Cultura
Áhmed Uld Abdel Qáder:
Mauritania en prosa y en verso
Cristina García Cecilia
Arabista, profesora de la Universidad de Alicante
Publicado en Nación Árabe,
núm. 42, otoño de 2000
Áhmed Uld Abdel Qáder nació en
1941 en Butilimit, una pequeña ciudad al sudeste de Nuakchot. En
una sociedad profundamente jerarquizada como la mauritana, Abdel Qáder
es hijo de una familia de morabitos, o lo que es lo mismo, pertenece a la
cúspide de la etnia privilegiada, la mora (bidán),
por oposición a la negra (sudán). Recibió
por ello la educación típica de esta sociedad tradicional:
primero en la escuela coránica y después en la mahadra,
una especie de universidad popular nómada en la que se enseñaban
las ciencias a la manera tradicional islámica. Una vez finalizados
sus estudios superiores en la mahadra, Abdel Qáder entró
en el Instituto de Estudios Árabes e Islámicos, institución
ya de corte moderno especializada en la formación de maestros y cadíes.
Eran los años de la recién conquistada independencia de Mauritania
(1960), y Abdel Qáder militaba activamente en la defensa del carácter
árabe del joven Estado. Su perfecto conocimiento de la lengua árabe
se reflejará en su doble ocupación: profesor de árabe
en escuelas primarias y decidido impulsor de la arabidad de la literatura
mauritana. Su carrera literaria ha estado acompañada de importantes
cargos en la administración pública: presidente del Tribunal
Supremo o consejero de la Presidencia del Estado. Actualmente es presidente
de la Liga de Escritores Mauritanos.
Poesía: 'El eco de la arena'
Árabe, beduino, y mauritano, la vocación poética
de Abdel Qáder no podía dejar de ser temprana. Su primer diván,
titulado El eco de la arena, comprende 43 poemas de corte clásico
compuestos entre los años 60 y finales de los 70. Durante este período
la cuestión nacional y los conflictos sociales marcaron la evolución
de Mauritania, que se vio reflejada en los versos de Abdel Qáder,
"el poeta del pueblo". Se trata principalmente de una poesía
revolucionaria, escrita con ocasión de diversas celebraciones, que
reúne elegías a los héroes de la resistencia nacional,
himnos a la recién proclamada República Islámica de
Mauritania, al entonces presidente de la nación, Mojtar Uld Dadda,
a los trabajadores, los jóvenes, los presos, etc. En este sentido,
el poeta es el cantor de la historia moderna de su país.
Los siguientes versos corresponden a un poema titulado "Viva la
medialuna mauritana", recitado el 28 de noviembre de 1962 por los alumnos
del Instituto Islámico de Butilimit con motivo del segundo aniversario
de la independencia de Mauritania:
- Por fin celebro esta fiesta: es la libertad, existo, soy
- libre, aún cercano el yugo de la esclavitud.
- Por fin celebro esta fiesta: como ciudadano, desde una conciencia
- que se encamina hacia su destino, hacia delante.
- Dios la salve, y salve esta primavera nuestra:
- que olvide quien cultura tiene el mal de la envidia.
- Que la fiesta dé fe del país, que sea testigo
- de las etapas de su construcción.
- Celebremos la llegada de los delegados, que vean
- un pueblo que se alza para recibirlos.
- Y alcemos la copa de la liberación:
- por nosotros, ¡salud!
Durante este período Abdel Qáder aprendió en la
clandestinidad el oficio de periodista: fue uno de los principales redactores
del periódico Sayhat al-mazlum (El grito del oprimido),
biblia de la intelectualidad mauritana de los años 60-70, y al que
dedicó uno de los poemas de este diván. Pero sus casidas no
sólo tienen una dimensión local. Hijo de los años 50,
tiempo de pasiones nacionalistas no reñidas con una decidida defensa
del ideal panárabe, El eco de la arena canta a otras revoluciones
hermanas, como la egipcia, la palestina, la argelina, la yemení o
la vietnamita:
"Carta a Gamal Abdel Náser"
- Saludos de corazón, fluyen de lo más hondo,
- en la cresta de la ola de la nostalgia:
- al líder arrojado que ha obrado milagros,
- abanderado de la arabidad y los musulmanes.
-
- Escribo, y mi tinta es la sangre que corre por mis venas,
- mi alma se crece con lo que digo.
- ¡Oh revolución que lideró Náser!
- Te saludo a ti y a tus logros.
- Salud a ti y a los tuyos,
- a los que por ti laboran y por ti transitan.
- Conocimos el honor el día en que prendió tu chispa,
- y el significado de la vida cuando tú se lo diste.
De las dificultades de la edición y publicación en Mauritania,
da idea el dato de que esta colección, que recoge poemas escritos
a lo largo de casi veinte años, se publicara en Beirut en 1981, al
mismo tiempo que la primera novela del autor. De hecho, el resto de la obra
poética de Áhmed Uld Abdel Qáder se halla dispersa
en antologías de conjunto -como al-Wasit fi-l-adab al-mautirani
al-hadiz, (1) obra de referencia
para el estudio de la moderna literatura mauritana, que recupera el título
de la primera antología literaria mauritana (al-Wasit fi tarayim
udabá Sinqit) (2)- o en la
prensa. En los poemas de esta segunda etapa (de los divanes inéditos:
Pesadillas y Meditaciones), la poesía de Abdel Qáder
empieza a perder el interés por el mensaje directamente político
y diversifica sus referentes simbólicos, entre los que destacan los
del mundo natural. La vieja casida en la que se venía expresando
el poeta cede paso a los nuevos ritmos que ya se habían consolidado
en la poesía del oriente árabe; es decir, Áhmed Uld
Abdel Qáder se integra definitivamente en la marcha general de la
moderna poesía árabe. Es sobre todo a partir de los 80 cuando
abandona la expresión inmediata y se adentra en un mundo de experimentación
no ajeno a cierta manera visionaria, utilizando una lengua concisa y rica
en símbolos que elude lo evidente y previsible. El universo vital
y cultural de las tradiciones mauritanas le brinda al poeta un material
con el que crear un mundo diferenciado, como el del mar y el desierto aunados
mágicamente en el poema "Las naves" (1984):
- Emprendimos viaje como ya antes lo hicieran nuestros padres:
- y aquí estamos, navegando,
- como ya antes navegaron nuestros antepasados.
- La adivina nos dice:
- "¡Qué extraño,
- vuestra nave ha remontado todos los puertos
- navegando!
- ¿No os habéis enterado?"
- Ocupado cada uno en sus quehaceres,
- fui yo quien le respondió
- reprobando sus profecías:
- "¿Lo que nos has leído es favorable?
- ¿Quiénes son nuestros aliados?
- ¿Acaso es un garito como el color de la leche
- o es oscuro
- como los corazones de las noches ciegas?"
- La adivina alisó de nuevo la arena,
- y canturreando,
- con la mirada perdida
- en un lejano horizonte
- al sur,
- dibujó
- la sombra de sus dedos:
- si recortaba la mano derecha, crecía;
- si borraba la izquierda,
- las líneas se alargaban.
-
- Emprendimos la marcha...
- Y la aurora nos sorprendió con las Pléyades,
- prestas para la oración de la mañana.
- Era un día cubierto de estrellas,
- envenenado,
- laberíntico,
- proclive al espejismo,
- un día para los que se beben su sed,
- pero el espejismo sólo es un espejismo,
- y no hay lugar para los recién llegados.
- (...)
Novela: 'Los nombres cambiantes'
La evolución literaria de Abdel Qáder es hondamente significativa:
si a pesar de su fuerte base tradicionalista consiguió abandonar
los imperativos de la poética árabe clásica reconociéndose
en la nueva tradición de la poesía árabe del siglo
XX (Yubrán, as-Sayyab, al-Bayati, Qabbani...), tampoco podía
dejar de ser ajeno a la fuerza que la narrativa había ido adquiriendo
en las letras árabes contemporáneas. El "poeta del pueblo"
también es el autor de las dos primeras novelas mauritanas escritas
en árabe: Los nombres cambiantes y La tumba desconocida.
Los nombres cambiantes (3)
sigue la técnica de los modelos clásicos de la novela
histórica. Narra la historia de Mauritania en el siglo XX a través
de las vicisitudes de un pequeño esclavo negro cuyo nombre, al igual
que el de otros personajes de la novela, va cambiando a medida que cambia
de dueños o que evolucionan los acontecimientos históricos
del país. La acción de la novela comienza en 1891, coincidiendo
con el momento en que las disputas entre los cuatro emiratos que controlaban
el actual territorio mauritano les llevaron a "solicitar" la mediación
francesa. Es el año en el que la orilla derecha del río Senegal
fue totalmente anexionada a la colonia francesa de Senegal, iniciándose
la "pacificación militar" de Mauritania: el comercio transahariano
y las razzias, formas tradicionales de subsistencia de las tribus del Magreb
beduino, van siendo progresivamente sustituidos y acomodados a las nuevas
razones económicas del colonialismo europeo:
- "Los años 1892-1901 se precipitaron vertiginosamente, colmados
de nuevos e incesantes acontecimientos: el estado de inseguridad, de guerras
y luchas tribales empeoró, y la amenaza del avance de los franceses,
que habían cruzado el río por varios puntos, se cumplió
finalmente, y el comandante Xavier Coppolani avanzó hacia el norte.
Los emires del sur, centro y norte intercambiaron mensajes en los que convocaban
al yihad y a la unión de sus ejércitos para hacer frente
a la conquista cristiana. En el Hud se procedió a la consulta de
las tribus Chauka y los clanes de los Ilm, bajo la dirección de
la familia al-Muhaymayd, para repeler la amenaza francesa procedente de
la zona del Sudán.
- La jerarquía morabítica, los zawaya, se hallaba dividida
por una violenta polémica que no había conducido a acuerdo
alguno. Algunos opinaban que los cristianos suponían un peligro
que amenazaba a todos los países musulmanes, pero que nada se podía
hacer por detenerles en ese momento; así que a los musulmanes no
les quedaba más remedio que obedecer al nuevo poder para que les
permitiera practicar su religión en libertad; no obstante, había
quien consideraba que era posible que el pueblo oprimido recurriera a su
fuerza para rechazar a los opresores y a los ladrones... Otros ordenaron
empuñar las armas siguiendo el ejemplo de las tribus guerreras hasaniyyas.
Y había también quienes oscilaban entre las dos posturas,
atenazados por el miedo y superados por la magnitud de la situación.
Finalmente, hubo quien emigró al norte, a la ciudad de al-Imara
en Saquiya al-Hamra, donde se reforzó el prestigio del Cheyj Melaynin,
que recibía a todos los recién llegados y los incorporaba
en un núcleo sólido preparado para la resistencia" (pp.
46-47).
A pesar de estas iniciales divergencias, las rivalidades entre los emiratos
se transformaron en fuerza de resistencia frente a la penetración
colonial. Si la primera fase de la colonización (1890-1905) se había
llevado a cabo rápidamente desde el sur, aún quedaba la pacificación
del norte y de las tribus nómadas del Sáhara Occidental, que
dirigidas por el Cheij Melaynin desde la Saquiya al Hamra combatieron a
los franceses hasta 1934, año en que éstos consiguieron acabar
con los focos resistentes y acordaron reestructurar el territorio distribuyéndolo
entre lo que hoy conocemos como Marruecos, Argelia, Mauritania y Sáhara
Occidental.
Con el inicio de la descolonización (años 40-60) empieza
a fraguarse una toma de conciencia política y de búsqueda
de identidad del futuro Estado, que converge en la trayectoria del protagonista
de Los nombres cambiantes, que accede a su libertad y busca un lugar
definitivo donde establecerse después de haber vagado por Senegal,
Argelia y Marruecos. Son los años de formación de los distintos
partidos políticos, y de posturas enfrentadas entre sus militantes:
- "-¡El que imagine una independencia real de Mauritania sin
la dirección del Partido del Renacimiento Nacional, de la juventud,
de los nacionalistas y los hombres de religión, es como quien intenta
reunir las estrellas en su mano o escribir en el agua!
- -¡Es el colmo! Eso no son más que mentiras y pura demagogia:
el Partido del Reagrupamiento Mauritano, que fue quien de verdad consiguió
la independencia de Francia y que actualmente construye una espléndida
capital alrededor del poblacho de Nuakchot, es el único que tiene
un carácter nacionalista, y el resto o trabaja para el extranjero
o se dedica a combatir sólo de boquilla" (pág.128)
El 28 de noviembre de 1960 se proclama la independencia de la República
Islámica de Mauritania, y un año después Mojtar Uld
Dadda es elegido presidente. A semejanza de los modelos de partido único
posrevolucionarios de otros países árabes, el nuevo presidente
fusiona todos los partidos existentes en uno, el Partido del Pueblo Mauritano
(PPM), que reclama la unidad nacional para hacer de Mauritania "un
nexo de unión" entre el África Blanca y el África
Negra. El autor de Los nombres cambiantes da un trato preferencial
a este proyecto. En el curso de una reunión secreta, un orador anónimo
explica:
- "-Nuestro movimiento se distingue radicalmente del movimiento
de los 'muyahidines', de los partidarios de la alianza con Marruecos, del
Partido de los Jóvenes Mauritanos y de los militantes del Partido
del Renacimiento. Su ideología, su organización, su sistema
de trabajo y el programa político a aplicar son muy distintos. Es
el primer movimiento progresista que puede unificar a los diferentes grupos
oprimidos de las diversas etnias mauritanas para establecer, primero, una
sociedad nacional, y después, una democrática. Esta particularidad
histórica es elemento fundamental para el éxito de la revolución."
(pág. 163).
Una vez constituida la República Islámica de Mauritania,
las referencias históricas de la novela se hacen más precisas
y prolijas, y el mínimo juego de ficción con que se iniciaba
la novela va cediendo bajo el peso de una crónica casi histórica.
Pero no sólo los grandes acontecimientos conforman el trasfondo de
la narración, sino que los detalles alcanzan al cuadro de la vida
social y económica de Mauritania: asistimos al proceso de sensibilización
de las masas, a las huelgas estudiantiles y manifestaciones de finales de
los sesenta, a la represión del movimiento obrero, a los tabúes
sobre el amor, la esclavitud encubierta, etc.
La novela termina cuando el protagonista recupera su verdadera identidad:
ya octogenario, a las puertas de la muerte, por fin puede exhibir un documento
de identidad con su nombre original, que ya casi habíamos olvidado
con las muchas mutaciones de su vida y de Mauritania. Es a esto a lo que
alude el título de la novela: el tiempo, en perpetuo cambio, transforma
la naturaleza, las costumbres, al hombre e incluso su lengua:
- "-¿Has conseguido el carnet de identidad?
- -Aquí lo tengo. Lo he conseguido fácilmente gracias a
la partida de nacimiento que me enviaron con Chámij. Si los años
me permitieran viajar de nuevo, ya no tendría ningún problema.
Lo guardaré bien, es muy importante para viajar.
- -Déjame que lo vea.
- -Toma, aquí está.
- Su amigo, conductor del único tren del país, miró
el carnet de identidad y se rió al leer en voz alta:
- -Nombre: Salim Uld Sulayman; fecha de nacimiento: 1905; lugar: Atar.
Ja, ja, ja. No me habías dicho tu nombre oficial. ¡Han cambiado
los nombres de todos los amigos!
- -Cierto, los nombres cambian continuamente.
- -La prueba, Baba, es que yo también tengo un nombre especial
que sólo conocen los amigos que me lo pusieron: mi nombre de guerra.
Pero mi nombre oficial es Ali Uld ach-Cheij, y el verdadero nombre de Táyyib
es Sumaydá. Fíjate cómo han cambiado los nombres.
- -Sí, sí que es verdad.
- -¿Tienes algún problema aquí?
- -Estoy bien. Pero oye, ¿qué significa eso del nombre
de guerra y eso del nacional? No entiendo nada la lengua que habla la gente
de hoy en día.
- -Ya te explicaré todo lo que quieras la próxima vez que
venga, ahora debo ir a la ciudad, tengo varias citas y algún que
otro recado." (pág. 162).
Los nombres cambiantes es la novela de un mundo en mutación,
de un individuo que lucha por la supervivencia en medio del cambio -el de
la naturaleza, el de la autoridad, el de las costumbres, y hasta el de los
nombres. Es por ello la historia novelada de la búsqueda de una identidad,
la del joven Estado mauritano. En su segunda novela, titulada La tumba
desconocida, (4) Áhmed
Uld Abdel Qáder profundiza en estas contradicciones entre el viejo
y el nuevo tiempo, pero desde una perspectiva social, abogando decididamente
por la arabidad de Mauritania aun a costa de ocultar su impronta africana.
Para bien o para mal, como ha reconocido el crítico Qasim Jazal en
su introducción a El eco de la arena, la literatura de Áhmed
Uld Abdel Qáder "es árabe de espíritu, árabe
por su lengua y su aspecto, árabe su rima y su metro, árabe
de compromiso y de temática (...) Su autenticidad no está
reñida con la modernidad, pues modernidad no significa occidentalización.
Es una obra resultado de la conciencia, del pensamiento y de la cultura
en un continente árabe. Es una parte del todo, y una rama del árbol
de la literatura árabe".
Notas:
- al-Wasit fi-l-adab al-mautirani al-hadiz (Panorama
de la literatura mauritana contemporánea),
Nuakchot, al-Layna al-wataniyya al-mukallifa bi-yam` wa-naxr az-zaqafa
bi Mauritania, 1997.
- al-Wasit fi tarayim udabá Sinqit (Panorama
de biografías de autores de la Mauritania clásica), El Cairo, 1911; esta obra está considerada pieza
angular del renacimiento árabe contemporáneo.
- Al-Asmá al-mutagayyira, Beirut, Dar al-Báhiz, 1981.
- Al-Qabr al-mayhul,
Túnez, 1984.
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