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Testimonios
LÍBANO

* Manuel T. Espinar es miembro de la asociación humanitaria e internacionalista 'Haydée Santamaría', con sede en Leganés (Comunidad de Madrid)

Enlace relacionado:

Asociación 'Haydée Santamaría'


Diario desde Líbano

Manuel T. Espinar*

8 al 15 de octubre de 2006
CSCAweb. 16 de octubre de 2006

"Manuel T. Espinar está en Líbano. Ha recorrido los campos de refugiados palestinos y ha compartido sus experiencias con la gente libanesa. Ha llegado donde están las tropas españolas, las mismas que estuvieron en Iraq. Sus palabras hacen vivir las situaciones que vive y sus sentimientos".


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Domingo, 8 de octubre, 2006
Me voy a Oriente Medio

En los próximos días emprenderé un viaje a Oriente Medio con el fin de recabar información para escribir mi próximo libro. Siria, Líbano y Jordania serán los países por los que pase y los refugiados palestinos serán mis anfitriones.

A lo largo del viaje iré retratando tanto gráficamente como con diferentes artículos mis encuentros, sentimientos y opiniones de todo o casi todo lo que forme parte de mi viaje.

Al no llevar acreditación de prensa, tal vez a algunos sitios me cueste acceder aunque no por ello renunciaré a intentar entrar allí- donde otros perdieron el interés o donde los grandes medios de comunicación no consideran que haya noticias: escuelas y hospitales bombardeados en Líbano, zonas fronterizas en Siria ocupadas por el ejército de Israel, campos de refugiados iraquíes en Jordania...

Próximamente este blog será mi único medio de contacto y expresión. No dudéis en contactarme y en preguntar inquietudes que queráis satisfechas sobre este mundo, el árabe, lleno de misterio.

Un saludo y hasta pronto.

Martes, 10 de octubre, 2006
Ya llegué a Damasco

Pues si, después de un retraso de mas de dos horas en Barajas, el avión me trajo hasta una de las tierras de las mil y una noches. Esto desde luego es otro mundo y nada mas llegar he comenzado a recibir la cortesía siria

En el avión conoci a Luis, un sirio residente en Sevilla y gracias a él he conseguido enterarme de como llegar a Damasco (city Centre). Le he invitado a un Kebab (delicioso y nada que ver con los de Madrid) y después me ha traído a un café internet desde donde escribo estas líneas.

No sé si será por los días previos al viaje que no descansé bien, pero me encuentro algo aturdido. Por lo que he podido ver de la ciudad hasta ahora, esto es un kaos en toda regla: coches pitando todo el tiempo, calles muy sucias, gente caminando muy deprisa por las calles, etc. Vamos que Damasco tiene todos los ingredientes de una gran ciudad, aunque eso sí, también tiene el atractivo de sus monumentos que he ido viendo desde el autobús que me traía desde el aeropuerto.
Al anochecer muy temprano (17,30h.) se ve la ciudad iluminada y hay algo que me ha llamado mucho la atención, los cerros iluminados como los de Caracas. En las próximas semanas intentaré visitarlos y perderme por los suburbios buscando la comunicación (que se ve complicada la cosa) con la gente.

Algo que ya me ha llamado la atención ha sido ver a cientos de coches con las fotos del líder de Hizbolá en los cristales traseros de los coches (similares a las fotos que portaban los coches en Venezuela con la pose de Chávez), además en mas de un comercio se pueden ver las fotos de los lideres de Líbano, Siria y Venezuela así como las banderas de sus respectivos países.

No entiendo nada de árabe pero Luis me ha explicado al pasar por uno de los muchos puestos callejeros de música, que la música que sonaba era iraquí, siendo cantos contra la ocupación de Irak. La verdad es que se me han puesto los pelos de punta.

Miércoles, 11 de octubre, 2006
Ya llegué a Beirut

Parece que el tiempo pasa rápidamente, ayer dormí en Damasco y hoy dormiré en Beirut. Ayer por la tarde, después de ducharme me fui a pasear por la parte histórica de Damasco. Me perdí. Tan fácil como que el gran zoco que es la ciudad me envolvió haciéndome cada puesto tan parecido al anterior que después de caminar durante mas de tres horas acabé en la otra punta de la ciudad.

Los olores me envolvían: canela, cominos, nuez moscada, tes de los mas variados. Un sin fin de olores hacían el paseo misterioso y por más que pensaba que tendría que desandar lo andado, me era imposible dejar de caminar hacia delante. Paseé por la zona cristiana, la musulmana y la judía. No me fue difícil encontrar ayuda a cada pregunta que hacia, si a quien preguntaba no me entendía porque no hablaba inglés, esa misma persona se encargaba de buscar a alguien que me entendiese. Me sentí como en casa a no ser por el patrimonio histórico que la ciudad tiene que te envuelve de tal manera que viajas a través de la historia. Algo que también me impresionó fue la muestra de las diferentes confesiones que cohabitan en Damasco, sunís, chiís, cristianos, judíos, etc. todas bajo el mismo cielo y con sus expresiones practicas de lo más llamativo dándole a mi paseo un toque de misticismo.

Como le prometí a Laura descubrir juntos la ciudad, simplemente me limite a pasear.

Esta mañana, me levante a las 6,30h. El ruido de un gallo me saco de la cama. Tenia ya planeado partir hacia Beirut pero no sin antes desprenderme de ciertas camisetas y libros por si acaso tenia problemas en la frontera. He ido a Yarmouk, la zona palestina de la ciudad en busca no sé muy bien de qué, otras cuatro horitas andando entre banderas sirias, palestinas y libanesas me ha permitido conocer el barrio. Al llevar mi macuto conmigo, parecía un caracol muy exótico hacia el cual se dirigían todas las miradas e incluso, al pasar por la puerta de un colegio auspiciado por la ONU, varios niños de unos catorce o quince años han salido corriendo hacia mí preguntándome de donde era en inglés, saludándome y dándome la bienvenida a su zona. La verdad es que me ha emocionado la situación.

Yarmouk es como un gueto. Unos arcos enormes de estilo árabe presiden la entrada con diversas fotos de Arafat, Nasralla y los lideres de Hamás. Según se cruzan estos arcos las paredes hablan por si solas. Miles de pintadas, banderas, carteles, pancartas no dejan a ningún visitante indiferente. Un pueblo en guerra habita entre estas calles. Las banderas de Hizbolá ondean en cada esquina y no solo aquí, sino también en miles de pequeños comercios de todo Damasco. Parece que son lo nuevos héroes de todos los resistentes del mundo árabe independientemente de su confesión religiosa.

Alrededor de las diez de la mañana, me puse en contacto con Abu Khalid, responsable de política exterior del Frente Popular para la Liberación de Palestina. Establecí una cita con él para encontrarnos.

Abu Khalid es un hombre mayor que debe de rozar los setenta años, entrañable y gentil que me ha recibido con los brazos abiertos. Hemos hablado sobre la situación actual en oriente medio, los enemigos comunes y sobre futuros compromisos. También hemos hablado de la asociación a la cual pertenezco y mostrado mucho interés preguntándome por el nombre de Haydee Santamaría: quien es o era, el por qué de ese nombre, etc.

Como quería llegar a Beirut de día, me he despedido de él hasta el miércoles de la semana que viene por la mañana donde podremos poner en practica y concretar alguno de los compromisos de los cuales hablamos hoy. El martes llega Laura así que tendremos tiempo de descubrir todas estas cosas juntos.
Desde la sede del FPLP, me he dirigido a coger un taxi con destino Beirut. Por unos siete euros he hecho un viaje de cinco horas, cinco horas no por la distancia sino por el trafico y los puentes derribados (que he ido viendo por el camino) por las bombas israelíes, las cuales han interrumpido las vías principales de comunicación. También he visto puentes ya rehabilitados con dinero e ingenieros franceses, fabricas bombardeadas muy cercanas a la frontera siria y militares a todo lo largo de la carretera parando vehículos aleatoriamente, imagino que por eso del control de armas de contrabando.

En el taxi me acompañaban otras cuatro personas, dos mujeres y dos hombres, uno de los cuales de origen jordano que hablaba perfectamente inglés. Era un comerciante que compraba aquí en Beirut y vendía en Amán, el cual me ha ido explicando durante todo el viaje las zonas bombardeadas en Líbano, las maneras de comportarse en el mundo árabe, el cambio de moneda, etc. Gracias a Samir mi aterrizaje en la ciudad ha sido perfecto. También me ha ayudado a encontrar alojamiento siguiendo mi criterio: lo mas barato posible, unos ocho euros en una habitación para mi solo junto al puerto y vecino a la estación de autobuses donde posiblemente mañana coja un autobús dirección a Tiro, ciudad "guardada" por las tropas españolas bajo la bandera de la ONU. Mi llegada al hotel ha sido graciosa. Es un sitio mas bien cutre pero me han ofrecido té nada más llegar y han aceptado hacerme una rebaja de 5000 liras libanesas así que he optado por quedarme, total una noche y por no buscar más. Después de hacer los tramites de pasaporte y demás, me han preguntado si estaba con la FINUR o si iba a trabajar con la ONU aquí en Líbano...no he podido mas que reír moderadamente respondiendo que si habían tenido más huéspedes que trabajasen para esa organización. Evidentemente la respuesta ha sido que no, ya que este tipo de trabajadores se hospedan o bien en hoteles de cinco estrellas o bien en sus propios espacios alejados de la población civil.

Mañana también tendré un encuentro por la mañana muy interesante que tal vez cambie mis planes, pero para saber que hago tendréis que seguir mirando el blog ya que ni tengo teléfono para recibir llamadas ni yo las voy ha hacer con los precios que se manejan por aquí.
Hasta mañana o hasta que pueda volver a encontrar otro internet café.

Jueves, 12 de octubre, 2006
Encuentro con el ejército libanés, con Hizbolá y con los palestinos de Chatila

Esta mañana cuando me levanté, decidí ir a pasear y buscar un teléfono donde llamar a Hussein, un contacto que me debía de llevar a visitar los campamentos (o más bien áreas) donde se encuentran los refugiados palestinos. Durante el paseo decidí hacer unas fotografías: craso error. Nada mas hacer la primera fotografía, desde la otra orilla de la carretera un libanés vestido de paisano me dió el alto dirigiéndose hacia mí. El tipo cruzó la carretera de forma exaltada y dirigiéndose a mí en francés me preguntó qué fotografiaba. Contestándole yo que unas ruinas que estaban a su espalda. Al pedirme el pasaporte y ver que era español, el policía se identificó como servicio secreto y me pidió ver todas las fotografías y lo que llevaba grabado en la cámara de video haciéndome eliminar parte del material que hasta ahora tenía recopilado y dejándome ir posteriormente no sin antes explicarme que detrás de las ruinas que había fotografiado se encontraba una embajada que podría ser utilizada como objetivo militar en posibles ataques.

A los diez minutos repetí experiencia pero esta vez con el ejército, siendo detenido durante dos horas hasta que vino un capitán que hablaba inglés y conseguí convencerle de que era freelance para una organización humanitaria "la Haydee" y que todas las fotos y videos que recogiese serian para difundir los estragos que han causado los bombardeos israelíes en territorio del Líbano. Después de estas explicaciones y sin ver requisado las nuevas fotos que había tomado, me dejaron en libertad.

Beirut se encuentra totalmente tomado o bien por el ejército o bien por las diferentes milicias que controlan diversas zonas de la ciudad. Al ir a coger un taxi para presentarme en el lugar donde tenía el contacto con los palestinos, se me acercó un señor ofreciéndose a llevarme en su coche. Con desconfianza pero sin miedo decidí subirme al coche que en su luna trasera llevaba una foto de Nasralla. Hablando en un perfecto inglés se me presenta como miembro de Hizbolá y me ofrece ir a fotografiar las zonas devastadas por Israel a lo cual yo acepto no sin antes negociar una posible entrevista a alguno de sus miembros y cuanto dinero me costaría conseguirla. Llegamos a un acuerdo y comienza a hacer llamadas telefónicas mientras yo aguardo a ver si consigue que la reunión se lleve a cabo. Después de media hora haciendo gestiones me lleva a la zona que controlan las milicias de Hizbolá parando el vehículo al lado de uno de los doscientos edificios que fueron derruidos por las bombas. Dos milicianos se suben al coche en la parte de atrás y me piden la documentación fotografiando mi pasaporte con una cámara digital ultimo modelo y comienzan a hacerme preguntas de lo mas variadas siendo mis respuestas similares a las que les di al ejército. Después de estar unos quince minutos dando vueltas por el barrio en el coche, volvemos al lado de lo que parecía otro edificio en ruinas pero con mucha vida en su interior donde los dos milicianos abandonan el vehículo dando el visto bueno a mi visita.

Desde este momento pude comenzar a hacer fotos y a grabar con la cámara con la única condición de no retratar en ningún caso a personas. Sobre la entrevista con algún dirigente de Hizbolá quedó en nada al encontrarse todos en "paradero desconocido". No hay que olvidar que aquí en Líbano hay un sector muy importante viviendo en la clandestinidad y sus dirigentes, aun siendo caras publicas, viven de igual manera.

Después de dos horas por el feudo de Hizbolá en Beirut, el chofer improvisado que había encontrado me llevó justo hasta la puerta del campo de refugiados palestinos al que quería ir inicialmente.

Nada mas llegar a "Mart Elías Camp" lo primero que me encontré fue un grupo de niños de no más de once años el mayor, alrededor de mí. Como no sabían inglés les enseñé el papel donde tenia apuntado el nombre de mi contacto y me llevaron, cogiéndome de las manos, hasta un pequeño comercio dentro del campo donde la mujer que lo regentaba les indicó dónde tenían que llevarme. El mayor de los niños insistió en llevarme la mochila y por más resistencia que opuse no hubo manera de convencerle de que pesaba demasiado.

Después de las experiencias vividas con las fotografías, había decidido no tomar fotografías sino iba acompañado de un árabe "amigo" que al fin y al cabo, sería quien mejor podría poder explicar la causa de las mismas.

En la oficina del FPLP me recibió Marwan, el líder en Beirut del grupo quien me presentó a quien seria mi enlace para visitar Chatila. Como la comunicación no era lo fluida que yo esperaba, me pusieron en contacto con Cristina, una médica cubana que llevaba 18 años viviendo en Chatila y estaba casada con un palestino. Me alegró mucho poder hablar en español pues la intensidad del mundo árabe es bestial.

Uno de los trabajadores de la oficina me trajo hasta Chatila, justo hasta la sede social de los jóvenes palestinos del barrio donde me recibió quien seria mi acompañante e interprete. De Cristina hasta mañana no sabré nada.

Después de pasear por las callejuelas del barrio, este acompañante encantador me ha llevado a la casa de un anciano que lleva viviendo en él desde el principio y vio morir asesinados por el ejército sionista a sus dos hijos y a su esposa. El anciano, que rozaba los ochenta años, es una persona entrañable con las cosas muy claras. Los americanos, Israel y todos sus aliados son criminales. Militante del FPLP desde los anos 40, había combatido contra los británicos primero y después contra Israel hasta su exilio forzoso a Líbano. Cuando Israel entro en Sabra y Chatila, este hombre entrañable me contaba como vio a su familia ser tiroteada por los soldados sionistas resultando el gravemente herido y salvando su vida de milagro. A raíz de contarme parte de su larga historia me preguntó sobre mí, mi nombre, por qué estaba aquí, de donde venía, etc., mientras le contaba que llevaba años oyendo hablar de Palestina y que nunca había ido ni a Palestina ni al mundo árabe en general, me he emocionado y pidiendo disculpas he hecho un lapsus para coger aire: ¡¡¡¡me parecía tan brutal todo lo que este hombre me contaba con toda naturalidad!!!! A raíz de aquí, este anciano de espíritu joven y guerrero, ha dejado de hablar en árabe y de utilizar el interprete para dirigirse a mí en inglés, gesto que he agradecido enormemente pues según me ha dicho posteriormente solo habla en árabe y no quiere utilizar el idioma del imperio aunque como me ha visto emocionarme y "salir mi corazón por mis ojos", se quería dirigir a mi personalmente.

Esta noche estoy invitado a una cena de confraternización con una organización islamista del barrio que ha pedido el local donde dormiré esta noche para celebrar no sé muy bien el qué. Cuando me han dicho esto me he acordado de las cenas de la Haydée. Vaya, creo que volveré motivado y con fuerza.....mañana seguiré contando pero desde Sidón, que será mi próxima escala, una ciudad al sur de Beirut.

Viernes, 13 de octubre, 2006
Desde el campamento de refugiados palestinos más grande de Líbano: Ein El-Hilweh Camp

Ya voy bajando hacia el sur de Líbano. Actualmente me encuentro en las afueras de Sidón en el Ein El-Hilweh Camp donde más de 80.000 palestinos viven semi encerrados en un campo de concentración. Mas adelante explicaré el por qué este campamento es un campo de concentración en toda regla pero ahora os contare como he llegado hasta aquí.

Ayer, el compañero Hisham después de ser mi guía por Chatila me dejó en manos de Samir no sin antes asegurarse de que otro compañero me llevaría hoy por la mañana a coger el autobús dirección a Sidón. Samir es hijo de un matrimonio formado por una cubana y un palestino lo que indica que hablaba perfectamente español. Desde las ocho de la tarde mas o menos hasta las dos y media de la mañana lo pasamos genial juntos y gracias a él he podido comprender mucho mejor la situación política del Líbano y de como hoy día se abren dos tendencias claramente diferenciadas en el país: por un lado los pro-americanos que quieren vivir en paz con Israel y pasar a formar parte del club de los elegidos y por el otro, el movimiento islámico con Nasrala a la cabeza que ha tenido la capacidad de aglutinar en sus milicias a suníes y chiitas con un discurso donde introducía el componente ideológico nacionalista que hasta la fecha, otros lideres chiís habían descartado.

Durante horas hablamos sobre este tema y otros de interés fumando en arguila y tomando té en Sabra. Posteriormente me acompañó hasta lo que sería mi alojamiento de esa noche: el centro de jóvenes palestinos en el centro de Chatila.
Esta mañana, a las ocho y media como habíamos acordado con el compañero que me debía de llevar, he ido en su busca. Y quince minutos después estaba montado en el autobús destino a Sidón donde me recogerían Mustafá y Cristina, una pareja extraordinaria los cuales comparten las penurias de trabajar en un hospital sin medios en el corazón de un campo de refugiados. Mustafá es el director del hospital y Cristina es una cubana de Santa Clara casada con un palestino, Abdel, que lleva once años viviendo aquí.

Nada mas recogerme y para ahorrar tiempo me han introducido de "una manera poco ortodoxa en el campamento". Digo que me han introducido porque en la entrada lo primero que ves nada mas llegar es un control del ejército libanés que controla todos los coches y personas que acceden al campamento, siendo a partir de las ocho de la tarde cuando la vigilancia se hace más cruda pidiendo identificación y registrando cada uno de los coches que entra y sale del mismo. Estos métodos de control que han de sufrir los palestinos aquí residentes derivan, para la desgracia de los solidarios que por aquí nos acercamos, de unos españoles incautos que hace unos anos vinieron de visita sin tener ningún contacto o guía dentro del campamento, error que casi les cuesta la vida. A su llegada al mismo y seguro que con toda la buena voluntad, se dedicaron a repartir panfletos a la población que decían en español NO A LA GUERRA ¿os suena?, Pues sí como lo leéis. Imaginaros la reacción de algunos palestinos cuando entendieron NO ALÁ, los rodearon y comenzaron a agredirles ya que se sintieron ofendidos y no hace falta decir que los árabes musulmanes sienten una especial atracción por su profeta. Solo la oportuna aparición de un adolescente de origen medio cubano que intercedió por ellos les salvó de lo que podría haber sido una muerte segura. Esto es una muestra de lo que el desconocimiento puede provocar. A partir de ese día el ejército estableció diferentes puntos de control para el acceso al centro siendo obligatorio que cualquier visitante tenga acreditación u invitación para poder estar en el campamento. Imaginaros la incomodidad que los palestinos han de soportar cada vez que deseen desplazarse fuera de aquí, y todo por una estupidez de unos compañeros españoles.

Bueno, pasamos al día de hoy que tampoco ha tenido desperdicio. Al entrar en el campo, lo primero que he tenido ocasión de visitar ha sido el hospital donde trabajan Mustafá y Cristina, hospital que funciona gracias a las donaciones de organizaciones como Caritas, el Comité de Solidaridad de la Causa Árabe y otras (espero que también la Haydée Santamaría pueda pasar a forma parte de este club de elegidos). Es un espacio de tres plantas con cuatro camas, un quirófano, una sala de rayos y unas pequeñas urgencias (próximamente lo veréis en un video que he grabado. La verdad es que las carencias que tienen son excesivas teniendo en cuenta de que sólo existen dos hospitales en el campo y residen 80.000 personas en él. El otro hospital lo gestiona y administra la ONU, pero solo atiende a la mitad de los residentes ya que éstos son los que están registrados en sus listados. La otra mitad de la población vive precariamente a través de la solidaridad de sus vecinos o voluntarios como Cristina, quien no recibe ninguna remuneración por su labor, a la cual dedica su vida podríamos decir.

Los palestinos que no están registrados no pueden beneficiarse de ninguna ayuda por parte de la ONU y son la mitad del campamento, por eso es importante la labor de los voluntarios y de las donaciones para mejorar la situación de estos. ¿Por qué no están registrados? Porque la ONU solo considera refugiados a los palestinos que salieron de Palestina en el año 1948, por lo tanto no reconoce a los que por diferentes causas vienen a para aquí y los condena a la invisibilidad. Hoy además me he enterado que no solo son invisibles estos palestinos para la ONU, para el propio gobierno palestino también son invisibles. Recordemos que hace bien poco hubo elecciones en Palestina, pues bien, los refugiados no pudieron votar ya que el gobierno palestino al circunscribirse a los Territorios Ocupados, no les reconoció el derecho. O sea, que a los refugiados ni los quiere el Líbano ya que los encierra en campos de concentración, ni los quiere Israel, ni lo considera el propio gobierno palestino de la ANP, ni encuentran el respaldo absoluto de la ONU perdida en sus definiciones y formalismos, sólo una difusa OLP. ¿Entonces? ¿Qué hacer con todos estos invisibles? Invisibles de carne y hueso con los cuales he tenido el honor y el placer de compartir hoy y durante los días pasados. Invisibles deseosos de volver a su tierra y en su mayoría, indiferentes al gobierno quien gestione. Solo quieren regresar y apaciguar esa laguna amarga que la historia les ha puesto en su camino.

No hace falta decir que durante mi visita al campo he tenido que llevar escolta por mi seguridad y que antes de pasar a determinadas áreas, mis acompañantes han tenido que negociar el acceso.

Otro dato, el campo tiene unos cuatro kilómetros cuadrados, está rodeado por un muro con diferentes puertas y en algunas de sus partes, el ejército ha colocado una alambrada de espino. ¿Es esto un campo de concentración o no? Durante la guerra, a finales de agosto el campamento fue bombardeado tres veces, hoy he podido ver los daños que se han ocasionado y en los que fallecieron "como daños colaterales" dos niños y una anciana.

Adjunto una fotografía que me han dado de los bombardeos del mes de agosto. Uno de ellos afectó al hospital donde trabajan nuestros amigos y hoy todavía pude ver parte de los daños que se ocasionaron. Cristina y Mustafá, seguramente pasaran por el Centro Social Haydee Santamaría el día 4 de noviembre y os podrán contar en primera persona cómo se vive en los campamentos. Mantenéos atentos en la web de la asociación (www.nodo50.org/haydeesantamaria) los días previos.

Esta noche dormiré en casa de Cristina y de Abdel los cuales tienen dos crios encantadores que no dejan de rondarme. Esta tarde al anochecer y al terminar el ayuno diario del ramadán, nos hemos subido a la azotea y era increíble, las cuatro mezquitas que tiene el campamento desprendían por sus altavoces rezos a modo de canto de tal manera que me ha erizado todo el pelo de mi cuerpo... Eran unos sonidos espectaculares. También próximamente podréis escucharlos ya que me los llevaré grabados.

Saludos y mañana más pero desde la frontera con Israel ya que bajaré con otros nuevos acompañantes hasta escasos dos kilómetros de la frontera.
Por cierto, nuestro ministro Alonso anda por aquí, a lo mejor hasta nos vemos....estaría gracioso. Y si nos encontramos, ¿qué queréis que le diga?...jejeje

Besos, Manu.

Sábado, 14 de octubre, 2006
Un día con los milicianos de Hizbolá en el sur del Líbano y encuentro con las tropas españolas desplegadas en la zona.

Esta fotografía es del campo de refugiados palestinos,
siempre preparados para luchar

Esta mañana me levanté temprano ya que a las ocho de la mañana había quedado con Philip, el que sería mi chofer frente a la sede del FPLP dentro del campo para salir a una cita que habíamos concertado ayer con la gente de Hizbolá en Khiam. Desde Saida (Sidón) hasta Nabatiya, donde teníamos que llamar a nuestro contacto, tanto Philip como yo hemos pasado el rato hablando en inglés sobre quiénes éramos y nuestras vidas. El camino ha sido largo ya que casi todos los puentes estaban destrozados por las bombas israelíes aunque se veía que el trabajo de reconstrucción pronto daría sus frutos. Para recorrer 40 Km más o menos hemos tardado hora y media por carreteras secundarias.

Al llegar a Natabiya hemos parado en una cafetería justo en las afueras que tenía un póster en la puerta del comercio del Partido Comunista Libanés en el cual homenajeaba a sus nueve mártires de esta ultima guerra. Utilizando a Philip de interprete, le he pedido a la dependienta si podría conseguirme uno de esos posters para llevármelo a España y la chica no daba crédito. Ha llamado a su hermano, miembro del partido y que hablaba algo de inglés y me lo ha pasado al teléfono preguntándome quién era y por qué lo quería. Después de darle todas las explicaciones requeridas, se ha personado en la tienda ofreciéndose de guía para llevarme a un campo de minas para hacer fotografías. Al tener una cita concertada previa, acepté la invitación para cuando estuviéramos de regreso a Saida.

Philip había quedado en llamar al contacto de Hizbolá desde Natalia para ver en qué punto nos íbamos a encontrar y mientras tomábamos un espresso en la cafetería de esta familia, el había concertado el lugar y la hora. Todavía nos quedaba un trecho hasta el lugar convenido e ibamos ajustados de tiempo, así que Philip me ha hecho una señal de que debíamos de partir y darnos prisa, después de lo que nos había costado llegar hasta aquí, imaginaba el resto del camino.

Un control del ejercito libanés, uno de Hizbolá y un punto donde se hizo visible el ejército español con sus boinas azules. Entre punto y punto no dejamos de ver camiones transportando tanques, camiones llenos de soldados y cuarteles improvisados llenos de lanzaderas de misiles y otros artilugios para arrebatar vidas enemigas. Philip me ha recomendado no hacer fotos del ejercito libanés pero aún así he conseguido hacer algunas fotos de los tanques en la carretera.
El punto convenido para el encuentro era Khiam, a unos tres kilómetros de la frontera con Israel. Durante todo el camino desde Nabatiya hasta Khiam, no hemos dejado de ver edificios destruidos, bombas exhibiéndose en las entradas de las casas como si sus moradores hicieran colección de los regalos donados por Israel, y agujeros en medio del campo rodeados de pastos quemados por el efecto de las bombas. La visión era desoladora.

Al llegar al punto convenido en Khiam hemos tenido que esperar unos quince minutos hasta que nuestro acompañante hiciera acto de presencia. Ali, así es como se ha presentado, hablaba perfectamente español y ha sido como si me hubiese tocado la lotería ya que podría expresarme en mi lengua y alcanzar un máximo de comprensión de lo que a lo largo del día aconteciese.
Desde este momento y hasta las seis de la tarde Ali seria nuestro guía, nuestro guardaespaldas, nuestro compañero y al final del día seria nuestro amigo. Antes de partir Ali marco unas pautas a seguir: no fotografiarle ni grabarle la cara con la videocámara, no grabar ninguna de las sedes de Hizbolá y en el caso de ver armas no retratarlas ni grabarlas.

Philip y yo nos introducimos en su coche por invitación suya y comenzamos la ruta por Khiam con la cámara de video grabando todo aquello que había quedado destrozado. Solamente en esta ciudad contabilizamos doscientas casas, una mezquita, dos escuelas, un almacén de la municipalidad, el cuartel de la policía y varios negocios que nada tenían que ver con el ejército ni con Hizbolá. Khiam tiene unos ochocientos habitantes así que os podéis imaginar como ha quedado el pueblo. Mientras hacíamos el tour, Ali iba contándome historias de la guerra, no sólo de esta si no de las anteriores también. También me ha contado como echaron al ejercito israelí en el año 2000 y el origen de todas las guerras que ha mantenido el Líbano con Israel: el CONTROL DEL AGUA en la zona. El sur del Líbano y el sur de Siria son ricos en agua y el norte de Israel tiene problemas de suministros en algunas áreas siendo éste el origen principal del conflicto. Ali me comentaba como los conflictos se disfrazan de mil maneras siendo una la más usada de todas: el conflicto religioso. Seguido a esto me desmontó la teoría del conflicto religioso. De Khiam nos dirigimos a otros pueblos de la zona donde creyentes de diferentes confesiones convivían y no se mataban entre ellos pero el Estado de Israel había disparado bombas entre las casas de todos ellos.

Ali era una persona de unos cuarenta años culto y formado en América Latina, de ahí que hablase también español. Durante todo el camino no dejó de insistir en la victoria de Hizbolá en esta ultima guerra y sin duda, de exacerbar su valor. Sus palabras eran sinceras y de veras que creía cada una de ellas. Según decía, con la ayuda de dios derrotarían a los israelíes y recuperarían los territorios que todavía tenían en su poder. Ante estas palabras decidí polemizar con él y poner en duda que aunque ciertamente habían ganado esta batalla ya que Hizbolá seguía manteniendo en su poder a los dos soldados "arrestados" y habían conseguido la intervención de la comunidad internacional para intervenir en el conflicto consiguiendo la retirada del ejercito enemigo, como iban a ganar una guerra sin tanques, sin aviones (Líbano no tiene fuerza aérea) y, en el peor de los casos, con dificultades a la hora de adquirir armamento. La respuesta fue clara: con fe y dios de su lado ganarían. Si la fe de estos hombres y mujeres es tan fuerte y la voluntad de morir por el honor arrebatado que Ali mostraba es la misma para todos los militantes de Hizbolá, Israel lo lleva crudo.

De Khiam, Ali se empeñó en acercarnos a la frontera de Israel a que hiciera una foto de la bandera sionista. Ante esto puse algún reparo pues me parecía una provocación acercarnos tantos y ponerme a grabar con la cámara pues pensaba que podrían dispararnos. Ali insistió diciéndome que no tuviera miedo que estábamos con él y que no pasaría nada a lo que respondí que a lo mejor se creía que porque estábamos con él no iban a disparar y que entendía que él quisiera llegar al paraíso cuanto antes, pero que yo prefería reservarme para cuando tuviese mas años que actualmente me sentía en periodo de formación. Al final nos llevó hasta donde el quiso. Ciertamente me sentía observado desde las garitas del ejército israelí mientras hacia fotos y algo me pasó en el estomago que en cuestión de segundos se me encogió. Mientras grababa, Ali nos contaba que al retirarse en esta ultima guerra el ejército enemigo, en todo lo que era la frontera habían echado alambre de espino arrebatando unos cuatro metros a territorio libanés y una y otra vez afirmaba que si no lo retiraban Hizbolá no iba a renunciar a esos metros y la guerra continuaría.

Llevamos mas de dos meses de alto el fuego y quitando un par de misiones por uno y otro bando parece que se respetan las reglas de la comunidad internacional aunque escuchando a Ali y mirando a la historia de Israel de no cumplimiento de resoluciones de NN.UU. este conflicto parece que se volverá a reavivar: cuestión de tiempo.

De aquí nos dirigimos a Murjuyun, donde en la plaza central del pueblo se podían apreciar los boquetes provocados por dos de las donaciones del ejercito israelí en sendos edificios que nada tenían que ver con las milicias de Hizbolá según nos comentaba Ali. De Marjayun nos dirigimos al campamento de los españoles y no hizo falta ni preguntar, Hizbolá tiene controlado todos y cada uno de los campamentos que Naciones Unidas tiene en la zona. Y no es casualidad, según nos decía Ali no tienen ninguna intención de romper las reglas del juego y desde luego el batallón español tienen su respeto gracias a Zapatero, al cual admiran por la posición del gobierno español en este conflicto y por la retirada de las tropas de Iraq. Pero si en algún momento las tropas de la ONU decidiesen pasar a formar parte del conflicto rompiendo su imparcialidad y alineándose con las tesis de Israel, que no duden que serán objetivo legitimo de Hizbolá. Así de contundente se mostraba Ali justo cuando llegábamos al Campamento Cervantes. Al llegar descendí del coche y pregunte por algún mando para poder hacer algún tipo de entrevista. El soldado que guardaba la puerta de entrada al complejo improvisado en medio de ninguna parte me hizo las preguntas de rigor a las cuales respondí cortésmente y comenzó a llamar por el walki talki a un capitán que debía ser el responsable para asuntos de prensa. Mientras esperábamos respuesta decidí comenzar a conversar con él y entre preguntas banales se me escapó el tema de Iraq, del cual el no quería hablar pero al final accedió. También había estado en Iraq. Ante la pregunta de que hacían en Iraq, la única respuesta que encontró fue que defenderse ya que desde que llegaron solo hacían defenderse. El soldado me confirmó que lo que desde España vimos por la televisión no fue ni una octava parte de lo que realmente sufrieron. Agresiones permanentes, ataques con piedras, disparos de mortero a su acuartelamiento diarios, total que de los meses que estuvieron allí salieron del cuartel no más de seis veces ante la imposibilidad de garantizar su seguridad. El soldado decía que el recibimiento que habían tenido en Líbano había sido muy bueno y que la gente aceptaba su presencia sin reparo, al contrario que en Iraq. Al rato le contestaron que el capitán no estaba, ya que había salido con parte de la tropa a correr. La despedida del soldado fue que si llego a llegar diez minutos antes me encuentro con el ministro Alonso....¡¡¡vaya!!! Por poco. Casi me hago una foto con el...jejeje.

Bueno, seguimos con el relato. Desde el campamento de los soldados españoles, Ali insistió en llevarme a ver los trabajos con los que se habían ganado el respeto de la población local. Paramos frente a un puente bombardeado y en proceso de reconstrucción por parte de los cascos azules. ¡¡¡¡Éste si es mi ejercito!!!! Me acordaba de mi viaje a Venezuela donde los soldados venezolanos se dedicaban a asfaltar carreteras y a hacer tareas sociales a diario: ¿Por qué no harán estas cosas en España?

Después de esta otra visita, seguimos a lo nuestro. Ali nos llevó a una escuela bombardeada donde los autobuses para llevar y traer a los alumnos eran meros pedazos de chatarra y de la escuela quedaba el solar. De aquí a Bint Jubayl donde hay mas casas derruidas que en pie y fue una de las ciudades mas castigadas, según Ali, aunque a mi tanta destrucción me pareció igual en todas partes. Sólo la agradable compañía y el entusiasmo de nuestro guía y protector impidió que mis lagrimas brotaran en más de una ocasión.

Alrededor de las cuatro de la tarde nos despedimos de Ali ya que tenía que comer con su familia y después de todo el día practicando el Ramadán el estomago le pedía atención. Philip y yo agradecimos su compañía, la sinceridad de sus palabras y el habernos introducido allá donde los periodistas no habían tenido posibilidad.

De vuelta a Nabatiya paramos en el café de Mohamed, el amigo que habíamos hecho de camino hacia el sur. Le recogimos en el coche y siguiendo sus indicaciones comenzamos a subir por una montaña que estaba sembrada de pequeñas bombas que por lo visto derivaban de otras mas grandes. Mohamed había recorrido estas montanas días después de la guerra y con un spray había señalado en rocas los riesgos de andar por ellas. Al llegar a un punto que el camino de tierra se hacia intransitable con el coche, aparcamos y comenzamos a subir colina arriba. Al cabo de diez minutos caminando, Mohamed nos ordenó seguir sus pasos al milímetro y en un par de minutos supe el porqué. Pequeñas pelotas de color verde se camuflaban entre la maleza y las pequeñas piedras del campo. Eran bombitas del tamaño de una pelota de tenis completamente esféricas, que pasarían desapercibidas para cualquiera que no las fuera buscando con el riesgo que ello representa. La zona está únicamente habitada por animales de diferentes especies. Este tipo de bombas, también llamadas bombas de racimo y que están prohibidas por Naciones Unidas, han estado cayendo en Líbano en esas casas, escuelas y hospitales que había visto anteriormente. Estas pelotas esféricas no son el único modelo de Bombas de Racimo que he podido ver. Otras a modo de pequeño spray y con un cordel blanco en una de sus puntas también sembraban diferentes campos de cultivo con el riesgo que ello conlleva a los labradores. Hay que decir que donde se ha desarrollado la guerra es zona montañosa donde el principal sustento de sus moradores es la ganadería y el cultivo. He llegado a contar mas de ciento cincuenta pequeñas bombas sin explotar en un espacio de menos de cien metros cuadrados por el cual hemos caminado con extrema precaución. Después de esta exhibición no sé si de cordura para saciar el ansia de conocer y poder transmitir lo vivido y lo sentido, o de locura por quien sabe qué, Mohamed nos ha ido llevando de casa en casa de gente de la zona donde cada uno guardaba una pequeña colección de bombas de diferentes tamaños y estilos pero todas coincidían en algo: Made in U.S. (Fabricado en Estados Unidos).

Este ultimo recorrido me ha dejado sin palabras y con rabia contenida. En Khiam y alrededores no he tenido ocasión de ver este tipo de artefactos ya que el proceso de reconstrucción comenzó desde el día después del alto el fuego y lo primero que se hizo fue limpiar de bombas las zonas habitadas, pero por este otro área quedaba muestra efectiva del uso de estas armas prohibidas internacionalmente.

La despedida con Muhamed fue bastante emotiva ya que había perdido a un hermano en esta guerra. En el café, de regreso para dejarle en su pequeño negocio, nos esperaban su Madre, su Padre y su Hermana para darme la bienvenida al Líbano y maldecir una y otra vez a la democracia de George Bush jurando Resistencia Islámica hasta el respeto de sus derechos y de su territorio por parte del Estado de Israel. No os imagináis lo que he podido sentir en ese momento que no pude contener las lagrimas y rompí aguas. Recordaba las imágenes de los niños Palestinos en Ramalla por la TV tirando piedras frente a tanques y aquí casi lo podía ver. Ya se lo que sienten tantos millones de Palestinos, Libaneses, Iraquies, etc... que ven sus pueblos ocupados y se defienden con lo que tienen. Los Libaneses han conseguido la unidad popular con Nasralla al frente de la revuelta: tod@s la organizaciones y ciudadanos del Líbano han legitimado a Hizbolá como organización, su organización. Sunís, Chiís, Cristianos, Drusos, Comunistas, Socialistas, etc...todas y cada una de las diferentes maneras de organización social, reconocen el liderazgo de Nasralla y desean un Estado Libanés soberano y nada quieren saber de Israel.

En el camino de vuelta nos han acompañado diferentes piezas de las bombas encontradas y que ya habían sido detonadas. Philip se las ha quedado de recuerdo decorando su coche con ellas.

Esta noche dormiré de nuevo en Chatila y ya veremos que acontece mañana. Ha sido un día largo e intenso donde no solo he encontrado compañeros si no también he hecho amigos y de los de verdad.

Espero que no se os hagan demasiado largas mis crónicas. Por favor, difundirlas lo mas que podáis ya que es muy importante que se sepa que es lo que realmente se cuece por esta parte del mundo. Os adjunto otra foto. Tanto esta como la anterior ME LAS HAN DADO.

Domingo, 15 de octubre, 2006
Disculpas por las faltas de ortografía y otras dos fotitos para vuestro deleite

El teclado con el que escribo es árabe así que no sé dónde esta el acento ni el palito de ene (n con palito arriba)... Además, suelo escribir antes de acostarme y después de días de mucha intensidad, así espero que me disculpéis. Lo que quiero expresar se entiende, ¿no? ¿Sí, verdad?, Pues eso es lo que interesa.
Las fotos son del campamento de Saida....mas flojitas que las anteriores pero con contenido que es lo que importa.

La foto con el humo de fondo fue tomada desde la casa de la compañera que me alojó en su casa y el humo que se ve es del bombardeo israelí de uno de los puentes en la carretera que une Saida y Nabatiya. El niño es el sobrino de Abdel y de Cristina. ¿A que está guapete?