Xarxa Feminista PV

Querida Dolores Juliano, In Memoriam

Martes 18 de abril de 2023

RAQUEL OSBORNE 12/04/2023 Pikara

La socióloga Raquel Osborne recuerda a Dolores Juliano, fallecida el 26 de noviembre de 2022. “Te percibíamos siempre como un faro que nos guiaba, una autoritas reconocida por todas las que nos sentíamos próximas (y también a su pesar por las que no lo estaban) porque nos sabíamos cobijadas cuando nos iluminabas el camino a seguir cuando a veces se hallaba tan poblado de sombras”, escribe.

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Dolores Juliano en una fotografía de 2018 para una entrevista en Pikara Magazine. / Foto: Bárbara Boyero

Hace tiempo que no sé nada de ti. ¿Qué tal estás?

Yo no muy bien, para qué negarlo. No supe que habías fallecido hasta el día después de que tan imprevisto suceso ocurrió. Según me enteré después, algo pasó esa mañana: según el relato de Verena Stolcke, te levantaste como siempre no muy temprano y, tras tus abluciones matutinas, desayunaste. Luego algo te hizo volver a la cama, lo cual no formaba parte de tu rutina. ¿Qué sentiste en ese momento? Nunca lo sabremos porque ya no te despertaste. Más tarde comentamos que las diosas fueron benevolentes contigo, tuviste la muerte que todas desearíamos: mayor, tranquila, sin enfermedad previa, en plenas facultades y muy bien acompañada.

A finales de los años 90 la hija arquitecta de Verena sugirió la feliz idea de comprar un enorme piso en el ensanche barcelonés, de esos que ocupan toda la primera planta, y dividirlo en tres partes. Verena, Lourdes Benería y tú unieron esfuerzos económicos y a partir de ese momento las tres viviendas en que quedó dividida la planta “principal” de la calle Caspe fueron habitadas por sus nuevas dueñas. Se constituyó entonces lo que podríamos llamar el gineceo de Caspe.

Tu piso y el de Verena están comunicados por una puerta interior, que se puede cerrar con llave pero que habitualmente no lo estaba. Cuando alguna de las dos lo deseaba o necesitaba tocaba a la puerta con los nudillos o entraba con prudencia a la casa contigua dando una voz. Las diferencias en los ambientes de las dos casas era radical: mientras la de Verena, congruente con los hábitos germánicos de su dueña, se mantenía muy saludablemente fresca en invierno, la tuya, Dolores, rezumaba ese notable calor que tanto disfrutaban el gato de tu otra vecina, Lourdes, que se colaba por el balcón, como tú misma. Los últimos años cuando me quedaba en tu casa los domingos me agarrabas del brazo y partíamos creo que más en metro que caminando lentamente al Mercado de libros de ocasión de Sant Antoni, donde siempre encontrabas alguno que te interesara. Aprovechabas la compañía para hacerte con algún volumen más pesado de lo habitual que acababa en mi mochila o bolsa para su acarreo.

A comienzos del presente siglo te contacté para invitarte a participar en la UNED (Madrid) en un Seminario Internacional sobre Prostitución, patrocinado por el Instituto de la Mujer y que finalmente tuvo lugar en junio de 2001. Lo hice enviándote un correo en el cual me presentaba y te comentaba el proyecto de seminario. Tu respuesta fue inmediata: con la generosidad que desde entonces descubrí que te caracterizaba, me respondiste que yo no necesitaba presentación, que conocías mi trabajo y ¡que habías aprendido mucho conmigo! Un año después se publicó en Icaria tu libro La prostitución: el espejo oscuro [1], cuyo manuscrito tuvimos el honor de leer previamente Isabel Holgado y yo y que además en el libro nos agradecieras las sugerencias que se nos ocurrió hacerte. No todo el mundo las acepta y menos las agradece. ¡Así da gusto trabajar, Dolores!

Este seminario tuvo una orientación plenamente pro derechos a pesar de las intenciones del Instituto de la Mujer de presentar “las dos posiciones, abolicionista y pro derechos”. Participó un nutrido número de expertas y expertos de dentro y de fuera de España, con representantes de la ONU, la OIT, investigadorxs universitarios, defensorxs de los derechos de las prostitutas, ONG´s, prostitutas y exprostitutas, así como del propio Instituto de la Mujer, a fin de profundizar en estas cuestiones.

Recordarás que, a pesar del éxito del seminario, que tuvo un gran eco mediático, y cuyos resultados se recogieron en un libro por la editorial Bellaterra [2], su orientación ocasionó un gran enfado tanto al Instituto de la Mujer como al vicerrectorado de la UNED que había intermediado para que el seminario se hiciera en esa universidad pero que, lógicamente, no estaba al tanto del sentido de lo que se estaba preparando. Tuve claro que les habíamos metido un gol. Por mi parte, fue una decisión política tomada contracorriente ante la constatación de que en Madrid todas las subvenciones públicas para actividades y publicaciones apoyaban únicamente los planteamientos abolicionistas, salvo la excepción que tuvo lugar durante el corto periodo municipal socialista con Tierno Galván a la cabeza.

Ese mismo año, en el seno de una colección de libros didácticos e ilustrados para niñas que inició asimismo Bellaterra, publicaste el cuento Marita y las mujeres de la calle [3], con la siguiente dedicatoria: “A mis nietas Sara y Paula, a las niñas que todo lo preguntan. Porque tienen derecho a todas las respuestas”. Según ha contado Begoña Zabala en una preciosa crónica, ello te supuso “sufrir acoso y tener que afrontar una denuncia por parte de los grupos antifeministas y abolicionistas/prohibicionistas así como también de la extrema derecha” [4]. A tus 78 trabajados y militantes años te hallabas en el punto de mira de grupos sin duda airados desde sus intransigentes posiciones por la fuerza de tus argumentos que, ¡oh peligro!, se encaminaban al parecer a corromper incluso a la más tierna infancia.

Tuviste que exiliarte en los años 70 durante la dictadura de Videla, donde dos de tus hijos fueron detenidos y, aunque salvaron la vida, sufrieron una dura represión. Tú misma tuviste que desaparecer de todos los escenarios públicos porque estabas en el punto de mira de los militares: te habían nombrado Secretaria de Educación en la provincia de Buenos Aires dentro de un equipo gubernamental muy vinculado a proyectos políticos progresistas que estaban en confrontación con los golpistas. Llegaste a ser una cara conocida y por lo tanto estabas muy expuesta a sufrir represalias, según me ha contado tu hijo Fernando.

Cuando llegaste a Barcelona, ciudad donde has vivido el resto de tu vida, comenzaste a trabajar en la Universidad de Barcelona, donde realizaste tu doctorado y te jubilaste en 2001. No obstante, conservaste siempre tus conexiones con América Latina, especialmente con Argentina donde vivía parte de tu familia, pero también con otros países de la zona adonde viajabas siempre que podías ejerciendo tu magisterio y por tus múltiples relaciones profesionales y amistosas. No en vano habías vivido allí tus primeros 45 años, hasta que Videla irrumpió violentamente en tu vida.

Te convertiste en una especialista en inmigración y exclusión social, estudiándola desde la antropología social y publicando numerosos estudios sobre movimientos migratorios, minorías étnicas y cultura popular, todo ello con una perspectiva de género y un ineludible compromiso social y feminista. Pero te empeñaste, además, en una intensa labor formativa para que esas enseñanzas llegaran a las destinatarias que iban a poder trasmitirlas más allá de ti misma, como relata una de ellas, Begoña Zabala: “Hay que decir que en varias sesiones de charlas, reuniones, talleres y más, que acostumbraban a ser de extensa duración, nos colocó nuestras mentes en los temas importantes: la feminización de la pobreza como elemento estructural de la sociedad capitalista y patriarcal; la importancia de los movimientos populares de mujeres en las luchas latinoamericanas; las mujeres inmigrantes en nuestro quehacer feminista, como parte del sujeto autónomo; los retos demográficos cuando recién se empezaba a ver en el Estado español personas inmigrantes; los temas maternidad y las diferencias importantes entre los países empobrecidos y el occidente expoliador de sus riquezas. Digamos que nos puso en situación perfecta para enfrentar los grandes fastos españoles con motivo del V centenario de la conquista” [5].

No me extraña que la persona que ha liderado uno de los homenajes organizados tras tu fallecimiento fuera Diana Zapata, una inmigrante colombiana, colaboradora en LICIT [6] hasta su cierre. Diana se halla inmersa en un doctorado en Psicología Social de la UAB gracias, según me ha escrito, a lo mucho que la motivaste para que lo hiciera, y en el que anda batallando con la tesis doctoral.

Toda esta trayectoria te fue reconocida con la concesión en 2010 de la Creu de San Jordi, el principal galardón que se puede otorgar a alguien en Cataluña, que según me comentaste te congratulaba especialmente -al igual que a tu marido, Fernando– porque se concedía a alguien que no era oriundo de Cataluña y ello significaba el alejamiento, digamos, de posiciones comunitaristas y la aproximación al universalismo que tú representabas.

Más recientemente, en 2019, obtuviste el premio LASA/Oxfam América por poner tu clarividente magisterio al servicio de causas como las de las mujeres saharauis, de Chiapas, las presas o las prostitutas. Te premiaban por ese quehacer tuyo tan especial, la inagotable capacidad de tu cabeza pensante, siempre imaginativa, creativa, de donde las ideas brotan fluidas y como quien no quiere la cosa, pero siempre expresando novedad, originalidad, puntos de vista no contemplados nunca antes. Y sobre todo siempre como abogada “de malas causas” como se decía en mi niñez.

Tu obra siempre estuvo en movimiento, como tu mente inquieta y en perpetua ebullición. Pensabas a toda velocidad y eso se traducía en tu ágil palabra y en una redacción que podríamos decir instantánea. Eso fue en parte la razón de tu prolífica carrera como didacta, conferenciante y oradora, así como de tus numerosos escritos.

Recuerdo que nos comprometimos a escribir el prólogo del libro de Raquel Platero [7] Lesbianas: discursos y representaciones (2008) [8]. Te cansaste de esperarme y escribiste, del tirón, una serie de páginas que me pasaste, con una argumentación tan impecable y original que ya solo me quedó añadir, complementar, aportar algunas ideas o pulir tu apresurada redacción y, sobre todo, aprender mucho. Porque eso sí, cuando me tocó contar con tus trabajos en contextos en los que yo era la “editor” por ejemplo de una revista académica (Osborne, 2009) [9] o de un libro (Osborne, 2013) [10], comprobé un cierto desaliño en tu escritura, que a veces sentías como un vehículo que no se acomodaba a la velocidad de tu pensamiento y que por tanto arrastrabas como un amigo ineludible pero al que no prestabas toda la atención que precisaba.

Sin embargo, cuando te hacía alguna sugerencia de corrección, bien que a veces resoplando, te ponías disciplinadamente manos a la obra, y si acaso te hartabas, delegabas. No era fácil ese papel cuando con quien colaboraba o a quien editaba eras tú, una persona en la que creo que todo aquel que conocía la agudeza e innovación de tus análisis depositaba su confianza. Cuando estábamos cerca de ti o a tu lado en debates complicados y agrios, como por ejemplo los de la prostitución, te percibíamos siempre como un faro que nos guiaba, una autoritas reconocida por todas las que nos sentíamos próximas (y también a su pesar por las que no lo estaban) porque nos sabíamos cobijadas cuando nos iluminabas el camino a seguir cuando a veces se hallaba tan poblado de sombras.

Pero tu persona destilaba algo más que provocaba un profundo afecto en quienes te conocían. No me resisto a mostrar algunos de los comentarios que proliferaron cuando nos dejaste, y no me importa que te sonrojes, porque quiero que se sepa que por algo sería que tanta gente sintió la necesidad de expresarlos:

Ha sido y será una gran maestra, y una hermosura de persona. Lo lamento muchísimo.

¡Ay no! ¡Qué pérdida!

Una de mis maestras en mi proceso de politización, qué tristeza.

Continuaremos trabajando (y luchando) haciendo vivir el legado que nos dejó. Amor eterno.

Mucha tristeza, una maestra que nos deja huérfanas.

¡Cuánta luz arroja su pensamiento! ¡Que la tierra le sea leve!

Lo siento infinitamente, inolvidable maestra y amiga.

Nos quedamos huérfanas… hoy todas estamos un poco más huérfanas…

Una dona extraordinària, d´una saviesa i força enorme. Adéu mestre companya amiga… [11].

En tu lugar de trabajo, la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Barcelona, la UB, ya te querían homenajear en vida y tus colegas habían encargado una placa que finalmente se pudo colocar en el lugar previsto, junto a la puerta de entrada del Aula Magna, ya a título póstumo. En ella se puede leer, entre otras cosas, lo siguiente: “Adelantándose a los feminismos decoloniales, cuestionó las representaciones victimizadoras de las mujeres en situación de subalternidad y las exclusiones de los feminismos hegemónicos. Como feminista antipunitivista defendió los derechos laborales de las trabajadoras sexuales, fundando la asociación LICIT, desde la que se promovió la investigación colaborativa y la legalización de las mujeres indocumentadas”.

Veíamos, pues, cómo tu sombra pública se alargaba sin cesar, pero además tu sororidad se ponía también de manifiesto en la distancia corta. Para muestra un botón. Durante la preparación del documental Cárceles bolleras, resistencias de las mujeres en prisión, realizado por Cecilia Montagut y en cuya producción tuve algo que ver, supimos de tu relación con Katia, una joven brasileña emigrada a España que había estado presa en la cárcel de Martutene, en San Sebastián [12]. Mientras cumplía condena le pidió a la maestra si le podía conseguir alguna literatura sobre la prisión o que hablara de la exclusión de las mujeres. La maestra le trajo de la biblioteca tu libro Excluidas y marginales [13]. Al leerlo por primera vez -porque ella aclaró que se había convertido en su libro de cabecera- vio la dedicatoria que lo encabeza: “A aquellas personas que se sienten libres para pensar. A quienes rechazan los dogmatismos. A quienes creen que no hay nada más semejante a un error que una certeza”.

Katia cuenta en el documental que cuando la leyó rompió a llorar. Sintió que gracias a esa lectura había llegado a comprender la exclusión y marginación de las mujeres en todos los ámbitos, y que eso la ayudó a entender el significado de su experiencia como mujer, además de inmigrante, pobre y presa en la cárcel.

Como también te entrevistamos para Cárceles bolleras, te preguntamos por Katia y nos comentaste que Katy, como la llamabas, es una chica brasileña encantadora que decía que tú habías escrito el libro para ella porque al leerlo sintió que allí contabas las experiencias por las que ella había pasado y ello dotaba de sentido a todo aquello que antes no acababa de comprender. También expresaste que Katia es muy afectuosa y que entablaron una muy buena relación, que se siguieron viendo, y que te habías seguido preocupando por los distintos altibajos de su historia.

Resulta que Katia tiene la edad de algunos de tus nietos y entre ustedes determinaron una suerte de parentesco adoptivo al respecto por el que Katia se convertía “en tu nieta por opción”. Y en ese diálogo en paralelo establecido en el documental entre Katia y tú, ella por su parte expresaba que a ti “te debía muchas, muchas cosas…”. En el momento de tu despedida le envié un mensaje de condolencia, recibiendo la siguiente respuesta: “Obrigada Raquel. Estoy destrozada, es una gran pérdida. Mi adorada abuela deja un hueco en mi alma”.

Paula Sánchez, una joven filósofa, profesora y feminista que no has llegado a conocer pero que se inspiró en tus escritos para su tesis doctoral y luego libro Crítica de la razón puta [14], amplificó este mensaje. El 26 de noviembre durante un acto en el que estaba participando se conoció la noticia de tu fallecimiento. Paula comentó entonces que “todas queríamos que hubieses sido nuestra madre o nuestra abuela”. No siendo esto posible literalmente, aunque se aproximó mucho en el caso de Katia, se consoló con que “al menos fuiste nuestra maestra”. Y allí llenas de estupor y emoción las asistentes al acto te dedicaron el aplauso con el que cerraron su encuentro.

Por mi parte quiero acabar esta despedida con las palabras de las integrantes del colectivo Putas Libertarias del Raval, que condensan en unas pocas frases lo que tantas sentimos y pensamos: “Nos ha dejado la antropóloga más respetada, Dolores Juliano. Hemos tenido el privilegio de compartir momentos, sabiduría, luz, alegría de vida. Siempre estará en nuestra memoria y corazón. Serás nuestra estrella, que nos seguirá guiando…Querida, que la tierra te sea leve. D.E.P.”.

Nota de la autora, Raquel Osborne: quería expresar mi agradecimiento a Verena Stolcke, Fernando Díaz Juliano, Silvia Bofill-Poch, Silvia García Álvarez, Dolors Comas y Anna Clua por las informaciones que me han proporcionado para poder escribir esta semblanza de Dolores Juliano. Y a Pikara Magazine por habérmelo propuesto.

[1] Dolores Juliano, La prostitución: el espejo oscuro, Barcelona, Icaria e Institut Català d´Antropologia, 2002.

[2] Raquel Osborne, ed., Trabajador@s del sexo: derechos, tráfico y migraciones en el siglo XXI. Barcelona: Bellaterra, 2004.

[3] Dolores Juliano, Marita y las mujeres de la calle, Barcelona, Bellaterra, 2004.

[4] Begoña Zabala González, “ Dolores Juliano Corregido, agur eta ohore!” Viento Sur, 27/nov/2022.

[5] Begoña Zabala, op.cit.

[6] Línea de Investigación y Cooperación con Inmigrantes Trabajadoras del Sexo, 2000-2008

[7] Como se autodenominaba entonces Lucas Platero.

[8] Dolores Juliano y Raquel Osborne, “Prólogo”, pp.7-16, en Raquel Platero (coord.) Lesbianas: discursos y representaciones, Barcelona, Editorial Melusina, 2008.

[9] Dolores Juliano, “Delito y pecado. La trasgresión en femenino”, Política y Sociedad, 2009, Monográfico: Sexualidades y derechos en el siglo XXI, (coord. Raquel Osborne), Vol 46, nº1 y 2, pp.79-95.

[10] Dolores Juliano, “Tiempo de cuaresma. Modelos de sexualidad femenina bajo el franquismo”, pp. 35-48 y “Las monjas en las cárceles de la postguerra”, pp.253-274, en Raquel Osborne, ed. Mujeres bajo sospecha (Memoria y sexualidad, 1930-1980). Madrid: Ed. Fundamentos, 2012.

[11] Chat Trabajo sexual, 26 y 27 de noviembre de 2022.

[12] Documental Cárceles bolleras: resistencias de las mujeres en prisión. Dirección, Cecilia Montagut. Co-producción, Raquel Osborne.

[13] Dolores Juliano, Excluidas y marginales, una aproximación antropológica, Madrid, editorial Cátedra, Colección Feminismos, 2004.

[14] Sánchez Perera, Paula (2022), Crítica de la razón puta. Cartografías del estigma de la prostitución, Editorial La Oveja Roja, Madrid.

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