la Liberación de Palestina (OLP) la encargada del conjunto
de la población palestina. Tras Oslo, ha habido un cierto
desdibujamiento de responsabilidades y de atención al
ser la OLP desplazada, como centro de poder, en beneficio de
la prioridad de asentar a la ANP ejercida formalmente por el
liderazgo de ambos organismos, del indiscutible Arafat.
Pero, un hecho contradictorio
ha mejorado el plano político de los refugiados: las querellas
de la Presidencia y Gobierno palestino, Mahmud Abás y
Hamás, respectivamente, junto a las condiciones occidentales
al nuevo Gobierno palestino, tras las elecciones de enero de
este año, ha focalizado nuevamente el rol de la OLP, firmante
de los Acuerdos de Oslo, dirigida formalmente por el mismo Mahmud
Abás, y de sus responsabilidades con la diáspora
palestina, no suficientemente asumidas en los últimos
años.
Nuevamente, se hace más
evidente que no puede haber proceso de paz sin dar una respuesta
a los refugiados palestinos acorde con la legalidad internacional.
Y por eso, no es baladí, como los Estados Unidos, Francia
(y la Unión Europea) redactores de la Resolución
1701, junto con la aceptación del Gobierno libanés
tradicionalmente enemigo de los refugiados palestinos- omitieron
la inclusión de la Resolución 194.
Los Gobiernos libaneses se
encontraron con el hecho de la huida de los palestinos a su territorio,
y con el prisma de su situación 'provisional', pero también
para no alterar la relación de fuerzas post colonial que
daba un poder no democrático a la minoría 'cristiana'
pro occidental, han ejercido una política de 'guetización'
frente a los refugiados palestinos: cerco de los campos, chavolización
y crecimiento vertical sin alcantarillado, imposibilidad de promoción
profesional, etc. haciéndoles más difícil
la vida cotidiana a esos refugiados y sus descendientes.
Es cierto que los palestinos
han mantenido sus estructuras, organizaciones y rivalidades.
Pero también se han consolidado todas ellas ante la refractaria
actitud de las autoridades libanesas. Y hay una estructura dual,
no tanto para hablar de un estado dentro de un estado. Menos
tras las guerras civiles libanesas y la expulsión mano
militari consentida por los estados occidentales- tras el
asedio de Beirut de 1982 y las matanzas de Sabra y Chatila.
Por todo ello, es preciso reforzar
la visibilidad del problema de los refugiados palestinos, haciendo
un trabajo específico de solidaridad, para mejorar su
situación de precariedad, pero también ejercitando
presión hacia nuestros gobiernos para que vuelvan a rehacer
la agenda política de sus compromisos y responsabilidades.
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