Cartografiar el Sáhara
Occidental
Julien Dedenis*
Sahara
Info,
nº 131 / CSCAweb: 24 de abril, 2006
Traducción: Pablo Carbajosa
"El
mapa de un Marruecos que engloba al Sahara Occidental se hace
así completamente aceptable en la medida en lleve el título:
"el Sahara Occidental visto por Marruecos". Por el
contrario, se vuelve falaz si se presenta como algo de acuerdo
con los datos jurídicos o bien militares, lo que es el
caso con bastante frecuencia. Frente a cualquier mapa, el lector
debe ser, por lo tanto, crítico. Para que así sea,
es necesario identificar al autor, discernir sus intenciones
y poner en cuestión la elección de las representaciones."
Treinta años después
de la retirada de España, la cuestión de la soberanía
del Sahara Occidental sigue planteando problemas. De hecho, la
cartografía de este territorio difiere según quien
la realice. Unas veces falaz, otras dubitativo, pero raramente
correcto, el mapa del Sahara Occidental merece que nos detengamos
en él. Porque persigue una vocación de precisión,
porque se supone riguroso o porque es el resultado de obras impresas
en hermoso papel satinado, el mapa geográfico tiene demasiado-
a menudo el valor de verdad establecida. Pero se olvida que se
trata sólo de una representación simplificada de
una realidad compleja, observada y retransmitida por una o más
personas intrínsicamente subjetivas, y no de una fotografía
objetiva de esa misma realidad. Los gobernantes han comprendido
relativamente pronto el interés estratégico del
mapa como instrumento de propaganda. Con este propósito
es posible jugar con los códigos gráficos presentando
la realidad de acuerdo con un prisma que favorezca el mensaje
que hay que hacer pasar. Yendo más lejos en la deformación
de la realidad, por no decir en la mentira, hay quienes remodelan
completamente la realidad geográfica según sus
deseos. Este es el caso del poder marroquí que difunde
mapas del 'Gran Marruecos' en los que se incluyen las 'Provincias
saharianas'. Otros mapas, menos partidistas, presentan el Sahara
Occidental separado del Reino de Marruecos con un trazo discontinuo,
mientras que otros emplean una línea continua.
Frente a tantas maneras de representar el Sahara Occidental,
lo que en sí mismo no resulta asombroso, habida cuenta
del contexto altamente conflictivo, podemos preguntarnos, teniendo
en cuenta los datos político-jurídicos y militares,
y los códigos propios de la cartografía: ¿cuál
es el mapa más adecuado para dar cuenta de lo que es hoy
el Sahara Occidental?
Francia-Marruecos:
la misma lucha por la desinformación
Al difundir mapas del reino que incorporan al Sahara Occidental,
los dirigentes y cartógrafos marroquíes hacen creer,
según el grado de conocimiento del lector, en la inexistencia
del Sahara Occidental, o bien en la obsolescencia del conflicto
y de las reivindicaciones saharauis, implícitamente presentadas
como parte del pasado.
En primer lugar, estos mapas 'olvidan' la frontera norte del
Sahara Occidental y fusionan a este último con Marruecos.
El término mismo de 'Sahara Occidental' no aparece, por
otra lado, más que raramente. A una escala más
sutil, la reelaboración administrativa de Marruecos respondiendo
a las anexiones sucesivas de las 'Provincias saharianas' bloquea
la historia al crear de cabo a rabo la región de Goulimine-Smara,
resultante de la integración del Norte del Sahara Occidental
y del Sur de Marruecos. La división regional marroquí
niega además la toponimia autóctona. Si, asociado
a El Aaiún ("Layun") y 'Bojador' ("Boujdour"),
el término de "Saguia el-Hamra" aparece en la
denominación de la segunda región 'marroquí',
en cambio está ausente el de Río de Oro. Por último,
los topónimos mas antiguos de Zemmour (parte norte) y
de Tiris (parte sur) han sido también eliminados en la
cartografía propuesta por la propaganda marroquí.
En Francia, la mayoría de los atlas y libros escolares
se ajustan a las pretensiones marroquíes, aunque bien
es verdad que el término 'Sahara Occidental' aparece con
más frecuencia. El paroxismo falaz se alcanza en algunos
atlas y libros escolares en las páginas consagradas a
la descolonización de África. ¡Se enseña
allí que el Sahara Occidental habría sido descolonizado
en 1975! Pero en la página siguiente se descubre que,
al revés que sus vecinos, que han pasado del estatus de
colonia al de Estado independiente, el antiguo Sahara español
desaparece en los misterios de la Historia y de la Geografía
en provecho de un Marruecos que dobla su tamaño...
La frontera
norte: una cuestión puntillosa
Más prudentes, otros
cartógrafos muestran la frontera norte del Sahara Occidental
con un trazo de puntos. Más sabios a primera vista, esta
elección de un trazo discontinuo es también criticable.
Abordamos aquí el primer punto de respuesta, a saber,
cómo representar el contenido, es decir, los límites
del objeto a cartografiar. Si nos interesamos por los planisferios,
podemos observar que en los más rigurosos numerosas fronteras
terrestres y marítimas- se representan por medio
de punteados: las fronteras de Arabia Saudí/Emiratos Árabes
Unidos (EAU), Japón/Corea del Sur, Finlandia/Rusia, etc.
Sin embargo, estos casos son en su mayor parte resultado más
de conflictos fronterizos, de raíz generalmente económica
sobre todo por la presencia de materias primas-, que de
conflictos territoriales de orígenes más complejos.
Dicho de otro modo, en el caso de Arabia Saudí/EAU, por
ejemplo, se trata en principio de reivindicaciones sobre la posición
de la frontera, y, por eso mismo, de los recursos naturales gas
y petróleo-, que son causa de estas diferencias, y no
de pretensiones sobre entidades regionales en su conjunto.
En el Sahara, la frontera norte no es objeto de discusión
desde 1958, cuando las autoridades coloniales españolas
ceden la franja de Tarfaya al Reino Marroquí. Lo que si
se discute es el territorio en su conjunto y no el "simple"
trazado fronterizo y su representación cartográfica.
No tiene sentido pues representar la frontera norte con una línea
discontinua sino con un trazo continuo.
Esta proposición queda reforzada por los términos
de Derecho Internacional según las cuales el Sahara Occidental
constituye hoy en día un "territorio no autónomo".
Constituye pues una entidad completa, un territorio. Así
pues, es la manera cómo se representa este territorio
más que el cómo se cartografían sus fronteras
lo que debe discutirse en última instancia.
El mapa
político y los colores
Interesémonos
ahora por la manera de representar el contenido. Tratándose
de un área, el cartógrafo lo representará
con una mancha: un relleno de color, trazos... De lo que se trata
aquí es de saber qué representación va a
utilizarse en relación con la cartografía empleada
para el vecino Marruecos. Ciertamente, serán distintas
la una de la otra. Pero entonces, ¿hace falta una trama
de color en la que uno de los colores sea el de Marruecos, y
el otro esté ligado a la RASD (República Árabe
Saharaui Democrática)? ¿O bien hace falta que mantenga
un color neutro, es decir, diferente del que se utilice para
representar Marruecos, Argelia, España o incluso Mauritania?
La primera solución
contextualiza mejor el objeto cartografiado. De este modo, al
optar por una trama bicolor, se hace directamente referencia
a la cuestión del referéndum de autodeterminación,
ya sea que el Sahara se incluya en el reino marroquí o
se convierta en independiente con los colores de la RASD. Por
tanto, la trama bicolor sería una buena solución
si el referéndum estuviera efectivamente programado. Pero
mientras no lo esté, esta elección cartográfica
sigue siendo criticable por su aspecto anticipatorio.
La segunda solución
presenta la ventaja de una perfecta conformidad con los datos
jurídicos actuales. En tanto que territorio no autónomo,
parece lógico representar el Sahara Occidental con un
color propio. Aún más, si cabe, para hacer resaltar
la condición en suspenso de la resolución del
conflicto, sería deseable que el color utilizado fuera
de tonos pastel.
Prosiguiendo el razonamiento
sobre los datos jurídicos y su traducción cartográfica,
se podría también contemplar la representación
del Sahara Occidental mediante un color idéntico, o por
lo menos similar, al de España. En efecto, en los textos,
en tanto que territorio no autónomo, el antiguo Sahara
español sigue estando bajo administración colonial
en la medida en que no ha sido descolonizado en su debida forma.
Pero en la realidad, al negarse España a asumir ese papel,
es preferible no ceñirse a una lectura demasiado estricta
del Derecho internacional, lo que conllevaría el riesgo
de ocultar una realidad que es otra.
En resumen, si la primera
y última propuestas son plenamente aceptables, no por
ello dejan de ser menos imprecisas, incluso demasiado alejadas
del terreno. Preferiremos la segunda que aparece como la más
sencilla y de mayor conformidad con los datos jurídicos
y los hechos.
Hasta aquí nos hemos
interesado tan sólo por los aspectos jurídicos
de la cartografía del Sahara Occidental. De este modo,
las propuestas anteriores pueden ser útiles para la elaboración
de los llamados mapas "políticos". Pero al considerar
que la pretensión de un mapa es la de acercarse más
a la realidad del terreno, conviene interesarse por los datos
militares. En efecto, a pesar de la calma aparente que reina
en la región desde el alto el fuego, el Sahara no es ni
más ni menos que un campo de batalla entre paréntesis.
El mapa
militar, más cerca de la realidad del terreno
Por lo tanto, el trazado del muro de defensa marroquí
obliga al cartógrafo a añadir un límite
que corta longitudinalmente el Sahara Occidental. Al oeste de
este límite se encuentra Marruecos. En este caso preciso
hay razones para suprimir la frontera norte e incluir los cuatro
quintos occidentales del Sahara en el reino. Al este del muro
se encuentra la RASD. Entre ambos, en una franja de unos cinco
kilómetros de anchura aproximadamente, conviene añadir
una zona internacional que representa la zona tapón instaurada
paralelamente al muro de defensa desde la firma del alto el fuego.
Por último, según este razonamiento, es justo añadir
el espacio de los campos de refugiados saharauis a este mapa.
Aunque se localizan en Argelia, administrado el conjunto de este
espacio por la RASD, debe utilizarse la misma representación
empleada para los territorios llamados "liberados".
En resumen, si el mapa político
es el del Derecho, "de lo que debería ser",
el mapa militar es el de la realidad del terreno, es decir, de
"lo que es". Sin embargo, estos dos tipos no se oponen
sino que se complementan y se añaden a muchas propuestas
de mapas eliminadas en el curso de estas líneas.
En efecto, si no hay ninguna
solución cartográfica que sea absolutamente perfecta,
lo contrario también es cierto. Repitamos una vez más
que la carta no es más que una visión de una realidad
compleja. Si existen códigos extremadamente precisos de
representación gráfica, existen siempre varias
soluciones. Ningún mapa es en sí mismo bueno o
falso. Todo depende de lo que se desee representar, y a veces
de lo que se quiera demostrar, es decir, hacer creer, en lo que
se refiere a las intenciones más deshonestas.
El mapa de un Marruecos que
engloba al Sahara Occidental se hace así completamente
aceptable en la medida en lleve el título: "el Sahara
Occidental visto por Marruecos". Por el contrario, se vuelve
falaz si se presenta como algo de acuerdo con los datos jurídicos
o bien militares, lo que es el caso con bastante frecuencia.
Frente a cualquier mapa, el lector debe ser, por lo tanto, crítico.
Para que así sea, es necesario identificar al autor, discernir
sus intenciones y poner en cuestión la elección
de las representaciones.
Por último, en el contexto
de falta de información sobre la situación saharaui
e incluso, en lo que toca a los mapas creados en Francia, el
ambiente de desinformación, ya sea sea militante prosaharaui,
o se trate del Derecho internacional o de las reglas de la cartografía,
conviene hacer saber sus errores, voluntarios o no, a quienes
difunden malos mapas (prensa, obras escolares, atlas). Si hay
entre nosotros quienes son conscientes de la situación
del Sahara Occidental y seguirán siendo desgraciadamente
"contra-cartógrafos", otros están desde
luego menos informados y acaso corrijan sus errores. Más
que nunca, conviene restablecer la verdad sobre el Sahara Occidental,
entre otras la verdad cartográfica.
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