Index


Enlaces relacionados:

Consenso en la Administración Bush para el cambio de régimen en Iraq

¡Paremos la guerra! Página especial de CSCAweb

Paremos la guerra


EEUU inicia en Filipinas la segunda fase de su expansión militar

Nota informativa CSCAweb, 7 de febrero de 2002 (www.nodo50.org/csca)

La nueva operación bélica en Filipinas ha dejado al descubierto el 'modus operandi' de la Administración norteamericana en esta segunda fase de la guerra: atacar objetivos no prioritarios pero estratégicamente importantes, eliminar la publicidad mediática hasta los mínimos imprescindibles, y sobre todo ejecutar todas las operaciones militares contra grupos de resistencia locales mediante operaciones reducidas, de escaso coste económico y con la complicidad de los regímenes locales

El pasado 1 de febrero, un contingente especial compuesto por 660 soldados norteamericanos inició las operaciones militares norteamericanas en Filipinas, en lo que ya se ha convertido en la segunda fase de la "guerra contra el terrorismo". El primer contingente, formado por especialistas en lucha antiterrorista desplazados a Filipinas en calidad de "observadores" y "consejeros", realizará tareas de entrenamiento especial de los cuerpos de lucha anti-terrorista del ejército filipino. Objetivo: los "rebeldes" de Abu Sayyaf, un grupo activo en la zona sur del archipiélago filipino que, según la Administración Bus, está directamente vinculado a la red de Osama Ben Laden, Al-Qaeda.

La previsible extensión de la "guerra contra el terrorismo" no contaba aún con un objetivo claro. Durante los meses de diciembre y enero, la Administración Bus ha barajado diversas posibilidad, con Iraq, Somalia, Yemen, Filipinas, e incluso Indonesia y Malasia como posibles blancos de un nuevo despliegue militar. La búsqueda de una consenso en el interior de la propia Administración Bush (entre el sector liderado por el Secretario de Estado Colin Powell y el sector "duro" liderado por el Secretario Donald Rumsfeld y Paul Wolfowitz) [1], así como entreuna creciente presión por parte de China y Rusia (que recientemente han vuelto a avisar a EEUU sobre el peligro que supondría para la estabilidad regional un nuevo ataque masivo contra Iraq), han hecho que la Administración norteamericana se decanta finalmente por un objetivo secundario en su lista de prioridades antes de considerar un nuevo ataque contra Iraq.

China, que no ha cuestionado oficialmente la campaña militar norteamericana en Afganistán, ha criticado sin embargo los intentos de EEUU de extender las operaciones militares a terceros países. En una nota hecha pública por la Agencia China de Noticias antes de la visita del presidente norteamericano a Pekín, se advertía de que "no son pocos quienes sospechan que tras designar a Irán, Iraq y Corea del Norte como países que forman el "eje del mal", EEUU pretende preparar a la opinión pública para un posible ataque contra esos países bajo la bandera del antiterrorismo" [2]. Por su parte, el Ministro de Defensa ruso, Serguei Ivanov, declaró el mismo día desde Berlín que su gobierno no aprobaba un ataque unilateral de EEUU contra Iraq, y que cualquier ataque futuro debería contar con el beneplácito de NNUU. Indirectamente, el debate ha sido igualmente aprovechado por la OTAN, que a través de su secretario general ha expresado recientemente la necesidad de que los miembros europeos de la coalición dediquen un presupuesto mayor para gastos militares con el fin de evitar que EEUU adopte una política cada vez más "unilateral".

El ataque contra Filipinas y el sureste asiático

La segunda fase de la "guerra contra el terrorismo" tendrá previsiblemente como escenarios futuros Filipinas y otros países del entorno, entre los cuales se encuentren Indonesia y Malasia con toda probabilidad. La opinión pública norteamericana ha recibido durante las últimas semanas una cobertura mediática concienzuda y significativamente hostil de los anteriormente mencionados países por parte de los dos gigantes de la prensa escrita, The New York Times y The Washington Post. En el caso filipino, la retórica gubernamental norteamericana habla de la lucha contra los "terroristas" de Abu Sayyaf (supuestamente vinculados con la red de Ben Laden) y las "guerrillas comunistas" del Nuevo Ejército Popular.

La nueva operación bélica en Filipinas ha dejado al descubierto el modus operandi de la Administración norteamericana en esta segunda fase de la guerra: atacar objetivos no prioritarios pero estratégicamente importantes, eliminar la publicidad mediática hasta los mínimos imprescindibles, y sobre todo ejecutar todas las operaciones militares contra grupos de resistencia locales con base en el sureste asiático mediante operaciones reducidas, de escaso coste económico y con la complicidad de los regímenes locales. Todo ello, a la espera de que cuando termine la actual extensión del programa de NNUU "petróleo por alimentos" en Iraq, los dos bandos en disputa dentro de la Administración hayan puesto en claro sus objetivos y diseñado una estrategia para atacar Iraq [2].

Malasia ha sido ya señalada por altos cargos de la Administración como uno de los países clave responsables del 11 de septiembre, al igual que Indonesia. La política norteamericana para ambos países no parece estar sin embargo tan clara como en el caso de los países mencionados por Bush hace una semana (Iraq, Irán, y Corea del Norte), particularmente teniendo en cuenta que Indonesia, con más de 200 millones de habitantes, en su inmensa mayoría musulmanes, sería un hueso duro de roer caso de que la Administración Bush deseara contar en el futuro con el apoyo de su frágil coalición de países musulmanes para futuros ataques contra Iraq.

La 'Doctrina Bush'

En su discurso ante el Congreso norteamericano con motivo del debate sobre el Estado de la nación [3], George Bush hizo sentó las bases de lo que será una intensa campaña de presión diplomática y planificación militar para atacar a Iraq y terceros países sospechosos de producir armas biológicas, a pesar de que la estrategia aún no está ni mucho menos definida, particularmente en el caso de Corea del Norte e Irán, país este último con el que EEUU había iniciado una tibia apertura diplomática tras la segunda victoria electoral de Jatami.

"EEUU no permitirá que los regímenes más peligrosos del planeta nos amenacen con las armas de destrucción masiva que existen"; con esta frase, el presidente norteamericano dejó claro que, después del 11 de septiembre, cualquier excusa es válida para consolidar la hegemonía militar norteamericana en el planeta de forma unilateral. Las continuas referencias al "peligro iraquí" durante el discurso del presidente evidencian que en esta segunda fase bélica los objetivos inmediatos (Filipinas, Malasia, e Indonesia), no son sino actores secundarios que, tarde o temprano, tendrán que dejar paso al acto final de la actual "guerra contra el terrorismo", con Iraq como protagonista absoluto.

Notas:

1. Véase al respecto: Consenso en la Administración Bush para el cambio de régimen en Iraq, Nota informativa CSCAweb, 23 de enero, 2002.
2. The New York Times, 3 de febrero, 2002.
3. El texto completo del discurso de Bush se encuentra en The New York Times, 30 de enero, 2002.