Las Bases son el iceberg de
la dependencia política de nuestro país
Santiago González
Vallejo
CSCAweb:
24 de mayo, 2006
"La
'Campaña Sin Bases' quiere trabajar en el terreno de sensibilización
e información alternativa. Pero también y específicamente,
en la organización de un movimiento que altere la política
militar de este país, ligada al imperialismo. Y, por ello,
focaliza en las bases militares estadounidenses el iceberg
de la dependencia política de los diferentes gobiernos
de nuestro país-, en los cuarteles de la OTAN, en las
instalaciones militares de armamento químico, bacteriológico
y demás su actividad como fórmula de alterar la
política consensuada militar de los partidos occidentalistas
y hacer un mundo más justo."
Marcha
a Rota (Foto: Diario de Cádiz)
La formalización de
las Bases militares estadounidenses en nuestro país se
hizo por acuerdo del Gobierno dictatorial de Franco con el Presidente
Eisenhower en el año 1953. Este fue el gran éxito
de la "normalización" de la dictadura con Occidente
y, a su vez, reflejo de las limitadas posiciones pro-democráticas
de Occidente en cuanto le mencionan que su seguridad se mide
por la defensa de su billetera.
Ese régimen franquista
dependía en un buen grado de su sumisión al amigo
estadounidense y de ahí, que no existieran voces publicables
que denunciasen el trasiego, depósito de armas y demás
de ese ejército estadounidense en sus operaciones y que
sólo el grave accidente de las bombas nucleares de Palomares
alertase que en esta finca del estado español, con la
complicidad franquista, se estaba por lo menos en el objetivo
nuclear de la otra superpotencia, la Unión Soviética.
Por eso, parecía que
la etapa que se abría tras el desmoronamiento de la dictadura,
también en el terreno militar y de alianzas se entraría
en una fase de equilibrio, no seguidismo con las tendencias imperialistas
que habían apoyado una dictadura autoritaria, enemiga
de las libertades y carcelera de la militancia democrática
y de la anticapitalista.
Pero la transición,
en esta cuestión como en otras, arrojó unos resultados
decepcionantes como fruto no sólo de la fuerza de la rémora
autoritaria si no también del apoyo implícito o
explícito de las legalizadas fuerzas políticas.
Los partidos de 'orden' veían el Acuerdo con Estados Unidos
como elemento de estabilidad y los denominados 'progresistas'
lo veían como un 'mal menor', temporal y que a cambio
de su silencio cómplice, se descartaba la opción
dura de entrar en la OTAN.
Pero la historia continua.
Lo que no avanza, retrocede. El intento de golpe de Tejero y
sus secuaces de 1981, tuvo como colofón, la entrada en
la OTAN en el cenit del mandato de Calvo Sotelo.
Lo siguiente es la renovación
del protagonismo popular a través de la Comisión
Anti-OTAN, entre otros, y la pirueta de mercadotecnia de un PSOE
que ya había dejado claro que aceptaba el cesarismo del
Sr. González. De hecho, el contorsionista paso del 'de
entrada, no' a la campaña a su favor, sólo contó
meritoriamente con la renuncia de unos escasos -¿tres,
cuatro, ocho?- militantes. En todo caso, con la rebusca del significado
de las encuestas se pusieron unas limitaciones a la permanencia
en dicho organismo militar: no pertenencia a su estructura militar,
desnuclearización, etc.
Que poco a poco, y con pasos
decididos y ejemplares, los diferentes Gobiernos han quitado
y han normalizado su posición de socios leales. Se entró
en la primera guerra de Iraq, se intervino militarmente en la
antigua Yugoslavia (sin ser informados de las consecuencias del
uso de armamento recubierto de uranio), etc. Con motivo de este
conflicto se aceptó el cambio estratégico de la
OTAN para superar los límites euro-atlánticos,
para poder participar en otros territorios, y motivos que la
autodefensa,
Por eso, en esta deriva, y
tras la marcial sintonía que quiso implantar Aznar a la
alianza privilegiada con EEUU, el paso inaugural de la Presidencia
de Rodríguez, de abandonar Iraq fue un soplo de aire fresco.
Pero, enseguida, se han vuelto
a ordenar los muebles y a reiterar la pleitesía con ese
Gobierno: las bases estadounidenses son elementos imprescindibles
en la logística de guerra imperialista y fueron parte
destacada en los avituallamientos de los bombardeos contra la
insurgencia y la población civil de Faluya; una(s) fragata(s)
del ejército español ha estado tomando parte del
operativo militar y bélico posteriormente, etc. Es también
destacable la complicidad española en los vuelos secretos
de presos o en Afganistán y su compromiso de suplir a
las fuerzas estadounidenses en dicho país, para aliviar
la carga imperial concentrada en Iraq, como la nula queja a los
comportamientos unilaterales de dicho país cuando bombardea
objetivos en una aldea de Pakistán poniendo en claro peligro
a tropas nacionales con armamento (¡!)- destinadas
a una ayuda humanitaria en dicho país.
Todo lo cual indica la plena
asunción de sumiso secundario del Gobierno español.
Pero, continua la deriva atlantista acercándose a las
posiciones más groseras estadounidenses y coloniales en
escenarios como el Sahara o con las amenazas al nuevo Gobierno
palestino y su olvido paralelo del fundamentalismo sionista con
el que refuerza relaciones de vecindad a través de la
OTAN y pudiendo reforzar sus intercambios armamentísticos.
De todo esto, se deduce que
la Campaña Sin Bases quiere trabajar en el terreno de
sensibilización e información alternativa. Pero
también y específicamente, en la organización
de un movimiento que altere la política militar de este
país, ligada al imperialismo. Y, por ello, focaliza en
las bases militares estadounidenses el iceberg de la dependencia
política de los diferentes gobiernos de nuestro país-,
en los cuarteles de la OTAN, en las instalaciones militares de
armamento químico, bacteriológico y demás
su actividad como fórmula de alterar la política
consensuada militar de los partidos occidentalistas y hacer un
mundo más justo. Porque otro mundo es posible.
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