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IRAQ


* Erik Leaver es el director de política exterior del proyecto "Foreign Policy in Focus".

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La construcción de bases permanentes de EEUU en Iraq es una mala señal

Erik Leaver*

The Seattle Post-Inteligencer / CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 25 de mayo de 2005
Traducción de Natalia Litvina para CSCAweb

"Gestionando el reparto de más de 20.000 millones de dólares de fondos de reconstrucción, con consejeros en cada sector del gobierno iraquí, no cabe duda de que los EEUU mantienen intereses a largo plazo en el lugar. Irónicamente, al mismo tiempo que el Congreso está consolidando las bases en Iraq, se dedica a ir clausurando las que dispone, tanto en los EEUU como en países aliados de todo el mundo. De nuevo, esto sólo sirve para reforzar la noción de que se necesitan esas tropas en alguna parte, concretamente en Iraq"

Hace un año, el presidente Bush dijo claramente: "los iraquíes no pueden soportar una ocupación indefinida, ni tampoco puede América". Sin embargo, el Congreso va a otorgar los 82.000 millones de dólares requeridos por Bush para la guerra de Iraq, de los que más de 500 millones de dólares irán destinados a bases militares permanentes y otra suma semejante a la construcción de la embajada más grande del mundo. A pesar de las afirmaciones del presidente, los EEUU se están preparando para una estancia a largo plazo en Iraq.

La ampliación del despliegue en Iraq son malas noticias para los soldados que luchan en Iraq y para sus familias en casa. Y el añadido de instalaciones permanentes significará un descenso en su seguridad, ya que significan una poderosa herramienta de reclutamiento para los grupos insurgentes.

Según ha aumentado la presencia estadounidense en el país, también lo ha hecho el reclutamiento de insurgentes. En noviembre de 2003, se estimaba a la insurgencia en 5.000 efectivos. Hoy se calcula en 18.000, y funcionarios iraquíes opinan que cuentan con más de 200.000 simpatizantes activos. El poderoso nexo que aglutina a los 43 grupos insurgentes es el resentimiento acerca de la presencia norteamericana.

Si no contextualizamos, el coste de mil millones de dólares para nuevas instalaciones parece bastante insignificante, si tenemos en cuenta que los EEUU han gastado más de 200.000 millones en la guerra de Iraq. Pero el conjunto de la ocupación estadounidense en Iraq a menudo es subestimado. Ahora mismo, los EEUU operan en Iraq basándose en cincuenta acuartelamientos, incluyendo catorce bases "de larga duración".

Eso significa una enorme presencia, para tratarse de un país del tamaño de California.

Añadir nuevas y mayores instalaciones servirá como recordatorio cotidiano de que Iraq está bajo ocupación militar extranjera. La presencia de EEUU en Arabia Saudí fue la principal herramienta de reclutamiento de Osama Ben Laden en ese país, y la misma dinámica parece funcionar respecto a los insurgentes de Iraq.

Los iraquíes, sin voz

Mientras que Bush ha sido extremadamente explícito al hablar sobre promover la democracia para los iraquíes, las nuevas ampliaciones son decididamente antidemócratas. A los iraquíes apenas si se les ha dejado voz respecto a los planes estadounidenses de construir nuevas infraestructuras. La construcción de las mismas envía un mensaje totalmente equivocado acerca de la democracia al pueblo iraquí, especialmente cuando el gobierno iraquí quiere consolidarse. La mayoría de los votantes iraquíes que fueron entrevistados a la salida de las urnas el pasado 30 de enero aseguraron que su deseo de que finalizara la ocupación militar fue la mayor motivación para acudir a votar. La construcción de bases permanentes viola el deseo de esos iraquíes.

La construcción de la embajada de EEUU en Iraq deja así mismo serias dudas acerca de la huella que nuestro país está dejando en Iraq. La embajada ocupará más de 42 hectáreas y alojará a 1.020 empleados y 500 centinelas. Eso la convertiría en la embajada más grande del mundo.

Más importante que su tamaño, sin embargo, es su predecible poder político. Gestionando el reparto de más de 20.000 millones de dólares de fondos de reconstrucción, con consejeros en cada sector del gobierno iraquí, no cabe duda de que los EEUU mantienen intereses a largo plazo en el lugar.

Tampoco está claro quién tiene la autoridad en Iraq para negociar la construcción de las infraestructuras permanentes. Parecería que el nuevo gobierno debería estar al cargo... Sin embargo y hasta la fecha no existe acuerdo formal alguno acerca de los términos en que los EEUU pueden operar en un Iraq democrático. El dinero destinado a instalaciones permanentes sin un acuerdo formal con el gobierno iraquí se iría por el retrete en caso de que se pidiera abandonar el país a los EEUU.

Irónicamente, al mismo tiempo que el Congreso está consolidando las bases en Iraq, se dedica a ir clausurando las que dispone, tanto en los EEUU como en países aliados en todo el mundo. De nuevo, esto sólo sirve para reforzar la noción de que se necesitan esas tropas en alguna parte, concretamente en Iraq.

El Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, informo al Comité de Servicios de Defensa del Senado el pasado febrero que "no tenemos intención por el momento de establecer bases permanentes en Iraq".

Una política de sentido común haría todo lo posible por evitar que se construyeran esas bases permanentes. Esto sería un gran paso hacia la soberanía y la independencia de Iraq. Es lo menos que le debemos al pueblo iraquí.