Hasta la próxima. +
hechos, - palabras
Santiago González
Vallejo*
CSCAweb,
20 de septiembre de 2006
Nuestro
Gobierno, como la mayoría europea, no practican una 'neutralidad
activa'. Ahora, en esta coyuntura, se propone una reedición
de una Conferencia Internacional de Paz que, para que sea posible
y obtenga algún resultado, depende de la presión
política y económica que se ejercite con el causante
de la ocupación, Israel.
Un
vehículo Hummer del ejército español
desembarca en una playa de Líbano
Hasta la próxima guerra.
Ese es el futuro que aguarda a la población de toda la
zona que abarca cada vez un territorio más extenso, desde
el Mediterráneo a la frontera de China, incluyendo a todos
los países árabes. El Nuevo Gran Oriente Medio
está en plena destrucción. Son los dolores del
parto que diría la Secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza
Rice. Si ahora es El Líbano, las probabilidades de que
el 'nuevo' estallido de violencia televisiva esté en Siria,
Irán o en cualquier país de la península
arábiga son altas.
El puzzle de vectores que afrontan
cada uno de los países y gobiernos, en revisión
constante, lo conforman su grado de estabilidad social y su legitimidad
institucional, emparejada con su sumisión o su negativa
a los designios estadounidenses e israelíes de 'normalización'
de este último y el grado de prioridad que tengan en la
agenda de la estrategia del Nuevo Orden, ya sea por su debilidad
o las riquezas que alberguen su subsuelo.
Estados Unidos, después
de destrozar Iraq, para varias generaciones, imposibilitando
su rol estatal de fortalecer un frente opositor político,
económico y estratégico, no olvidemos que el régimen
iraquí, a pesar de su debilidad, reclamó hacer
las transacciones petrolíferas en euros; mantuvo las subvenciones
de petróleo a Siria o Jordania, con el consiguiente traslado
de una política clientelar; hizo virtud ante el mafioso
contrabando de petróleo con Turquía; y seguía
compitiendo ideológicamente con Irán o con la propia
Arabia Saudí; considera que la siguiente ficha de dominó
(haciendo una lectura inversa de lo sucedido en la península
Indochina, con Vietnam, Laos, Camboya,...) sería Siria.
Y el método, además de repetir el esquema organizativo
que el realizado con Iraq, apoyo grupos de exiliados a los que
se les da un planteamiento de partidos organizados y apoyo presupuestario,
apoyo a deserciones, y financiación específica
para operaciones con los media, sería la de afectar
su poder, interno y su proyección exterior. De ahí,
la Resolución de las Naciones Unidas, 1559, promovida
por Francia, tras el asesinato no esclarecido de Hariri, que
obliga a la retirada del Ejército sirio de El Líbano
y al desarme de las milicias (Hezbullah, otros, y la de los refugiados
palestinos). Esta resolución es de largo alcance interno.
Choca con un planteamiento directriz de la política (ideología)
nacionalista siria (Baas), que reclama la construcción
de la Gran Siria, que hunde sus raíces en el periodo otomano,
previa a la colonización franco-británica de la
zona. También desde el punto de vista sociológico,
al tener que albergar a toda una panoplia de ociosos militares
en su propio suelo, afectando nuevamente, tras el precio del
petróleo, el margen económico. Por lo tanto, primero
hay que desligar las políticas de Líbano y Siria,
intentando que el primero tenga una política autónoma
de la de Siria y 'más neutra', buscando que su fragmentación
partidaria interna auto bloquee cualquier política anti
israelí y, a medio plazo, se transforme en un aliado para
el bloque Occidental (Estados Unidos y sus aliados), como Jordania.
Pero la pieza estratégica para conseguir la plena 'normalización'
de Israel en la primera frontera es Siria. A Líbano se
le golpea y se mandan aviones de combate a sobrevolar Damasco.
Pero estos análisis
compartidos por los Estados Unidos e Israel y aceptados de facto
por la Unión Europea no incluyen el sentimiento de los
pueblos y su acepción de justicia. Con la rebeldía
que eso supone. Opuesta a que sus vidas sean trazadas.
Y no cabe duda alguna, que
el trazado del Nuevo Oriente Medio, que bajo la propaganda de
querer fomentar la democracia, el librecambio económico
y la desestatización de los recursos petrolíferos
y su gestión, para apoderarse de ellos, subyace orillar,
entre otros, el nudo gordiano, central, que es la colonización
de Palestina. Admitir lo que está ocurriendo en Palestina.
La colonización sionista continua.
Bendecido por unas Naciones
Unidas de los ganadores de la II Guerra Mundial, el sionismo
gana, con la creación del Estado de Israel en la Palestina
histórica, una batalla. Pero a su ideología expansionista
y racista no le satisfacen las fronteras del 48, ni las de 1967.
Con el laborista Perez, ahora en el partido Kadima, se
crean las colonias en Cisjordania. Con Olmert, antiguo alcalde
de Jerusalén, se avanza en la judeización de dicha
ciudad. Con todos, se recrean las leyes coloniales y racistas.
Sin poder volver los refugiados palestinos se sigue estimulando
la 'israelización' de cualquier persona que se considere
judío de otra parte del mundo y que se instale en esa
locura de desposeer a los gentiles. Como el primer muerto israelí,
el día 19 de agosto, tras el alto el fuego de la invasión
de El Líbano, el comandante israelí Emanuel Moreno.
La focalización de los
media en El Líbano ha eclipsado las acciones de
la violencia estructural israelí, la potencia ocupante,
que ha llevado a cabo sólo en julio el asesinato de 188
palestinos y heridas a 506 personas; secuestros del poder
legislativo, ejecutivo, militantes-; cierres de territorios y
ciudades, más Muro.... Y el olvido de Occidente.
Frente 'al cansancio' de los
media occidental sobre la colonización cotidiana
que ocurre en Palestina, sólo asaltada cuando el palestino
'muerde' al israelí, como por ejemplo el secuestro de
un soldado y la reclamación de libertad de menores y mujeres
palestinos encarcelados, y el agostamiento de todos los planes
de ruta occidentalistas dada su complicidad con los 'bantustanes'
y ciudades-presidio palestinas, la calle árabe sigue asaltada
en su conciencia por el doble rasero occidentalista y la discrepancia
de las palabras y políticas de los regímenes árabes.
Por todo esto, la irrupción
de Hizbolá y su consolidación en el mapa libanés
ha trastocado la inercia de la política planificada en
los institutos académicos por los estrategas del poder.
Su resistencia previa a la ocupación israelí, su
persistencia en recordar los agravios de doble rasero, ocupación
de tierras libanesas y de la existencia de presos libaneses y
árabes y el atrevimiento a rechazar que la historia ya
está escrita, conociendo las consecuencias de una lucha
desigual contra la maquinaria militar israelí, engrasada
por Estados Unidos y tristemente ejercitada por los países
de la OTAN, entre ellos España, un mes antes en aguas
del Mediterráneo y Mar Negro, posibilita plantear nuevamente
si es correcta la política de sumisión que ejerce
la Unión Europea ante la estrategia estadounidense e israelí.
Desgraciadamente, la Resolución
unánime 1701, sacada tras la destrucción impune
israelí de la infraestructura civil libanesa, propulsada
por Francia, al margen de una política colegiada europea
pero admitida como válida por la UE a través de
Solana, y Estados Unidos va en ese camino. La política
estratégica israelí de desplazar a la resistencia
puede vencer, a pesar de que en el terreno haya recibido un golpe
moral (y de soldados desproporcionada a sus previsiones). Desplazar
a la resistencia palestina fue el objetivo de la invasión
de El Líbano en 1982 por Sharon. Interponerse sólo
en la frontera sur de El Líbano sin que las fuerzas de
las Naciones Unidas estén en el territorio ocupado de
las Granjas de Shebba o que en el alto el fuego no se incluya
el intercambio de presos no augura una simetría internacional
y consecuentemente, de una paz estable sólo para Líbano.
Y lo que no avanza contra la ocupación, la consolida.
En estas fechas, estos dos
aspectos tendrían que estar despejados en el Informe de
Kofi Annan y se sobreentiende que si no se resuelven, las tropas
de interposición serán vistas como aliadas estratégicas
de la ocupación israelí en la zona. No sería
la primera vez, que fuerzas 'neutrales' con misiones asimétricas
fueran vistas como cómplices del 'otro lado' y, por lo
tanto, atacadas.
Por eso, si no hay una política
activa de modificación de la ocupación israelí
seguirá habiendo resistencia. Aunque desigual.
Y para esta modificación
de la inercia pro israelí que de facto invade la política
comercial, militar, cultural, televisiva, europea y occidental
puede que el drama de la muerte en El Líbano, ante la
indiferencia, el agotamiento y cansancio que ya provoca el drama
palestino, pueda servir. Puede servir a replantear la política
sumisa. Puede hacerlo o por el contrario reforzar la deriva atlantista
y ese Nuevo Oriente Medio a la medida de sus patrocinadores.
Nuestro Gobierno, como la mayoría
europea, no practican una 'neutralidad activa'. Ahora, en esta
coyuntura, se propone una reedición de una Conferencia
Internacional de Paz que, para que sea posible y obtenga algún
resultado, depende de la presión política y económica
que se ejercite con el causante de la ocupación, Israel.
Mal se compadece esa supuesta 'neutralidad activa' cuando sus
proponentes, como España, tienen comercio con armas con
Israel; hacen maniobras militares, dentro de la OTAN, con Israel;
no se ha reclamado nada ante los destrozos israelíes de
bienes donados, como el aeropuerto de Gaza; no se tiene voluntad
de suspender el Acuerdo de Asociación UE con Israel a
pesar de su determinante artículo 2 ante la vulneración
de los derechos humanos y el dictamen de la Corte Internacional
de Justicia de la Haya sobre la ilegalidad del Muro. Parece que
sólo se pretende mandar tropas al Sur de El Líbano,
pagar una parte de la nueva factura y, dado que no hay pasos
concretos como los indicados, mirar para otro lado, si la calle
de nuestro país no lo remedia.
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