Index | Palestina 2006
Opinión
PALESTINA

* James Carter fue presidente de los Estados Unidos entre 1977 y 1981. Su libro Palestina: paz, no apartheid se publicó el mes pasado. Esta es una versión resumida de un artículo publicado previamente en el diario californiano Los Angeles Times.

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Israel, Palestina, la paz y el 'apartheid'

'Los norteamericanos tienen que conocer los hechos de la abominable opresión de los palestinos', afirma el ex-presidente de EEUU

Jimmy Carter*

The Guardian / CSCAweb: 21-12-06
Traducido por Pablo Carbajosa

"Sigue en construcción un enorme muro de prisión que serpentea a través de lo que queda de Palestina, con el fin de que abarque cada vez más terreno para los colonos israelíes. De modo diverso, esto resulta más opresivo que lo vivido por la población negra en Sudáfrica bajo el apartheid."

Las muchas cuestiones controvertidas referentes a Palestina y el camino hacia la paz de Israel se debaten intensamente entre los israelíes y en otras naciones, pero no en los Estados Unidos. A lo largo de los últimos 30 años, he sido testigo, he podido experimentar las graves restricciones a toda discusión libre y equilibrada de los hechos. La renuencia a criticar las medidas políticas del gobierno israelí se debe a los extraordinarios esfuerzos como grupo de presión del APAC (American-Israel Political Action Committee), así como a la ausencia de voces contrarias de relevancia.

Resultaría casi un suicidio político para los miembros del Congreso norteamericano adherirse a una posición equilibrada entre Israel y Palestina, sugerir que Israel debe atenerse al derecho internacional o hablar en defensa de la justicia o los derechos humanos para los palestinos. Muy pocos se dignarían visitar las ciudades palestinas de Ramala, Nablus, Hebrón, Gaza o Belén y hablar con sus acosados moradores.

Lo que resulta todavía más difícil de comprender es por qué las páginas editoriales de los principales diarios y revistas de los Estados Unidos ejercen una autocontención semejante, bastante en contradicción con las valoraciones particulares que expresan enérgicamente sus corresponsales en Tierra Santa.

Mi último libro, Palestina, paz, no apartheid, se centra en las circunstancias y acontecimientos de Palestina y no de Israel, en donde prevalece la democracia y los ciudadanos conviven y se les garantiza legalmente un estatus de igualdad. En esto momentos, se puede juzgar ya la reacción pública y de los medios de comunicación. El libro se vende bien y he tenido entrevistas interesantes en televisión. Pero he visto pocas informaciones acerca de lo que he escrito en periódicos de importancia.

Las recensiones [reseñas] del libro en la prensa general las han escrito en su mayor parte representantes de organizaciones judías que es poco probable que vayan a visitar los Territorios Ocupados, y su crítica principal es que el libro va dirigido contra Israel. Dos miembros del Congreso se han mostrado críticos públicamente. Algunas recensiones de Amazon.com me tildan de "antisemita", y otras acusan al libro de "mentiras" y "distorsiones". Un antiguo miembro del Centro Carter ha mostrado su desacuerdo, y Alan Dershowitz ha calificado de "indecente" el título del libro. En el mundo de verdad, no obstante, la respuesta ha sido abrumadoramente positiva. El libro describe la abominable opresión y persecución en los Territorios Ocupados palestinos, con su rígido sistema de exigencia de pases y la estricta segregación de ciudadanos de Palestina y colonos judíos en Cisjordania.

Sigue en construcción un enorme muro de prisión que serpentea a través de lo que queda de Palestina, con el fin de que abarque cada vez más terreno para los colonos israelíes. De modo diverso, esto resulta más opresivo que lo vivido por la población negra en Sudáfrica bajo el apartheid. He dejado claro que la motivación no es el racismo sino el deseo de una minoría de israelíes de confiscar y colonizar lugares escogidos de Palestina y suprimir por la fuerza cualquier objeción de los ciudadanos desplazados. Evidentemente, condeno los actos de terrorismo o violencia contra civiles inocentes y presento información sobre las víctimas de ambas partes.

La finalidad última de mi libro estriba en presentar hechos de Oriente Medio que son en buena medida desconocidos en Norteamérica, provocar el debate y ayudar a reiniciar conversaciones de paz (en vía muerta desde hace seis años) que puedan conducir a una paz permanente para Israel y sus vecinos.

Tengo también la esperanza de que aquellos judíos y norteamericanos que comparten esta meta se sientan motivados a expresar sus puntos de vista, públicamente incluso, y acaso de forma concertada. Me encantaría contribuir a ese esfuerzo.