Diario desde Líbano
Manuel T. Espinar*
8 al
15 de octubre de 2006
CSCAweb. 16 de octubre de 2006
"Manuel
T. Espinar está en Líbano. Ha recorrido los campos
de refugiados palestinos y ha compartido sus experiencias con
la gente libanesa. Ha llegado donde están las tropas españolas,
las mismas que estuvieron en Iraq. Sus palabras hacen vivir las
situaciones que vive y sus sentimientos".

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Domingo, 8 de octubre,
2006
Me voy
a Oriente Medio
En los próximos días
emprenderé un viaje a Oriente Medio con el fin de recabar
información para escribir mi próximo libro. Siria,
Líbano y Jordania serán los países por los
que pase y los refugiados palestinos serán mis anfitriones.
A lo largo del viaje iré
retratando tanto gráficamente como con diferentes artículos
mis encuentros, sentimientos y opiniones de todo o casi todo
lo que forme parte de mi viaje.
Al no llevar acreditación
de prensa, tal vez a algunos sitios me cueste acceder aunque
no por ello renunciaré a intentar entrar allí-
donde otros perdieron el interés o donde los grandes medios
de comunicación no consideran que haya noticias: escuelas
y hospitales bombardeados en Líbano, zonas fronterizas
en Siria ocupadas por el ejército de Israel, campos de
refugiados iraquíes en Jordania...
Próximamente este blog
será mi único medio de contacto y expresión.
No dudéis en contactarme y en preguntar inquietudes que
queráis satisfechas sobre este mundo, el árabe,
lleno de misterio.
Un saludo y hasta pronto.
Martes, 10 de octubre,
2006
Ya llegué
a Damasco
Pues si, después de
un retraso de mas de dos horas en Barajas, el avión me
trajo hasta una de las tierras de las mil y una noches. Esto
desde luego es otro mundo y nada mas llegar he comenzado a recibir
la cortesía siria
En el avión conoci a
Luis, un sirio residente en Sevilla y gracias a él he
conseguido enterarme de como llegar a Damasco (city Centre).
Le he invitado a un Kebab (delicioso y nada que ver con los de
Madrid) y después me ha traído a un café
internet desde donde escribo estas líneas.
No sé si será
por los días previos al viaje que no descansé bien,
pero me encuentro algo aturdido. Por lo que he podido ver de
la ciudad hasta ahora, esto es un kaos en toda regla: coches
pitando todo el tiempo, calles muy sucias, gente caminando muy
deprisa por las calles, etc. Vamos que Damasco tiene todos los
ingredientes de una gran ciudad, aunque eso sí, también
tiene el atractivo de sus monumentos que he ido viendo desde
el autobús que me traía desde el aeropuerto.
Al anochecer muy temprano (17,30h.) se ve la ciudad iluminada
y hay algo que me ha llamado mucho la atención, los cerros
iluminados como los de Caracas. En las próximas semanas
intentaré visitarlos y perderme por los suburbios buscando
la comunicación (que se ve complicada la cosa) con la
gente.
Algo que ya me ha llamado la
atención ha sido ver a cientos de coches con las fotos
del líder de Hizbolá en los cristales traseros
de los coches (similares a las fotos que portaban los coches
en Venezuela con la pose de Chávez), además en
mas de un comercio se pueden ver las fotos de los lideres de
Líbano, Siria y Venezuela así como las banderas
de sus respectivos países.
No entiendo nada de árabe
pero Luis me ha explicado al pasar por uno de los muchos puestos
callejeros de música, que la música que sonaba
era iraquí, siendo cantos contra la ocupación de
Irak. La verdad es que se me han puesto los pelos de punta.
Miércoles,
11 de octubre, 2006
Ya llegué
a Beirut
Parece que el tiempo pasa rápidamente,
ayer dormí en Damasco y hoy dormiré en Beirut.
Ayer por la tarde, después de ducharme me fui a pasear
por la parte histórica de Damasco. Me perdí. Tan
fácil como que el gran zoco que es la ciudad me envolvió
haciéndome cada puesto tan parecido al anterior que después
de caminar durante mas de tres horas acabé en la otra
punta de la ciudad.
Los olores me envolvían:
canela, cominos, nuez moscada, tes de los mas variados. Un sin
fin de olores hacían el paseo misterioso y por más
que pensaba que tendría que desandar lo andado, me era
imposible dejar de caminar hacia delante. Paseé por la
zona cristiana, la musulmana y la judía. No me fue difícil
encontrar ayuda a cada pregunta que hacia, si a quien preguntaba
no me entendía porque no hablaba inglés, esa misma
persona se encargaba de buscar a alguien que me entendiese. Me
sentí como en casa a no ser por el patrimonio histórico
que la ciudad tiene que te envuelve de tal manera que viajas
a través de la historia. Algo que también me impresionó
fue la muestra de las diferentes confesiones que cohabitan en
Damasco, sunís, chiís, cristianos, judíos,
etc. todas bajo el mismo cielo y con sus expresiones practicas
de lo más llamativo dándole a mi paseo un toque
de misticismo.
Como le prometí a Laura
descubrir juntos la ciudad, simplemente me limite a pasear.
Esta mañana, me levante
a las 6,30h. El ruido de un gallo me saco de la cama. Tenia ya
planeado partir hacia Beirut pero no sin antes desprenderme de
ciertas camisetas y libros por si acaso tenia problemas en la
frontera. He ido a Yarmouk, la zona palestina de la ciudad en
busca no sé muy bien de qué, otras cuatro horitas
andando entre banderas sirias, palestinas y libanesas me ha permitido
conocer el barrio. Al llevar mi macuto conmigo, parecía
un caracol muy exótico hacia el cual se dirigían
todas las miradas e incluso, al pasar por la puerta de un colegio
auspiciado por la ONU, varios niños de unos catorce o
quince años han salido corriendo hacia mí preguntándome
de donde era en inglés, saludándome y dándome
la bienvenida a su zona. La verdad es que me ha emocionado la
situación.
Yarmouk es como un gueto. Unos
arcos enormes de estilo árabe presiden la entrada con
diversas fotos de Arafat, Nasralla y los lideres de Hamás.
Según se cruzan estos arcos las paredes hablan por si
solas. Miles de pintadas, banderas, carteles, pancartas no dejan
a ningún visitante indiferente. Un pueblo en guerra habita
entre estas calles. Las banderas de Hizbolá ondean en
cada esquina y no solo aquí, sino también en miles
de pequeños comercios de todo Damasco. Parece que son
lo nuevos héroes de todos los resistentes del mundo árabe
independientemente de su confesión religiosa.
Alrededor de las diez de la
mañana, me puse en contacto con Abu Khalid, responsable
de política exterior del Frente Popular para la Liberación
de Palestina. Establecí una cita con él para encontrarnos.
Abu Khalid es un hombre mayor
que debe de rozar los setenta años, entrañable
y gentil que me ha recibido con los brazos abiertos. Hemos hablado
sobre la situación actual en oriente medio, los enemigos
comunes y sobre futuros compromisos. También hemos hablado
de la asociación a la cual pertenezco y mostrado mucho
interés preguntándome por el nombre de Haydee Santamaría:
quien es o era, el por qué de ese nombre, etc.
Como quería llegar a
Beirut de día, me he despedido de él hasta el miércoles
de la semana que viene por la mañana donde podremos poner
en practica y concretar alguno de los compromisos de los cuales
hablamos hoy. El martes llega Laura así que tendremos
tiempo de descubrir todas estas cosas juntos.
Desde la sede del FPLP, me he dirigido a coger un taxi con destino
Beirut. Por unos siete euros he hecho un viaje de cinco horas,
cinco horas no por la distancia sino por el trafico y los puentes
derribados (que he ido viendo por el camino) por las bombas israelíes,
las cuales han interrumpido las vías principales de comunicación.
También he visto puentes ya rehabilitados con dinero e
ingenieros franceses, fabricas bombardeadas muy cercanas a la
frontera siria y militares a todo lo largo de la carretera parando
vehículos aleatoriamente, imagino que por eso del control
de armas de contrabando.
En el taxi me acompañaban
otras cuatro personas, dos mujeres y dos hombres, uno de los
cuales de origen jordano que hablaba perfectamente inglés.
Era un comerciante que compraba aquí en Beirut y vendía
en Amán, el cual me ha ido explicando durante todo el
viaje las zonas bombardeadas en Líbano, las maneras de
comportarse en el mundo árabe, el cambio de moneda, etc.
Gracias a Samir mi aterrizaje en la ciudad ha sido perfecto.
También me ha ayudado a encontrar alojamiento siguiendo
mi criterio: lo mas barato posible, unos ocho euros en una habitación
para mi solo junto al puerto y vecino a la estación de
autobuses donde posiblemente mañana coja un autobús
dirección a Tiro, ciudad "guardada" por las
tropas españolas bajo la bandera de la ONU. Mi llegada
al hotel ha sido graciosa. Es un sitio mas bien cutre pero me
han ofrecido té nada más llegar y han aceptado
hacerme una rebaja de 5000 liras libanesas así que he
optado por quedarme, total una noche y por no buscar más.
Después de hacer los tramites de pasaporte y demás,
me han preguntado si estaba con la FINUR o si iba a trabajar
con la ONU aquí en Líbano...no he podido mas que
reír moderadamente respondiendo que si habían tenido
más huéspedes que trabajasen para esa organización.
Evidentemente la respuesta ha sido que no, ya que este tipo de
trabajadores se hospedan o bien en hoteles de cinco estrellas
o bien en sus propios espacios alejados de la población
civil.
Mañana también
tendré un encuentro por la mañana muy interesante
que tal vez cambie mis planes, pero para saber que hago tendréis
que seguir mirando el blog ya que ni tengo teléfono para
recibir llamadas ni yo las voy ha hacer con los precios que se
manejan por aquí.
Hasta mañana o hasta que pueda volver a encontrar otro
internet café.
Jueves, 12 de octubre,
2006
Encuentro
con el ejército libanés, con Hizbolá y con
los palestinos de Chatila
Esta mañana cuando me
levanté, decidí ir a pasear y buscar un teléfono
donde llamar a Hussein, un contacto que me debía de llevar
a visitar los campamentos (o más bien áreas) donde
se encuentran los refugiados palestinos. Durante el paseo decidí
hacer unas fotografías: craso error. Nada mas hacer la
primera fotografía, desde la otra orilla de la carretera
un libanés vestido de paisano me dió el alto dirigiéndose
hacia mí. El tipo cruzó la carretera de forma exaltada
y dirigiéndose a mí en francés me preguntó
qué fotografiaba. Contestándole yo que unas ruinas
que estaban a su espalda. Al pedirme el pasaporte y ver que era
español, el policía se identificó como servicio
secreto y me pidió ver todas las fotografías y
lo que llevaba grabado en la cámara de video haciéndome
eliminar parte del material que hasta ahora tenía recopilado
y dejándome ir posteriormente no sin antes explicarme
que detrás de las ruinas que había fotografiado
se encontraba una embajada que podría ser utilizada como
objetivo militar en posibles ataques.
A los diez minutos repetí
experiencia pero esta vez con el ejército, siendo detenido
durante dos horas hasta que vino un capitán que hablaba
inglés y conseguí convencerle de que era freelance
para una organización humanitaria "la Haydee"
y que todas las fotos y videos que recogiese serian para difundir
los estragos que han causado los bombardeos israelíes
en territorio del Líbano. Después de estas explicaciones
y sin ver requisado las nuevas fotos que había tomado,
me dejaron en libertad.
Beirut se encuentra totalmente
tomado o bien por el ejército o bien por las diferentes
milicias que controlan diversas zonas de la ciudad. Al ir a coger
un taxi para presentarme en el lugar donde tenía el contacto
con los palestinos, se me acercó un señor ofreciéndose
a llevarme en su coche. Con desconfianza pero sin miedo decidí
subirme al coche que en su luna trasera llevaba una foto de Nasralla.
Hablando en un perfecto inglés se me presenta como miembro
de Hizbolá y me ofrece ir a fotografiar las zonas devastadas
por Israel a lo cual yo acepto no sin antes negociar una posible
entrevista a alguno de sus miembros y cuanto dinero me costaría
conseguirla. Llegamos a un acuerdo y comienza a hacer llamadas
telefónicas mientras yo aguardo a ver si consigue que
la reunión se lleve a cabo. Después de media hora
haciendo gestiones me lleva a la zona que controlan las milicias
de Hizbolá parando el vehículo al lado de uno de
los doscientos edificios que fueron derruidos por las bombas.
Dos milicianos se suben al coche en la parte de atrás
y me piden la documentación fotografiando mi pasaporte
con una cámara digital ultimo modelo y comienzan a hacerme
preguntas de lo mas variadas siendo mis respuestas similares
a las que les di al ejército. Después de estar
unos quince minutos dando vueltas por el barrio en el coche,
volvemos al lado de lo que parecía otro edificio en ruinas
pero con mucha vida en su interior donde los dos milicianos abandonan
el vehículo dando el visto bueno a mi visita.
Desde este momento pude comenzar
a hacer fotos y a grabar con la cámara con la única
condición de no retratar en ningún caso a personas.
Sobre la entrevista con algún dirigente de Hizbolá
quedó en nada al encontrarse todos en "paradero desconocido".
No hay que olvidar que aquí en Líbano hay un sector
muy importante viviendo en la clandestinidad y sus dirigentes,
aun siendo caras publicas, viven de igual manera.
Después de dos horas
por el feudo de Hizbolá en Beirut, el chofer improvisado
que había encontrado me llevó justo hasta la puerta
del campo de refugiados palestinos al que quería ir inicialmente.
Nada mas llegar a "Mart
Elías Camp" lo primero que me encontré fue
un grupo de niños de no más de once años
el mayor, alrededor de mí. Como no sabían inglés
les enseñé el papel donde tenia apuntado el nombre
de mi contacto y me llevaron, cogiéndome de las manos,
hasta un pequeño comercio dentro del campo donde la mujer
que lo regentaba les indicó dónde tenían
que llevarme. El mayor de los niños insistió en
llevarme la mochila y por más resistencia que opuse no
hubo manera de convencerle de que pesaba demasiado.
Después de las experiencias
vividas con las fotografías, había decidido no
tomar fotografías sino iba acompañado de un árabe
"amigo" que al fin y al cabo, sería quien mejor
podría poder explicar la causa de las mismas.
En la oficina del FPLP me recibió
Marwan, el líder en Beirut del grupo quien me presentó
a quien seria mi enlace para visitar Chatila. Como la comunicación
no era lo fluida que yo esperaba, me pusieron en contacto con
Cristina, una médica cubana que llevaba 18 años
viviendo en Chatila y estaba casada con un palestino. Me alegró
mucho poder hablar en español pues la intensidad del mundo
árabe es bestial.
Uno de los trabajadores de
la oficina me trajo hasta Chatila, justo hasta la sede social
de los jóvenes palestinos del barrio donde me recibió
quien seria mi acompañante e interprete. De Cristina hasta
mañana no sabré nada.
Después de pasear por
las callejuelas del barrio, este acompañante encantador
me ha llevado a la casa de un anciano que lleva viviendo en él
desde el principio y vio morir asesinados por el ejército
sionista a sus dos hijos y a su esposa. El anciano, que rozaba
los ochenta años, es una persona entrañable con
las cosas muy claras. Los americanos, Israel y todos sus aliados
son criminales. Militante del FPLP desde los anos 40, había
combatido contra los británicos primero y después
contra Israel hasta su exilio forzoso a Líbano. Cuando
Israel entro en Sabra y Chatila, este hombre entrañable
me contaba como vio a su familia ser tiroteada por los soldados
sionistas resultando el gravemente herido y salvando su vida
de milagro. A raíz de contarme parte de su larga historia
me preguntó sobre mí, mi nombre, por qué
estaba aquí, de donde venía, etc., mientras le
contaba que llevaba años oyendo hablar de Palestina y
que nunca había ido ni a Palestina ni al mundo árabe
en general, me he emocionado y pidiendo disculpas he hecho un
lapsus para coger aire: ¡¡¡¡me parecía
tan brutal todo lo que este hombre me contaba con toda naturalidad!!!!
A raíz de aquí, este anciano de espíritu
joven y guerrero, ha dejado de hablar en árabe y de utilizar
el interprete para dirigirse a mí en inglés, gesto
que he agradecido enormemente pues según me ha dicho posteriormente
solo habla en árabe y no quiere utilizar el idioma del
imperio aunque como me ha visto emocionarme y "salir mi
corazón por mis ojos", se quería dirigir a
mi personalmente.
Esta noche estoy invitado a
una cena de confraternización con una organización
islamista del barrio que ha pedido el local donde dormiré
esta noche para celebrar no sé muy bien el qué.
Cuando me han dicho esto me he acordado de las cenas de la Haydée.
Vaya, creo que volveré motivado y con fuerza.....mañana
seguiré contando pero desde Sidón, que será
mi próxima escala, una ciudad al sur de Beirut.
Viernes, 13 de octubre,
2006
Desde el
campamento de refugiados palestinos más grande de Líbano:
Ein El-Hilweh Camp
Ya voy bajando hacia el sur
de Líbano. Actualmente me encuentro en las afueras de
Sidón en el Ein El-Hilweh Camp donde más de 80.000
palestinos viven semi encerrados en un campo de concentración.
Mas adelante explicaré el por qué este campamento
es un campo de concentración en toda regla pero ahora
os contare como he llegado hasta aquí.
Ayer, el compañero Hisham
después de ser mi guía por Chatila me dejó
en manos de Samir no sin antes asegurarse de que otro compañero
me llevaría hoy por la mañana a coger el autobús
dirección a Sidón. Samir es hijo de un matrimonio
formado por una cubana y un palestino lo que indica que hablaba
perfectamente español. Desde las ocho de la tarde mas
o menos hasta las dos y media de la mañana lo pasamos
genial juntos y gracias a él he podido comprender mucho
mejor la situación política del Líbano y
de como hoy día se abren dos tendencias claramente diferenciadas
en el país: por un lado los pro-americanos que quieren
vivir en paz con Israel y pasar a formar parte del club de los
elegidos y por el otro, el movimiento islámico con Nasrala
a la cabeza que ha tenido la capacidad de aglutinar en sus milicias
a suníes y chiitas con un discurso donde introducía
el componente ideológico nacionalista que hasta la fecha,
otros lideres chiís habían descartado.
Durante horas hablamos sobre
este tema y otros de interés fumando en arguila y tomando
té en Sabra. Posteriormente me acompañó
hasta lo que sería mi alojamiento de esa noche: el centro
de jóvenes palestinos en el centro de Chatila.
Esta mañana, a las ocho y media como habíamos acordado
con el compañero que me debía de llevar, he ido
en su busca. Y quince minutos después estaba montado en
el autobús destino a Sidón donde me recogerían
Mustafá y Cristina, una pareja extraordinaria los cuales
comparten las penurias de trabajar en un hospital sin medios
en el corazón de un campo de refugiados. Mustafá
es el director del hospital y Cristina es una cubana de Santa
Clara casada con un palestino, Abdel, que lleva once años
viviendo aquí.
Nada mas recogerme y para ahorrar
tiempo me han introducido de "una manera poco ortodoxa en
el campamento". Digo que me han introducido porque en la
entrada lo primero que ves nada mas llegar es un control del
ejército libanés que controla todos los coches
y personas que acceden al campamento, siendo a partir de las
ocho de la tarde cuando la vigilancia se hace más cruda
pidiendo identificación y registrando cada uno de los
coches que entra y sale del mismo. Estos métodos de control
que han de sufrir los palestinos aquí residentes derivan,
para la desgracia de los solidarios que por aquí nos acercamos,
de unos españoles incautos que hace unos anos vinieron
de visita sin tener ningún contacto o guía dentro
del campamento, error que casi les cuesta la vida. A su llegada
al mismo y seguro que con toda la buena voluntad, se dedicaron
a repartir panfletos a la población que decían
en español NO A LA GUERRA ¿os suena?, Pues sí
como lo leéis. Imaginaros la reacción de algunos
palestinos cuando entendieron NO ALÁ, los rodearon y comenzaron
a agredirles ya que se sintieron ofendidos y no hace falta decir
que los árabes musulmanes sienten una especial atracción
por su profeta. Solo la oportuna aparición de un adolescente
de origen medio cubano que intercedió por ellos les salvó
de lo que podría haber sido una muerte segura. Esto es
una muestra de lo que el desconocimiento puede provocar. A partir
de ese día el ejército estableció diferentes
puntos de control para el acceso al centro siendo obligatorio
que cualquier visitante tenga acreditación u invitación
para poder estar en el campamento. Imaginaros la incomodidad
que los palestinos han de soportar cada vez que deseen desplazarse
fuera de aquí, y todo por una estupidez de unos compañeros
españoles.
Bueno, pasamos al día
de hoy que tampoco ha tenido desperdicio. Al entrar en el campo,
lo primero que he tenido ocasión de visitar ha sido el
hospital donde trabajan Mustafá y Cristina, hospital que
funciona gracias a las donaciones de organizaciones como Caritas,
el Comité de Solidaridad de la Causa Árabe y otras
(espero que también la Haydée Santamaría
pueda pasar a forma parte de este club de elegidos). Es un espacio
de tres plantas con cuatro camas, un quirófano, una sala
de rayos y unas pequeñas urgencias (próximamente
lo veréis en un video que he grabado. La verdad es que
las carencias que tienen son excesivas teniendo en cuenta de
que sólo existen dos hospitales en el campo y residen
80.000 personas en él. El otro hospital lo gestiona y
administra la ONU, pero solo atiende a la mitad de los residentes
ya que éstos son los que están registrados en sus
listados. La otra mitad de la población vive precariamente
a través de la solidaridad de sus vecinos o voluntarios
como Cristina, quien no recibe ninguna remuneración por
su labor, a la cual dedica su vida podríamos decir.
Los palestinos que no están
registrados no pueden beneficiarse de ninguna ayuda por parte
de la ONU y son la mitad del campamento, por eso es importante
la labor de los voluntarios y de las donaciones para mejorar
la situación de estos. ¿Por qué no están
registrados? Porque la ONU solo considera refugiados a los palestinos
que salieron de Palestina en el año 1948, por lo tanto
no reconoce a los que por diferentes causas vienen a para aquí
y los condena a la invisibilidad. Hoy además me he enterado
que no solo son invisibles estos palestinos para la ONU, para
el propio gobierno palestino también son invisibles. Recordemos
que hace bien poco hubo elecciones en Palestina, pues bien, los
refugiados no pudieron votar ya que el gobierno palestino al
circunscribirse a los Territorios Ocupados, no les reconoció
el derecho. O sea, que a los refugiados ni los quiere el Líbano
ya que los encierra en campos de concentración, ni los
quiere Israel, ni lo considera el propio gobierno palestino de
la ANP, ni encuentran el respaldo absoluto de la ONU perdida
en sus definiciones y formalismos, sólo una difusa OLP.
¿Entonces? ¿Qué hacer con todos estos invisibles?
Invisibles de carne y hueso con los cuales he tenido el honor
y el placer de compartir hoy y durante los días pasados.
Invisibles deseosos de volver a su tierra y en su mayoría,
indiferentes al gobierno quien gestione. Solo quieren regresar
y apaciguar esa laguna amarga que la historia les ha puesto en
su camino.
No hace falta decir que durante
mi visita al campo he tenido que llevar escolta por mi seguridad
y que antes de pasar a determinadas áreas, mis acompañantes
han tenido que negociar el acceso.
Otro dato, el campo tiene unos
cuatro kilómetros cuadrados, está rodeado por un
muro con diferentes puertas y en algunas de sus partes, el ejército
ha colocado una alambrada de espino. ¿Es esto un campo
de concentración o no? Durante la guerra, a finales de
agosto el campamento fue bombardeado tres veces, hoy he podido
ver los daños que se han ocasionado y en los que fallecieron
"como daños colaterales" dos niños y
una anciana.
Adjunto una
fotografía que me
han dado de los bombardeos del mes de agosto. Uno de ellos afectó
al hospital donde trabajan nuestros amigos y hoy todavía
pude ver parte de los daños que se ocasionaron. Cristina
y Mustafá, seguramente pasaran por el Centro Social Haydee
Santamaría el día 4 de noviembre y os podrán
contar en primera persona cómo se vive en los campamentos.
Mantenéos atentos en la web de la asociación (www.nodo50.org/haydeesantamaria) los días previos.
Esta noche dormiré en
casa de Cristina y de Abdel los cuales tienen dos crios encantadores
que no dejan de rondarme. Esta tarde al anochecer y al terminar
el ayuno diario del ramadán, nos hemos subido a la azotea
y era increíble, las cuatro mezquitas que tiene el campamento
desprendían por sus altavoces rezos a modo de canto de
tal manera que me ha erizado todo el pelo de mi cuerpo... Eran
unos sonidos espectaculares. También próximamente
podréis escucharlos ya que me los llevaré grabados.
Saludos y mañana más
pero desde la frontera con Israel ya que bajaré con otros
nuevos acompañantes hasta escasos dos kilómetros
de la frontera.
Por cierto, nuestro ministro Alonso anda por aquí, a lo
mejor hasta nos vemos....estaría gracioso. Y si nos encontramos,
¿qué queréis que le diga?...jejeje
Besos, Manu.
Sábado, 14
de octubre, 2006
Un día
con los milicianos de Hizbolá en el sur del Líbano
y encuentro con las tropas españolas desplegadas en la
zona.
Esta
fotografía es del campo de refugiados palestinos,
siempre preparados para luchar
Esta mañana me levanté
temprano ya que a las ocho de la mañana había quedado
con Philip, el que sería mi chofer frente a la sede del
FPLP dentro del campo para salir a una cita que habíamos
concertado ayer con la gente de Hizbolá en Khiam. Desde
Saida (Sidón) hasta Nabatiya, donde teníamos que
llamar a nuestro contacto, tanto Philip como yo hemos pasado
el rato hablando en inglés sobre quiénes éramos
y nuestras vidas. El camino ha sido largo ya que casi todos los
puentes estaban destrozados por las bombas israelíes aunque
se veía que el trabajo de reconstrucción pronto
daría sus frutos. Para recorrer 40 Km más o menos
hemos tardado hora y media por carreteras secundarias.
Al llegar a Natabiya hemos
parado en una cafetería justo en las afueras que tenía
un póster en la puerta del comercio del Partido Comunista
Libanés en el cual homenajeaba a sus nueve mártires
de esta ultima guerra. Utilizando a Philip de interprete, le
he pedido a la dependienta si podría conseguirme uno de
esos posters para llevármelo a España y la chica
no daba crédito. Ha llamado a su hermano, miembro del
partido y que hablaba algo de inglés y me lo ha pasado
al teléfono preguntándome quién era y por
qué lo quería. Después de darle todas las
explicaciones requeridas, se ha personado en la tienda ofreciéndose
de guía para llevarme a un campo de minas para hacer fotografías.
Al tener una cita concertada previa, acepté la invitación
para cuando estuviéramos de regreso a Saida.
Philip había quedado
en llamar al contacto de Hizbolá desde Natalia para ver
en qué punto nos íbamos a encontrar y mientras
tomábamos un espresso en la cafetería de
esta familia, el había concertado el lugar y la hora.
Todavía nos quedaba un trecho hasta el lugar convenido
e ibamos ajustados de tiempo, así que Philip me ha hecho
una señal de que debíamos de partir y darnos prisa,
después de lo que nos había costado llegar hasta
aquí, imaginaba el resto del camino.
Un control del ejercito libanés,
uno de Hizbolá y un punto donde se hizo visible el ejército
español con sus boinas azules. Entre punto y punto no
dejamos de ver camiones transportando tanques, camiones llenos
de soldados y cuarteles improvisados llenos de lanzaderas de
misiles y otros artilugios para arrebatar vidas enemigas. Philip
me ha recomendado no hacer fotos del ejercito libanés
pero aún así he conseguido hacer algunas fotos
de los tanques en la carretera.
El punto convenido para el encuentro era Khiam, a unos tres kilómetros
de la frontera con Israel. Durante todo el camino desde Nabatiya
hasta Khiam, no hemos dejado de ver edificios destruidos, bombas
exhibiéndose en las entradas de las casas como si sus
moradores hicieran colección de los regalos donados por
Israel, y agujeros en medio del campo rodeados de pastos quemados
por el efecto de las bombas. La visión era desoladora.
Al llegar al punto convenido
en Khiam hemos tenido que esperar unos quince minutos hasta que
nuestro acompañante hiciera acto de presencia. Ali, así
es como se ha presentado, hablaba perfectamente español
y ha sido como si me hubiese tocado la lotería ya que
podría expresarme en mi lengua y alcanzar un máximo
de comprensión de lo que a lo largo del día aconteciese.
Desde este momento y hasta las seis de la tarde Ali seria nuestro
guía, nuestro guardaespaldas, nuestro compañero
y al final del día seria nuestro amigo. Antes de partir
Ali marco unas pautas a seguir: no fotografiarle ni grabarle
la cara con la videocámara, no grabar ninguna de las sedes
de Hizbolá y en el caso de ver armas no retratarlas ni
grabarlas.
Philip y yo nos introducimos
en su coche por invitación suya y comenzamos la ruta por
Khiam con la cámara de video grabando todo aquello que
había quedado destrozado. Solamente en esta ciudad contabilizamos
doscientas casas, una mezquita, dos escuelas, un almacén
de la municipalidad, el cuartel de la policía y varios
negocios que nada tenían que ver con el ejército
ni con Hizbolá. Khiam tiene unos ochocientos habitantes
así que os podéis imaginar como ha quedado el pueblo.
Mientras hacíamos el tour, Ali iba contándome
historias de la guerra, no sólo de esta si no de las anteriores
también. También me ha contado como echaron al
ejercito israelí en el año 2000 y el origen de
todas las guerras que ha mantenido el Líbano con Israel:
el CONTROL DEL AGUA en la zona. El sur del Líbano y el
sur de Siria son ricos en agua y el norte de Israel tiene problemas
de suministros en algunas áreas siendo éste el
origen principal del conflicto. Ali me comentaba como los conflictos
se disfrazan de mil maneras siendo una la más usada de
todas: el conflicto religioso. Seguido a esto me desmontó
la teoría del conflicto religioso. De Khiam nos dirigimos
a otros pueblos de la zona donde creyentes de diferentes confesiones
convivían y no se mataban entre ellos pero el Estado de
Israel había disparado bombas entre las casas de todos
ellos.
Ali era una persona de unos
cuarenta años culto y formado en América Latina,
de ahí que hablase también español. Durante
todo el camino no dejó de insistir en la victoria de Hizbolá
en esta ultima guerra y sin duda, de exacerbar su valor. Sus
palabras eran sinceras y de veras que creía cada una de
ellas. Según decía, con la ayuda de dios derrotarían
a los israelíes y recuperarían los territorios
que todavía tenían en su poder. Ante estas palabras
decidí polemizar con él y poner en duda que aunque
ciertamente habían ganado esta batalla ya que Hizbolá
seguía manteniendo en su poder a los dos soldados "arrestados"
y habían conseguido la intervención de la comunidad
internacional para intervenir en el conflicto consiguiendo la
retirada del ejercito enemigo, como iban a ganar una guerra sin
tanques, sin aviones (Líbano no tiene fuerza aérea)
y, en el peor de los casos, con dificultades a la hora de adquirir
armamento. La respuesta fue clara: con fe y dios de su lado ganarían.
Si la fe de estos hombres y mujeres es tan fuerte y la voluntad
de morir por el honor arrebatado que Ali mostraba es la misma
para todos los militantes de Hizbolá, Israel lo lleva
crudo.
De Khiam, Ali se empeñó
en acercarnos a la frontera de Israel a que hiciera una foto
de la bandera sionista. Ante esto puse algún reparo pues
me parecía una provocación acercarnos tantos y
ponerme a grabar con la cámara pues pensaba que podrían
dispararnos. Ali insistió diciéndome que no tuviera
miedo que estábamos con él y que no pasaría
nada a lo que respondí que a lo mejor se creía
que porque estábamos con él no iban a disparar
y que entendía que él quisiera llegar al paraíso
cuanto antes, pero que yo prefería reservarme para cuando
tuviese mas años que actualmente me sentía en periodo
de formación. Al final nos llevó hasta donde el
quiso. Ciertamente me sentía observado desde las garitas
del ejército israelí mientras hacia fotos y algo
me pasó en el estomago que en cuestión de segundos
se me encogió. Mientras grababa, Ali nos contaba que al
retirarse en esta ultima guerra el ejército enemigo, en
todo lo que era la frontera habían echado alambre de espino
arrebatando unos cuatro metros a territorio libanés y
una y otra vez afirmaba que si no lo retiraban Hizbolá
no iba a renunciar a esos metros y la guerra continuaría.
Llevamos mas de dos meses de
alto el fuego y quitando un par de misiones por uno y otro bando
parece que se respetan las reglas de la comunidad internacional
aunque escuchando a Ali y mirando a la historia de Israel de
no cumplimiento de resoluciones de NN.UU. este conflicto parece
que se volverá a reavivar: cuestión de tiempo.
De aquí nos dirigimos
a Murjuyun, donde en la plaza central del pueblo se podían
apreciar los boquetes provocados por dos de las donaciones del
ejercito israelí en sendos edificios que nada tenían
que ver con las milicias de Hizbolá según nos comentaba
Ali. De Marjayun nos dirigimos al campamento de los españoles
y no hizo falta ni preguntar, Hizbolá tiene controlado
todos y cada uno de los campamentos que Naciones Unidas tiene
en la zona. Y no es casualidad, según nos decía
Ali no tienen ninguna intención de romper las reglas del
juego y desde luego el batallón español tienen
su respeto gracias a Zapatero, al cual admiran por la posición
del gobierno español en este conflicto y por la retirada
de las tropas de Iraq. Pero si en algún momento las tropas
de la ONU decidiesen pasar a formar parte del conflicto rompiendo
su imparcialidad y alineándose con las tesis de Israel,
que no duden que serán objetivo legitimo de Hizbolá.
Así de contundente se mostraba Ali justo cuando llegábamos
al Campamento Cervantes. Al llegar descendí del coche
y pregunte por algún mando para poder hacer algún
tipo de entrevista. El soldado que guardaba la puerta de entrada
al complejo improvisado en medio de ninguna parte me hizo las
preguntas de rigor a las cuales respondí cortésmente
y comenzó a llamar por el walki talki a un capitán
que debía ser el responsable para asuntos de prensa. Mientras
esperábamos respuesta decidí comenzar a conversar
con él y entre preguntas banales se me escapó el
tema de Iraq, del cual el no quería hablar pero al final
accedió. También había estado en Iraq. Ante
la pregunta de que hacían en Iraq, la única respuesta
que encontró fue que defenderse ya que desde que llegaron
solo hacían defenderse. El soldado me confirmó
que lo que desde España vimos por la televisión
no fue ni una octava parte de lo que realmente sufrieron. Agresiones
permanentes, ataques con piedras, disparos de mortero a su acuartelamiento
diarios, total que de los meses que estuvieron allí salieron
del cuartel no más de seis veces ante la imposibilidad
de garantizar su seguridad. El soldado decía que el recibimiento
que habían tenido en Líbano había sido muy
bueno y que la gente aceptaba su presencia sin reparo, al contrario
que en Iraq. Al rato le contestaron que el capitán no
estaba, ya que había salido con parte de la tropa a correr.
La despedida del soldado fue que si llego a llegar diez minutos
antes me encuentro con el ministro Alonso....¡¡¡vaya!!!
Por poco. Casi me hago una foto con el...jejeje.
Bueno, seguimos con el relato.
Desde el campamento de los soldados españoles, Ali insistió
en llevarme a ver los trabajos con los que se habían ganado
el respeto de la población local. Paramos frente a un
puente bombardeado y en proceso de reconstrucción por
parte de los cascos azules. ¡¡¡¡Éste
si es mi ejercito!!!! Me acordaba de mi viaje a Venezuela donde
los soldados venezolanos se dedicaban a asfaltar carreteras y
a hacer tareas sociales a diario: ¿Por qué no harán
estas cosas en España?
Después de esta otra
visita, seguimos a lo nuestro. Ali nos llevó a una escuela
bombardeada donde los autobuses para llevar y traer a los alumnos
eran meros pedazos de chatarra y de la escuela quedaba el solar.
De aquí a Bint Jubayl donde hay mas casas derruidas que
en pie y fue una de las ciudades mas castigadas, según
Ali, aunque a mi tanta destrucción me pareció igual
en todas partes. Sólo la agradable compañía
y el entusiasmo de nuestro guía y protector impidió
que mis lagrimas brotaran en más de una ocasión.
Alrededor de las cuatro de
la tarde nos despedimos de Ali ya que tenía que comer
con su familia y después de todo el día practicando
el Ramadán el estomago le pedía atención.
Philip y yo agradecimos su compañía, la sinceridad
de sus palabras y el habernos introducido allá donde los
periodistas no habían tenido posibilidad.
De vuelta a Nabatiya paramos
en el café de Mohamed, el amigo que habíamos hecho
de camino hacia el sur. Le recogimos en el coche y siguiendo
sus indicaciones comenzamos a subir por una montaña que
estaba sembrada de pequeñas bombas que por lo visto derivaban
de otras mas grandes. Mohamed había recorrido estas montanas
días después de la guerra y con un spray había
señalado en rocas los riesgos de andar por ellas. Al llegar
a un punto que el camino de tierra se hacia intransitable con
el coche, aparcamos y comenzamos a subir colina arriba. Al cabo
de diez minutos caminando, Mohamed nos ordenó seguir sus
pasos al milímetro y en un par de minutos supe el porqué.
Pequeñas pelotas de color verde se camuflaban entre la
maleza y las pequeñas piedras del campo. Eran bombitas
del tamaño de una pelota de tenis completamente esféricas,
que pasarían desapercibidas para cualquiera que no las
fuera buscando con el riesgo que ello representa. La zona está
únicamente habitada por animales de diferentes especies.
Este tipo de bombas, también llamadas bombas de racimo
y que están prohibidas por Naciones Unidas, han estado
cayendo en Líbano en esas casas, escuelas y hospitales
que había visto anteriormente. Estas pelotas esféricas
no son el único modelo de Bombas de Racimo que he podido
ver. Otras a modo de pequeño spray y con un cordel blanco
en una de sus puntas también sembraban diferentes campos
de cultivo con el riesgo que ello conlleva a los labradores.
Hay que decir que donde se ha desarrollado la guerra es zona
montañosa donde el principal sustento de sus moradores
es la ganadería y el cultivo. He llegado a contar mas
de ciento cincuenta pequeñas bombas sin explotar en un
espacio de menos de cien metros cuadrados por el cual hemos caminado
con extrema precaución. Después de esta exhibición
no sé si de cordura para saciar el ansia de conocer y
poder transmitir lo vivido y lo sentido, o de locura por quien
sabe qué, Mohamed nos ha ido llevando de casa en casa
de gente de la zona donde cada uno guardaba una pequeña
colección de bombas de diferentes tamaños y estilos
pero todas coincidían en algo: Made in U.S. (Fabricado
en Estados Unidos).
Este ultimo recorrido me ha
dejado sin palabras y con rabia contenida. En Khiam y alrededores
no he tenido ocasión de ver este tipo de artefactos ya
que el proceso de reconstrucción comenzó desde
el día después del alto el fuego y lo primero que
se hizo fue limpiar de bombas las zonas habitadas, pero por este
otro área quedaba muestra efectiva del uso de estas armas
prohibidas internacionalmente.
La despedida con Muhamed fue
bastante emotiva ya que había perdido a un hermano en
esta guerra. En el café, de regreso para dejarle en su
pequeño negocio, nos esperaban su Madre, su Padre y su
Hermana para darme la bienvenida al Líbano y maldecir
una y otra vez a la democracia de George Bush jurando Resistencia
Islámica hasta el respeto de sus derechos y de su territorio
por parte del Estado de Israel. No os imagináis lo que
he podido sentir en ese momento que no pude contener las lagrimas
y rompí aguas. Recordaba las imágenes de los niños
Palestinos en Ramalla por la TV tirando piedras frente a tanques
y aquí casi lo podía ver. Ya se lo que sienten
tantos millones de Palestinos, Libaneses, Iraquies, etc... que
ven sus pueblos ocupados y se defienden con lo que tienen. Los
Libaneses han conseguido la unidad popular con Nasralla al frente
de la revuelta: tod@s la organizaciones y ciudadanos del Líbano
han legitimado a Hizbolá como organización, su
organización. Sunís, Chiís, Cristianos,
Drusos, Comunistas, Socialistas, etc...todas y cada una de las
diferentes maneras de organización social, reconocen el
liderazgo de Nasralla y desean un Estado Libanés soberano
y nada quieren saber de Israel.
En el camino de vuelta nos
han acompañado diferentes piezas de las bombas encontradas
y que ya habían sido detonadas. Philip se las ha quedado
de recuerdo decorando su coche con ellas.
Esta noche dormiré de
nuevo en Chatila y ya veremos que acontece mañana. Ha
sido un día largo e intenso donde no solo he encontrado
compañeros si no también he hecho amigos y de los
de verdad.
Espero que no se os hagan demasiado
largas mis crónicas. Por favor, difundirlas lo mas que
podáis ya que es muy importante que se sepa que es lo
que realmente se cuece por esta parte del mundo. Os adjunto otra
foto. Tanto esta como la anterior ME LAS HAN DADO.
Domingo, 15 de octubre,
2006
Disculpas
por las faltas de ortografía y otras dos fotitos para
vuestro deleite
El teclado con el que escribo
es árabe así que no sé dónde esta
el acento ni el palito de ene (n con palito arriba)... Además,
suelo escribir antes de acostarme y después de días
de mucha intensidad, así espero que me disculpéis.
Lo que quiero expresar se entiende, ¿no? ¿Sí,
verdad?, Pues eso es lo que interesa.
Las fotos son del campamento de Saida....mas flojitas que las
anteriores pero con contenido que es lo que importa.
La foto con el humo de fondo
fue tomada desde la casa de la compañera que me alojó
en su casa y el humo que se ve es del bombardeo israelí
de uno de los puentes en la carretera que une Saida y Nabatiya.
El niño es el sobrino de Abdel y de Cristina. ¿A
que está guapete?
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