¿Una nueva oportunidad
para la paz?
Jimmy Carter*
The
Washington Post,
18 de enero de 2007
CSCAweb: 24-01-07 / Traducido por Agustín Velloso
"La
táctica de la hoja de ruta de ir paso a paso hacia un
acuerdo final elaborada hace tres años ha demostrado ser
un callejón sin salida y una excusa para no avanzar. Sé
por experiencia que a menudo es más difícil negociar
un acuerdo provisional con todas sus incertidumbres, que encarar
el asunto completo con los elementos cruciales para el logro
de la paz".
Me preocupa que la discusión
publica de mi libro Palestine. Peace Not Apartheid se
ha llevado fuera de las propuestas del mismo: que se reanuden
las conversaciones paz tras seis años de retrasos y que
se termine con la trágica opresión de los palestinos.
Aunque la mayoría de los críticos no han dado argumentos
serios sobre los hechos y las propuestas, incluso ni los han
mencionado, una campaña que parece coordinada se ha centrado
en el titulo del libro, la cual se ha combinado con acusaciones
que soy anti-israelí. Esto no es nada positivo para los
que estamos comprometidos con la idea de un Israel en tanto que
nación pacifica que vive en armonía con sus vecinos.
Me anima el hecho de que el
presidente Bush ha anunciado que la paz en Tierra Santa será
una prioridad de su gobierno en los dos próximos anos.
En su viaje actual a la región la secretaria de estado
Condoleeza Rice ha pedido una reunión entre Estados Unidos
y los israelíes y los palestinos. Ha recomendado llevar
a cabo la oferta de 2002 de las 23 naciones árabes como
fundamento para la paz: reconocimiento total de Israel basado
en la retirada a las fronteras reconocidas internacionalmente.
Esta oferta es compatible con la política oficial de Estados
Unidos, los acuerdos previos firmados por los gobiernos de Israel
en 1978 y 1993 y la "hoja de ruta" desarrollada por
el cuarteto (Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y
Naciones Unidas).
El hecho evidente es que Israel
nunca tendrá paz hasta que se retire de los territorios
vecinos ocupados y permita a los palestinos ejercitar sus derechos
humanos y políticos básicos. Con el intercambio
de territorio esta "línea verde" se puede modificar
mediante negociaciones que dejen a un número importante
de colonos en sus casas subsidiadas al este de la frontera reconocida
internacionalmente. La premisa de intercambiar territorio árabe
por paz ha sido aceptable para la mayoría de israelíes
durante décadas, pero no para una minoría de los
lideres mas conservadores, que lamentablemente esta apoyada por
la comunidad judía de Estados Unidos que más ruido
hace.
Las mismas premisas, obviamente,
tendrán que ser aceptadas por cualquier gobierno que represente
a los palestinos. Una encuesta de marzo de 2006 de la Universidad
Hebrea y del Centro Palestino para la Investigación Política
en Ramala mostró que el 73 por ciento de los palestinos
de los territorios ocupados ha manifestado su apoyo a las conversaciones
entre el presidente Mahmoud Abbas y el primer ministro israelí
Ehud Olmert. Además, el primer ministro Ismael Haniyeh
asegura un fin a la posición de rechazo de Hamas si un
acuerdo negociado es aprobado por el pueblo palestino.
Abbas acierta al repetir a
la secretaria de estado Rice que rechaza unas fronteras "interinas"
para el Estado Palestino. La táctica de la hoja de ruta
de ir paso a paso hacia un acuerdo final elaborada hace tres
años ha demostrado ser un callejón sin salida y
una excusa para no avanzar. Sé por experiencia que a menudo
es más difícil negociar un acuerdo provisional
con todas sus incertidumbres, que encarar el asunto completo
con los elementos cruciales para el logro de la paz. Dados los
recientes acontecimientos y con el Partido Demócrata dispuesto
a jugar un papel de mayor importancia en el gobierno, estamos
ante una buena oportunidad de para clarificar la posición
del partido en Oriente Medio. Hay muchas opciones a la hora de
que el Congreso colabore con la política de la Casa Blanca
y no hay duda de que las conclusiones principales del Grupo de
Estudio sobre Irak ofrecen una buena base sobre la que los demócratas
pueden construir un grado de consenso (lo que incluye que los
congresistas puedan en todo caso presentar sus propias propuestas
sobre ciertos detalles). Esta política del partido ofrecería
una respuesta razonable a los que alegan que los demócratas
no tienen alternativas propias para solucionar la pesadilla de
Irak.
Un factor clave de la política
sobre Irak puede ser exigir al primer ministro Nouri al-Maliki's
que coopere para acabar con la violencia sectaria, lo que se
une a una clara propuesta de plan de retirada de tropas. Sería
beneficioso un compromiso regional de cooperación que
incluya la participación de Irán y Siria, para
asegurar a los iraquíes dudosos de que Estados Unidos
no va a ser la potencia externa dominante que controle su futuro
económico, político y militar.
Aunque el primer ministro de
Israel ha criticado estas recomendaciones del Grupo de Estudios,
la recomendación de mayor dificultad para muchos miembros
del Partido Demócrata es la solicitud de conversaciones
serias sobre el problema palestino. La situación de los
territorios ocupados es algo crucial y es importante para el
Congreso y el Senado que envíen una delegación
responsable a Cisjordania y Gaza para observar la situación
y entrevistarse con los líderes principales y evaluar
las posibilidades de empezar las conversaciones de paz. Estoy
convencido de que con ambos apoyos estamos ante una buena oportunidad
para la solución.
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