Hisham Bustani*: 'Jordania
está sirviendo de plataforma para lanzar los productos
israelíes al mundo árabe'
Entrevista realizada en Valencia
por el periódico Diagonal durante la gira de Bustani
organizada el pasado mes de septiembre por el CSCA
Eva
Máñez
Diagonal, noviembre 2005 /
CSCAweb, 7 de diciembre de 2005
"EEUU,
cuando ve que una zona se le resiste, o emplea la fuerza militar
(...) o bien acude a la ONU y consigue que el Consejo de Seguridad
saque unas resoluciones que le favorezcan. (...) Otra modalidad
sería la de las revoluciones de las repúblicas
ex soviéticas, revolución naranja y demás.
A nosotros nos toca la modalidad de la fuerza ocupante o el Consejo
de Seguridad. La única medida para EEUU son los intereses
norteamericanos e israelíes; ni es la democracia ni es
la paz de los pueblos.".
Diagonal (D.): En una carta abierta al movimiento
antiglobalización occidental usted criticaba a los colectivos
de solidaridad la falta de perspectiva en la manera de plantear
el conflicto árabe-israelí. ¿Podría
explicarnos cómo se entiende desde la izquierda árabe
esa lucha global contra el imperialismo en relación a
la cuestión palestina?
Hisham Bustani (H.B.): Se ha intentado minimizar el conflicto
árabe-israelí para reducirlo a la cuestión
de la creación del Estado palestino, cuando el problema
es mucho más amplio en el sentido de que Israel ha sido
creado en el mundo árabe para jugar un rol y este rol
lo seguirá manteniendo aunque existiera un Estado palestino.
En esencia la lucha es entre un proyecto de liberación
árabe y un proyecto de sumisión imperialista del
mundo árabe a través de Israel. Por tanto ese mundo
árabe no puede ser libre, ni independiente, ni democrático
mientras exista ese proyecto de Israel. El problema de Palestina
no es el de la tierra ocupada en 1967, viene de mucho antes.
Viene de los años '20 cuando comenzó la emigración
sionista europea a Palestina. Y eso no hay que olvidarlo, Israel
está montado sobre tierra árabe y fue creada injustamente.
Hago un repaso de la historia reciente de la zona y países
como Siria, Líbano, Jordania e Iraq, son países
nuevos que no existían hasta hace poco. Era un solo país
y la presencia de Israel ha precipitado la creación de
esas naciones, cuando lo más natural hubiera sido un acercamiento
entre ellos. Pero la presencia de Israel y el proyecto imperialista
en la zona impide que estos países puedan acercarse unos
a otros.
La presencia misma de Israel
causa inestabilidad en los países limítrofes. Y
eso es perjudicial no sólo para la paz de la zona, sino
que es perjudicial para la paz mundial. Tanto la presencia de
Israel y su presión en los países limítrofes,
como la presencia militar norteamericana en Iraq van a precipitar
que esas tensiones vayan a profundizarse más.
D.: Cada vez hay una mayor
presencia militar estadounidense en Jordania, al tiempo que se
están creando grandes polígonos industriales de
empresas israelíes.
H.B.: Ambos hechos, la presencia norteamericana y la
fortaleza militar de Israel, están precipitando que los
países que no tienen recursos económicos estén
cayendo en manos de Israel. Por ejemplo: sólo entran en
EE UU sin aranceles los productos jordanos fabricados con un
mínimo de un 8% de fabricación israelí;
un producto 100% jordano paga aranceles. Por tanto Israel es
parte del proyecto de EE UU en la zona. Además en esos
polígonos hay una masa de gente que está trabajando
y que depende exclusivamente de la voluntad de Israel. Lo más
peligroso del tema no son sólo los polígonos industriales,
sino que Jordania está sirviendo de plataforma para lanzar
los productos israelíes a terceros países que no
tienen relaciones diplomáticas con ellos. Es decir, un
producto israelí fabricado en Israel entra en Jordania
convertido en producto jordano y es enviado desde allí
a países árabes, como los países del Golfo.
Fuera de los polígonos
dedicados exclusivamente a la industria israelí no existen
estas industrias. De hecho fuera de los polígonos se creó
una que fue boicoteada tanto por los trabajadores como por los
consumidores jordanos y que quebró.
Hay una conciencia popular en Jordania que hay que agradecer
y por ello estamos intentado enfocar nuestra lucha en la información.
D.: Los medios de comunicación
occidentales intentan mostrarnos las luchas árabes siempre
dentro del marco del Islam pero usted habla de boicots a productos
israelíes, antiimperialismo y sindicalismo. ¿Existe
una resistencia laica? ¿Hay colaboración entre
los grupos de izquierda y los islamistas?
H.B.: Que toda la resistencia sea islámica está
lejos de la verdad. En Jordania hay un abanico de fuerzas políticas
que pasa desde los marxistas leninistas al nacionalismo más
radical. Hay islamistas, panarabistas, todo tipo de sindicatos,
etc. Los mass media sólo quieren que se vea a los
islamistas. El Islam y los islamistas forman parte de la sociedad
jordana y por tanto ellos tienen algo que decir, forman parte
de ese abanico amplio de organizaciones políticas y participan
muy activamente. Ellos están en pie de igualdad con el
resto de organizaciones.
D.: Davos da a Jordania
un papel prominente en el nuevo escenario de Oriente Medio, con
la celebración anual del Foro Económico del Mar
Muerto. ¿Cómo se valora esta situación desde
la sociedad civil?
H.B.: Por un lado está la Jordania de Davos,
aunque la Jordania popular no asume todo esto. Lo que sucede
es que en Jordania el poder de siempre ha sabido cómo
tratar con las organizaciones sociales. La represión jordana
es una represión que podríamos llamar suave, en
el sentido de que sabe penetrar en esas organizaciones y desmantelarlas;
sabe hacer presiones, sabe reprimir sin derramar sangre. No es
un régimen sanguinario, en apariencia no es un régimen
represor, pero el poder se articula para impedir que las organizaciones
civiles se puedan organizar. Ahora mismo en el Parlamento jordano
hay una ley aprobada, todavía sin firmar por el rey, que
prohíbe a los sindicados tratar asuntos políticos
y obliga a estos a segregarse por oficios profesionales, con
lo cual no pueden ejercer presión política.
La ley todavía no es
activa gracias a la presión popular y los sindicatos.
Hay dos decretos-ley de 2002 que, de aplicarse, muchos líderes
sindicales irían a prisión. Lo que sucede es que
no se aplica, pero la ley sigue ahí como una espada de
Damocles. Cuando les interese la aplicarán. Ya hay juicios
dictados contra personas de las asociaciones civiles y de los
sindicatos. Gente que ya ha sido juzgada y condenada a penas
de cárcel. Sólo que nadie ha ido a buscarlos porque
saben que ir a detenerles es crear conflicto, y dejarlos libres
es impedir que vayan a más en sus actividades.
D.: Poco antes de Davos,
la ONU dictó la resolución 1559 a petición
de EE UU y Francia, que exigía la retirada de Siria del
Líbano y el desarme de Hezbolá y de las milicias
palestinas de los campos de refugiados. ¿Esto va a dar
paso a una nueva injerencia extranjera?
H.B.: EE UU, cuando ve que una zona se le resiste,
o emplea la fuerza militar ocupante como [en] Iraq
o bien acude a la ONU y consigue que el Consejo de Seguridad
saque unas resoluciones que le favorezcan. Nosotros y el mundo
árabe estamos totalmente en contra de que se desmantele
Hezbolá, que se desmantelen tanto las resistencias palestinas
como cualquier otra. Otra modalidad sería la de las revoluciones
de las repúblicas ex soviéticas, revolución
naranja y demás. A nosotros nos toca la modalidad
de la fuerza ocupante o el Consejo de Seguridad. La única
medida para EEUU son los intereses norteamericanos e israelíes;
ni es la democracia ni es la paz de los pueblos.
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