Veinte céntimos
La decisión de Irán
de adoptar el euro como moneda oficial de cambio implica el fin
del dólar y de la hegemonía de EEUU
Alberto Cruz
CSCAweb:
05-01-07
"La
economía de EEUU es cada vez más vulnerable. Si
la iniciativa de Irán se consolida será un golpe
brutal, pero es China quien tiene la última palabra. Aunque
no sea el momento de extenderse en ello, China vende una gran
cantidad de productos a EEUU, proceso en el que acumulan dólares
que luego prestan a los propios EEUU a cambio de bonos del Tesoro
y hacen que EEUU se convierta, cada vez más, en el principal
deudor de China. En el momento en que China corte el grifo, la
crisis financiera será total. Una acción militar
contra Irán de EEUU sería la señal para
que ese momento hubiese llegado".
El árbol de Iraq no
nos deja ver el bosque de Oriente Medio (Líbano) y Lejano
(Irán). Y más ahora, cuando tenemos la ejecución
de Sadam Husein como entretenimiento de masas y literario. Cuando
el Grupo de Estudio sobre Iraq (GEI) hizo público su informe
todo el mundo se las prometía muy felices sobre la retirada
de las tropas de ocupación de Iraq. Y no. Ni antes (1),
ni entonces, ni ahora cuando Bush se reúne con su séquito
en su rancho y decide darse más tiempo para "reconducir
el rumbo" de la guerra. Un tiempo que coincide, como si
fuese por casualidad, con el que la nueva Resolución del
Consejo de Seguridad de la ONU concede a Irán para que
ponga fin a su programa nuclear (2). Y en ambas situaciones
existe el mismo hilo conductor: el petróleo.
El GEI hace 79 sugerencias
al gobierno de Bush, pero merece la pena detenerse en tres de
ellas y que ponen de manifiesto la razón principal de
la invasión de Iraq. Son la 28, la 62 y la 63 y tienen
un mismo común denominador: la privatización del
petróleo. En Iraq se viene asistiendo a un paulatino incremento
de la producción, modesto pero sostenido mes tras mes,
de petróleo. La estrategia energética de Washington
supone que a mediados de 2007 Iraq haya alcanzado los 2'8 millones
de barriles diarios (ahora está en casi 2'1) y, así,
garantizarse una importante baza de presión dentro de
la OPEP para reducir el precio del barril de petróleo
en una cifra cercana, por arriba o por abajo, a los 30 dólares.
Hay que tener en cuenta que Iraq no participa de los compromisos
de la OPEP para reajustar los precios según la evolución
del mercado.
En estos momentos el precio
está estabilizado en 61 dólares llegó
a los 74 durante la guerra de Israel contra Líbano del
verano de 2006- tras la decisión de la OPEP, a iniciativa
de Venezuela, de recortar la producción para impedir que
los precios continuasen bajando. A ello hay que añadir
el reciente ingreso de Angola a la OPEP, producido en la reunión
celebrada el 14 de diciembre en Nigeria. Aparentemente este hecho
no significa nada. Excepto para EEUU, que ve aumentar su dependencia
inmediata del cártel petrolífero. The Financial
Times lo ha reflejado a la perfección: "con el
ingreso de Angola a la OPEP los EEUU han aumentado su nivel de
dependencia hasta el nivel que tenían hace 15 años"
(3). Según este diario, la entrada de Angola supone
que la OPEP pasa a controlar el 54% del total de las importaciones
de petróleo de los países industrializados, aunque
esa entrada no se va a reflejar en un incremento del precio por
el momento.
Como es sabido, el dólar
es la moneda de transacción del petróleo. Hasta
ahora. El pasado 18 de diciembre Irán anunció su
decisión formal de adoptar el euro como moneda oficial
de cambio, lo que implica que sus transacciones financieras internacionales
se realizarán a partir de este momento en euros. Irán
había venido anunciando a lo largo de todo el año
2006 su intención de poner en marcha una bolsa petrolera
en euros (4), pero el paso dado va más allá.
El efecto de esta medida no es inmediato. De hecho, Gholanhossein
Nozari, director de la Compañía Nacional de Petróleo
Iraní, estima que Irán recibirá en euros
el 57% de sus exportaciones de petróleo. Como diría
Chávez, "por ahora".
¿Cómo hay que
interpretar la decisión iraní? El país persa
se justifica diciendo que el cambio de divisa significa que los
países productores pierden menos dinero. El barril está
en los 61 dólares, como se apuntaba más arriba,
y ha estado en los 74. Pero si el precio hubiese sido reflejado
en euros la fluctuación hubiese sido menor, de 48 a 58.
"El dólar es débil y el euro fuerte",
dicen los iraníes, por lo que hay que comenzar a comerciar
en una moneda fuerte como antes se hizo con el dólar tras
el abandono del patrón oro, hace ya casi 40 años.
Y se justifican diciendo que Rusia ya tiene la mitad de sus reservas
económicas en euros y yenes y que los Emiratos Árabes
Unidos habían anunciado que iban a convertir en euros
el 8% del total de sus reservas monetarias, algo que se ha hecho
efectivo el pasado 27 de diciembre (5). Añaden,
además, que ya desde el mes de noviembre EEUU ha venido
presionado a los bancos para que congelasen las cuentas iraníes
por su supuesto "apoyo al terrorismo" (con mención
expresa a Hizbulá y Hamás) y que como consecuencia
de esta presión los europeos son cada vez más renuentes
a tramitar las ventas iraníes en dólares o extender
líneas de crédito en esta moneda. Hay al menos
tres bancos que desde entonces retienen los activos iraníes:
el Credit Suisse, el Credit Lyonnais y el HSCB.
La meta
de cambio 1=1,50
Pero está claro que
también es una medida política. Esta iniciativa
de uno de los principales países productores de la OPEP
significa un desafío sin precedentes a la economía
estadounidense puesto que el comercio de petróleo es lo
que sostiene el dólar.
No es la primera vez que ocurre, pues una medida similar ya puso
en práctica Sadam Husein como gobernante de Iraq antes
de la invasión, pero entonces la exportación de
petróleo estaba sometida a un régimen de sanciones
que, aunque se burlaba en ocasiones, era bastante eficaz y el
precio estaba en los 30 dólares el barril. Una de las
primeras medidas impuestas por los ocupantes a los colaboracionistas
fue el retorno al patrón dólar en el comercio petrolífero,
que se mantiene en la actualidad. La adopción del euro
como moneda oficial de una nación productora de petróleo
de la relevancia de Irán, con unos precios por encima
de los 60 dólares, constituye una enorme amenaza estratégica
para la economía de EEUU porque significa el principio
del fin.
Los expertos economistas consideran
que el colapso del dólar llegará cuando la tasa
de cambio respecto al euro llegue al 1'50, aunque hay quien lo
establece en 1'70. En estos momentos un euro equivale a 1'32
dólares. Veinte céntimos. Eso es lo que separa
a EEUU del declive económico y el fin de su hegemonía
como superpotencia. Por eso es importante la premura para imponer
sanciones a Irán, amenazar con un plazo de 60 días
para incrementar esas sanciones si este país no renuncia
a su programa nuclear y enmarcar todo ello dentro del Capítulo
VII de la Carta de la ONU, el que autoriza el uso de la fuerza.
El déficit comercial de EEUU y el agujero sin fondo que
supone Iraq obligan a la Administración Bush a reaccionar
con fuerza frente a cualquier sugerencia, no ya constatación,
de que los mercados internacionales pueden dejar de utilizar
el dólar. La única solución sería
recortar el gasto social, aumentar impuestos o ambos. Y en un
año electoral como 2007 ninguna de estas medidas es popular.
En política internacional
nada es por casualidad. Irán ha venido retrasando esta
decisión todo lo que ha podido. Cuando ha tenido constancia
de la resolución de la ONU ha sido cuando ha dado el paso.
Una resolución que ha venido precedida de unas maniobras
militares de EEUU, Gran Bretaña y algunos países
árabes del Golfo; de las reuniones de los miembros de
la Administración Bush con ocho países de la zona
-Egipto, Jordania, Bahrein, Kuwait, Qatar, Omán, Arabia
Saudí y los Emiratos Árabes Unidos para sondear
las posibilidades de crear un "baluarte suní"
frente a Irán (6); del envío a la zona de
una parte de la flota de guerra de EEUU, y de la declaración
de Blair de que Irán es la principal amenaza para la paz
y la estabilidad en Oriente Medio. Parece que el cerco se estrecha
y que la guerra es inevitable.
Pero ¿lo es? Son muchos
los intereses económicos en juego y una guerra contra
Irán no se quedaría circunscrita únicamente
al territorio de este país. Veamos algunos posibles escenarios.
En el ámbito económico,
China, Rusia e India tienen intereses muy suculentos en Irán.
Los chinos han firmado un acuerdo a 25 años para importar
gas natural, los rusos apoyan el programa nuclear y han logrado
que la planta de Busher no sea mencionada en la resolución
de la ONU, los hindúes también han firmado contratos
de suministro de gas y la construcción de un oleoducto
conjunto Irán-Paquistán-India. A ello hay que añadir
que en agosto de 2006 la Organización de Cooperación
de Sanghai admitió a Irán como miembro en calidad
de observador. El referente iraquí está muy presente
para estos países. El gobierno de Sadam Husein firmó
acuerdos comerciales con ellos y otros europeos, como Francia,
que no fueron respetados por las potencias ocupantes tras la
invasión de 2003 y temen que algo parecido ocurra en el
caso de Irán.
En el ámbito militar,
las instalaciones de petróleo y gas de los países
del Golfo y Arabia Saudí son extremadamente vulnerables
a un ataque de respuesta iraní si es atacado este país,
lo que provocaría el pánico en los mercados financieros
elevando el barril de petróleo a cifras cercanas a los
100 dólares. No hay que perder de vista, además,
que en estos países el porcentaje de población
shií no es nada despreciable: en Bahrein es del 80% (pese
a que los suníes controlan el poder); en Kuwait es del
30%; Dubai - que se engloba en los Emiratos Árabes Unidos
- es un centro de influencia iraní, donde se hacen negocios
y viven 200.000 iraníes; Arabia Saudí tiene una
minoría shií precisamente en la provincia donde
se asientan las principales reservas de petróleo.
¿Qué queda, entonces?
O bien una acción unilateral de Israel y aquí
hay que recoger lo que viene publicando la prensa israelí
sobre la "falta de energía política de Bush
para atacar a Irán, y un ataque americano a Irán
es esencial para nuestra existencia" (7) y la necesidad
de impulsar el lobby sionista en EEUU, especialmente dentro del
Partido Demócrata para que apoye en público una
acción militar contra Irán, aunque se termina diciendo
que "si no actúan los americanos lo debemos hacer
nosotros" o bien la desestabilización interna,
para lo que ya se está actuando en dos frentes: el occidental,
con EEUU y Gran Bretaña a la cabeza, y el árabe,
con los saudíes en el principal papel. Aquí los
israelíes son muy claros: "debemos cooperar clandestinamente
con Arabia Saudí de modo que persuada a EEUU para atacar
a Irán" (8).
EEUU ya está manos a
la obra en esta segunda opción. Ha instalado en Dubai
su principal estación de espionaje (9) y se pretende
influir en los residentes iraníes allí para que
promuevan un cambio de régimen. Al hecho ya conocido de
que el régimen de Bush incentiva la revuelta en Baluchistán,
Azerbaiyán y Juzestán (10) se añade
el contacto establecido con los kurdos iraníes, tal y
como ha revelado Seymour Hersh (11). Pero el factor más
importante es el enfrentamiento sectario, suníes contra
shííes.
El pasado 12 de diciembre The
New York Times informó que Arabia Saudí había
hecho llegar a la Administración Bush un escrito con tres
condiciones: que no se retirasen las tropas de Iraq antes del
2008, que no se iniciase ninguna negociación con Irán
y que se reasumiesen "de inmediato" las negociaciones
de paz entre Israel y la Autoridad Palestina para contrarrestar
la creciente influencia de Irán en Hamás, cuyo
primer ministro iba a viajar esos días a Teherán
en busca de apoyo político y económico. Las tres
condiciones se están cumpliendo a rajatabla.
El factor
chino
La economía de EEUU
es cada vez más vulnerable. Si la iniciativa de Irán
se consolida será un golpe brutal, pero es China quien
tiene la última palabra. Aunque no sea el momento de extenderse
en ello, China vende una gran cantidad de productos a EEUU, proceso
en el que acumulan dólares que luego prestan a los propios
EEUU a cambio de bonos del Tesoro y hacen que EEUU se convierta,
cada vez más, en el principal deudor de China. En el momento
en que China corte el grifo, la crisis financiera será
total. Una acción militar contra Irán de EEUU sería
la señal para que ese momento hubiese llegado.

Notas:
(1) Alberto
Cruz, "Muqtada al Sader, el verdadero problema
de EEUU en Iraq"
(2) Resolución
1737 del 27 de diciembre de 2006.
(3) The Financial Times, 2 de enero de 2007.
(4) Alberto Cruz, "Irán,
la crisis nuclear y la bolsa petrolera"
(5) Bloomberg,
27 de diciembre de 2006.
(6) The Financial Times, 29 de noviembre de 2006.
(7) Yediot Aharonot, 30 de diciembre de 2006.
(8) Ibid.
(9) Times, 16 de noviembre de 2006.
(10) Alberto Cruz, "Irán,
la crisis nuclear y la bolsa petrolera"
(11) New Yorker,
21 de noviembre de 2006.
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