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PALESTINA

* John Dugard, profesor de derecho sudafricano que imparte clases en Holanda, es actualmente Relator Especial sobre Palestina para el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

Enlace relacionado:

Los 'bantustanes' de Gaza y Cisjordania


Apartheid: Los israelíes adoptan lo que suprimió Sudáfrica

John Dugard*

Atlanta Journal, 29 de noviembre / CSCAweb: 11-12-06
Traducido por Pablo Carbajosa

El nuevo libro del ex-presidente de EEUU James Carter, Palestine: Peace Not Apartheid (Palestina: paz, no "apartheid") ha desatado la controversia al sostener que Israel practica una forma de "apartheid".

La comparación con el "apartheid" sudafricano me resulta de particular interés como abogado sudafricano y antiguo activista contra el apartheid que visita de forma regular los territorios palestinos con el fin de evaluar la situación de derechos humanos para el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

Exteriormente, los dos regímenes son bien distintos. El "apartheid" constituía un sistema de discriminación racial institucionalizada que la minoría blanca de Sudáfrica utilizaba para mantener el poder sobre la mayoría negra. Se caracterizaba por negar derechos políticos a los negros, la fragmentación del país en zonas blancas y zonas negras (llamadas "bantustanes") [1] y la imposición de medidas restrictivas destinadas a preservar la supremacía blanca, la separación racial y la seguridad para los blancos.

Se impuso con rigor un "sistema de pases" que intentaba impedir el libre movimiento de los negros y restringir su entrada en las ciudades. La población negra era "reubicada" por la fuerza y se le negaba el acceso a la mayoría de las instalaciones de uso público y a muchas categorías de empleo. El sistema lo aplicaba un aparato de seguridad brutal en el que la tortura desempeñaba un papel notable.

Los territorios palestinos -Jerusalén Este, Cisjordania y Gaza- han permanecido bajo ocupación militar desde 1967. Aunque la ocupación militar es tolerada y regulada de acuerdo con el derecho internacional, se considera un régimen no deseable que debe concluir en cuanto sea posible. Las Naciones Unidas han condenado la ocupación militar de Israel, junto al colonialismo y el "apartheid", por ser contrarios al orden público internacional.

En principio, el objeto de la ocupación militar es diferente del "apartheid". No se concibe como un régimen opresivo a largo plazo sino como medida provisional que sigue a un conflicto armado en tanto no se dé un acuerdo de paz. Pero esto no responde a la naturaleza de la ocupación israelí de Palestina. Desde 1967, Israel ha impuesto su control sobre los territorios palestinos al modo de una potencia colonizadora so capa de la ocupación. Se ha apoderado de las porciones más apetecibles de los Territorios -los Santos Lugares de Jerusalén Este, Hebrón y Belén y las fértiles tierras agrícolas a lo largo de la frontera occidental y en el Valle del Jordán- y ha asentado a sus "colonos" a lo largo y ancho de estas tierras.

La ocupación israelí de los territorios palestinos tiene muchos rasgos de colonización. Al mismo tiempo, tiene algunos de los peores caracteres del "apartheid". Se ha fragmentado Cisjordania en tres zonas -norte (Yenín y Nablús), centro (Ramala) y sur (Hebrón)- que recuerdan cada vez más a los "bantustanes" de Sudáfrica.

Las restricciones a la libertad de movimiento impuestas por un rígido sistema de permisos, que se hace cumplir gracias 520 puestos de control y controles de carretera, se asemejan pero rebasan con creces el "sistema de pases". Y el aparato de seguridad se parece al del "apartheid", con más de 10.000 palestinos en cárceles israelíes y frecuentes denuncias de tortura y trato cruel.

Muchos aspectos de la ocupación de Israel sobrepasan los del régimen del "apartheid". La destrucción a gran escala de viviendas palestinas, la devastación de tierras de labor, las incursiones militares y los "asesinatos selectivos" de palestinos exceden con mucho prácticas parecidas en la Sudáfrica del "apartheid". Allí nunca se llegó a erigir un muro que separase a blancos y negros.

Tomando el ejemplo del movimiento contra el "apartheid" a escala mundial, podría esperarse un esfuerzo internacional concertado semejante que se opusiera al espantoso trato que dispensa Israel a los palestinos. En vez de eso, lo que vemos es una comunidad internacional dividida entre Occidente y el resto del mundo. Al Consejo de Seguridad se le impide tomar medidas debido al veto norteamericano y la inacción de la Unión Europea.

Los Estados Unidos y la Unión Europea, en colusión con las Naciones Unidas y la Federación Rusa, de hecho han impuesto sanciones al pueblo palestino por haber elegido por medios democráticos a un gobierno que se juzga inaceptable para Israel y Occidente. Olvidado queda el compromiso de poner fin a la ocupación, a la colonización y el "apartheid". En estas circunstancias, no debería causar sorpresa en los Estados Unidos que el resto del mundo deje de creer en su compromiso con los derechos humanos. Hay norteamericanos que se quejan, con razón, de que otros países no se sienten inquietos ante la violencia que sacude la región de Darfur y parecidas situaciones en el resto del mundo. Pero mientras los Estados Unidos mantengan un doble rasero respecto a Palestina no pueden esperar de los demás que cooperen en la lucha en pro de los derechos humanos.

Nota de CSCAweb:

1. Véase en CSCAweb el mapa: Los 'bantustanes' de Gaza y Cisjordania