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Artículo original:
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Sharon y el arte del engaño

Musa Shihadeh

Kanaan on line / CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 4 de mayo de 2005
Traducción para CSCAweb de Natalia Litvina

"Sharon pretende que la aplicación de la Hoja de Ruta que propuso la ANP sirva para erradicar la resistencia palestina bajo el discurso de la lucha contra el "terrorismo". Esto significaría desencadenar la guerra civil, lo que no es concebible ni por la opinión pública palestina ni siquiera por la ANP"...

Echando un simple vistazo a la situación en Palestina, nos daremos cuenta al instante de que Sharon está haciendo todo lo posible para violar el plan americano de la Hoja de Ruta. El muro del apartheid, los nuevos y viejos asentamientos, la incorporación a Jerusalén de los de Adomim, Gush.Ertzion y Ariel, y las cotidianasa confiscaciones ilegales de tierra palestina han hecho de la Hora de Ruta un plan obsoleto que no tiene relación alguna con un futuro Estado palestino.

¡Pero Israel y EEUU siguen hablando de todas formas sobre la Hoja de Ruta, que se basa en dos Esados vecinos, Israel y Palestina! Nos vemos sujetos a tremendas contradicciones que no parecen ser visibles a la inocente mentalidad occidental, a pesar de que los evidentes hechos consumados dan fe de que el señor Sharon viola flagrantemente lo que dice respetar.

¿Cómo se puede decir frente al mundo que se está cumpliendo con la Hoja de Ruta mientras se hace todo lo posible por quebrantarla e imposibilitarla?

No es muy difícil si estas adiestrado en el arte del engaño. Primero, Sharon presentó 14 alegaciones como prerrequisito para aceptar el plan, las cuales en realidad lo vaciaban de sentido y contenido. Para clavar el último clavo sobre el ataúd de la Hoja de Ruta, el señor Sharon añadió un nuevo impedimento que necesitaría un milagro para ser solucionado: exigió a las autoridades palestinas que eliminaran a todas las facciones resistentes como condición previa a la negociación del plan.

Las encuestras públicas en Cisjordania y Gaza reflejan muy claramente que la estrategia del movimiento de resistencia es muy popular, a la luz de los decepcionantes fracaso de las negociaciones de paz. Sharon sabe, tan bien como nosotros, que aplastar la resistencia es una llamada a la guerra civil que costaría decenas de miles de vidas y que debilitaría tanto a la ANP como a las diversas facciones, de tal forma que la parte victoriosa quedaría imposibilitada de efectuar cualquier negociación futura.

Resistir no es terrorismo

Así que si desea seguir adelante en su posición contradictoria, todo lo que Sharon necesita hacer es aludir a la Hoja de Ruta y adjuntarle la condición previa de acabar con la resistencia. Desgraciadamente esta postura se ha entendido como lógica, ya que los EEUU y Occidente en general no sienten mucha simpatía por el "terrorismo" desde el 11-S. El señor Sharon ha obtenido éxito a la hora de convencer al mundo de que su lucha con la resistencia palestina es una lucha contra el terrorismo. Por supuesto, la mentalidad occidental no dispone de la necesaria información sobre la cuestión palestina como para darse cuenta de que el "terrorismo" palestino no es otra cosa que una resistencia legal frente a una ocupación cruel, ocupación condenada por las NNUU. Así que el truco es comprometerse públicamente con la Hoja de Ruta para legitimarse internacionalmente, mientras que sobre el terreno se hace todo lo posible por hacerla fracasar.

La razón para esta doble actitud tan obvia es que Sharon pretende que la aplicación de la Hoja de Ruta que propuso la ANP sirva para erradicar la resistencia palestina bajo el discurso de la lucha contra el "terrorismo". Esto significaría desencadenar la guerra civil, lo que no es concebible ni por la opinión pública palestina ni por la ANP siquiera.

En lugar de desenmascar estos esquemas tan grotescos cuyo fin es acabar con las legítimas aspiraciones nacionales del pueblo palestino, la ANP se dedica tímidamente a intentar extraer algún gesto positivo, leyendo entre líneas las declaraciones en la prensa de Bush y Sharon, que permita pensar en la posibilidad de un Estado palestino. Cincuenta años de engaño continuado por parte de Israel y de EEUU no parecen hacer pensar a nuestros líderes que no hay que confiar en el enemigo. Se deberían limitar a recomendar a nuestro pueblo a rechazar tales esquemas y recurrir a la única vía disponible para la liberación, léase la lucha armada.